viernes, 10 de diciembre de 2010

PREC V Historia Política y Social Contemporánea de España Parte II

La asignatura Historia Política y Social Contemporánea de España se propone en el Grado de Sociología del curso 2010/11 de la UNED. El quinto PREC hay que entregarlo antes del 20 de diciembre, y consta de 6 preguntas pertenecientes al Capítulo 5 "Y una república democrática que sucumbe en una Guerra Civil (1931-1939)" del libro Historia de España de Julio Valdeón, Pérez y Juliá de Espasa Calpe, bibliografía básica de la asignatura. Recuerdo, como en todos los ejercicios que cuelgo en este blog, que agradecería comentarios y/o sugerencias. Este ejercicio no ha tenido correcciones de tutor y/o equipo docente.


2. ¿Cómo califica el historiador Santos Juliá el advenimiento de la República? Transcriba el párrafo en el que se enuncia esa calificación y explíquela.

Santos Juliá expone que la Segunda República no fue obra de unos comités ni de una militarada, sino de la voluntad popular manifestada en unas elecciones. Un triunfo de las candidaturas republicanas-socialistas, provocando la caída de la monarquía, creada y mantenida por el liberalismo español del siglo XIX, preparando el terreno a su enemigo histórico: el republicanismo. La República española se instauró a las pocas horas de conocerse los resultados de las votaciones. Pero en medio de la fiesta popular, Juliá subraya que como todas las revoluciones, tienen más de un significado de ocupar una vacante que de un significado revolucionario real. Presidido por un gobierno provisional formado por una mezcla de neófitos del antiguo régimen y por una nueva generación de nuevos socialistas y republicanos, fueron recibidos por el poder de manera imprevista y convencidos que las costumbres políticas podían cambiar drásticamente.

Cuando aquellos republicanos y socialistas que se autotitulaban gobierno provisional de la República traspasaron las puertas del ministerio de la Gobernación y comprobaron sorprendidos que los guardias civiles se cuadraban en lugar de llevarlos prisioneros, no se lo podían creer. De manera que ya estaba hecho, que la República tantas veces soñada como ideal utópico ya había llegado. Una incredulidad que se expresó en una desbordante alegría: la proclamación de la República fue en verdad una fiesta. El carácter repentino del acontecimiento, su pacífica instauración, su advenimiento, se acompañó de cantos y manifestaciones, de gentes en la calle que no daban crédito a lo que estaban viviendo y se lo repetían festivamente por ver si con su jolgorio aquella República, enseguida bautizada como “niña bonita”, crecía saludable. Y es que, por mucho que hubieran hablado de revolución durante todo el año anterior, el poder había salido al encuentro de aquel gobierno provisional de forma más bien inesperada: como siempre, la revolución tenía más de ocupación de un vacío que de conquista o toma de un poder.
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