domingo, 18 de septiembre de 2016

Medicina popular: La práctica de curanderismo y sanación desde un enfoque antropológico


Son numerosos los oficios y prácticas tradicionales que pueblan el territorio canario (singular por su fragmentación y situación). Su dispersión geográfica atiende a numerosos factores naturales, históricos y culturales, conformando un tejido rico y con identidad social, fruto de la dependencia que presenta una parte de la población a los oficios.
A pesar de las nuevas realidades de un mundo globalizado, de los avances médicos, de las transformaciones socioculturales, en la sociedad canaria la medicina popular (llamada “otra medicina”) sigue ocupando un lugar destacable para una parte de la población, unas prácticas que se encuentran perfectamente integradas en la vida del pueblo, y “constituye un hecho real e innegable en nuestro archipiélago” (Casariego,1998:9). Es de uso generalizado en la población canaria (y no sólo en el ámbito rural) “decir que se te ha abierto una mano cuando sientes un dolor debido a forzarla, o que te ha dado un airón, cuando repentinamente empezamos a sufrir síntomas de resfriado, debido a no haberse secado bien el sudor o haberse mojado por la lluvia” (Nolasco, 2014:10).
Existe una notable variedad temática que puede considerarse como una muestra altamente significativa de la riqueza cultural en este terreno del patrimonio. Así, los registros hacen referencia a aspectos tan diversos como rezos y oraciones, rituales o elaboración de remedios a través de plantas. En general, el curanderismo de las islas no presenta ningún tipo de relación con la magia ni la brujería, sino en nombre de la fe.
La gran abundancia de elementos médico-populares en las islas es fruto de influencias muy diversas, “que arriban a las islas en diferentes fechas y que se integran, mezclan y desarrollan en el archipiélago durante varios siglos” (Bienes, 2016:66). El curanderismo ha tenido en Canarias un considerable arraigo.
Los santiguadores y curanderos/as han dado nombres diferentes al nomenclátor de la medicina, probablemente en la búsqueda de una mejor adecuación a los conocimientos de estas afecciones, los cuales eran en su mayoría deficitarios, por encontrarse en entornos rurales tan alejados del conocimiento académido (Nolasco, 2014:10). Se va al curandero cuando alguien se encuentra afectado de las llamadas “enfermedades de tipo cultural” (Casariego, 1998:39): corriente de aire, empacho, mal de ojo, “maljecho”, susto, insolación, carne abierta o “buche virado” figuran entre algunas de las afecciones más conocidas en la jerga de quienes aún hoy en día recurren a la sabiduría y buen hacer de los curanderos y sanadores. Hay que tener en cuenta que “la sanación como remedio real a ciertas dolencias o enfermedades sigue existiendo en muchos lugares de Canarias porque el contexto socio-cultural lo permite” (Bienes, 2016:67).
Podemos enmarcar al curanderismo insular con sus rezados y santiguados[1] (una de las prácticas más interesantes y originales en Canarias) o mejunjes y brevajes, hasta con sus figurillas de cera o de arcilla, representando miembros del cuerpo o visceras, personas o animales (Jimenez, 1955:7) para sanar o como medidas protectoras. Para algunos curanderos la capacidad terapéutica es ilimitada, mientras que para otros es específica de ciertas patologías”.
Dentro de la práctica de la sanación, Bienes y Kohl (2016) sostienen que se debe distinguir los diferentes aspectos que los conforman, que van desde:
·      la parte física (las dolencias son, al fin y al cabo, reales y científicamente demostrables en su gran mayoría),
·      a otras partes que pueden ser tanto mágico-simbólicas como mágico-empíricas.
Podemos diferenciar los rezos per se, la combinación entre rezos y contacto físico o los remedios naturales que incluyen las sanaciones en sí, y los materiales que pueden ser utilizados durante el proceso con diferentes técnicas y objetos, resguardos o ungüentos, mejunjes o preparados. Aunque hay un elemento fundamental para el enfermo y el sanador que es la fe, la creencia en la práctica en sí misma. La fe que deposita el enfermo en el curandero es indispensable, y es que la creencia religiosa y la fe son las variables necesarias en esta práctica (Casariego, 1998:31). El curandero Vicente González de La Guancha sostiene que “mucha gente me ha preguntado a qué se atribuye esa fuerza sanadora que Dios me ha dado. Cuando era joven me habían pedido que aprendiera a curar porque, habían apreciado cualidades sanadoras, pero yo me opuse, porque me faltaba fe” (Barreto, 2010).
9. BIBLIOGRAFÍA
BARBUZANO, D. (1982) Practicas y creencias de una santiguadora Canaria. Centro de la Cultura Popular Canaria. La Laguna. Tenerife.
BIENES BRITO, N. y KOHL, M. (2016) “Santiguando en Canarias”. Batey: Revista Cubana de Antropología Sociocultural. Vol. VIII. N. 8. Año 2016.
CONCEPCIÓN, J. L. (1996) Costumbres y santiguados canarios. Las Palmas de Gran Canaria, Graficolor.
CASARIEGO RAMÍREZ, C. P. Y RODRÍGUEZ MARTÍN, C.C. (1998) Visión sinóptica de la actual medicina popular canaria. Instituto Canario de Paleopatología y Bioantropología. Cabildo de Tenerife.
GONZÁLEZ GOPAR, J. R. (2007) Remedios tradicionales canarios: uso popular de las plantas medicinales en las Islas Canarias. Las Palmas de Gran Canaria.
Guillén Pino, F. Suárez Hernández, D., et alia (2002) “Medicina popular canaria”. En Revista de Sanidad de las Fuerzas Armadas de España. Volumen 58, nº 3, año 2002. Pp. 31-36.
GOBIERNO DE CANARIAS (2015) Atlas Patrimonio Cultural Inmaterial de Canarias.
JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (1955) Mitos y Leyendas: Prácticas brujerias, maleficios, santiguados y curanderismo popular en Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, Faycan.
Mateo López, Mª C. (1997) “Creencias y Rituales: La Medicina Popular Canaria en Cuba”. En J. Alberto Galván Tudela (Ed) Canarios en Cuba. Una mirada desde la Antropología. Santa Cruz de Tenerife: ACT/Museo Etnográfico, Cabildo Insular de Tenerife, pp. 89-94.
NOLASCO FERRER, A. (2014) Breve análisis de la brujería y de las características e las prácticas mágicas en Canarias.
Torres Jiménez, I.B., y Quintana Cárdenes, I. J. (2009) A propósito de una medicina popular trasatlántica entre Canarias y Cuba. Una Mirada desde la etnobotánica. Biblioteca Universitaria. ULPGC.
VELASCO, H.M. (2012) “Las amenazas y riesgos del patrimonio mundial y del patrimonio cultural inmaterial” En: Anales del Museo Nacional de Antropología. XIV/2012. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.
VELASCO, H.M. (2009) “El Patrimonio cultural como sistema de representación y como sistema de valor” En: C. Fernández Liesa, Jesús Prieto de Pedro (Eds.). La protección jurídico internacional del Patrimonio Cultural. Especial referencia a España. Madrid: Colex, pp. 35-70).
UNESCO. (2003) Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, Gobierno de España (2011) Plan Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

[1] El santiaguado es un conjuro y una invocación en el que se emplean palabras y símbolos de santos. Se recitan y se ponen en boca de las personas crédulas, verdades y oraciones santas, como preámbulo a la práctica auténticamente supersticiosa (Jimenez,  1955:20). Cabe destacar que muchas veces en Canarias, “se denomina santiguador al que cura el “mal de ojo” y curandero al que emplea sólo medios materiales (como plantas) con o sin rezos” (Mateo, 1997). Autores como Barbuzano (1982:25) señala que el santiaguador no receta medicamentos, ni hierbas ni pócimas, solo proporciona el rezado.

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