domingo, 11 de septiembre de 2016

Néstor García Canclini, Francisco Cruces y Maritza Urteaga Castro Pozo. Jóvenes, cultura urbanas y redes digitales.


Desde un sólido compromiso etnográfico este estudio consistió en investigar a partir de la figura de los trendesetter (gente que trabaja por proyecto y que pueden ser más o menos jóvenes), emprendedores independientes o prosumidores (jóvenes que han difuminado las fronteras entre producción y consumo), como actores sustantivos sus narrativas personales en la actual sociedad de la información y conocimiento. Ahora la creatividad cultural se halla en la gestación, como en la comunicación y la recepción, que se solapan sin un orden dado. Los comportamientos de estas nuevas generaciones no son como los de sus predecesores, se modifican desde una experiencia imbricada con otras formas de organización socioeconómica y tecnológica y redes muy flexibles, aprendidas y modificadas a conveniencia, recurriendo a discursos diversos.
La principal motivación de este estudio es la del inconveniente que supone para los autores que ciertas explicaciones den cuenta, con viejas herramientas metodológicas, de procesos que son muy nuevos. Pues las actuales generaciones de jóvenes se posicionan ante nuevos soportes culturales y se comunican con diferentes medios. Por ello se reubica en procesos que son mucho más complejos, muy variables e inestables, y requieren de otra perspectiva de estudio para poder aproximarnos con más acierto al entendimiento de estas realidades. La investigación llevada acabo no dio por sentada algunas narrativas que han formulado desde final del siglo pasado una corriente mayoritaria de economistas y políticas de la cultura, defensores de la economía creativa y las ciudades creativas. Se habla de tendencias más que de tribus, este enfoque es más uno multidimensional, por tanto recoge de modo más preciso las afinidades como las diferencias de estas tendencias en los jóvenes.
Este estudio es una muestra del compromiso antropológico, de una aproximación más sutil al objeto de estudio. Se trata de acercarnos a la realidad, a las experiencias, desde una metodología más interdisciplinar, como un proceso comunicativo, como un mecanismo por el cual poder extraer una información más precisa. Estas narrativas personales podemos considerarlas como termómetros que permiten exhibir una parte de las las trayectorias vitales de sus protagonistas. Para conocer todo lo relacionado con las trayectorias laborales, los obstáculos y qué variables han sido las facilitadoras en su comportamiento emprendedor, habrá que atender a unas prácticas combinadas, híbridas, que requieren seguimientos etnográficos abiertos y flexibles. Nos introduce por tanto, en un espacio de relaciones sociales y de discursos culturales para acercarnos más acertadamente a sus preocupaciones, a su realidad.
Leyendo este texto de García Canclini he recordado  al sociólogo y economista Ignasi Brunet Icart, que argumenta que dentro de la conducta emprendedora hay que diferenciar “dimensiones corazón” y “dimensiones periféricas” (Brunet, 2009:87). Las dimensiones corazón serían identificar oportunidades, asumir riesgos y crear una nueva empresa. Por su parte, las dimensiones periféricas consistirían en obtener recursos y utilizarlos eficientemente, realizando innovaciones. De esta forma, las dimensiones corazón proporcionan una definición vertebrada que especifica las condiciones mínimas para hablar de conducta emprendedora. Mientras que las dimensiones periféricas describen esa misma conducta, eficaz y eficiente que permite lograr el éxito en la creación y gestión de una nueva empresa. Ambas dimensiones pivotan y giran en torno a los mecanismos de mercado autorregulados hasta el punto de ser absolutamente dependientes de éstos.
Esta investigación recoge el discurso de la novedad que solapa lo que hasta hace unos años era el paradigma societal, y con afirma el autor, la crisis del mercado laboral ha impulsado nuevas conductas en la población jóven que ha jalonado el autoempleo como mecanismo de integración social. El autoempleo ya bien poco puede tener relación con oportunidad o con el espíritu vocacional, aquellos que tratan de explotar una nicho de mercado. Ahora estos chicos representan a personas preparadas en situación de desempleo o precariedad laboral que se ven obligados a crearse su propio puesto de trabajo.
En una sociedad en la que el acceso a la independencia económica y el reconocimiento social se vehicula a través del trabajo remunerado, el colectivo de inmigrantes se enfrentan a una serie de barreras asociadas a su situación. Cuando se habla de la emprendeduría como fórmula de integración social de colectivos en riesgo, hay que referirse generalmente a un modelo de autoempleado por necesidad, que encuentra en el autoempleo la única vía para el acceso al mercado de trabajo que no ha podido obtener por cuenta ajena, y posiblemente por las mismas causas que determinan su condición de “excluido”, cubriendo así un fundamento capital para su integración laboral. Evidentemente en estas condiciones el componente “vocacional” de las iniciativas laborales por cuenta propia es prácticamente residual.
Bibliografía
Brunet, I. (2009) Género y creación de empresas. Efectos de la división sexual del trabajo sobre la creación de empleo por cuenta propia. Universitat Rovira i Virgili. FAC. Ciencias Económicas y Empresariales Gestión de Empresas. Tarragona.
García Canclini, N. (2012) Introducción. De la cultura postindustrial a las estrategias de los jóvenes, en: Jóvenes, culturas urbanas y redes digitales. Prácticas emergentes en las artes, las editoriales y la música. García Canclini, N., Cruces F. y Urteaga M., coords. Ariel / Fundación Telefónica. Pp. 3-25. Madrid.

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