domingo, 21 de mayo de 2017

La voz, la autoridad y la autoría. El dilema documental Parte I


La voz, la autoridad y la autoría suponen un problema en la relación entre el antropólogo y los realizadores de documentales. Cuestiones como quién representa, para qué y a través de qué lenguaje son un enigma de la era postmoderna. En un documental, hay implicaciones sociales, políticas y económicas, y el argumento que se construye en él obliga a compartir o renunciar ciertas dosis de poder. La combinación antropólogo – realizador nos ofrece el mundo desde una perspectiva de personas que, tradicionalmente, llevan una vida diferente en cuanto a los medios de formación de imágenes en el mundo. Estas películas desafían las suposiciones sobre la naturaleza de los documentales y películas etnográficas, ofreciéndonos información sobre el papel de la cultura en el lenguaje.

En la producción documental se entiende que la visión del realizador será la primordial, como manifestación de su género, clase o cultura, inclusive cuando el fin último de la película es mostrar otras vidas. No obstante, existen ejemplos que tratan de superponer la visión de las personas retratadas en el film (Nanook del Norte). Algunos realizadores han aspirado a replicar la vista del sujeto sobre el mundo pues entienden que el documental debe dar voz a quien no la tiene; es el sujeto el que describe las realidades políticas, sociales y económicas de las minorías oprimidas. Así, el documental no sólo es arte, también es un servicio social y un acto político. Para la realización de un documental se necesitan profesionales que dominen el formato periodístico para la entrevista, con habilidades técnicas y estéticas. Pero en la realización documental ha comenzado a aparecer cierto grado de invasión. Los sujetos filmados hacen valer su derecho a controlar su propia imagen, y esto comienza a hacerse valer en el cine documental independiente, pero de una forma no exenta de polémica, generalmente a través de una desventaja social, sin derechos políticos y económicamente oprimidos. Ha aparecido cierta tradición de la víctima en el cine documental en la que la parte marginal expone su problemática pero sin evidencia de que las condiciones socioeconómicas en las que ha acontecido esa marginalidad hayan variado. Concluye Ruby que el cine documental que pretende realizar cambios socio políticos no produce per se el cambio deseado. 

La muerte de objetividad

En los últimos años se ha producido un cambio entre el filmador y el filmado. El sistema tradicional, atacado por una crisis de representación, se ha erosionado debido a factores intelectuales, artísticos, políticos y éticos. Los documentales recogían hechos no controvertidos. El fin de la era colonial y el reconocimiento del saber científico suponen una revolución en la filosofía de la ciencia, que se hace sentir directamente en el mundo del documental a través de las ciencias sociales. Aparece el relativismo cultural, la idea de que la sociedad está en construcción o el marxismo académico en cuanto al reconocimiento de la base del conocimiento ideológico. Se ha producido una nueva evaluación de las implicaciones morales e intelectuales sobre la autoría documental. 

Bibliografía

Ruby, J. (1991) Speaking for, Speaking about, Speaking with, or Speaking Alongside. An Anthropological and Documentary Dilemma. Visual Anthropology Review Fall 1991. Volume 7. Number 2.


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