domingo, 31 de marzo de 2013

Resúmenes Cambio Social I Parte 7


En la asignatura de Cambio Social I del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria Sociología del cambio social de Piotr Sztompka. Derechos reservados, sus autores.

Capítulo 1 Conceptos fundamentales en el estudio del cambio social. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 2 Vicisitudes de la idea de progreso. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 3 La dimensión temporal de la sociedad: El tiempo social. Víctor Riesgo // Capítulo 4 Modalidades de tradición histórica. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 5 La modernidad y más allá. Víctor Riesgo // Capítulo 6 La globalización de la sociedad humana. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 7 El evolucionismo clásico – Julia Ortega Trovar  // Capítulo 8 El neoevolucionismo - Julia Ortega Trovar // Capítulo 9 Teorías viejas y nuevas de la modernización – Andrea Fuente Fernández // Capítulo 10 Las teorías de los ciclos históricosBlas García Ruiz // Capítulo 11 El materialismo histórico - Blas García Ruiz  //Capítulo 12 Contra el desarrollismo, la crítica moderna Julio Monteagudo Diz // Capítulo 13 La historia como producto humanoGalaaz Vaamonde (9 octubre) // Capítulo 14 La nueva Sociología histórica - Galaaz Vaamonde // Capítulo 15 El devenir socialJesús Sánchez Azañedo // Capítulo 16 Las ideas como fuerzas históricas - Carlos Catalán Serrano // Capítulo 17 El surgimiento de lo normativo – María Purificación Moreno Moreno // Capítulo 18 Los grandes individuos como agentes de cambio social - María Purificación M. Moreno  

LA DIMENSIÓN TEMPORAL DE LA SOCIEDAD: EL TIEMPO SOCIAL.

El tiempo como dimensión de la vida social

Todos los fenómenos sociales acontecen en algún momento en el tiempo. Todos los procesos sociales se extienden en el tiempo. La vida social se vive en el tiempo. “Todo modelo de interacción existente está situado en el tiempo” (Giddens 1979: 3,202) El tiempo es la dimensión indispensable de la realidad humana “en cada uno de los aspectos de nuestra vida” (Adam 1990: 9) Estos hechos ontológicos implican consecuencias epistemológicas; son la razón de la “centralidad del tiempo para la materia a examen por las ciencias sociales” (Adam 1990; 9)

El tiempo está ligado de forma aún más íntima al cambio social. La experiencia misma del tiempo y la idea de tiempo derivan de la naturaleza cambiante de la realidad. Es imposible concebir el tiempo sin referencia a algún cambio. Y viceversa, la idea de cambio al margen del tiempo es simplemente inconcebible. Como la ha expresado Pitirim Sorokin: “cualquier estado de devenir, cambio, proceso, mudanza, movimiento, dinámica, en contraposición con el ser, implica tiempo” (1937, vol 1: 156)

Examinemos primero algunas propiedades generales del tiempo como dimensión de todo fenómeno social, a continuación algunas características especiales del tiempo en tanto aspecto de cambio social. Todo fenómeno o suceso está relacionado con otros fenómenos o sucesos. No hay fenómenos o sucesos absolutamente singulares, únicos. Una de las formas que toma tal relación es la secuencial, en la que la precedencia y la sucesión conectan los sucesos en una cadena o en un proceso. Esto sucede a todos los niveles; macro, medio y micro. Si tomamos cualquier hecho singular, siempre está situado en una secuencia mayor, precede o sucede a otros, acontece antes o después de otros. En otras palabras, “todos los actos sociales están encajados temporalmente dentro de actos sociales mayores. Llamamos a esto estar permeados por el tiempo”  (Lewis y Weigart 1990: 82)

Si observamos con más detalle cada fenómeno o suceso social, veremos que no sólo está relacionado externamente con otros fenómenos sino que puede ser descompuesto internamente en componentes, y que estos componentes están interrelacionados. Algunas relaciones internas son de nuevo secuenciales, conectan estadios anteriores y posteriores o fases del fenómeno. Decimos también que todo fenómeno tiene alguna duración, duran algún tiempo.

Siempre que pensamos en un fenómeno como algo momentáneo, fugaz, instantáneo, se trata de algo que depende del entramado temporal relativo que apliquemos. En suma, no hay fenómenos o sucesos atemporales, tanto en el sentido de la localización en el tiempo como en el de la extensión en el tiempo. La secuencia y la duración son dos aspectos fundamentales de la vida social, reflejo de dos aspectos cruciales del tiempo.

Los fenómenos y los sucesos sociales son también irreversibles Una vez que algo ha sucedido no puede ser deshecho. Una vez que se ha acometido una acción no puede des-acometerse; una vez que se ha concebido una idea no puede despensarse....
Esto es válido en todos los niveles de la vida social. En el macronivel, en el nivel medio o en el nivel de la vida cotidiana. Todo esto está inscrito en la idea metafórica del flujo del tiempo , aquello que acontece a continuación tendrá una localización diferente en el flujo. En palabras de un autor moderno: “la acción y su repetición no puede ser siempre la misma. Todo aquello envuelto en ella es irrevocablemente cambiado en el intervalo” (Adam 1990: 168)

La irreversibilidad del flujo del tiempo implica la distinción entre pasado, presente y futuro. La distinción que hoy nos resulta tan obvia, no es históricamente universal; tan sólo apareció en un punto determinado del desarrollo de las sociedades humanas, está íntimamente relacionada a la invención de la escritura. El futuro fue lanzado hacia delante, pudo ser proyectado y planeado, y no meramente imaginado. La afirmación fuerte de esta distinción no aparece hasta el pensamiento judeocristiano, y desde esta fuente se ha extendido a la entera civilización humana.

La distinción entre pasado, presente y futuro no es tan tajante como parece. De forma estricta no hay presente, porque los procesos sociales están en movimiento. Aunque tomemos la escala más pequeña, siempre está el movimiento, el flujo, en lugar de un estado cristalizado. El cliché de que en el presente están el pasado y el futuro no está falto de razón. A efectos prácticos, no obstante, la distinción es por supuesto válida, siempre que recordemos que lo que tomamos como presente es algo convencional, extraído del flujo continuo por medio de límites arbitrarios. En la ciencia social el criterio de demarcación tiene que ver con la posibilidad de percepción humana y de influencia causal con los hechos. Tal como lo ha expresado Barbara Adam, “ Conocemos los hechos por testimonios, percibimos los presentes directamente, y conocemos los futuros sólo en nuestra imaginación. Los hechos pasados están determinados, los presentes están siendo determinados y los futuros aún no han sido determinados... El pasado ya no puede ser influido, el presente está sujeto a influencia y el futuro sólo es potencialmente influible” (1990: 22)   

El tiempo en tanto aspecto del cambio social

Para el estudio del cambio social, el tiempo no es sólo una dimensión universal, sino el núcleo, el factor constitutivo. En la vida social el cambio es ubicuo; en sentido estricto no hay dos estados temporalmente distintos de una entidad social que sean idénticos. A efectos prácticos, las necesidades de la vida cotidiana sugieren ciertas magnitudes de diferencias que pueden ser ignoradas. Sin embargo, lo que es tratado como estable se refiere sobre todo a niveles de cambio que van mucho más despacio que la estructura de referencia del observador.

En realidad cambio y tiempo siempre están ahí, la idea de estabilidad es tan sólo una convención útil. Incluso cuando usamos esta convención, no podemos escapar al tiempo, porque al hablar de estabilidad, estamos pensando en una falta relativa de diferencias. “Hablar de estabilidad social no implica abstraerse del tiempo puesto que la estabilidad significa continuidad en el tiempo” (Giddens 1979: 199) Incluso, hablar de estabilidad tiene sentido sólo por referencia a algo más que está cambiando, a otras sociedades, al medio ambiente, a la pertenencia a grupos, etc.

El tiempo, en relación con los cambios sociales, puede aparecer de dos formas.

Primero. Puede servir como estructura externa para la medida de sucesos y procesos, ordenando el flujo caótico para beneficio de la orientación humana y de la coordinación de las acciones humanas. Esto es el tiempo cuantitativo, presupuesto por determinado artefactos como relojes y calendarios que nos permiten identificar el lapso comparativo, la velocidad, los intervalos, la duración de diversos acontecimientos sociales. Del mismo modo nos permiten la conexión o la separación de forma ordenada de innumerables acciones realizadas por individuos y grupos en la sociedad.
Cuanto más compleja es la sociedad, mayor es la importancia del ordenamiento y la coordinación temporal En la sociedad moderna ninguna organización podría funcionar sin contar el tiempo.  Cuando se inventan y desarrollan aparatos para medir el tiempo, todos los cambios sociales pueden ser cronometrados, localizados dentro de una estructura externa. A esto nos referimos con “acontecimientos en el tiempo”

Hay otra forma en la que el tiempo se mezcla con el cambio social. Como una propiedad interna, inmanente, ontológica, de los sucesos y de los procesos sociales. Al considerar cualquier proceso social vemos que manifiesta varias cualidades temporales:

1 Son, de forma característica, más largos o más cortos.
2 Van más deprisa o más despacio.
3 Están marcados por intervalos rítmicos o fortuitos.
4 Son divididos en unidades de diferente cualidad sustantiva por medio de las circunstancias naturales o sociales.

En todos estos casos encontramos “tiempo en los acontecimientos” en lugar de simplemente “acontecimientos en el tiempo”. Esto es lo que en sociología se denomina usualmente “tiempo social”  

sábado, 30 de marzo de 2013

Resúmenes Cambio Social I Parte 4


En la asignatura de Cambio Social I del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria Sociología del cambio social de Piotr Sztompka. Derechos reservados, sus autores.

Capítulo 1 Conceptos fundamentales en el estudio del cambio social. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 2 Vicisitudes de la idea de progreso. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 3 La dimensión temporal de la sociedad: El tiempo social. Víctor Riesgo // Capítulo 4 Modalidades de tradición histórica. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 5 La modernidad y más allá. Víctor Riesgo // Capítulo 6 La globalización de la sociedad humana. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 7 El evolucionismo clásico – Julia Ortega Trovar  // Capítulo 8 El neoevolucionismo - Julia Ortega Trovar // Capítulo 9 Teorías viejas y nuevas de la modernización – Andrea Fuente Fernández // Capítulo 10 Las teorías de los ciclos históricosBlas García Ruiz // Capítulo 11 El materialismo histórico - Blas García Ruiz  //Capítulo 12 Contra el desarrollismo, la crítica moderna Julio Monteagudo Diz // Capítulo 13 La historia como producto humanoGalaaz Vaamonde (9 octubre) // Capítulo 14 La nueva Sociología histórica - Galaaz Vaamonde // Capítulo 15 El devenir socialJesús Sánchez Azañedo // Capítulo 16 Las ideas como fuerzas históricas - Carlos Catalán Serrano // Capítulo 17 El surgimiento de lo normativo – María Purificación Moreno Moreno // Capítulo 18 Los grandes individuos como agentes de cambio social - María Purificación M. Moreno  

Vicisitudes de la idea de progreso

Breve historia intelectual


Las primeras raíces de la idea de progreso pueden encontrarse en la antigüedad griega. Platón, Aristóteles o Protágoras; en los tres autores hay una presuposición fuerte de la perfectibilidad del mundo.

La segunda fuente del concepto se encuentra en la tradición religiosa judía. La historia revela el curso y la dirección impuesta “desde arriba”, y su recorrido es progresivo, según se va aproximando gradual e inexorablemente a su complexión última.

Ambas líneas de pensamiento, la griega y la judía, se unen en la tradición judeocristiana, que impregnará la cultura occidental durante los siglos venideros. La idea de progreso, de acuerdo con una interpretación ampliamente aceptada, representa una versión secularizada de la creencia cristiana en la providencia (San Agustín).

Durante la Edad Media, Bernard de Chartres y Roger Bacon aplicaron el concepto al reino de las ideas, afirmando que el conocimiento humano sufre un incremento y crecimiento acumulativo a través de las épocas, siendo gradualmente enriquecido u perfeccionado. Lo que implica es que el conocimiento avanza de forma constante y gradual. Las utopías sociales definen la dirección en la que se supone que se mueve la humanidad. Permiten la crítica de la contemporaneidad al compararla con la imagen ideal, utópica, y en este sentido proporcionan una medida rudimentaria del progreso.

Un cambio interesante de la idea de progreso se produce cuando llega la era de los descubrimientos geográficos. Se pone de manifiesto que las sociedades, las culturas, las organizaciones políticas y económicas humanas no son un bloque homogéneo. Se hace evidente la tremenda variedad de formas sociales en las distintas partes del mundo. La variedad es debida a los diferentes estadios de desarrollo o de progreso que algunas sociedades han alcanzado. Los más primitivos son vistos como so permanecieran en los primeros estadios; los más civilizados representan estadios posteriores. Se presupone que hay una trayectoria común por la que discurren todas las sociedades. Esta imagen es el resultado del intento de convertir la desigualdad que se percibe en una homogeneidad conceptualizada; la homogeneidad de una progresión singular temporalmente ordenada de todos los pueblos del mundo desde los más simples a los más avanzados.

La época de la Ilustración aportó numerosos matices nuevos a la noción en evolución de progreso. Jacques Bousset introdujo la idea de historia universal, un modelo común omniabarcante, Realizó la primera periodización compleja de la historia universal singularizando doce grandes épocas, que señalaba la mejora constante de la humanidad y en particular el progreso constantes de la religión. Condorcet propuso una periodización alternativa en diez etapas, y sugirió un mecanismo más secular de progreso por medio de mejoras constantes en el conocimiento y en la ciencia. Vico saludó el nacimiento de la “Nueva Ciencia”, la búsqueda de regularidades subyacentes necesarias en la historia humana. Immanuel Kant proporcionó un sugestivo criterio de progreso: el significado y la dirección de la historia están marcados por el crecimiento de la libertad individual emparejado al adelanto de la moralidad, que frena el ejercicio de la libertad cuando amenaza la libertad de otros.

Así llegamos al siglo XIX; la “era del progreso”; el “triunfo de la idea de progreso”. La idea de progreso impregna el sentido común, deviene universalmente aceptada en filosofía, es incorporada por la literatura, el arte y la ciencia. Este espíritu de romántico optimismo es acompañado por la creencia en la razón y en el poder humano. La ciencia y la tecnología parece portar la promesa de una expansión y un avance ilimitados. Tal clima intelectual encuentra reflejo en el campo recién nacido de la sociología. Todos los padres fundadores de nuestra disciplina profesan alguna versión del progreso.

Saint-Simon y Auguste Comte se concentraron en el progreso del espíritu, y entrevieron que los cambios se sucedían a través de tres etapas: teleológica, metafísica y positiva. El último estadio es el de la ciencia: conocimiento empírico, centrado en los hechos, capaz de proporcionar explicaciones, predicciones y directivas prácticas.

La ciencia “positiva” es considerada como el logro que corona el pensamiento humano. Herbert Spencer subsumió el crecimiento y el progreso bajo el principio común de la evolución. Planteó el principio universal de diferenciación estructural y funcional. Karl Marx bosquejó la utopía de la sociedad comunista y afirmó que ésta se conseguiría mediante el empuje emancipatorio de las clases explotadas. El movimiento hacia la sociedad sin clases, la sociedad comunista es precedido de una serie de revoluciones sociales. Max Weber se dio cuenta de la poderosa tendencia hacia la racionalización de la vida social y la organización social y consideró ésta la dirección principal en la que se mueve la sociedad. Émile Durkheim señaló la creciente división del trabajo y la integración de la sociedad concomitante a través de la “solidaridad orgánica”. Con Ferdinand Tönnies aparecen las primeras  dudas acerca de la naturaleza progresiva del cambio, y se plantean las primeras advertencias contra los efectos colaterales del desarrollo. Anticipaba la extensión del desencanto respecto al progreso.

La definición del progreso

La idea de progreso en su formulación original está firmemente situada dentro del modelo de transformación direccional, dentro de alguna versión de desarrollismo. Carece de sentido hablar de sociedades en progreso, avanzado, volviéndose mejores, si son consideradas como básicamente estables, reproduciéndose meramente a sí mismas (enfoque funcional-estructural), o si son vistas como cambiando sólo dentro de círculos cerrados. Es sólo junto a la idea de transformación (cambio de, y no sólo cambio en). Siguiendo a Nisbet, puede definirse el progreso como la “idea de que la humanidad ha avanzado lenta, gradual, continuamente, desde la condición original de privación cultural, ignorancia e inseguridad hacia niveles cada vez más altos de civilización, y de que tal avance continuará, a pesar de algunos retrocesos ocasionales, a través del presente hacia el futuro.

El concepto de progreso puede ser diseccionado en varios componentes fundamentales:

1.    Hay una noción de tiempo irreversible. El progreso es la diferencia positivamente evaluada entre el pasado y el presente.
2.    Ningún estadio se repite, y cada estadio posterior se va acercando relativamente más a un estadio final divisado que a cualquier estadio anterior.
3.    Está la idea de progreso acumulativo que opera de forma gradual, paso a paso, o en forma revolucionaria, a través de “saltos” periódicos cualitativos.
4.    Está la distinción de “estadios necesarios”, típicos a través de los cuales pasa el proceso.
5.    Está el énfasis en las causas “endógenas” (internas, inmanentes) de los procesos, como el despliegue de potencialidades internas alojadas dentro de la sociedad que sufre el cambio.
6.    El proceso es concebido como inevitable, necesario, “natural”: no puede pararse o desviarse.
7.    Está la noción de mejoramiento, la valoración de cada estadio consecutivo del proceso como relativamente mejor que su predecesor, culminando en el estadio final que se espera produzca la satisfacción completa de valores apreciados como la felicidad, la abundancia, la libertad, la justicia, la igualdad, etc.

El progreso siempre es relativo a los valores que se tomen en consideración. No es un concepto puramente descriptivo, distanciado, objetivo sino más bien una categoría evaluativa. Puede ser concebido como progresista o no. Éstas difieren ampliamente entre las personas individuales, los grupos, las clases, las naciones. Lo que constituye el progreso para unos puede no ser considerado progreso por otros. ¿Progreso para quién y en qué respecto? No hay progreso absoluto. No debemos caer en la trampa del relativismo absoluto. Hay varios grados en los que los valores son relativos. En un extremo encontraremos medidas de progreso en las que coincidirán la mayor parte de la gente, lo más parecido a criterios absolutos de progreso; la vida humana en sí como valor último.

En el SXIX bien entrados en el XX, la industrialización, la urbanización y la modernización eran tratadas como sinónimos de progreso. Sólo recientemente se ha reparado en que han ido demasiado lejos, y que también las cosas buenas pueden producir efectos colaterales viciosos. También se ha hacho evidente que el progreso en un área puede a menudo acontecer a costa de otro retroceso en otra. La democratización, la apertura de las sociedades, la emergencia de la actividad empresarial y el mercado libre están acompañadas por el crecimiento del desempleo y la pobreza, por la pérdida de disciplina social, por las tasas crecientes de crimen y delincuencia, por luchas entre facciones y por ingobernabilidad, y por un torrente de cultura de masas de baja calidad. ¿cómo puede calcularse el balance de beneficios y pérdidas, de funciones y disfunciones?

Desde Tomás Moro a Mao Tse-tung, desde Platón a Marx, han creído que es posible salvaguardar el progreso en todas las dimensiones de la sociedad. Han dibujado las imágenes de as sociedades perfectas, de las utopías sociales. Tales imágenes proporcionaban su criterio sintético, general, de progreso. Progreso significaba acercarse a la perfección de la utopía, ya fuera ésta la Nueva Armonía, el milenio, la Ciudad del Sol o el comunismo.

Otros, seleccionaron aquellos aspectos de la vida social que para ellos tenían una importancia superior, y definieron el progreso por referencia a ellos. Para algunos, la religión era el dominio central, y los que más contaba era el progreso espiritual y moral conducente a la salvación. Para otros, el conocimiento secular era crucial; el progreso del conocimiento conducente a la ciencia “positiva” era decisivo. Otros se concentraron en el dominio de la vida cotidiana, la importancia de los vínculos, la presencia de “comunidad” como el aspecto más importante del progreso. Otros trataron el dominio de la política como central, y propusieron el criterio de la libertad ante todo:

1.    La libertad negativa: la libertad frente a las constricciones las barreras, los obstáculos a la expresión individual y a la autorrelización.
2.    La libertad positiva: la participación y la representación democráticas, esto es, libertad para influir y modelar la propia sociedad.

El progreso era medido por la creciente inclusividad y la menguante exclusividad en la sociedad. Otros pensadores han enfatizado la tecnología, considerando el dominio cada vez mayor sobre la naturaleza como la medida última de progreso. Otros se dirigieron a la economía y contemplaban la producción organizada humanamente y la distribución equitativa comos los prerrequisitos del progreso, con la justicia y la igualdad como sus criterios básicos. Otros se concentraron en las oportunidades, en la disponibilidad de elecciones y opciones ocupacionales, educativas, político-ideológicas, recreacionales, etc., como criterio de progreso (Dahrendorf). El criterio de oportunidades es asociado con frecuencia a la noción de igualdad e inclusividad, enfatizando el acceso igual a las oportunidades para grandes segmentos de la población. Entre los criterios fragmentarios, parciales de progreso encontramos la salvación, el conocimiento, la comunidad, la libertad (negativa y positiva), la emancipación, el dominio sobre la naturaleza, la justicia, la igualdad, la abundancia, opciones oportunidades vitales ampliamente accesibles.

viernes, 29 de marzo de 2013

Resúmenes Cambio Social I Parte 3


En la asignatura de Cambio Social I del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria Sociología del cambio social de Piotr Sztompka. Derechos reservados, sus autores.

Capítulo 1 Conceptos fundamentales en el estudio del cambio social. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 2 Vicisitudes de la idea de progreso. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 3 La dimensión temporal de la sociedad: El tiempo social. Víctor Riesgo // Capítulo 4 Modalidades de tradición histórica. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 5 La modernidad y más allá. Víctor Riesgo // Capítulo 6 La globalización de la sociedad humana. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 7 El evolucionismo clásico – Julia Ortega Trovar  // Capítulo 8 El neoevolucionismo - Julia Ortega Trovar // Capítulo 9 Teorías viejas y nuevas de la modernización – Andrea Fuente Fernández // Capítulo 10 Las teorías de los ciclos históricosBlas García Ruiz // Capítulo 11 El materialismo histórico - Blas García Ruiz  //Capítulo 12 Contra el desarrollismo, la crítica moderna Julio Monteagudo Diz // Capítulo 13 La historia como producto humanoGalaaz Vaamonde (9 octubre) // Capítulo 14 La nueva Sociología histórica - Galaaz Vaamonde // Capítulo 15 El devenir socialJesús Sánchez Azañedo // Capítulo 16 Las ideas como fuerzas históricas - Carlos Catalán Serrano // Capítulo 17 El surgimiento de lo normativo – María Purificación Moreno Moreno // Capítulo 18 Los grandes individuos como agentes de cambio social - María Purificación M. Moreno  

Variedades de procesos sociales: una tipología

Los modelos son instrumentos cognitivos y han de ser juzgados por su efectividad, fecundidad y poder heurístico.

·      El modelo sistémico: ha demostrado ser extremadamente influyente y subyace a la mayoría de las teorías del cambio social que nos rodea.
·      El modelo de campo: surge como un intento de aprehender la naturaleza dinámica de la sociedad de forma más adecuada, pero necesita aún de una gran cantidad de trabajo añadido de elaboración conceptual y de corroboración empírica.

Lo sensato parece tomar una posición ecléctica y derivar nuestro aparato conceptual básico para el estudio del cambio social de ambas fuentes. Según Boudon “No tiene sentido intentar reducir el cambio social a un modelo único”. Para orientarnos en el complejo dominio del campo social, necesitamos introducir una tipología de los procesos sociales:

La forma de los procesos sociales

Si contemplamos los procesos desde una perspectiva distante, externa, pueden reconocerse varias formas y perfiles. Los procesos direccionales son irreversibles y a menudo acumulativos. Cada estadio consecutivo es diferente de cualquier estadio anterior e incorpora efectos del estadio anterior, al tiempo que cualquier estadio anterior proporciona prerrequisitos para el estadio posterior. La idea de irreversibilidad enfatiza que en la vida humana hay acciones que no pueden deshacerse, pensamientos que no pueden ser des-pensados, sentimientos que no pueden ser des-sentidos, experiencias que no pueden ser des-experimentadas. Una vez acontecen, dejan huellas endémicas e influyen sin escapatoria posible a los estadios posteriores del proceso.

Los ejemplos nos lo proporcionan las así llamadas teorías de la convergencia, que muestran cómo diversas sociedades, de tradiciones profundamente diferentes, alcanzan eventualmente determinados logros civilizatorios o tecnológicos parecidos, tanto en la producción de máquinas, en el gobierno democrático, en el transporte por automóvil, en las telecomunicaciones. Otros ejemplos de tales procesos abundan en la literatura estructural-funcional, que enfatiza la tendencia finalística del sistema social para alcanzar un estado de equilibrio por medio de mecanismos internos que compensan cualquier perturbación.

Los procesos direccionales pueden ser graduales, incrementales o lineales. Cuando siguen una trayectoria única, o pasan a través de secuencias parecidas o estadios necesarios, se les denomina unilineales. Cuando los procesos siguen una serie de trayectorias alternativas se saltan algún estadio, sustituyen otros, añaden estadios atípicos, se denominan multilineales. Lo opuesto a los procesos lineales son aquellos que proceden por medio de saltos cualitativos o rupturas tras períodos prolongados de crecimiento cuantitativo, traspasando umbrales específicos o que realizan de terminadas “funciones peldaños”. Éstos son procesos no lineales. Los procesos no direccionales (o fluidos) pueden ser de dos tipos. Algunos son puramente fortuitos, caóticos, sin criterio discernible. Otros procesos son oscilatorios, siguen modelos discernibles de repetición o al menos de similitud, cuando los estadios consecutivos son o idénticos o al menos semejantes cualitativamente a estadios anteriores. Cuando se observa el parecido, pero a un nivel distinto de complejidad, consideramos que le proceso sigue el modelo de una espiral, o un ciclo abierto. Si el nivel alcanzado tras cada ciclo es superior, podemos hablar de un ciclo de desarrollo (o incluso progresivo). Si por el contario, el nivel alcanzado tras cada cambio completo es más bajo en un grado relevante, nos referiremos al proceso como un ciclo regresivo.

·      Un caso límite: cuando el flujo de tiempo no coincide con ningún cambio en el estado del sistema se le denomina estancamiento.
·      Otro caso límite: cuando los cambios no siguen ningún patrón reconocible, se le puede denominar proceso fortuito.

Los resultados finales de los procesos sociales

Tiene que ver con los resultados producidos por los procesos. Algunos procesos dan lugar a la emergencia de condiciones sociales, estados de la sociedad, estructuras sociales, etc. Completamente nuevos. Son realmente creativos y producen novedades fundamentales. El término “morfogénesis” puede aplicarse a todos los procesos de este tipo. Los procesos morfogenéticas se encuentran en los orígenes de todos los logros civilizatorios, tecnológicos, culturales y sociales de la humanidad, desde la primera sociedad primitiva al estadio industrial moderno. Éstos han de ser distinguidos de los procesos de mera transmutación, que producen resultados menos radicales sin novedades fundamentales. Los primeros, conocidos como “reproducción simple” dan como resultado el sostenimiento de las condiciones recibidas, la preservación del status quo, salvaguardando la persistencia y continuidad de la sociedad en forma absolutamente inalterada. Están en el centro de atención de la escuela estructural-funcional.

Mientras la reproducción simple deja todo como estaba, la “reproducción ampliada” denota un enriquecimiento sin modificación cualitativa básica. El empobrecimiento cuantitativo, de nuevo sin cambio cualitativo, puede denominarse “reproducción contraída”. El llamado “crecimiento negativo” de a población, la explotación desenfrenada de los recursos naturales. Al margen de las modificaciones cuantitativas, acontecen cambios cualitativos básicos, ya no hablamos de reproducción sino más bien de “transformación”. No es fácil determinar dónde se encuentran los límites, y qué cambio puede considerarse como cualitativo. Tales cambios se entiende que afectan al núcleo de la realidad social, puesto que sus repercusiones se dejan sentir, normalmente, en todos los aspectos de la vida social, transformando su cualidad de conjunto. “Transformación” es sinónimo de lo que antes denominamos “cambios de”, mientras que “reproducción” señala en general “cambios en”.

Procesos en la conciencia social

Algo importante a considerar en todos los procesos que acontecen en el mundo humano es la conciencia del cambio por la gente implicada; la conciencia de los resultados que produce el proceso. Al introducir el factor subjetivo en nuestra tipología debemos distinguir tres tipos adicionales de cambios.

1.    Los procesos pueden ser reconocidos, anticipados e intencionado. Según Robert K. Merton los denominaremos “manifiestos”.
2.    Los procesos pueden no ser reconocidos, no anticipados y no intencionados, los llamaremos “latentes”. El cambio en sí y sus consecuencias aparecen por sorpresa y, dependiendo de las circunstancias, pueden ser bienvenidos o no.
3.    La gente puede reconocer el proceso, anticipar su curso y sus pretendidas consecuencias específicas, pero pueden equivocarse de medio a medio. El proceso va contra sus expectativas y produce resultados diferentes, o incluso enteramente opuestos, a los pretendidos; un proceso “boomerang” (Merton y Kendall).

La sede la causalidad

La cuestión principal es dónde se originan las fuerzas o factores en el dominio sujeto al cambio o fuera de él. En el primer caso hablamos de un “proceso endógeno” con causación inmanente o intrínseca; en el último, de un “proceso exógeno” con causación externa o extrínseca. Los procesos endógenos despliegan potencialidades inherentes, propensiones o tendencias contenidas en la realidad en cambio. Los procesos exógenos son reactivos, adaptativos; responden a presiones, estímulos, desafíos provenientes del exterior.

El principal problema al distinguir entre procesos endógenos y procesos exógenos tiene que ver con la demarcación de aquello que cae dentro y lo que cae fuera del dominio social. La naturaleza es externa a la sociedad. Todos los procesos sociales que reaccionan a los estímulos naturales, medioambientales, han de ser tratados como exógenos. Lo que se considera exógeno es obviamente relativo al nivel del análisis. Pero también es relativo al entramado temporal en el que contemplamos un proceso dado. Puede decirse que la mayoría de los procesos son exógenos-endógenos si uno los observa durante un período largo. El tratamiento de los procesos como endógenos o exógenos siempre es relativo a la estructura de análisis adoptada.

Las causas del cambio pueden ser cualitativa, sustantivamente, diferentes: naturales, demográficas, políticas, económicas, tecnológicas, culturales, religiosas y de muchos otros tipos. Los sociólogos, siempre han ambicionado descubrir qué factores son los más importantes al inducir el cambio, cuáles son los “motores primeros” de los procesos sociales. Entre las numerosas versiones de “determinismo social” que señalan varios factores como cruciales, sobresalen dos categorías principales de procesos:

1.    Abarca los “procesos materiales” producidos por “fuertes” presiones tecnológicas, económicas, medioambientales o biológicas.
2.    Los “procesos ideales” en los que se reconoce el papel independiente, causal, de la ideología, la religión, el ethos.

La sociología moderna en su forma científica tiende… a repudiar la idea de acuerdo con la cual hay una causa dominante del cambio social (Boudon y Borricaud). La sociología moderna no sólo rechaza la absolutización de factores singulares, privilegiados, únicos, de cambio, también los de-reifica. Hablar de causas económicas, tecnológicas o culturales de cambio es una abreviación contundente, porque tras todas esas categorías las causas realmente eficientes son las acciones humanas, y exclusivamente las acciones humanas. Es importante distinguir dos tipos de procesos dependiendo de la localización de la agencia.

1.    Algunos procesos surgen como un agregado no intencionado, y a menudo no reconocido (latente) de una gran multitud de acciones individuales ejecutadas por diversos motivos y razones privadas que nada tiene que ver con el proceso que ponen en marcha. Tales procesos son llamados espontáneos, “desde abajo”.
2.    Los procesos desencadenados intencionalmente, orientados a propósito hacia fines, diseñados y controlados por una agencia dotada de poder. Llamamos a éstos planificados, o impuestos “desde arriba”. La mayoría de las veces son promulgados por medio de leyes.

Niveles de los procesos sociales

Los procesos sociales acontecen en los tres niveles de realidad social: macro, medio y micro. Nos referimos a ellos como:

1.    Los macroprocesos se producen en el nivel más general de la sociedad global, estados nación, religiones, grupos étnicos y su extensión temporal es la más larga.
2.    Los procesos medios comprenden grupos grandes, comunidades, asociaciones, partidos políticos, ejércitos, burocracia.
3.    Los microprocesos acontecen en el mundo de vida, en la vida cotidiana, de los individuos humanos: en grupos pequeños, familias, colegios, ámbitos ocupacionales, círculos de amistad.

Rango temporal de los procesos

Hay una tremenda variedad respecto al alcance temporal de los procesos, su duración temporal. La variedad se extiende desde los procesos que se agotan en un período extremadamente corto, fugaces, momentáneos, a tendencias de alcance histórico que duran siglos o milenios. El concepto de proceso social es tremendamente general y requiere una mayor precisión y concreción antes de poder ser aplicado con utilidad a las sociedades históricamente existentes.

jueves, 28 de marzo de 2013

Resúmenes Cambio Social I Parte 2


En la asignatura de Cambio Social I del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria Sociología del cambio social de Piotr Sztompka. Derechos reservados, sus autores.

Capítulo 1 Conceptos fundamentales en el estudio del cambio social. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 2 Vicisitudes de la idea de progreso. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 3 La dimensión temporal de la sociedad: El tiempo social. Víctor Riesgo // Capítulo 4 Modalidades de tradición histórica. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 5 La modernidad y más allá. Víctor Riesgo // Capítulo 6 La globalización de la sociedad humana. Tomás Javier Prieto González // Capítulo 7 El evolucionismo clásico – Julia Ortega Trovar  // Capítulo 8 El neoevolucionismo - Julia Ortega Trovar // Capítulo 9 Teorías viejas y nuevas de la modernización – Andrea Fuente Fernández // Capítulo 10 Las teorías de los ciclos históricosBlas García Ruiz // Capítulo 11 El materialismo histórico - Blas García Ruiz  //Capítulo 12 Contra el desarrollismo, la crítica moderna Julio Monteagudo Diz // Capítulo 13 La historia como producto humanoGalaaz Vaamonde (9 octubre) // Capítulo 14 La nueva Sociología histórica - Galaaz Vaamonde // Capítulo 15 El devenir socialJesús Sánchez Azañedo // Capítulo 16 Las ideas como fuerzas históricas - Carlos Catalán Serrano // Capítulo 17 El surgimiento de lo normativo – María Purificación Moreno Moreno // Capítulo 18 Los grandes individuos como agentes de cambio social - María Purificación M. Moreno  

Conjuntos de cambios: aumento de la complejidad de los conceptos dinámicos

El concepto de cambio social abarca los “átomos” últimos, más pequeños, de la dinámica social, de los cambios singulares en el estado del sistema o de cualquiera de sus aspectos. Pero los cambios singulares raramente están aislados, normalmente están conectados con otros.

El más importante es la idea de “proceso social”, que describe la secuencia de cambios interrelacionados. Una definición clásica es la que dio Pitrim Sorokin: Por proceso entiendo cualquier clase de movimiento, o modificación, o transformación, o alteración, o “evolución”, en suma, cualquier cambio de un sujeto lógico dado en el curso del tiempo, tanto si es un cambio en el lugar que ocupa en el espacio como una modificación de sus aspectos cuantitativos o cualitativos. De forma más precisa, el concepto denota:

1.    La pluralidad de cambios,
2.    referidos a un mismo sistema (que acontecen dentro de, o que los transforman en cuanto a un todo)
3.    relacionados causalmente los unos con los otros (en el sentido de que un cambio es una condición causal)
4.    los cambios se siguen unos a otros en una secuencia temporal (sucediéndose los unos a los otros en un tramo temporal)

De nuevo, el problema teórico crucial sería la conexión entre microprocesos y macroprocesos. Entre los procesos sociales hay dos formas específicas, una es el “desarrollo social”, que describe el proceso de despliegue de una cierta potencionalidad inherente al sistema. El concepto denota un proceso con tres características adicionales:

1.    Es direccional: ningún estado del sistema se repite en ningún nivel.
2.    El estado del sistema en cualquier momento posterior representa un nivel superior de alguna de las características elegidas, o en cada momento posterior, el estado del sistema se va aproximando a algún estado de conjunto señalado.
3.    Estimulado por propensiones inmanentes, por ejemplo la expansión de la población humana con un crecimiento parejo de la densidad.

La noción de desarrollo contiene algunos presupuestos fuertes; la inevatibilidad, necesidad e irreversibilidad del proceso que describe. Degenera fácilmente en una visión fatalista y mecanicista del cambio, como si se produjera al margen de las acciones humanas, como si estuviera de alguna manera por encima de las cabezas de los hombres y se dirigiera hacia una final último, prederteminado.

Otra forma del proceso social es el “ciclo social”. Aquí el proceso ya no es direccional, pero tampoco fortuito, Está caracterizado por dos rasgos:

1.    Sigue un modelo circular: cada estado del sistema en cualquier momento dado es susceptible de repetirse en cualquier momento del futuro, y es en sí una réplica de algo que ya ha acontecido en algún momento en el pasado; y
2.    esta repetición es debida a alguna tendencia inmanente del sistema; ondulante u oscilante. Por tanto, hay cambios a corto plazo, pero a largo plazo no hay cambio, puesto que el sistema regresa a su estado inicial.
Un concepto más, quizás el más debatible es la idea de “progreso social”. Este concepto añade una dimensión axiológica, valorativa, a la categoría más objetiva y neutral de desarrollo social. Por tanto, nos aparta de las descripciones estrictamente científicas, neutrales, para introducirnos dentro del dominio normativo y prescriptivo. En principio, por “progreso” entendemos:

1.    Un proceso direccional que
2.    Cerca el sistema, de forma continua, al estado preferido, beneficioso o al logro de una sociedad ideal descrita con amplitud, en sus rasgos generales, por numerosas utopías sociales.

La idea de progreso define cómo, de acuerdo con un autor dado debe ser la sociedad. Esto cae fuera del campo de la ciencia, que limita su interés a los que es, en lugar de a lo que debe ser. Pero, a veces, la idea de progreso es descriptivo: acarrea la pretensión de que, como cuestión de hecho, empírica, algunos valores son realizados necesariamente en la historia humana, y que, en general, la sociedad cambia inevitablemente para mejor (sea lo que sea lo mejor tal como lo define una autor dado). Tal pretensión, expresión de optimismo histórico, puede ser sometida a prueba aunque rara vez pasa.

Un modelo alternativo: el campo social dinámico


La sociología ha puesto en duda la validez de los modelos orgánico-sistémicos de sociedad, y la dicotomía entre estática social y dinámica social.  Hay dos rasgos intelectuales que parecen estar cobrando preponderancia:

1.    El énfasis en la cualidades dinámicas y permeables de la realidad social; concebir la sociedad en movimiento “imagen procesal”
2.    Evitar ocuparse de la sociedad, grupo u organización como un objeto; des-reificar la realidad social “imagen de campo”

Las primeras sospechas de que la oposición entre estática y dinámica proviene de las ciencias naturales. Alfred Whitehead: “El cambio es inherente a la naturaleza misma de las cosas”. Se trata de la tendencia de la ciencia moderna a ocuparse de sucesos en lugar de hacerlo de cosas, de procesos en lugar de estados, como componentes últimos de la realidad.

Para la sociología esto significa que la sociedad debe de ser concebida no sólo como un estado constante sino como un proceso. Se acepta que puede decirse que existe una sociedad sólo en la medida, y sólo mientras, algo acontezca dentro de ella, se ejecuten acciones, ocurran cambios, operen procesos. La sociedad como estado continuo no existe ni puede existir. Toda realidad social es pura dinámica, un flujo de cambios de velocidades, intensidades, ritmos y tiempos diversos. La vida no es sino movimiento, movimiento y cambio, cuando aquéllos se detienen, ya no hay más vida, por tanto el rechazo  a la validez de los estudios puramente sincrónicos y la afirmación de una perspectiva diacrónica. “El estudio de las cuestiones humanas en movimiento es mucho más fructífero porque es más realista que cualquier intento de estudiarlos en una imaginaria condición de descanso (Toynbee)”

La sociedad ya no es vista como un sistema rígido, sino más bien como un campo “blando” de relaciones. La realidad social es una realidad interindividual (inter-personal): es lo que existe entre, o en medio de, individuos humanos, una red de conexiones, lazos, dependencias, intercambios, lealtades. Es un tejido social específico o un entramado social que engarza y agrupa a la gente. Tal campo interindividual está constantemente en movimiento; se expande y se contrae; se fortalece y se contrae; une o desintegra; se entremezcla o separa de otros segmentos del campo. Lo que realmente existe son procesos constantes de agrupamiento y reagrupamiento, en lugar de organizaciones estables; hay procesos de “estructuración” (Giddens).

La unidad más pequeña, fundamental, del análisis sociológico resulta ser el “acontecimiento”: un estado momentáneo del campo social. Lo que distingue este racimo particular de relaciones como una familia, y lo que preserva su continuidad e identidad en el tiempo, al margen de los cambios, constantes es:

1.    Las identificaciones psicológicas: auto-definiciones, sentimientos, lazos, lealtades.
2.    La probabilidad de renovación periódica de las relaciones reunirse juntos en casa…
3.    La particular cualidad de la relación: su intimidad, difusión, desinterés, espontaneidad.

La noción de campo interindividual puede concretarse en la siguiente tipología cuádruple, “esquema INIO” de Sztompka para distinguir cuatro dimensiones o aspectos del campo: ideal, normativa, interaccional y de oportunidad. Hay cuatro tipos de tejidos o entramados que surgen en la sociedad y que la mantienen unida, dependiendo del tipo de entidades conectadas por la red de relaciones:

1.    Las redes interconectadas de ideas: creencias, convicciones, definiciones que caracterizan la dimensión ideal del campo, su “conciencia social”.
2.    Las redes interconectadas de reglas: normas, valores, prescripciones, ideales que caracterizan la dimensión normativa del campo, sus “instituciones sociales”.
Tanto la dimensión ideal como la normativa forman parte de lo que tradicionalmente ha sido denominado como cultura.
3.    Las redes interconectadas de acciones caracterizan la dimensión interaccional del campo, su “organización social”.
4.    Las redes interconectadas de intereses: oportunidades vitales, oportunidades, acceso a recursos que caracterizan la dimensión del oportunidad del campo, sus “jerarquías sociales”.
Tanto la dimensión interaccional como la de oportunidad forman parte de lo que puede denominarse tejido social en sentido estricto. Para subrayar la multidimensionalidad del campo debemos utilizar, por tanto, el término “campo sociocultural”.

En cada uno de los cuatro niveles, el campo sociocultural experimenta un cambio perpetuo:

1.    La articulación, legitimación o reformulación constante de ideas, la aparición y desaparición de ideologías, credos, doctrinas y teorías.
2.    La institucionalización, reafirmación o rechazo constante de normas, valores o reglas, la emergencia y disolución de códigos éticos y de sistemas legales.
3.    La elaboración, diferenciación y reformulación constante de canales interactivos, conexiones organizativas, lazos de grupo, la emergencia o disolución de grupos, círculos o redes personales.
4.    La cristalización, petrificación y redistribución constantes de oportunidades, intereses, oportunidades de vida, ascenso y caída, extensión y nivelación de jerarquías sociales.

La complejidad real de la vida social que acontece en el campo sociocultural puede aprehenderse si nos percatamos de dos cosas:

·      En primer lugar, que los procesos en los cuatro niveles no discurren independientes unos de otros. Están interrelacionados mediante diversas conexiones transdimensionales.
·      En segundo lugar, de que el campo sociocultural opera en distintos niveles de complejidad: macro, medio y micro.

El campo sociocultural de un tipo particular se manifiesta en familia, pero también en corporaciones, partidos políticos, ejércitos, comunidades étnicas, estados-nación, e incluso es la sociedad en su globalidad. Dentro del modelo de un campo fluido sociocultural, los conceptos básicos de la dinámica social mantiene su validez, pero con significados ligeramente alterados. Así:

1.    El cambio social significará diferencias entre los estados del campo social en el tiempo
2.    El proceso social, una secuencia de sucesos sociales
3.    El desarrollo social, la diferenciación, expansión, cristalización y articulación del campo social en sus diversas dimensiones, a resultas de propensiones internas inmanentes
4.    El progreso social, cualquiera de tales desarrollos, dado que son concebidos como benéficos en relación a algún punto de vista axiológico.

Entre dos puntos en el tiempo, lo próximos que se quiera, el movimiento no se detiene. Los cambios fluyen incesantemente, y cualesquiera dos estados del campo sociocultural, tanto si son casi idénticos temporalmente como si son remotos, son con certeza diferentes.