miércoles, 31 de julio de 2013

Resumen Ideología y Utopía Paul Ricoeur Parte 5


Marx: La ideología alemana (2)

En la jerarquía de los conceptos expuestos en La ideología alemana el concepto de la división del trabajo ocupa exactamente el lugar asignado antes en los Manuscritos al concepto de alienación. Podemos decir que hasta el concepto de ideología está introducido por el de la división del trabajo. La división entre vida real y representación es ella misma un caso de la división del trabajo. Este concepto tiene un campo de aplicación extremadamente amplio. La división del trabajo tiene el mismo campo de aplicación que la alienación es la de que reemplazamos esta última por la primera en la misma superficie semántica, en la misma rejilla de significación. Esta caracterización es comparable a la definición del sofista que da Platón; el sofista s aquel que dice algo sin decir real. En el presente caso tenemos la posibilidad de poner entre paréntesis la realidad en el mundo de la representación, de la conciencia. El concepto de la división del trabajo entre trabajo material y trabajo mental puede no explicar del todo el concepto de inversión de una imagen, pero la condición de una imagen invertida de la realidad está dada por los medos de separar la esfera del pensamiento y la esfera de la praxis.

Reconoce la doble relación entre realidad e ideología nos lleva a la cuestión fundamental: ¿a qué base real se reduce el proceso ideológico?. El texto parece permitir dos interpretaciones posibles:

·      Podemos tomar como ase real las entidades anónimas tales como clases, fuerzas de producción, modos de producción.
·      Podemos preguntarnos si estas entidades pueden reducirse ellas mismas a algo más primitivo.

Quizá la autonomía de la llamada condición económica general sea un producto del estado de alienación, aun cuando no empleemos esta palabra.

Una de las dos diferentes lecturas de La ideología alemana es la que podríamos llamar interpretación estructuralista, objetivista. Para quienes el individuo desaparece por lo menos en el plano de los conceptos fundamentales. Los conceptos fundamentales corresponden en cambio al funcionamiento de las estructuras anónimas.

El segundo enfoque del texto, por otro lado, la base real es lo que en definitiva Marx llama el individuo real que vive en condiciones definidas. Aquí, la clase es un concepto intermedio que sólo puede aislarse mediante abstracciones metodológicas, construcciones abstractas que Marx admite que sean utilizadas por la ciencia real siempre que se tenga en cuenta que se trata de abstracciones. Podemos resumir las alternativas de interpretación, pues, preguntándonos si conceptos como las clases son abstracciones epistemológicas o constituyen la base real.

Seguiré primero la línea interpretación estructuralista. El concepto de clase gobernante es el puntual inmediato de una teoría de la ideología. De manera que desenmascarar una ideología es descubrir y poner de manifiesto la estructura de poder que está detrás de ella. Lo que está detrás de una ideología es, no un individuo, sino una estructura de la sociedad.

Las relaciones materiales constituyen la base de la producción mental. Un interés dominante llega a convertirse en una idea dominante; la relación no es tan clara y aquí parece haber una radical oscuridad. Para Weber todo sistema de poder o de autoridad siempre aspira a legitimarse. El lugar en que la ideología surge es en el sistema de legitimación de un orden de poder. Las ideologías son tan anónimas como su base, puesto que “las ideas rectoras no son más que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes… concebidas como ideas…” Esta conexión entre las relaciones materiales dominantes y las ideas rectoras se convierte en el hilo conductor de a teoría de la ideología en el marxismo ortodoxo y se la interpreta cada vez  más desde el punto de vista mecanicista y no desde el punto de vista de un proceso de legitimación, que en definitiva es también otra clase de procedimiento intelectual. El concepto de la clase gobernante considera como el sostén de las ideas rectoras.

Un segundo argumento es el de la posición gobernante a su vez se refiere a un factor que Marx llama el terreno real o la base real de la historia. Esta base está expresada en una interacción entre fuerzas y formas o entre fuerzas e intercambio. Es perfectamente posible una historia de la sociedad sin mencionar a los individuos y recurriendo en cambio exclusivamente a las fuerzas y a las formas. Otra voz que Marx emplea para designar la base es “circunstancias”.

La relación es circular, antes que desarrollarse en una sola dirección. El marxismo ortodoxo tratará de preservar esta reciprocidad afirmando que, mientras la infraestructura es en última instancia el factor dominante, la superestructura puede reaccionar y obrar sobre la infraestructura. Lo que realmente entraña la frase “en última instancia” es el núcleo de muchos de los conflictos teóricos registrados en el seno del marxismo posterior. La idea es la de la que las circunstancias hacen a los seres humanos y que los seres humanos hacen también a las circunstancias. Estas circunstancias son en realidad o que los filósofos llamaron “sustancia”. La filosofía desea referir todos los cambios a algo que exista fundamentalmente, y el concepto de sustancia cumple esta parte. Lo que los filósofos llaman sustancia, dice Marx, es lo que él mismo llama la base concreta.

Un tercer argumento a favor de la interpretación estructuralista deriva del gran lugar asignado en las descripciones empíricas de Marx a las entidades colectivas de ciudad y campo. Para Marx, la relación de ciudad y campo es una aspecto de la división del trabajo. Esta relación tiene gran importancia en el marxismo chino donde es una de las oposiciones fundamentales de la división del trabajo. Stalin también trató de atacar este problema de la división entre campo y ciudad. El propio Marx dice “La máxima división de trabajo material y trabajo mental es la separación de la ciudad y el campo”. Esta división puede superponerse a la división de material y mental pues bien podemos decir que las actividades mentalmente orientadas se concentran en la ciudad”.

Los grandes actores de esta historia son entidades colectivas. Quizás el principal agente estructural es lo que Marx llama manufactura o industria. Está presenta aquí una dramaturgia de las estructuras económicas: una estructura se derrumba y es reemplazada por otra, como el fenómeno anónimo de la acumulación de capital móvil. Al citar estas aseveraciones mi interés no es el de determinar si la descripción de Marx es exacta. Cuando Marx escribe sobre las entidades colectivas y afirma que son los actores de la historia, siempre considera que las entidades que tienen historia, son, no ideas, sino el tráfico, el comercio, la propiedad, el trabajo, etc. Hay una especie de dramatización asociada con la actividad de la manufactura o al industria. La gran industria sin rostro, es el actor histórico, el sujeto lógico. Hasta la división del trabajo, que antes presentamos como una fragmentación del ser humano, se manifiesta ahora como un aspecto de la estructura industrial de clases.

Quizás el argumento más vigoroso a favor de la interpretación estructuralista del texto sea una cuarta aseveración: la necesidad de lucha política pone el acento en conflictos, no entre individuos, sino entre clases. Aquí el concepto del proletariado aparece precisamente como una entidad colectiva. Podemos describir la historia como el conflicto entre la gran industria y el proletariado sin mencionar a los individuos y recurriendo tan sólo a las estructuras y formas.

Una revolución es una fuerza histórica y no una producción consciente. Toda conciencia de la necesidad de un cambio tiene el sostén de una clase. El marxismo ortodoxo desarrollará este conflicto entre estructuras atendiendo a los que Freud llama (en relación con la lucha entre la vida y la muerte descrita en El malestar de a cultura) una gigantomaquia, un conflicto de gigantes. Podemos leer y escribir la historia como el choque entre el capital y el trabajo, como una relación polémica entre entidades, como un conflicto de espectros históricos.

Podemos finalizar esta interpretación estructural con una quinta y última característica: la decisión metodológica de interpretar la historia, no de conformidad con la propia conciencia de la historia, sino de acuerdo con la bes real. La afirmación de que los historiadores no deben compartir las ilusiones de la época estudiada está expuesta en varios pasajes.

Al escribir sobre las acciones políticas de príncipes y Estados y sobre las varias luchas religiosas y teóricas, el enfoque clásico trata sólo la superficie de la historia. Pasa por alto que detrás del rey de Noruega, para citar un ejemplo familiar, está el arenque y la historia del comercio del arenque. Los historiadores fracasan cuando albergan las ilusiones de la época examinada. No compartir la ilusión de una época es precisamente mirar detrás de esa ilusión o, como dice ahora los alemanes, hinterfragen, preguntar sobre lo que está detrás de los ostensible.

Reservé para e final quizá la afirmación más significativa en apoyo de la interpretación estructural de este texto. Se define lo que habrá de llegar a ser la posición clásica de marxismo ortodoxo. Las fuerzas productivas cambian con el desarrollo técnico, pero las formas de intercambio se resisten y se mantienen. La resistencia se da no sólo en las relaciones productivas sino también en el sistema de ideas injertado en esas estructuras. Se crea una situación revolucionaría cuando este conflicto, esta contradicción, entre fuerzas productivas y formas de intercambio llega a una tensión próxima al punto de ruptura. La circunstancia más saliente es el hecho de que los individuos, portadores de la contradicción, quedan puestos completamente entre paréntesis.

El propio Marx suministra los instrumentos para llevar a cabo una crítica interna de todo enfoque que considere factores explicativos últimos categorías tales como la clase gobernante. Recordemos palabras con que Marx inicia su discusión: “Las ideas de la clase gobernante son en cada época las ideas rectoras, es decir, la clase que es la fuerza material gobernante de la sociedad es al propio tiempo su fuerza intelectual rectora”. Pero para Marx este vínculo entre clase gobernante e idea rectora no es mecánico; no es una imagen especular, como un eco o un reflejo. Esa relación exige un proceso intelectual propio.

Aquí se produce un cambio en las ideas mismas. Se produce un proceso de idealización, puesto que una idea vinculada con un interés particular debe aparecer como una idea universal. Esto significa que también se produce un proceso de legitimación que aspira a la aceptación por parte del resto de la sociedad. De manera que hay implícito un verdadero trabajo mental en la transposición de intereses particulares a intereses universales.

Esta transposición no sólo exige un verdadero esfuerzo mental sino que puede desarrollarse en una serie de diferentes maneras. De suerte que el modo en que un interés está representado en un sentido ideal es en realidad el compendio de un gigantesco y complejo proceso mental. Goldmann un estudiosos de Lukács, se debatió toda su vida con este problema. Trató de refinar el modelo marxista distinguiendo en el seno de la sociedad francesa del SXVII. Goldmann sostenía que la empresa de estos últimos contenía contradicciones específicas que podrían representarse por el Dios culto de Pascal. Constituye uno de los grandes desafíos lanzados a una historia marxista de las ideas el hacer más plausibles las conexiones entre un sistema de intereses y un sistema de pensamiento.

Hay muchos eslabones intermedios entre una cruda afirmación de un interés y la forma refinada de un sistema filosófico o teológico. Tiene más sentido interpretar la relación entre un inertes y su expresión en ideas si nos valemos de un sistema de legitimación. Si utilizamos este marco conceptual, debemos introducir la idea de motivo y también el papel de los agentes individuales que tienen motivos, porque un sistema de legitimación es un intento de justificar un sistema de autoridad. El proceso es una compleja interacción de pretensiones y creencias, pretensiones por parte de la autoridad y creencias por parte de los miembros de la sociedad. El proceso de motivación es tan complejo que resulta extremadamente difícil incorporarlo dentro de la cruda relación de infraestructura y superestructura. El modelo ortodoxo tendría que refinarse hasta el punto en que finalmente se quebrara.

Consideremos ahora el papel de la clase. Lo mismo que antes, no discuto a Marx como historiador de la sociedad; no me interesa saber si está en lo cierto cuando dice que esta clase reemplazó aquella otra. ¿qué entiende Marx por clase? ¿hasta que punto la clase es una categoría última? Marx sugiere que la clase tiene realmente una historia propia y que su autonomía respecto de los individuos es ella misma un proceso similar al proceso que aísla las ideas de su base. Una teoría de la historia que emplea el concepto de clase como causa última es en realidad víctima de la ilusión de la autonomía, exactamente como el ideólogo cae víctima de la ilusión de la independencia de las ideas. Aquí se presenta una genealogía por lo que en otro tipo de discurso es un factor último. Dos discursos están entretejidos, uno para el que la clase es el agente histórico y el otro para el que se produce una reducción antropológica o una genealogía de la entidad sociológica.

El mismo proceso se separa las ideas de la vida real separa la clase del individuo. Por lo tanto, la clase misma tiene una historia. Marx habla de clase como de una circunstancia o condición. Las condiciones y circunstancias siempre se refieren a los individuos que se encuentran en tales situaciones. Debemos aplicar la misma reducción de clase a individuo que la reducción de ideología a clase; una reducción antropológica presta sostén a la reducción económica. Está implícita una reducción antropológica en la continua aseveración de Marx de que los individuos reales son quienes entran en relaciones.

Sostener que el objetivo de la revolución comunista es abolir las clases presupone que la clase es, no una estructura inviolable y dado, sino más bien un producto de la historia. La idea de la abolición de las clases tiene sentido únicamente si la clase es, no un factor histórico irreductible, sino el resultado de una transformación de poderes personales en poderes objetivos. Las verdades víctimas de la división de trabajo, de la estructura de clases, son los individuos. Los individuos puedes acometer el proyecto de abolir la estructura de clases y la división del trabajo porque se trata de sus propios poderes personales que se transformaron en poderes materiales. Las clases y la división del trabajo son manifestaciones de esos poderes materiales que constituyen la transformación de nuestro poder personal. Aquí la idea del poder personal es puesta en el primer plano.

La brecha entre el joven Marx y el Marx clásico está, no en la abolición del individuo, sino por el contrario en el surgimiento del individuo partiendo del concepto idealista de conciencia.

La división del trabajo es problemática sólo porque nos divide a cada uno de nosotros en dos partes:

·      Una parte es nuestra vida interior.
·      La otra lo que damos a la sociedad, a la clase, etc.

La división dentro del individuo está engendrada por la clase, pero la clase misma está engendrada por la fisura producida en el interior del individuo, una división entre las partes personales y las partes de la clase de la existencia individual. De manera que la línea divisoria pasa a través de cada individuo.

La afirmación de sí mismas de las personas como individuos es fundamental para comprender el proceso de liberación, de abolición. La liberación es la afirmación del individuo contra las entidades colectivas. La motivación fundamental de la revolución, por lo menos en La ideología alemana, es la afirmación del individuo.

Si la estructura última es la clase, la fuerza última de motivación es el individuo. En el texto compiten una explicación basada en las estructuras y una explicación basada en los motivos últimos de los individuos que están detrás de las estructuras.

Lo que está en tela de juicio es no sólo la motivación de los proletariados, sino también la forma de su asociación. Marx considera la posibilidad de un partido que sea, no una máquina, una burocracia, sino una unión libre. Marx dice que si en el proceso del trabajo los obreros son sólo dientes de engranajes y obran como individuos de una clase, cuando se reúnen con sus camaradas lo hacen como individuos reales. Cuando entran en esta otra relación se sustraen a la relación de clase, Los trabajadores sufren como miembros de una clase pero que reaccionan como individuos.

La aparente autonomía de la clase se manifiesta porque este modo de relación s abstracto: un obrero trabaja y se le paga sobre la base de una relación estructural anónima. La asociación libre es la respuesta que da Marx al desafío de la asociación obligatoria de la clase. Una de las realizaciones del comunismo será incorporar este movimiento de la asociación libre.

Se presta atención aquí al poder de los individuos unidos; so se trata de entidades colectivas. Persiste la primacía del papel de los individuos.

Cuando Marx dice que las fuerza productivas son fuerzas productivas son fuerzas reales sólo para los individuos, no puede afirmarse más vigorosamente la primacía de los individuos. Ni siquiera en su condición más abstracta, los individuos desaparecen, sino que por el contrario  se convierten en individuos abstractos; cada individuo es remitido a sí mismo y entonces es capaz de juntarse con los demás en una unión de individuos.

En la prominencia asignada a la parte de los individuos, el aspecto más importante es el desempeñado por el concepto de la autoactividad. El énfasis puesto en la autoactividad demuestra que no hay una completa ruptura entre los Manuscritos y la La ideología alemana. La autoactividad desapareció porque es un proceso de destrucción interna. Este concepto conserva de los Manuscritos algo de concepto de objetivación, del concepto de autocreación del ser humano. Lo que confirma la continuidad con los Manuscritos es el hecho de que se mantiene el concepto de apropiación en La ideología alemana. La palabra “alienación” puede haber desaparecido del texto, pero el término “apropiación” sobrevivió a este cambio. Marx abandonó la palabra “alienación” porque ésta correspondía demasiado al lenguaje de la conciencia y de la autoconciencia que ahora parece un vocabulario idealista. Todos los conceptos de los Manuscritos, encapsulados antes más o menos en una ideología de la autoconciencia, son recuperados ahora a favor de una antropología de la autoafirmación, de la autoactividad. Todos los argumentos de Marx tienen aquí sus raíces en este movimiento de la autoactividad, de la pérdida de la autoactividad y de la apropiación de la autoactividad.

El concepto clave de individuos que viven en condiciones definidas, porque este concepto es opuesto al del individuo como mero individuo, al concepto del individuo como algo simplemente contingente respecto de sus condiciones. Marx caracteriza la abstracción del individuo de todo condicionamiento social al insistir en a subordinación del individuo a la división del trabajo, concepto que en La ideología alemana desempeña la parte que el concepto de alienación desempeña en los Manuscritos. La división del trabajo cumple el mismo papel que la alienación porque tiene la misma estructura, sólo que ya no está expresada en el lenguaje de la conciencia; ahora lo está en el lenguaje de la vida. El concepto de autoactividad reemplazó al concepto de conciencia.

El Estado es un ejemplo de la autoafirmación de una entidad que en realidad es un producto; aquí la sociedad civil es siempre presentada como un resultado antes de convertirse a su vez en una base. Un difícil problema planteado por La ideología alemana es el de la correcta relación entre las dos lecturas, la reducción antropológica o genealogía y a explicación económica; estas lecturas corren en planos paralelos sin llegar a cortarse en una intersección. Pero eliminar la antropología a favor del lenguaje económico es suponer que el estado actual de cosas es insuperable.

El único punto del texto en que se emplea la palabra “superestructura”. Este vocablo aparece en el momento que Marx discute la sociedad civil: “La sociedad civil como tal sólo se desarrolla con la burguesía; la organización social evoluciona directamente partiendo de la producción y el comercio, que en todas las épocas forman la base del Estado y del resto de la superestructura idealista…” En La ideología alemana es la primera vez que aparece la palabra. Sostengo la hipótesis de que aquí el gran descubrimiento de Marx es la compleja noción del individuo que vive en condiciones definidas porque la posibilidad de la segunda interpretación está implícita en la primera. Podemos poner entre paréntesis al individuo, partir de las condiciones y sostener que las condiciones son la causa. Al proceder así no destruimos la dialéctica entre individuos y condiciones, porque el individuo siempre existe en ciertas condiciones.

El filósofo Michel Henry trató de reorganizar los textos de Marx alrededor de la misma idea que propiciamos nosotros: el concepto concreto de acción o esfuerzo. Para Henry cierta condicionalidad está implita en el proceso del esfuerzo; un esfuerzo se relaciona siempre con una resistencia. Podemos pasar sin contradicción a emplear el lenguaje objetivo de la historia de las condiciones que ahora obran independientemente como agentes y fuerzas históricas reales. Si logramos relacionar correctamente estos dos planos, ya no tenemos dos lecturas, sino que tenemos más bien una lectura dialéctica de los conceptos de fuerzas históricas y de individuos reales. Los mismo que los textos de Spinoza y de otros, los textos de Marx son textos abiertos. No necesitamos adoptar una posición a favor o en contra del comunismo o de cualquier otro tipo de partido. Los textos de Marx son buenos textos filosóficos y deben leerse de la misma manera en que se leen todos los otros. Hay pues cabida para muchas interpretaciones de Marx y la de Henry es una de as interpretaciones plausibles.

Si la línea divisoria, por lo menos en el joven Marx, corre entre praxis e ideología, la línea divisora posterior corre entre ciencia e ideología. La ideología se convierte en lo contrario de la ciencia y no en la contrapartida de la vida real. Para el joven Marx no existía esta oposición, de manera que la ideología se oponía a la vida real. Pero cuando el marxismo mismo se convierte en un cuerpo científico éste constituye lo contrario de la ideología. Este cambio arcará la modificación principal producida en la historia de la ideología como concepto.

martes, 30 de julio de 2013

Gitanos: invisibles en la universidad


Artículo de Lydia Molina publicado en eldiario.es el 28/07/2013
En los años de primaria, la escolarización de las niñas y los niños gitanos supera el 90%. El reto en esta etapa es el absentismo. En los años de secundaria, lo es el abandono escolar: solo dos de cada diez consiguen terminar, por lo que pocos llegan al bachillerato y a los ciclos formativos. Y en el caso de la universidad, aunque no existen cifras oficiales, los cálculos de la Fundación del Secretariado Gitano (FSG) señalan que solo entre un 1% y un 2% de la población gitana accede a estudios superiores.
“Somos pocos, pero la gente piensa que hay menos de los que hay realmente. Al gitano en la universidad no se le relaciona con que sea gitano. Es como si fuera invisible”, asegura Jesús Heredia, estudiante de la doble licenciatura en Derecho y Administración y Dirección de Empresas de la universidad Pablo Olavide de Sevilla. Heredia no considera que estar estudiando sea algo más extraordinario por el hecho de ser gitano, aunque reconoce que al principio sus compañeros se sorprendieron.
“Era un poco raro porque no se lo esperaban. Primero, que hubiese estado diez años en el conservatorio y luego que esté en una carrera. En los seis años que llevo en la universidad, no he tenido ningún problema más allá de discutir sobre algún estereotipo, cuando la gente se pone a hablar de los gitanos y tú tienes que decir ‘eh, para el carro, yo lo soy y no soy ni así ni asá’, pero nada más”, asegura Heredia.
La población gitana está muy diluida entre el resto de estudiantes. “Ellos mismos son los que muchas veces no se identifican y eso es muy significativo. Que no haya estigmatización es lo ideal, pero también tenemos que hacer más visibles a los referentes”, reconoce Mónica Chamorro, responsable de Educación de la FSG. Una visibilización que empieza entre los propios gitanos. “Sus expectativas con respecto a la educación son muy bajas. El discurso que te encuentras en algunas familias es el de que si su hijo estudia, va a perder su identidad. Mostrar estos modelos es una forma de demostrar que estudiar mejora tus oportunidades, pero no te hace ser menos gitano”.
Teresa Vélez es estudiante del grado de Educación Social en la UNED. A pesar del empeño de su padre en que terminase BUP y empezara una carrera, se decantó por hacer la FP en administración. “Mi padre se irritaba conmigo y yo decía que quería hacer algo más ligerito”, recuerda la joven que hoy tiene 33 años. Con el paso del tiempo y después de estar en contacto con una asociación de mujeres gitanas, decidió comenzar el grado, con la idea de centrar su trabajo hacia la educación de las niñas gitanas.
" Me siento una privilegiada por haber tenido tanto apoyo", dice. “Desde que yo era pequeña, las cosas han cambiado, pero en muchos casos, el papel de la mujer sigue siendo el de quedarse en casa y no tener una vida de laboral. Es lo que me preocupa y es necesario cambiar. Por muy abierto que sea su entorno, las mujeres se siguen echando novio más jovencitas y tienen a primas a su alrededor que se casan. Necesitan tener claro que el estudio es imprescindible y que tienen que ser algo más en la vida”, asegura Vélez.
“Las mujeres gitanas lo tiene muy complicado porque se mezclan varias presiones, la propia de ser mujer y luego el rol que se espera de ellas como cuidadoras, madres, esposas, quedando relegado el estudio a un plano secundario. Ellas tienen que romper con mucho más y defender su ideal continuamente”, señala Chamorro. El apoyo de la familia durante ese proceso es indispensable. “Todos los estudiantes pasan por momentos malos y más si en tu entorno el tema de la educación no es algo que se reconozca especialmente o que te haga sentir solo”, dice la responsable de educación de la FSG.
Jesús Heredia tuvo el empuje de sus padres. “Siempre me han dicho que el estudio es la mejor manera de ganar el respeto de la gente”. Recuerda que su abuela aprendió a leer a los 54 años y se niega a ver los datos sobre educación y población gitana en negativo. “Prefiero contar que cada vez somos más, que hace cincuenta años casi no había gitanos escolarizados y ahora son muchos. Y cada vez más llegan a estudios superiores. Es así como yo lo veo siempre”.
Tijeras en las aulas
Los recortes tienen un efecto devastador en el alumnado con más dificultades. "En el caso de los gitanos, muchas veces proceden de familias que no han estudiado, que ni siquiera han terminado los estudios obligatorios y que no tienen herramientas o habilidades para ayudarles en su estudio. Por eso requieren más apoyo. Con los recortes, el mismo número de estudiantes recibe ahora una atención con menos calidad y eso significa una marcha atrás en los avances que hayan podido producirse en los últimos años”, asegura Chamorro.
"La masificación en las aulas y la reducción de clases de apoyo hace que el alumnado con más dificultades no pueda seguir el nivel del curso. Se están agravando situaciones que ya eran problemáticas y se está produciendo un aumento del absentismo escolar y del abandono temprano”, recuerda la FSG en un reciente informe. “La reducción de las ayudas al estudio, becas de comedor y material escolar repercute negativamente en la asistencia a las aulas. Una parte de las familias no tiene recursos suficientes para costear material escolar o comida”, denuncia esta institución.

Artículo de Lydia Molina publicado en eldiario.es el 28/07/2013

lunes, 29 de julio de 2013

Análisis de la Tasa de Temporalidad: 2005-2012


Análisis de la Tasa de Temporalidad: 2005-2012
Autor: Víctor Riesgo Gómez
Asignatura: Estructura Social de España I
Grado en Sociología
Centro Asociado: Talavera de la Reina

Ficha Técnica:

Fuente
La fuente utilizada para la realización del presente trabajo es la página web del Instituto Nacional de Estadística. Ine.es. De manera más concreta es a través de la Encuesta de Población Activa de dónde han sido obtenido los datos necesarios para este estudio.

Periodo de estudio
El periodo de estudio seleccionado está comprendido entre el primer trimestre de 2005 y el último trimestre disponible de 2012. En este caso es el tercer trimestre.

Población estudiada
La población estudiada es la totalidad de ocupados asalariados en el estado español. Estos a su vez son desagregados por el tipo de contrato con el que son empleados. De esta manera podemos calcular la tasa de temporalidad, al relacionar los asalariados indefinidos con los temporales.

Para evitar la distorsión de los datos que, para los profesores Garrido Medina y Juan Jesús González, se puede atribuir a la llegada de trabajadores de otros países he intentado encontrar el mismo tipo de información para asalariados nacidos en España y nacionalizados y me ha resultado imposible encontrar esta variable de la EPA relacionada con el tipo de contrato para el periodo señalado.  Al objeto de añadir información complementaria he obtenido también tablas del INE de asalariados por tipo de contrato en sector público y privado por separado y asalariados por tipo de contrato y grupo de edad. 

Técnica empleada
La técnica empleada es el análisis de tablas de frecuencias absolutas y la realización de porcentajes a partir de las frecuencias que facilita el INE en su Encuesta de Población Activa al objeto de averiguar las distintas tasas de temporalidad para cada sector, público o privado, y para grupo de edad en los diversos años.

Resultados

Fenómeno estudiado Relación con el manual

Como se menciona con anterioridad el fenómeno que se pretende estudiar es la evolución de la tasa de temporalidad entre los años 2005 y 2012. Esto se realiza continuando con la tabla 4.5 del manual de la asignatura, “Tres décadas de cambio social” situada en la página 134.
Este trabajo se marca como meta analizar la evolución de la temporalidad de la contratación en el periodo consecutivo al que abordan los profesores antes citados. En concreto en el capítulo cuatro del libro, en el epígrafe que lleva por título “la evolución de la temporalidad”.
Del mismo modo, y dada la complejidad del fenómeno a estudiar y las diversas hipótesis que apuntan los autores del capítulo señalado, he completado la información añadiendo los grupos de edad según tipo de contrato para cada año del periodo estudiado, así como dos tablas diferentes en las que están desagregados el sector público y el sector privado. De esta manera se pretende paliar, en parte al menos, la ausencia de un estudio longitudinal por cohortes como el que se realiza en el manual de la asignatura respecto al asunto que aquí nos ocupa, la evolución de la tasa de temporalidad. 

Resultado obtenidos

En primer lugar presento la tabla en la que quedan registrados el total de asalariados para el periodo 2005-2012 desagregados por el tipo de contrato, indefinidos y temporales. En esta misma tabla están calculadas las tasas de temporalidad por un sencilla operación consistente en hallar el porcentaje de temporales respecto del total de asalariados
Cabe recordar que para el año 2012 la media de contratos que se presenta es la resultante de los tres trimestres que facilita la EPA a la fecha de realización del presente trabajo.





Esta tabla sin más sería la continuación de la que se presenta en el manual de la asignatura, en la página 134 del mismo, marcada como tabla 4.5.

Ahora bien, para poder realizar un análisis algo más fino de los datos, y de acuerdo con las hipótesis que se plantean en el libro, relacionar la temporalidad con la edad y con el sector para el que se realiza el trabajo asalariado, resulta necesario al menos una tabla que relacione el tipo de contrato con la edad, en este caso con el grupo de edad. Esta se presenta a continuación. En ésta, como en todas las demás tablas empleadas para el presente trabajo, las frecuencias absolutas que reflejan las tablas vienen expresadas en miles, al ser esta la forma en que el INE facilita sus datos.


Por último para poder comprobar como ha sido la evolución de la temporalidad según si el empleo es en el sector público o privado he elaborado otras dos tablas en las que se puede observar estas relaciones.
En primer lugar presento la tabla que muestra los asalariados del sector público por tipo de contrato


A continuación el mismo tipo de información pero para el sector privado.



Ahora con los elementos que hemos confeccionado, ayudándonos de los datos facilitados por el INE, podemos establecer comparaciones entre la evolución de la tasa de temporalidad que señalan los profesores en el manual y los distintos factores que la afectan, con lo que ha sucedido con posterioridad.

A efectos meramente analíticos podemos descomponer el proceso estudiado en dos partes bastante diferenciadas y ambas relacionadas de manera directa con los ciclos económicos que ha atravesado el país a lo largo del espacio de tiempo observado.

Una primera parte viene marcada con el aumento de la tasa de temporalidad, sobre todo en los años 2005 y 2006. Aunque el año 2007 esta tasa descienda respecto al año anterior, aún es mayor que las que se nos muestran en la tabla del libro para los años 01, 02, 03 y 04.  Este periodo que abarca desde el año 2001 al año 2007 es un periodo de aumento del número total de asalariados. Aumenta el total de ellos en los dos grupos, pero la tasa de temporalidad nos muestra que en 05 y el 06 aumenta más en los temporales. Del mismo modo es un periodo expansivo del ciclo económico.

La segunda parte bien diferenciada comienza a partir del año 2007. Este año marca el cambio de tendencias de una manera clara. A partir de aquí desciende la tasa de temporalidad a gran ritmo hasta el final de la serie, con la salvedad del año 2011. La parte negativa es que se inicia también un descenso del número total de asalariados. El descenso más brusco lo encontramos al compara los años 2008 y 2009, donde se pierden un millón de empleos y la tasa de temporalidad baja casi en cuatro puntos porcentuales. Con lo cual podemos concluir que el ajuste inicial del empleo recae en ese periodo en particular sobre los hombros de los indefinidos.

Si contrastamos esta conclusión con la información que nos proporcionan las otras tres tablas que presento podemos descender más al detalle, así comprobamos que del ajuste los más perjudicados son los más jóvenes y los trabajadores del sector privado.

Para concluir con el análisis de la tabla de temporalidad comparada con la que se nos presenta en el manual de la asignatura, podemos afirma que el efecto estabilizador sobre el empleo que atribuyen los profesores a la reforma laboral del año 1997 finaliza en el año 2004. A partir de entonces aumentos de empleo llevan aparejados aumento de la temporalidad. Si bien es cierto que esta no se llega a situar a los niveles del año 1995 en ninguno de los años aquí observados.

Si descendemos de nivel y observamos la tabla que se presenta en la que se relacionan el tipo de contrato con el grupo de edad podemos constatar algunas regularidades llamativas.
La primera es que el empleo para los grupos de más edad es bastante estable, tanto en números absolutos como en tasa de temporalidad. Los grupos que superan los 40 años de edad oscilan de manera suave y a mayor edad menor es la tasa de temporalidad. Incluso han salido relativamente indemnes del ajuste de empleo que ha tenido lugar en la segunda fase de las dos que he señalado al inicio en las que podemos descomponer el proceso estudiado.

El grupo que se sitúa en el centro, el que va de 30 a 39 años, es el más numeroso en asalariados en toda la serie observada. Entre éste y el siguiente, el que va de 40 a 49 años, suponen más de dos tercios de los asalariados en casi toda la serie. Este grupo también mantiene tasas de temporalidad similares a las tasas del total. En valores algo inferiores a la media hasta el año 2009 y algo superiores con posterioridad. También supone buena parte del total del aumento de las contrataciones en el ciclo expansivo.

Son los dos grupos de edad inferiores los que experimentan un comportamiento menos regular y en los que se escenifican de manera sustancial las tendencias contrarias que ha experimentado la contratación. Sus incrementos son sustanciales en los años de crecimiento, y lo son con altas tasas de temporalidad, el grupo de 16 a 19 supera el 80%. en buena parte de la serie. También es con estos grupos de edad con los que se ceba el ajuste de empleo de manera especialmente acusada.

A pesar de las variaciones de edad de las sucesivas cohortes que tiene lugar en este periodo, de los grupos menores desaparecen una proporción elevada de asalariados que no se suman a las cohortes sucesivas. De lo cual se infiere, por la edad que tienen, que han retornado a la formación dado el estado del “mercado de trabajo”.   

Un aspecto interesante de observar, y que se puede realizar con cierta facilidad a través de la tabla de los grupos de edad, es comprobar en qué medida se da el fenómeno que los autores del capítulo señalado denominan segmentación por cronificación.  Ellos afirman que apenas sucede esto, pues al ir adquiriendo edad van disminuyendo las tasas de temporalidad. En un primer momento parece cierta esta afirmación. A mayor edad menor posibilidad de ser asalariado temporal. Sin embargo no deja de albergar cierta cronificación la situación de alrededor del 20% de asalariados de más de 40 años que son temporales en toda la serie. O más del 25% de más de 30 años que sufren esa misma situación.

En cuanto a las tablas de temporalidad por sectores se puede afirmar que es el sector privado el que ha experimentado en carne propia el ajuste del empleo. Casi siempre en buena medida a costa de los temporales. Si bien esta tendencia se invierte en el año 2011, seguramente al calor de las rebajas de los costes del despido facilitada por la reforma laboral del Partido Socialista en el gobierno.

Por el contrario la tasa de temporalidad y el número de empleos en el sector público se mantiene más estable. Experimenta un crecimiento continuo el número de contrataciones y una estabilidad ligeramente descendente la tasa de temporalidad. Aunque no deja de ser llamativo, en cierto modo, que uno de cada cuatro trabajadores del sector público lo sean en régimen de temporales, cuando se supone que para acceder a un empleo en este sector se debe superar una prueba oposición que debería garantizar adquirir la condición de indefinido. Estos niveles de temporalidad se equiparan con los del sector privado, en teoría más expuesto a los vaivenes del mercado.

Por tanto y a modo de conclusión podemos afirmar que cuanto más joven se es mayor es la posibilidad de trabajar con un contrato temporal. Si el empleo tiene lugar en el sector privado mayor es aún la posibilidad, aunque en los últimos años apenas se aprecia diferencias entre ambos sectores en este sentido.

Faltan los datos definitivos de 2012 para poder comprobar la evolución de las tendencias aquí señaladas. No obstante los datos que ya se van sabiendo de este año no parecen provocar ningún optimismo. Si bien con la última reforma laboral, con costes del despido en franco retroceso y una ampliación de las causas consideras objetivas para el despido, cabe preguntarse acerca de la relevancia que el tipo de contrato, indefinido o temporal, puede suponer para el trabajador. Este aspecto, que en el pasado resultaba de cierta importancia para arrojar luz sobre el panorama laboral de un país, pierde poder explicativo de manera inversamente proporcional a la evolución de los costes de despido y de los motivos para considerar improcedente el mismo.

Las últimas tres reformas laborales parecen incidir especialmente en este sentido. Menor protección para el trabajador indefinido. Aunque en un primer momento parezca provocar mayor productividad laboral, en el medio y largo plazo las consecuencias de estas reformas rebosan el campo del empleo. Con menor capacidad de previsión por parte de los asalariados de su futuro próximo sus estrategias de vida se ven fuertemente condicionadas. Afecta al consumo y al diseño de familia que se está dispuesto a asumir. También afecta al grado en qué el trabajador percibe su destino unido al de la empresa en la que presta sus servicios. Resulta especialmente interesante conocer el efecto que estas reformas van a tener sobre el “mercado laboral” en particular y sobre el sector productivo en general, sin olvidar las consecuencias en un sentido más amplio respecto a la estratificación social, y al conjunto de discursos y construcciones sociales legitimadoras del orden establecido. Pero para eso habremos de esperar aún unos años 


Análisis de la Tasa de Temporalidad: 2005-2012
Autor: Víctor Riesgo Gómez
Asignatura: Estructura Social de España I
Grado en Sociología
Centro Asociado: Talavera de la Reina





domingo, 28 de julio de 2013

Resumen Ideología y Utopía Paul Ricoeur Parte 4


Marx: La ideología alemana (1)

En esta conferencia y en la siguiente examinaremos La ideología alemana. Estas dos conferencias completarán mi análisis de Marx. Me interesa especialmente la controversia registrada en el marxismo entre la interpretación estructuralista de la ideología y la llamada interpretación humanista de la ideología. Mi discusión se limitará al enfoque estructuralista tal como está ejemplificado en la obra de Louis Althusser.

En La ideología alemana tenemos un texto marxista y no ya un texto premarxista, éste es un texto de transición, es por lo menos un texto de transición si no ya la base de todos los escritos propiamente marxistas de Marx.

La ideología alemana abre dos perspectivas al mismo tiempo y porque la interpretación marxista variará decisivamente según cuál de estas dos alternativas se valore más. La ideología alemana deja claro: entidades como conciencia, autoconciencia y ser de la especie, conceptos todos correspondientes al modo de pensamiento feuerbachiano y, por tanto, a la tendencia hegeliana de la filosofía alemana.

La primera alternativa que presenta La ideología alemana  es el remplazo de los viejos conceptos por entidades tales como modos de producción, fuerzas de producción, relaciones de producción, clases que constituyen el vocabulario marxista típico. Dichas entidades, objetivas pueden definirse sin aludir a sujetos individuales ni, por consiguiente, a la alienación de tales sujetos. La base real de la infraestructura y la ideología se relaciona con esta base en su condición de superestructura. La ideología alemana es marxista en el sentido de que coloca en el primer plano una base material de entidades anónimas en lugar de las representaciones y fantasías idealistas que giraban alrededor de la conciencia. La conciencia se considera como algo que está completamente en el campo de la ideología; en la base material real como tan no existe ninguna implicación de la conciencia.

La segunda perspectiva que abre La ideología alemana: las clases y todas las otras entidades colectivas no se consideran como la base última sino que son más bien sólo la base de una ciencia objetiva. En este enfoque más radical, las entidades objetivas tienen el soporte de la vida real de los individuos vivos reales. El concepto de vida real tal como la llevan los individuos reales en Marx se da no entre el mundo de la conciencia como algo ideológico y ciertas entidades anónimas y colectivas, sino en el seno de la idea de humanidad misma. La base última ya no es la estructura de El capital. El capital refleja en cambio una abstracción metodológica que en última instancia tiene sus raíces en la vida de los individuos. El concepto de ideología que Marx utiliza en este texto se opone, no a la ciencia, sino a lo real. En La ideología alemana, lo ideológico es loa imaginario como opuesto a lo real. En consecuencia, la definición del concepto de ideología depende de lo que sea la realidad a la que se la opone.

En La ideología alemana el concepto de ideología alude a los jóvenes hegelianos y a todo lo que procedía de la descomposición del sistema hegeliano. Marx entiende el concepto a todas las formas de producción que no sólo ni propiamente económicas, tales como el derecho, el Estado, el arte, la religión y la filosofía. Es un término polémico enderezado contra cierta escuela de pensamiento. Las Vorstellungen (concepciones, ideas) son las maneras en que nos concebimos a nosotros mismos y no las maneras en que  hacemos, obramos, somos. Lo que era el producto se convierte en el amo. El modelo de la alienación está presente sin que se emplee el término mismo.

La ideología criticada aquí sostiene que para modificar la vida de los hombres basta con modificar sus pensamientos. Las figuras desafiadas en la parte final de la cita son respectivamente Feuerbach, Bruno Bauer y Stirner.

En la parte primera del texto de Marx, Feuerbach es la piedra de toque, reduce las representaciones religiosas a las ideas de seres humanos. Marx sostiene que la reducción de Feuerbach continúa siendo en cierto sentido una idea religiosa puesto que asigna a la conciencia todos los atributos extraídos del marco de ideas religiosas. Lo que Marx llama la exigencia de interpretar la realidad formulada por los jóvenes hegelianos supone por parte de ellos el empleo de la crítica en la cual se mueven siempre dentro de la esfera de pensamiento. La interpretación siempre se mueve entre interpretaciones. La interpretación es un proceso que se da dentro de la representación y por eso resulta ideológica en ese sentido. Para Marx, el problema está en que antes de modificar las respuestas lo que debe modificarse es el modo de formular las preguntas, es decir, las preguntas deben ser desplazadas.

El término central es “material” que se opone siempre a “ideal”. En esta obra lo material y lo real son exactamente sinónimos, así como lo son ideal y lo imaginario.

Obsérvese primero que el adjetivo “real” modifica a premisas. Las premisas son Voraussetzungen, supuestos. En oposición a estas premisas reales están la abstracción y la imaginación. Marx coloca juntos a los individuos reales y las condiciones materiales; tal vez a base en última instancia sean los individuos en sus condiciones materiales. Posiblemente ésta sea una manera de mantener las dos lecturas. Las condiciones materiales y los dos individuos reales son los dos conceptos fundamentales. Cuando Marx sostiene que estas premisas reales pueden verificarse empíricamente, deberíamos observar que primero son premisas y luego son verificadas.

Las estructuras anónimas tales como las condiciones materiales reciben inmediatamente el soporte de individuos reales. Las condiciones materiales son siempre condiciones para los individuos. Marx subraya el papel decisivo que desempeñan los individuos humanos vivos. Marx enriquece este papel al señalar la contribución que hacen los seres humanos a sus condiciones materiales; esta observación también amplía el concepto de condición material. El tema principal son todavía los seres humanos. Las condiciones materiales no pueden definirse sin una esfera de actividad humana.

Por un lado, los seres humanos obran para producir sus condiciones materiales y, por otro, dependen también de esas condiciones. La naturaleza de los individuos lo que prevalece, aun en esta relación de dependencia. Este concepto de la vida humana individual, es muy diferente del concepto más bien metafísico y abstracto de una objetivación que luego queda alineada. El concepto de objetivación es reemplazado por la noción de una vida individual que produce en condiciones que están ellas mismas dadas para esa actividad. Hay una relación entre el aspecto voluntario de la actividad y el aspecto involuntario de la condición. La ruptura con una autoconciencia soberana se produce precisamente en esta dependencia respecto de las condiciones materiales, respecto de las condiciones determinantes; así y todo las condiciones siempre están relacionadas con el concepto de actividad.

1.    Al primer concepto que estamos considerando, lo material y lo real y su conexión, ya con los individuos ya con las condiciones.
2.    El siguiente concepto que hemos de considerar es el de las fuerzas productivas. Introduce la historia en toda la argumentación. La historia afecta la base antropológica que acabamos de examinar y la afecta a través de lo que Marx llama el desarrollo de las fuerzas productivas. El papel de este concepto tiene importantes implicaciones para el concepto de ideología, en una declaración extrema y muy vigorosa. Marx dice que no hay historia de la ideología. El proceso de la historia siempre procede desde abajo y para Marx ese abajo es precisamente el desarrollo de las fuerzas productivas. La vida en general no tiene historia; los seres vivos, como las abejas y las hormigas siempre construyen su morada de la misma manera. Pero hay una historia de la producción humana.
La relación entre fuerzas productivas y los modos de producción es significativa porque la interpretación estructuralista y antihumana de Marx se basa principalmente en esta interacción entre fuerzas y formas, entre fuerzas de producción y relaciones de producción. Las relaciones de producción son principalmente el marco jurídico, el sistema de propiedad, el sistema de salarios, etc. Las reglas sociales de conformidad con las cuales se desarrolla el proceso tecnológico. Marx sostiene que la tecnología, que comprende sólo las fuerzas productivas, no puede caracterizarse como algo que exista por sí mismo ni en sí mismo; las fuerzas productivas no existen como tales en “ninguna parte”. Las fuerzas productivas y las formas están siempre interrelacionadas. Marx describe todo el proceso de la historia como una evolución de las fuerzas productivas junto con una evolución de las formas correspondientes. Al caracterizar la división del trabajo y las formas de propiedad la índole del régimen de la propiedad constituye la forma en que se desarrollan las fuerzas.
3.    El tercer concepto que hemos de considerar es el de clase, el modo de asociación, el modo de unión, resultante de la interacción entre fuerzas y formas. Este concepto es capita en nuestro estudio puesto que el problema está en saber si la clase es el requisito último de una teoría de la ideología. La determinación del papel de la clase depende de la manera en que situemos el concepto en el análisis de Marx.
Marx opone la manera que ciertas cosas se manifiestan (erscheinen) como fenómenos, en representaciones, a la manera en que esas cosas realmente son. El concepto clave que está en juego aquí es el individuo en ciertas condiciones, situación empero en la que las condiciones corresponden a la estructura del individuo. La estructura de clase corresponde a lo que la gente es y no a lo que se “imagina”, no a lo que se piensa que ella es. Esta estructura es una estructura ontológica, es un modo de ser que precede a la manera en que la gente se representa su situación. El concepto de individuos que operan es el soporte del concepto de clase; necesario a la estructura es “el proceso vital de determinados individuos”. Aquí se da una anticipación inicial de la relación entre la llamada superestructura y la llamada infraestructura; la clase es una infraestructura, pero como modo de ser conjunto es también una actividad en ciertas condiciones.
4.    El texto nos lleva luego al importante concepto de materialismo histórico. Este concepto deriva de la descripción de la serie de condiciones materiales sin las cuales no habría historia. Para la La ideología alemana, el materialismo histórico es la descripción de las condiciones materiales que dan una historia de la humanidad. El materialismo histórico no es todavía una filosofía, una teoría, una doctrina, un dogma; es en cambio, una manera de interpretar la vida humana sobre la base de las condiciones materiales de la actividad humana.
Marx resumen la naturaleza del desarrollo histórico articulado por el materialismo histórico en tres puntos. El materialismo histórico incorpora primero la producción de los medios para satisfacer necesidades materiales humanas. Cuando los economistas hablan de necesidad, dice Marx, hablan de una entidad que es una abstracción. Pasan por alto el hecho de que las necesidades reciben su dimensión histórica sólo de la producción de los medios para satisfacerlas. Cuando producimos solamente los medios para satisfacer necesidades existentes, la producción se limita al horizonte de esas necesidades dadas. El segundo elemento básico de importancia histórica surge sólo en la producción de nuevas necesidades. Únicamente entonces hay historia del deseo de esa permanente creación de necesidades para vender más. El tercer momento que comprende el desarrollo histórico es la reproducción de la humanidad por medio de la familia. Para Marx la estructura de la familia deriva de la historia de las necesidades como parte de la historia de la producción. Aquí la historia de la familia es la de que primero existe una célula económica que luego es destruida por la industria, etc. La familia es mantenida en la corriente de las fuerzas productivas. Marx refiere constantemente las entidades colectivas, que son el objeto del materialismo histórico, a los individuos que las producen.
5.    El quinto concepto principal de este texto, es la ideología misma. Para Marx, lo ideológico es lo que está reflejado mediante representaciones. Trátase de un mundo representativo opuesto al mundo histórico; este último tiene consistencia propia gracias a la actividad, a las condiciones de la actividad, a la historia de las necesidades, a la historia de la producción, etc. El concepto de realidad abarca todos los procesos que pueden designarse con la expresión de materialismo histórico. La ideología no se opone todavía a la ciencia, como ocurrirá en el marxismo moderno, sino que se opone a la realidad. El concepto de ideología puede ser los bastante amplio para abarcar no sólo las deformaciones sino todas las representaciones, todas las Vorstellungen. El término ideología no tiene necesariamente connotaciones negativas. Sencillamente se le opone a lo real, a lo wirklich.

Esto nos lleva a la cuestión de saber si hay un lenguaje de la vida real que sería la primera ideología, la ideología más simple. Este concepto de lenguaje de la vida real es fundamental en nuestro análisis; el problema de la ideología es sólo el de que ella es representación y no praxis real. Entre lo real y la representación, entre la praxis y la Vorstellung.

Marx  hace hincapié en que conciencia es existencia consciente. La conciencia no es autónoma sino que está relacionada con el “proceso vital real” de los seres humanos.

Las deformaciones de la ideología aparecen en la medida en que nos olvidamos de que nuestros pensamientos son una producción; aquí se da la inversión. La imagen es una imagen física y ciertamente la imagen en una cámara oscura aparece invertida. Hay aquí un enfoque mecanicista del problema de la ideología cuando en realidad se trata sólo de una metáfora. Es la metáfora e la inversión de imágenes, pero se procede como en una comparación que comprende cuatro términos. La inversión ideológica es al proceso vital como la imagen en la percepción es a la retina. Pero lo que sea una imagen en la retina es algo que no puedo decir, puesto que sólo hay imágenes para la conciencia. Esta metáfora es intrigante y también posiblemente engañosa.

Sostiene Althusser que cuando la imagen está invertida continúa siendo aún la misma imagen. Althusser llega a decir que la imagen invertida pertenece al mismo mundo ideológico que su original. Dice que debemos introducir una idea enteramente diferente de la inversión, la idea de un corte o ruptura epistemológica- Dice que debemos romper con la percepción ordinaria del sol naciente y proceder a la observación astronómicamente exacta de que no hay salida del sol si puesta del sol salvo en el estrecho sentido perceptivo. La idea de una ruptura epistemológica debe sustituir al concepto de la cámara oscura, puesto que una imagen invertida es siempre la misma imagen. Invertir el hegelianismo puede ser una operación antihegeliana, pero esta inversión permanece así todo dentro de una marco hegeliano. Los seres humanos son siempre el punto de referencia, (Marx lo llama el proceso vital real), pero ahora se trata de seres humanos que viven en condiciones históricas.

Esta desdichada imagen de la cámara oscura engendrada también algunas otras caracterizaciones desdichadas. En el texto no son más que imágenes, pero han quedado fijadas en el marxismo ortodoxo. Estoy pensando particularmente en términos como “reflejos” y “eco”. Las personas viven, pero en su cerebro tienen ecos de este proceso vital. Aquí la ideología aparece como una especie de humo o niebla, como algo que es secundario desde el punto de vista de la producción. Las experiencias reflejos, ecos, sublimizados e imágenes de la retina entrañan todas algo que evoluciona partiendo de otra cosa diferente.
En el marxismo posterior, la relación establecida entre la realidad y el eco o reflejo conduce a un permanente menos precio por toda actividad intelectual autónoma. Prueba de esta perspectiva se encuentra también en la famosa declaración de Marx de que las actividades intelectuales no tienen historia. Marx incluye todas las esferas que implican representaciones en general, todos los productos culturales, como el arte, el derecho, etc.; el alcance de esta expresión es extremadamente amplio.

La afirmación de Marx fluctúa entre una perogrullada según la cual la gente primero vive y luego habla, piensa, etc., y una falacia según la cual no hay por ejemplo, en definitiva historia del arte, para no hablar de una historia de la religión. Cuando Freud habla de conciencia se trata de la prueba de la realidad. Matx sostiene que la prueba de realidad no es algo autónomo sino que antes bien es parte de todo el proceso del individuo viviente.

La teoría marxista posterior de la ideología continúa debatiéndose con esta ambigüedad; dicha teoría intenta encontrar una posición de equilibrio en la famosa proposición de Engels según la cual la situación económica es en última instancia la causa, pero la superestructura también obra sobre la infraestructura. Así, se mantiene la autonomía de las esferas ideológicas, pero continúa afirmándose la primacía de lo económico. Por eso los marxistas tratan de orientarse entre las dos afirmaciones:

1.    De que no hay historia de la conciencia de la ideología, sino que sólo hay historia de la producción,
2.    Y la afirmación de que ellos no obstante las esferas ideológicas tienen cierta autonomía

Que la ideología abarca mucho más terreno que la religión está probado por el hecho de que también la ciencia es una parte de la esfera ideológica. La ciencia es real cuando es ciencia de la vida real; es la presentación de la actividad práctica, del proceso práctico de los seres humanos. El libro es en sí una obra ideológica en el sentido de que se trata de la presentación de la vida.

Marx conserva el importante concepto hegeliano de que más allá de a deformada representación existe la presentación real. Marx debe dar cabida a ese concepto porque un libro como El capital tiene que justificar su condición epistemológica en relación con la ideología; y esa condición es la de la presentación de la actividad práctica, de los procesos prácticos. Hay algo que puede reemplazar a la filosofía, por lo menos en la medida en que la filosofía es la filosofía de la conciencia de la vida real que por lo tanto debe asumir la condición del lenguaje de la vida real, la condición del discurso de la praxis.

En La ideología alemana esta actividad lógica está anticipada, si no por un lenguaje explícitamente trascendental, a lo menos por un lenguaje de la posibilidad de descripción misma. Las premisas son inevitables; no podemos comenzar tan sólo mirando las cosas. Debemos interpretar otros fenómenos y necesitamos ciertas claves para interpretarlos.

Esto no está muy lejos de lo que Max Weber llama tipos ideales. En sociología no podemos proceder valiéndose solamente de los ojos. Debemos poseer ciertas nociones tales como fuerzas y formas, y éstas no están dadas en la realidad, sino que son construcciones abstractas. Por eso, Marx, como ideólogo de la vida real debe apoyarse:

1.    En un lenguaje de la vida real;
2.    En una ciencia real de la praxis y,
3.    En algunas abstracciones que le permitan construir esa ciencia.

Y Marx insiste en que todos estos factores deben ser referidos a su origen que está en los seres humanos.

6.    Examinemos ahora el concepto de conciencia, que es el concepto central de La ideología alemana. Marx escribió La ideología alemana para oponerse a la importancia asignada a este concepto. Para Marx, la conciencia no es un concepto del que debamos partir, sino que es un concepto al que debamos llegar. La cuestión de la conciencia se plantea sólo después de haber considerado Marx cuatro momentos anteriores: la producción de la vida material, la historia de las necesidades, la reproducción de la vida y la cooperación de los individuos en las entidades sociales. De modo que la conciencia no es la causa, es un efecto. El lenguaje aparece entonces como el cuerpo de la conciencia.
Esto es lenguaje como discurso. Todas la descripción que hace aquí Marx del lenguaje no corresponde a una teoría de clases sino que pertenece a una antropología fundamental porque todos los seres humanos hablan y todos ellos tienen lenguaje. La brecha que hay entre los animales y los seres humanos, típica de los Manuscritos, puede establecerse también aquí sobre la base del lenguaje.
7.    El último concepto que quisiera considerar aquí es el de la división del trabajo. En el texto la división del trabajo ocupa el lugar de la alienación. Lo que tenemos que discutir es si la división del trabajo ocupa e lugar de la alineación como un sinónimo o como un sustituto. Entre los marxistas ésta es aún una cuestión controvertida. Louis Althusser sostiene que el concepto de alienación desapareció de La ideología alemana; afirma que fue reemplazado por la división del trabajo y que este último concepto pertenece a la misma esfera que los modos de producción. El concepto de la división del trabajo en realidad suministra el eslabón que une aquí en Marx los conceptos más o menos antropológicos y las estructuras abstractas tales como clases y modos de producción, porque es en virtud de la división del trabajo como surgen las entidades objetivadas. Este concepto desempeña el papel de la alienación y quizá se trate de la misma alienación con otro nombre.

En los Manuscritos, la división de trabajo se considera más un efecto que una causa. El trabajo olvidó su poder de crear propiedad privada y la propiedad privada aplasta al obrero bajo su peso. El trabajo se fragmenta cuando es contratado por el capital y es contratado para esta o aquella tarea; semejante fragmentación de las tareas del trabajo es un efecto de la abstracción de la propiedad. La división del trabajo se convierte en el concepto central porque es la fragmentación de la actividad del trabajo mismo. El problema de la división del trabajo no tendría interés si no fuera una fragmentación del ser humano. La división del trabajo sería una fenómeno meramente tecnológico: los hombres trabajan de maneras especiales y esas maneras especiales de trabajar forman parte del sistema de producción. Porque el trabajo es lo que la gente hace, su actividad es lo que se divide, lo que se descompone y fragmenta. La división del trabajo es la fragmentación de la humanidad misma como un todo. El concepto de la división del trabajo debe entenderse desde el punto de vista de la humanidad como un todo y sobre la base de la categoría de la totalidad.

Ahora el concepto está más concretamente descrito y que aparece menos como un proceso metafísico, como una objetivación invertida. El concepto de la división del trabajo procura una base materia al concepto de alienación. La parte que desempeña la actividad humana es central; lo que aquí está exactamente en juego es el resultado de la división del trabajo que se opone a nuestra actividad.

La palabra “alienación” desaparece del vocabulario de La ideología alemana porque es un vocablo filosófico que pertenece al mundo intelectual de Feuerbach. Todos los rasgos del extrañamiento están presentes en el modo en que nosotros estamos divididos en nuestra actividad. De manera que la alienación que se produce en la división del trabajo es algo que nos afecta como individuos. No se trata de un mero proceso desarrollado en la sociedad sino que es una forma de mutilación del individuo real. La ideología alemana puede prescindir de la palabra “alienación” porque es una voz idealista, pero no niega la significación de este concepto. Todas las descripciones de la abolición del extrañamiento se repiten en este texto.

En los escritos anteriores de Marx, una sociedad comunista era más o menos un sueño; aquí todavía es un sueño, sólo que ahora se la considera como una posibilidad real porque está definida por sus condiciones reales. El desarrollo de un mercado mundial y la constitución de una clase universal en todo el mundo. Estas premisas bastan para que Marx diga que el concepto de una sociedad comunista no es una utopía, porque lo que caracteriza una utopía es el hecho de que ésta no da ningún indicio de su introducción en la historia. Aquí la superación de la división del trabajo es a condición histórica requerida. El concepto de lo real es capital: las condiciones reales son requisitos de la abolición de la división del trabajo y “resultan de las premisas ahora existentes”.