domingo, 22 de mayo de 2016

George E. Marcus. Epílogo: La escritura etnográfica y la carrera antropológica

¿Cómo puede realizarse este trabajo literario en el campo de la antropología? ¿Cómo incorporar una perspectiva crítica que vaya más allá de la contenida ya en los informes etnográficos? ¿Cómo se pueden valorar las nueves estrategias que aúnan el trabajo de campo y la escritura? ¿Cómo reconceptualizar la antropología?
La etnografía recoge la descripción escrita de la experiencia y trabajo del antropólogo/a, es por esto que la escritura es una herramienta fundamental en el trabajo etnográfico. Toda la recopilación de datos obtenidos a través del trabajo de campo: las transcripciones de notas y grabaciones, ha de derivar en un formato escrito que será de uso tanto en el contexto de campo como universitario. Marcus plantea que si bien los profesionales etnográficos son cada vez más conscientes de su trabajo de escritores, se extrae del texto que este “género antropológico” requiere un giro estilista, a la par que crítico, y que por tanto esta labor de escritura etnográfica ha de repensarse y ampliarse.

Este trabajo de Marcus realiza una precisa crítica de la representación etnográfica y propone en primer lugar, un cambio de perspectiva en cuanto a la escritura de textos etnográficos y en segundo lugar, el reconocimiento interdisciplinar que debe existir en el conocimiento etnográfico, en esta nueva etnografía.
Surge tras la lectura de este trabajo de Marcus, que el  modelo tradicional de escritura etnográfíca: la disertación antropológica, se basa en el análisis y descripción del trabajo de campo. No obstante, para él la etnografía tiende hacia una fase de postdisertación en la que adquiere un toque más personal por parte del etnógrafo/a escritor/a, con sus experiencias y situaciones en el campo de trabajo. Se demanda, por tanto, el surgimiento de un espíritu experimental en la escritura etnográfica, un ejercicio consciente de innovación y crítica. Por tanto, la escritura etnográfica no ha de ser ya tan sólo una colección de datos y descripción analítica.
Manuel Delgado en su libro El animal público (1999) ya subrayaba la existencia de una tendencia a considerar al antropólogo como aquel que se ocupa de los focos de estudio que las demás ciencias sociales desechan, algo así como los restos que dejan los estudios de las sociedades contemporáneas. Esto se confirma con la tendencia a asignar a los antropólogos las tareas de inventariado, tipificación y escrutamiento de sectores conflictivos de la sociedad.

No obstante, la antropología no tiene por qué dejar de estudiar y analizar la vida cotidiana de personas ordinarias que viven en sociedad, a través del método comparativo, la metodología empírica, los planteamientos holísticos, el desarrollo de técnicas cualitativas de investigación. Resulta fundamental tener en cuenta esto y hacer uso de la importancia de todos los instrumentos disponibles a la hora de aproximarnos con más precisión a la realidad observada.
Es sustantivo además plantear una investigación no cerrada, pues el propio trabajo etnográfico supone llevar a cabo una exploración del/con el objeto de investigación. Saber que en cualquier momento debes considerar la renegociación del papel del investigador en función de los contextos dados, a las prácticas, por tanto en su interacción con las personas y sus medios. Por lo que la evolución de la investigación debe incorporar una posible modificación de los planteamientos inicialmente formulados. La propia escritura etnográfica constituye una herramienta indiscutiblemente necesaria en ese proceso, uno que conlleva que esa escritura en sí misma, y tal como afirma Marcus, se convierta en campo de trabajo y experimentación para enriquecer el estudio de la cultura con una visión más elaborada, estética y literaria. 
Bibliografía

Delgado, M. (1999) El animal público. Hacia una antropología de los espacios urbanos. Editorial Anagrama, Barcelona.
Marcus, George E. (1991) Epílogo: La escritura etnográfica y la carrera antropológica, en: Retóricas de la Antropología de Clifford J. y Marcus G.E. Ediciones Júcar. Gijón.

domingo, 15 de mayo de 2016

Clifford Geertz. Géneros Confusos. La re(con)figuración del pensamiento social


El establecimiento de la analogía que viene a ser la figura retórica de la explicación de lo social. Unas analogías explicativas que ponen de manifiesto el giro interpretativo y la desestabilización de los géneros. En ese mismo argumento Geertz argumenta que en las ciencias sociales esta retórica analítica se observa en tres analogías, en primer lugar con la analogía del juego: la sociedad y las conductas humanas son vistas como un juego. Analogía muy popular en la teoría social, con el encuentro de diferentes fuentes (formas de vida como juegos del lenguaje, concepción lúdica de la cultura, teoría de juegos y conducta económica o la vida como tazón de estrategias). Lo que une a todas estas concepciones de la vida social vistas como un juego es la idea de que los seres humanos más que impulsados por fuerzas, están sometidos a reglas. Ver a la sociedad como un conjuntos de juegos, implica verla como una multiplicidad de convenciones y de conocimientos adecuados a las mismas. En segundo lugar la analogía dramática: la vida social se plantea como escenario en el que el ser humano ejecuta un papel. Los términos del “escenario” y del “rol” fundamentales en el discurso sociológico, pero que en la actualidad esta analogía posee elementos diferenciadores (la analogía se aplica cada vez más de forma intensiva y sistemática, y se aplica de modo constructivo, no tanto peyorativo; como un hacer real, y no como un fingimiento, o un hacer como). Y por último la analogía del texto: la sociedad como un texto que se puede leer. Esta es la más amplia de las refiguraciones recientes de la teoría social, es además una analogía más arriesgada. Ver la conducta humana como una analogía entre jugador y oponente, o entre actor y audiencia, parece más naturalmente concebible, que verla como un texto, una analogía que se mueve en los términos de escritor y lector.

La mezcla de géneros en la ciencia social y el cambio del ideal explicativo en los científicos sociales que ha pasado de leyes y ejemplos, al de casos e interpretaciones. Del encorsetamiento del cientificismo de la descripción objetiva al interés de la interpretación, a la subjetividad. Esto ha ocasionado un giro cultural, una refiguración del pensamiento social. En este giro cultural creo que se encuentra la idea nuclear de este ensayo.

Geertz subraya en este texto la mezcla de géneros y discursos, si bien es algo que siempre ha sucedido, afirma que ha dejado de ser meramente anecdótica para convertirse en un modo de hacer, de pensar y de plasmar el pensamiento, lo que ocasiona en muchos casos que los autores y sus trabajos no puedan ser claramente clasificados y categorizados. Con esto me reafirma en lo que continuamente he leído en mis acercamientos a la disciplina antropológica y en concreto en la sociológica, donde esta circunstancia concede a las ciencias sociales y a los científicos sociales la posibilidad de tener libertad para expresar su trabajo según sus necesidades y no según modelos heredados. Por ello me parece muy acertado que este autor afirme que la tendencia es hacia la concepción de la vida social como algo que está organizado en términos de símbolos, para entender los significados de estos símbolos, para entender la organización misma y formular sus principios, y yo añadiría, obtener nuevos interrogantes para aproximarnos con más acierto a la realidad observada.
Puedo relacionarlo con el texto Ideología y Utopía de Ricoeur (2006). Este autor señala que las teorías marxistas de las luchas de clases y la concepción norteamericana de esfuerzo pueden ser convincentes como diagnósticos, pero no lo son desde el punto de vista de la función. Estas teorías fracasan porque pasaron por alto “el proceso autónomo de la formulación simbólica”. Geertz intenta abordar este problema introduciendo el marco conceptual de la retórica en la sociología de la cultura a la sociología del conocimiento. Porque falta una apreciación significativa de la retórica, de las figuras, de los elementos de estilo que obran en la sociedad, como en los textos literarios.  
Pero igualmente puedo relacionarlo con la analogía del texto, donde el concepto clave para captar ésta es el de inscripción” (Ricoeur), la fijación del significado. En esta analogía la noción del texto va más allá de lo escrito en papel o esculpido en piedra; atendiendo cómo se produce la inscripción de la acción, cuáles son sus vehículos y cómo funcionan. Al observar a las instituciones, costumbres y cambios sociales como “legibles”, hace que cambie el sentido que tenemos de lo que es la interpretación, la cual se encamina más a la labor cercana a la del traductor. Geertz señala que se necesita una nueva filología para interpretar el texto, comprender qué significa y también cómo es que lo hace. El nuevo filólogo deberá investigar teniendo en cuenta la relación de las partes del texto social entre sí,  y la relación con otras culturas históricamente asociadas con él, con aquellos que lo constituyen,  y con realidades concebidas como algo que yace fuera de él. Con coherencia, intertextualidad, intención y referencia, Geertz identifica al investigador social como un exégeta, ubicando a la cultura o hecho por investigar como un libro sagrado, siendo él quien interpreta sus significados. Cómo abordamos esa interpretación como científicos sociales que compartimos una realidad, es para mí cuestión sustantiva en la producción de etnografías, y cómo dotar de peso hermenéutico a nuestros proyectos antropológicos.
Bibliografía
Geertz, C. (2009) Géneros confusos. La re(con)figuración del pensamiento social. Trabajo y Sociedad. Indagaciones sobre el trabajo, la cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas. Nº13, vol. XII; Primavera 2009, Santiago del Estero, Argentina.
Ricoeur, P. (2006). Ideología y utopía. Gedisa. Barcelona.


domingo, 8 de mayo de 2016

BARRERAS INVISIBLES: EL CAMBIO RESIDENCIAL COMO ESTRATEGIA PARA AUMENTAR LA MOVILIDAD SOCIAL VERTICAL. CASO DE ESTUDIO, LIMA, PERÚ. Waltraud Müllauer-Seichter Parte II


Müllauer-Seichter, W. (2013) Barreras invisibles: El cambio residencial como estrategia para aumentar la movilidad social vertical. Caso de estudio, Lima, Perú,  en: Anales del Museo Antropológico. En prensa. Madrid.


4 Condominios en América Latina. Hábitat y estilo de vida ¿de quién?

Los estudios sobre temas como los condominios en Lima no han abundado hasta ahora de una manera exhaustiva, si bien entre los años ’90 del siglo pasado y principios de éste, una serie de publicaciones estudian la lógica socioeconómica del boom de los barrios cerrados.

Según el diccionario “Finanzas.com”, la definición de condominio es “Tipo de propiedad en la cual todos los dueños de la unidad poseen la propiedad, las áreas comunes y edificaciones en común, y tienen una propiedad única en la unidad de la cual ellos tienen el título” (Müllauer-Seichter, 2013:17).

En el caso de Lima, la autora mantiene que existe un rico imaginario popular sobre cómo será la vida en un condominio, algo alimentado por los medios de comunicación y la publicidad derivada del ámbito inmobiliario, que venden un nuevo estilo de vida con el piso. Así, el condominio actual contrasta con los de los años ’60, caracterizados por ser urbanizaciones cerradas en las afueras de los distritos tradicionales de clase media.

5 La vida en el condominio

Tras una serie de entrevistas realizadas a los habitantes de los condominios, con una media de cinco años de antigüedad habitacional, la autora afirma que, para la gran mayoría de ellos, se trataba de la primera vez que vivían en uno. En este sentido, es muy importante el proyecto CANI, que llevan a cabo la constructora LIDER y la antropóloga Ida Aguilar, y que consiste en un análisis psicológico de las familias que van a habitar los condominios.

Muchas veces, las viviendas de los condominios quieren ser copias de aquellos que aparecen en las series televisivas y en los anuncios, algo que contrasta con la realidad. Así, una vez que el individuo ha abandonado la situación anterior y se traslada al condominio, sufre un fuerte proceso de estrés para reubicarse en un nuevo estatus que antes no tenía.

Uno de los motivos principales de traslado a un condominio es la búsqueda de una mejor educación, sobre todo para los hijos. En este sentido, los estudios han demostrado que la discriminación étnica ha disminuido en los últimos años, si bien no ocurre así en el ámbito laboral, en el que un trabajador de origen indígena no cobra lo mismo que uno de origen no indígena.

6 Conclusiones parciales

Tras esta investigación, Müllauer-Seichter (2013:29) extrae cuatro tipos de resultados:
  1. Resultados deseados (la dirección residencial es sinónimo de estatus; visibilidad de la movilidad económica alcanzada; mejor acceso a la formación; mejor acceso a un empleo más óptimo; aumento de la seguridad; progreso). 
  2. Resultados no deseados (costes elevados; desconfianza; auto-aislamiento) 
  3. Resultados ajenos pero influyentes en el ámbito residencial (desvalorización de la calidad de servicios en los distritos, y pérdida de prestigio de los mismos). 
  4. Resultados logrados, pero que no se ven (seguridad para que los niños de mejor posición puedan conseguir un trabajo mejor remunerado en el futuro). En último término, concluimos un hecho fundamental: Lima se encuentra en un proceso histórico de cambio social de horizontal a vertical.