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martes, 28 de enero de 2014

Resúmenes Sociología Política Parte 47

En la asignatura Sociología Política del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria de la asignatura. Derechos reservados, sus autores.


TEMA 1: Las múltiples relaciones entre sociedad y política. El campo de estudio de la sociología política. "Sociedad y política: una relación multidimensional" Autores: Maria Luz Morán y Jorge Benedicto. Capítulo 1 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 // TEMA 2: El proceso histórico de modernización. Estado y mercado, las dos instituciones claves “Modernización y cambio sociopolítico" - Autor: Enrique Gil Calvo. Capítulo 11 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009) // TEMA 3: El surgimiento y desarrollo de la democracia en la sociedad capitalista "Democracia y sociedad industrial" - Autor: Ludolfo Paramio. Capítulo 5 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 4: Las bases sociales de la política democrática "El concepto de cleavage en las ciencias sociales" Autora: Susana Aguilar. Capítulo 1 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007. "Elecciones para elegir" Autora: Elisa Chuliá. Capítulo 6 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007.// TEMA 5: La construcción de los universos políticos de los ciudadanos. Socialización y cultura política "La construcción de los universos políticos de los ciudadanos" Autor: Jorge Benedicto. Capítulo 8 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 6: Participación y acción colectiva "Perspectivas teóricas y aproximaciones metodológicas al estudio de la participación" Auotres: Maria Jesus Funes y Jordi Monferrer. Capítulo 1 del libro de R. Adell y M.J.  Funes, Movimientos Sociales: Cambio social y participación. Madrid, UNED, 2003. "Participación política, grupos y movimientos". Autor: Gianfranco Pasquino. Capítulo 5 del libro de G. Pasquino y otros, Manual de Ciencia Política. Madrid, Alianza Editorial, 1991.

7.- Ámbitos de la participación política: los grupos

Bentley centró su atención sobre los procesos políticos más que sobre las instituciones jurídicas, sobre el aspecto informal de la política más que sobre las normas abstractas, en haber señalado una perspectiva desde la que contemplar los fenómenos políticos.

Los estudiosos anglosajones han señalado cómo la pluralidad de grupos y su comparecencia son elementos esenciales para la manifestación y el mantenimiento de la democracia. Los individuos que perteneces a varios grupos se dan cuenta fácilmente de la necesidad de acomodar y conciliar los distintos intereses en ellos representados más que andar en conflictos, en arreglos de cuentas. La misma importancia se atribuye a la afiliación de los individuos a organizaciones socio-económico distintos (cross cutting membership).

El análisis de los grupos después de la elaboración de Bentley se ha dirigido por un lado a una mejor identificación y clasificación de los grupos y por otro a una profundización de sus modalidades de acción. Almond y Powell señalan la existencia de cuatro formas o modalidades: articulación anómica, articulación no asociativa, articulación asociativa y articulación institucional.

Los grupos de interés anómicos surgen tanto cuando sus intereses son relativamente nuevos y no disponen de canales experimentales a través de los que orientarse, como cuando los detentadores del poder han eludido repetidamente esas demandas y olvidado las preferencias. Entonces los portadores de esos intereses pueden verse impulsados a dramatizar su situación recurriendo a manifestaciones. Así los grupos de interés no asociativos basados sobre la estirpe, la religión, la parentela.

Ya se trate de miembros de una confesión religiosa o de nobles de la corte, de militares o de burócratas, sus respectivas organizaciones están interesadas en tutelar prerrogativas y en defender privilegios, precisamente en cuanto que son instituciones dotadas de una cierta persistencia y con intención de durar en tanto que tales. Según Almond y Powell se debe hablar de grupos de interés institucionalizados.

Los procesos de modernización, diversificación y fragmentación social hacen surgir una pluralidad de interese. Las diferentes asociaciones profesionales de cualquier tipo, las asociaciones culturales, los mismos sindicatos, constituyen los grupos de interés asociativos. Según Almond y Powell sus características son la representación explícita de los intereses de una grupo particular. Tienden a regular el desarrollo de los otros tipos de grupos de interés; sus tácticas y objetivos suelen ser reconocidos como legítimos por la sociedad.

David Truman: cualquier grupo que, sobre la base de una o más posturas compartidas, lleva adelante ciertas reivindicaciones frente a otros grupos de la sociedad, para la instauración, el mantenimiento o la ampliación de formas de comportamiento que son inherentes a las posturas compartidas. Esta definición no permite decir nada de las modalidades de interacción entre los diferentes grupos presentes en la sociedad y en especial sobre las modalidades con que tratan de hacer prevalecer sus intereses.

En líneas generales, se pueden producir seis tipos de relaciones según Rose:

1.    Armonía entre las demandas de los grupos de presión y las normas culturales generales.
2.    Un aumento gradual de la aceptación de los valores políticos que apoyan las demandas de los grupos de presión.
3.    Negociaciones con apoyo fluctuante por parte de las normas culturales.
4.    Una labor de promoción frente a la indiferencia cultural
5.    Una labor de promoción frente a tendencias culturales y los objetivos de los grupos de presión

Los distintos grupos deberán llevar a cabo una estrategia capaz de mantener o de poner en sintonía sus interese particulares con aquellos más generales que se desprenden de las normas culturales de una sociedad dada.

Cada grupo intentará maximizar sus oportunidades de éxito manejando los recursos a los que tiene más fácil acceso y utilizando los canales de comunicación y de presión sobre el poder político que le resulten más adecuados y más favorables, y cada grupo tratará de identificar con precisión el nivel político en que se toman las decisiones que le afectan y qué instancia toma las decisiones concretas.

Las probabilidades de éxito de un grupo de presión están muy influidas por los recursos de que dispone. Los más importantes son: la dimensión, la representatividad, el dinero, la calidad y la amplitud de los conocimientos, la ubicación en el proceso productivo. El éxito de un grupo de presión se vea favorecido por el origen de sus miembros y de sus dirigentes, si son de los mismos estratos sociales que el grupo de los que deban tomar las decisiones.

Normalmente son los sindicatos los que pueden recurrir con más eficacia al recurso de la dimensión. Ésta se puede reforzar posteriormente en cuanto recurso de la representatividad.

El dinero tiene una utilización directa, inmediatamente eficaz, así como una utilización indirecta mediante la corrupción de los decisores en los distintos niveles. En el triángulo que puede formarse (decisores, grupos de presión, ciudadanos), los representantes de los ciudadanos-consumidores-contribuyentes tiene también la misma, si no más, necesidad de informaciones y de expertirse. La información que se produce y estructura, tiende más a influir que a ofrecer todos los elementos necesarios para adoptar una decisión que respete todos los intereses en juego. La información que se muestra es inferior en cantidad y calidad a la información que se oculta.

La ubicación y la cohesión de grupos de trabajadores son recursos poderosos en la política de presión y no es raro que se utilicen con eficacia. Los ámbitos, los canales, los destinatarios serán en cada caso aquellos a quienes corresponda tomar las decisiones o bien los más sensibles a los efectos de la presión.

La reacción práctica y teórica contra las actividades de los grupos de presión, contra los llamados special interests, ha sido más dura que en otras prates precisamente en los dos contextos anglosajones (UK y EEUU9 que habrían apadrinado la teoría y la práctica de los grupos de interés.

En cuanto a la teoría, las reacciones como neoconservadoras: un obstáculo a la realización del bien común y una ventaja para la realización de intereses precisamente particulares. Olson ha formulado una teoría de la política y del cambio social que intenta dar cuenta del auge y decadencia de las naciones partiendo de las capacidades y oportunidades de organización de los grupos. Olsosn afirma que las sociedades estables con fronteras fijan tienden a acumular en el tiempo más colusiones y organizaciones para la acción colectiva. Las organizaciones y las colusiones de intereses particuales reducen la eficacia y la utilidad añadida de la sociedad en la que actúan, y hacen así que la vida política cree más divisiones.

Del planteamiento de Olson se desprende la necesidad de romper la rigidez social y de dividir las demasiado amplias coaliciones distributivas. La versión dominante del pluralismo ha sido criticada por los neoconservadores como los neoprogresistas. Schmitter establece un modelo de relaciones entre organizaciones y Estado que ha definido como neocorporativismo. Puesto que gran parte de esa teorización se ha dirigido a comprender las modalidades de realización de las políticas públicas en países gobernados por partidos progresistas y a explicar las relaciones entre el partido del gobierno, los sindicatos y la asociaciones empresariales. Nos permite dirigir la atención sobre la naturaleza específica de los grupos y sobre las modalidades de participación interna.

El problema es si el intercambio de consenso por políticas públicas entre el sindicato y los organismos estatales es más fácil, duradero y eficaz con un sindicato monolítico, verticalista, centralizado, o bien si son los sindicatos con estructura y procesos internos democráticos capaces de soportar, absosber y canalizar las tensiones derivadas de la consecución y la realización de acuerdos neocorporativos.

La perspectiva olsoniana de la rigidez social como la perspectiva del neocorporativismo tipo Schmitter, las dos hacen referencia ala crecaión de equilibrios consolidados y por tanto a las modalidades institucionalizadas de la política de los grupos, con implicaciones y consecuencias importantes sobre las normas de participación política. La participación política más influyente resulta ser la que se explica dentro de las organizaciones.

domingo, 5 de enero de 2014

Resúmenes Sociología Política Parte 30

En la asignatura Sociología Política del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria de la asignatura. Derechos reservados, sus autores.


TEMA 1: Las múltiples relaciones entre sociedad y política. El campo de estudio de la sociología política. "Sociedad y política: una relación multidimensional" Autores: Maria Luz Morán y Jorge Benedicto. Capítulo 1 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 // TEMA 2: El proceso histórico de modernización. Estado y mercado, las dos instituciones claves “Modernización y cambio sociopolítico" - Autor: Enrique Gil Calvo. Capítulo 11 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009) // TEMA 3: El surgimiento y desarrollo de la democracia en la sociedad capitalista "Democracia y sociedad industrial" - Autor: Ludolfo Paramio. Capítulo 5 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 4: Las bases sociales de la política democrática "El concepto de cleavage en las ciencias sociales" Autora: Susana Aguilar. Capítulo 1 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007. "Elecciones para elegir" Autora: Elisa Chuliá. Capítulo 6 del libro de S. Aguilar y E. Chuliá, Identidad y opcion. dos formas de entender la política, Madrid, 2007.// TEMA 5: La construcción de los universos políticos de los ciudadanos. Socialización y cultura política "La construcción de los universos políticos de los ciudadanos" Autor: Jorge Benedicto. Capítulo 8 del libro de J. Benedicto y M.L. Morán, Sociología Política, Temas de Sociología política, Madrid, 1995 (1º reimp. 2009). // TEMA 6: Participación y acción colectiva "Perspectivas teóricas y aproximaciones metodológicas al estudio de la participación" Auotres: Maria Jesus Funes y Jordi Monferrer. Capítulo 1 del libro de R. Adell y M.J.  Funes, Movimientos Sociales: Cambio social y participación. Madrid, UNED, 2003. "Participación política, grupos y movimientos". Autor: Gianfranco Pasquino. Capítulo 5 del libro de G. Pasquino y otros, Manual de Ciencia Política. Madrid, Alianza Editorial, 1991.

Cultura política y democracia

La obra La cultura cívica de los politólogos funcionalistas Almond y Verba marcará un hito de tal magnitud que la practica totalidad de la reflexión posterior cabe ser entendida como un diálogo más o menos explícito con esta obra.

La enorme frustración que acompañó a la IIGM situó a las ciencias sociales ante la necesidad de explicar las causas del subimiento de sistemas políticos totalitarios en sociedades que se presumían democráticas. El inicio de los procesos de descolonización y los problemas de los nuevos países impulsará la reflexión no sólo sobre las condiciones sociales y económicas asociadas a la posibilidad de una democracia estable sino también sobre los fundamentos culturales que se encuentran en la base del edificio político. La recepción norteamericana de la sociología weberiana, la influencias de la psicología social, las aportaciones de la antropología psicocultural y el desarrollo de la metodología cuantitativa de investigación mediante encuestas.

Almond y Verba van a definir la cultura política de una nación como “la particular distribución de las pautas de orientación hacia los objetos políticos entre los miembros de esta nación”. La cultura política se entiende referida a un conjunto de orientaciones individuales hacia un conjunto especial de objetos y procesos, los objetos y procesos políticos. Las orientaciones psicológicas o predisposiciones a la acción de los individuos, las cuales, siguiendo el esquema de Parsons y Shils, se clasifican en tres categorías: orientaciones cognitivas, afectivas y evaluativas; conocimientos, los sentimientos y los juicios y opiniones que poseen los individuos acerca del sistema político y de sus componentes; los objetos políticos: el sistema político general, los objetos políticos o input, los objetos administrativos u output y el propio sujeto como actor político.

La relación entre los tipos de orientación y las clases de objetos da lugar a una matriz simple de 3 por 4. De una concepción basada en el individuo se pasa sin solución de continuidad a un modelo de culturas políticas nacionales entendidas como distribuciones sociales de actitudes.

Tres serían los principales tipos de cultura política, según Almond y Verba:

1.    La cultura política parroquial, sociedades tribales y en aquellas en que la diferenciación de roles es muy escasa.
2.    La cultura política de súbdito: el súbdito mantiene una relación esencialmente pasiva en cuanto receptor de las acciones del sistema.
3.    La cultura política participante: los miembros de la sociedad tiene un rol políticamente activo, aunque sus sentimientos y evaluaciones pueden ser favorables o desfavorables.

Los tres hay que entenderlos como tipos ideales a la manera weberiana; como modelos teóricos que no tienen una plasmación concreta en la realidad histórica de cualquier sociedad. La cultura política  de una sociedad siempre tendrá un carácter mixto: a pesar de que puede existir un predominio de los rasgos característicos de uno de los tipos establecidos aparecerán siempre elementos más o menos importantes de los otros dos tipos.

Almond y Verba creen superar la dicotomía entre realidades micropolíticas y macropolíticas situando a la cultura política como nexo de unión entre los individuos y grupos por un aparte y las estructuras y procesos por otra:

1.    La explícita distinción establecida entre pautas culturales y estructura política abre la posibilidad de investigar un problema que los autores consideran crucial para la estabilidad y evolución de los sistema políticos.
2.    La importancia de las orientaciones individuales en la configuración de la cultura política y su influencia sobre el sistema político.

El verdadero interés de Almond y Verba es analizar en qué medida las distintas culturas nacionales se ajustan al patrón de cultura política que los autores consideran apropiada y congruente con los sistemas democráticos estables: la cultura cívica que se concibe como el resultado de los choques existentes entre la modernización y el tradicionalismo, dando como resultado una cultura política pluralista, basada en la comunicación y la persuasión, en el consenso y la diversidad, una cultura que permite el cambio pero que al mismo tiempo la modera. Es también de carácter mixto, coexistiendo en su seno orientaciones de participación junto a las de súbdito y parroquiales.

Detrás de la idea de cultura cívica late continuamente una concepción elitista de la democracia, basada en una rígida separación entre élites gobernantes y masas que cumplen sus decisiones, separación que implica:

·      Que las élites deben poder gobernar sin excesivas presiones ciudadanas
·      Que los ciudadanos, aún manteniendo su posibilidad de participar, sean relativamente pasivos y deferentes con las élites

Para Almond y Verba el ciudadano en la cultura cívica, el ciudadano democrático posee una reserva de influencia: no es el que actúa y toma parte en los procesos políticos sino el “ciudadano potencialmente activo”, que tiene interiorizado un sentimiento de competencia política y sólo actúa si hay necesidad de ello. La democracia queda convertida fundamentalmente en un mito, en el que hay que creer para que se mantenga el equilibrio deseado entre el poder y libertad de las elites y su responsabilidad ante las demandas de los ciudadanos.

Almnond y Verba llevaron a cabo la investigación empírica mediante un cuestionario común aplicado a muestras nacionales de cinco países (EEUU, UK, Alemania, Italia y México) que tratan de representar ejemplos diferentes de adecuación al patrón típico definido en la noción de cultura cívica. Comentarios y críticas se han centrado: la consideración de la cultura cívica como paradigma de cultura política democrática, la concepción teórica de cultura política  y los procedimientos técnicos-metodológicos del estudio.

Comenzando por la noción de cultura cívica, el punto más discutible son las grandes dosis de normativismo y etnocentrismo que se encierran en su formulación. Se termina convirtiendo a u tipo específico de cultura política, resultado de un proceso histórico-político muy concreto y basado en una determinada concepción de la democracia, en el único camino posible para lograr desarrollar sistemas democráticos estables, lo que supone olvidar la influencia contingente que las condiciones sociales, económicas y políticas ejercen sobre la evolución de los distintos sistemas políticos e implantar una visión uniformizadota de los múltiples procesos que favorecen o impulsan la democratización. Otro problema es la implícita relación de causa-efecto que parece establecerse entre cultura cívica y democracia estable entre cultura uy estructura política. En La cultura cívica no se contempla la posibilidad de que el desarrollo positivo de una experiencia de democratización se convierta en el elemento clave para el surgimiento de una cultura política democrática o que la estructura de desigualdad socioeconómica introduzca variaciones importantes en las pautas culturales de determinados sectores sociales.

El excesivo énfasis que en todo este planteamiento de la cultura política se realiza sobre la homogeneidad de normas y valores y el consiguiente olvido de todo aquellos que supone divergencia o diferenciación. Se tienden a interpretar en términos estrictamente individuales, sin tener en cuenta que el modo en que los individuos se relacionan con la esfera de lo político esta mediado por su pertenencia a grupos sociales estructuralmente desiguales entre sí.

Almond y Verba han suscitando y siguen suscitando grandes interrogantes, como la ausencia de una reflexión sobre el papel fundamental que juegan las élites en la construcción social de la cultura política o la dificultad de explicar el cambio sociopolítico de las sociedades contemporáneas. Cabe extraer dos conclusiones principales:

·      La necesidad de superar cualquier pretensión de definir “una” cultura política democrática, insistiendo por el contrario en la influencia que en cada caso ejercen las condiciones sociales, políticas y económicas sobre la formación y evolución de las pautas culturales predominantes en las distintas sociedades democráticas.
·      La necesidad de analizar en detalle las interacciones recíprocas que en cada sociedad se establece entre la dimensión institucional, socioestructural y cultural con el fin de poder especificar la contribución específica que la cultura política hace a la construcción de los universos políticos de los ciudadanos y a su comportamiento político.

De las distintas aportaciones que se vienen sucediendo en los últimos años encontramos una preocupación por tratar de superar el olvido a que tradicionalmente se ha sometido el primer término del concepto de cultura política; reflexionar qué es la cultura y qué papel desempeña en las sociedades industriales avanzadas, desde su consideración como un componente integral de la acción social. En concebir la cultura política como el contexto de significados en el que se desarrolla la vida política de las distintas sociedades. Frente a la visión clásica que entiende la cultura política como un conjunto de disposiciones psicológicas resultado de una específica socialización política, se insistirá en los procesos a través de los que se produce la construcción social de las diferentes culturas políticas, las cuales servirán de marco a los individuos para la formación de sus preferencias políticas.