viernes, 30 de noviembre de 2012

Estructura Social Contemporánea II – Resúmenes Parte 31


En la asignatura de Estructura Social Contemporánea II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12, algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria.  Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R. Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo7) El proceso de legitimación – Eva Gloria Del Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8) T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion social en los Estados Unidos – Irene Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10) Estratificación social en Japón – José Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11) Estratificación social en Alemania – María Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo 12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González

El Ascenso Del Nazismo.

En este contexto de humillación nacional y desastre económico surgió el nacional-socialismo liderado por Adolf Hitler.

A menudo se supone que los movimientos extremistas, en particular los de derechas, reciben el apoyo de las clases bajas y de los menos instruidos. No necesariamente ha sido así, sociólogos como Hans Gerth indican lo contrario. Entre 1933 y 1935, aunque los simpatizantes del nazismo procedían de todas las clases, la clase trabajadora estaba infrarrepresentada entre los votantes de éste. La mayoría eran jóvenes, empleados de cuello blanco e incluso profesionales.

La clase trabajadora  apoyaba relativamente más al partido socialista y al partido católico de zentrum. Mientras que algunos intelectuales, artistas y profesores de instituto apoyaron el nazismo. Los más partidarios del nazismo  en los primeros años, era la gente que habitaba en pequeñas ciudades o zonas rurales de Alemania.

Henry Turner ha analizado si los ricos y poderosos apoyaron el nazismo, sacando en claro que: el conglomerado militar de Hitler fue muy ventajoso para los ricos capitalistas. La gran corporación industrial AG Farben, por ejemplo mantuvo estrechas relaciones en la preparación armamentística para la guerra y durante la II Guerra Mundial, construyó la fábrica en Auschwitz y produjo el gas para los asesinatos. También otras corporaciones grandes, se beneficiaron de la construcción de material bélico.

Mientras que en otras naciones industriales la brecha entre pobres y ricos se  redujo debido a las reformas liberales en respuesta a la depresión mundial de los años 30, en Alemania la brecha aumento enormemente. Guarda relación con un principio que define el fascismo: movimiento totalitario que favorece a los ricos y a otras elites y en el que los elementos racistas son, en ocasiones, secundarios.

Sin embargo, las familias capitalistas más ricas no apoyaron demasiado a Hitler. En sus primeros años: Tyssen fue el capitalista más destacado que apoyó el nazismo antes de 1933. Otros, como Siemens apoyaron, no con demasiado entusiasmo. La mayoría rebajaron su respaldo cuando estalló la guerra. Ej. Bosh de Ajefarben al final se puso en contra. Y Tyssen fue capturado por los nazis en Francia y enviado a un campo de concentración alemán hasta que acabo la guerra.

La Reconstrucción De La Posguerra

En las consecuencias de la II Guerra Mundial encontramos las semillas de la guerra fría: El objetivo de la URSS para los territorios ocupados era establecer gobiernos comunistas, incluida Alemania del este. Mientras que, la alianza occidental, en especial en la parte occidental de Alemania, estadounidenses, británicos y franceses trabajó para estabilizar y reconstruir la economía alemana con el fin de impedir el desastre que siguió a la I Guerra Mundial y al tratado de Versalles. Harry Truman, presidente de los EEUU, desarrolló el Plan Marshall, con el que ayudó a Alemania con cuantiosos préstamos.

El Japón de la posguerra estuvo mucho más dirigido por los ocupantes estadounidenses que Alemania por la colaboración entre EEUU, Gran Bretaña y Francia. Sin embargo, la ocupación aliada estableció unas directrices para el país.

En el ámbito político, La constitución alemana o Ley Básica estableció una estructura gubernamental no muy diferente a la de EEUU. Institucionalizó un sistema federal, que hoy tiene un gobierno nacional menos centralizado y con más independencia de las regiones que cualquier otro país de Europa. A diferencia de los EEUU, el gobierno tiene más responsabilidad a la hora de establecer las políticas, mientras que la aplicación corresponde a los cuerpos administrativos de las regiones o länder. Igual que en EEUU, la Ley Básica de Alemania creó un sistema judicial federal con capacidad de revisar la legislación.

Lo más específico de la estructura política de la Alemania actual es su sistema parlamentario bicameral, semejante al británico y japonés. Compuesto por el Bundestag, la cámara más poderosa y la que elige al canciller, y el Bundesrat, formado por representantes de los gobiernos de los länder. A diferencia con Japón, los partidos políticos ilegalizados por Hitler, son hoy fuerzas políticas poderosas. Otra diferencia con Japón sería el poder de los sindicatos. Entre las semejanzas encontramos que la burocracia alemana de preguerra apenas cambio tras las reformas de ocupación. Igual que en Japón, muchos políticos y líderes militares fueron expulsados a la calle pero a los viejos burócratas prácticamente no se les toco.

Una Desigualdad Reducida

Una de las tendencias más importantes del periodo de la posguerra, es la reducción de la desigualdad de la renta en Japón y Alemania desde los años 60, mientras que ha aumentado en los EEUU.

En Alemania, la Ley de igualación de las cargas, aprobada en 1952, contribuyó al inicio de esta tendencia. Logrando que la mitad de los activos financieros, se redistribuyeran entre los alemanes que carecían de recursos, en especial entre los huidos de Alemania del este después de la guerra. Los últimos pagos se efectuaron en 1982.

Aunque en menor medida, la disolución de algunas corporaciones importantes por parte del nuevo gobierno alemán contribuyó a la reducción de la desigualdad. Pero realmente se debió más a las leyes laborales y a los sindicatos.

En los años 60, el nivel de vida de la mayoría de los alemanes occidentales aumentó y se redujo la desigualdad de la renta. Esta tendencia se refleja en la tasa de pobreza de Alemania entre 1963 y 1983 (del 5.7% al 2.0%). Pobreza medida como la cantidad  de personas que al año reciben menos del 40% de los ingresos medios.

Cuando cayó el muro de Berlín en 1989, Alemania tenía como Japón, una de las sociedades más igualitarias de las sociedades industriales avanzadas, mientras que los EEUU, presentaba la distribución más desigual  de los ingresos. A pesar de lo que invirtió la Alemania rica tras la unificación en 1989, la diferencia económica es cada vez mayor. Mientras que la Tasa de desempleo en la parte occidental hoy es del 7%, en la oriental es del 18%. Los salarios de Alemania del este son bastante inferiores a los del oeste. Aún así, con la reconstrucción de la parte oriental en los años venideros, lo más probable es que se reduzca el grado de desigualdad.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Estructura Social Contemporánea II – Resúmenes Parte 30


En la asignatura de Estructura Social Contemporánea II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12, algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria.  Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R. Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo7) El proceso de legitimación – Eva Gloria Del Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8) T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion social en los Estados Unidos – Irene Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10) Estratificación social en Japón – José Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11) Estratificación social en Alemania – María Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo 12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González



Alemania es la 3ª potencia industrial del mundo. Desde la guerra fría los estadounidenses han tendido a suponer que todas las naciones capitalistas son básicamente iguales, características tales como las  desigualdades salariales,  influencia de los trabajadores, etc .
Podría pensarse que el modelo de economía política del principal competidor europeo de los EEUU, donde comenzó el capitalismo y la industrialización, debería semejarse al modelo estadounidense. Sino, ¿cómo podría tener Alemania esa economía tan fuerte? Sin embargo, Japón se asemeja más a EEUU. Los estadounidenses sienten fascinación por Japón. En cambio, el espacio que ocupan los libros sobre Alemania están más dedicados a la II Guerra Mundial y a la guerra fría que a la política, la economía y la sociedad alemana en general.

Comencemos con una descripción de una serie de diferencias clave de Alemania. El salario medio es el más alto del mundo. Además, mientras que el japonés medio trabaja aproximadamente 1900 horas anuales y el estadounidense medio trabaja 2000, el alemán solo 1600 horas al año. También cuentan con consejos  de trabajadores y la fuerza de los sindicatos.

A finales de los 90 y principios del S. XXI, los líderes corporativos y los                                políticos conservadores alemanes, ante el resurgir corporativo estadounidense, proclamaron que los altos salarios y generosos beneficios  alemanes hacen que en comparación sus productos sean más caros. Además, los altos impuestos de la renta y de sociedades necesarios para sufragar el alto nivel de subsidios para bienestar, como sanidad y otras ayudas, obstaculizan el rendimiento de las corporaciones alemanas. El poder de los sindicatos y las leyes laborales hacen que sea casi imposible despedir para recortar costes y mantener las ganancias. También, proclaman que la alta tasa de desempleo, a pesar de las importantes mejoras económicas de principios del S. XXI, está provocada por estas leyes laborales que impiden el despido fácil, impidiendo que las empresas contraten nuevos trabajadores por temor a no poder despedirlos más tarde. Por último, estos líderes corporativos están amenazando con trasladar las fábricas fuera de Alemania a países con menores costes, como EEUU. Así que, en 1998 los alemanes eligieron un gobierno de coalición entre el partido social-demócrata y el partido verde, y el poderoso sindicato del metal convocó una huelga nacional en 1999 para lograr un aumento salarial.

En fin, la representación obligatoria en la sala de juntas de la corporación, las leyes que exigen que los directivos de las corporaciones reconozcan un consejo de trabajadores en cada corporación y colaboren con él, el salario más alto y la jornada laboral más corta del mundo son aspectos de Alemania que no pueden ignorarse en ningún análisis comparado de la estratificación social.

Breve historia de la economía política alemana

En Alemania, son conocidos por su amor al orden social. Hay reglas oficiales que rigen casi todos los comportamientos tales como el tamaño de los cubos de basura, periodos de silencio, etc. Igualmente otorgan importancia al rango, al orden de estatus, formalidad, respeto a la autoridad y son aficionados a los títulos nobiliarios.

Se cree que esta afición a las normas y al orden social está arraigada en la cultura prusiana, que tiene varios siglos de antigüedad. Y este amor al orden explicaría otras características, desde el etnocentrismo y el racismo hasta el milagro económico de la posguerra. Por Ej. Algunos historiadores afirman que se debe a las rupturas del orden social en el pasado, como la guerra de los 30 años y al colapso de la economía alemana y del sistema político en los años 20 que preparó el camino para el ascenso de Hitler.

La Alemania actual, tiene sus raíces en el Reino de los Francos en el 400 d.C., más tarde conocido como el Sacro Imperio Romano Germánico.

Después de la guerra de los 30 años (1618-1648), la Paz de Westfalia institucionalizó una laxa confederación de territorios, entre los que se encontraban Austria, Baviera, Prusia y Sajonia, además de otros 300 estados. Hacia principios del S. XVIII, Federico el Grande consiguió que Prusia y Austria se convirtieran en los territorios alemanes dominantes. Mientras que Inglaterra, Holanda y Francia entre otras naciones europeas, se estaban industrializando velozmente, Alemania quedaba a la zaga. Una de las barreras fue la vieja clase aristocrática de los junker, que quería seguir siendo independiente o dominar otros territorios.

En 1848 tuvieron lugar movimientos estudiantiles contra la clase de los junker y a favor de la unificación de Alemania, con Bismarck a la cabeza, a los que terminaron sumándose la burguesía e intelectuales del tipo de Richard Wagner. En 1866, la guerra entre Prusia y Austria  impulsó más la unificación, con Prusia como potencia central. Y en 1871 los estados del sur se sumaron a la Alemania unificada.

Igual que Japón, Alemania es un estado de desarrollo tardío. En ambos casos la industrialización estuvo en parte encabezada por las viejas clases aristocráticas, sin el poder independiente de una nueva clase capitalista, algo que, de acuerdo con Barrington Moore (1966), preparó el camino para los golpes de estado de tipo fascista que acaecieron en ambos países durante el siglo XX. Entre las semejanzas, una burocracia de estado fue la que encabezó y planificó el surgimiento de Alemania como potencia industrial. Ambos establecieron tradiciones de intervención estatal y planificación económica que en buena medida siguen existiendo hoy.

Con su derrota en la I Guerra Mundial, hubo un corto reinado de democracia liberal durante los años 20 con la república de Weimar, así como la democracia Taisho en Japón en la misma época. Pero el desastre económico y los junker lo lapidaron.

Tras la I Guerra Mundial, el tratado de Versalles impuso unas reparaciones económicas enormes que la economía alemana no pudo afrontar, como predijo Max Weber. En consecuencia las tropas francesas se trasladaron cerca de Düsseldolf, Duisburgo y la región de Ruhr. Sin embargo, tras establecerse un acuerdo, la economía empezó a hundirse.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Estructura Social Contemporánea II – Resúmenes Parte 29


En la asignatura de Estructura Social Contemporánea II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12, algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria.  Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R. Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo7) El proceso de legitimación – Eva Gloria Del Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8) T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion social en los Estados Unidos – Irene Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10) Estratificación social en Japón – José Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11) Estratificación social en Alemania – María Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo 12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González

Competencia en el centro en el siglo XXI: ¿Adónde va Japón?

En los años 80, Japón era la envidia del mundo. Su economía crecía más deprisa que la de cualquier otra nación industrial, un inmenso excedente comercial estaba proporcionando miles de millones de dólares al país. De los 10 bancos más importantes del mundo a finales de los 80, los ocho primeros eran japoneses. Se convirtió en la principal prestataria del mundo. El desempleo no existía y las fábricas se trasladaban al sureste de Asia y Estados Unidos para aprovecharse de la abundancia de mano de obra barata. Carecía virtualmente de pobreza y quizá tenía el grado de desigualdad de la renta más baja del mundo. En los 80 se produjeron los típicos escándalos  políticos pero los burócratas casi nunca estaban implicadlos y siguieron siendo respetados.

A principios del S XXI, Japón parece un país diferente en algunos aspectos. Quizás ningún país en las últimas décadas ha experimentado un cambio tan radical. En 2002 la economía lleva estancada más de diez años, con tres recesiones oficiales que tenían lugar a la vez que la expansión económica más larga de la historia de Estados Unidos. El desempleo japonés creció como en los peores momentos tras la guerra, aunque se mantuvo artificialmente bajo debido a la política continuada de empleo “de por vida” para muchos empleados y el porcentaje de empleos temporales experimentó un aumento continuado. Sólo 2 bancos de los 10 más importantes siguieron en la lista. En total los bancos japoneses mantenían entre 115 mil y 169 mil millones de dólares en préstamos dudosos. La deuda del gobierno ascendía al 130% del PIB anual algo sin precedentes en las naciones industriales, y se espera que suba al 200% en 2007. El 87% de los japoneses temían perder su empleo y el 95% se declaraba pesimista sobre la economía. Aunque la tasa de pobreza sigue siendo relativamente baja, y bastante más baja que la de Estados Unidos, en los últimos años se ha producido un aumento de los sin techo y de suicidios un aumento del 400% en 10 años. La fecundidad total ha descendido a un 1,4 por mujer frente a un 2,1 por mujer solo para mantener una estabilidad. Si la población disminuye, habrá cada vez menos personas en edad de trabajar, y más de un 30% serán ancianos a mitad del S XXI. A finales de los noventa se disparó la tasa de delincuencia consecuencia económica. La tasa de asesinatos aunque baja en comparación con Estados Unidos también subió.

Japón se ha visto muy afectado por el resurgir de la competencia económica de EE.UU. desde principios de los 90 en la economía global. Los sistemas de estratificación social configuran las respuestas que pueden ofrecer los países a esta competencia global, permitiendo o no el cambio o permitiéndolo sólo dentro de ciertos parámetros. Hemos visto que una elite de poder, y sobre todo una elite ministerial del gobierno no electa, tienen más capacidad de control que la de cualquier otra nación industrial. Desgraciadamente, en el caso de Japón parece evidente que apenas se pueden producir cambios hasta que la elite ministerial burocrática se vea forzada a abandonar su control sobre la economía política japonesa o al menos reconozca que es necesario un cambio.

Uno de los inconvenientes de este modelo de economía política son las restricciones impuestas a la adaptación rápida a los cambios en la economía global.

Es evidente que Japón necesita un cambio. Pero la pregunta de cómo responderá finalmente a las presiones del sistema de estratificación global está menos clara de lo que podemos predecir en el caso de Alemania.

martes, 27 de noviembre de 2012

Estructura Social Contemporánea II – Resúmenes Parte 28


En la asignatura de Estructura Social Contemporánea II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12, algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria.  Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R. Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo7) El proceso de legitimación – Eva Gloria Del Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8) T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion social en los Estados Unidos – Irene Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10) Estratificación social en Japón – José Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11) Estratificación social en Alemania – María Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo 12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González

La desigualdad de la renta en Japón.

Es momento de utilizar algunas de las cosas que hemos aprendido sobre Japón para abordar la pregunta de por qué en Japón se ha desarrollado en la segunda mitad del S XX con mucha menos desigualdad de la renta que otras naciones industriales, en especial Estados Unidos, que con el tiempo ha llegado a ser la nación con mayor desigualdad de la renta. La desigualdad de la renta aumento en los años 90, aunque está disminuyendo a partir de la economía  burbuja. En cuanto a las décadas de baja desigualdad durante la segunda mitad del S XX hay dos cuestiones que son evidentes: Primera, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de países europeos (en particular, Suecia y Alemania), el bajo grado de desigualdad de Japón no se debe fundamentalmente a sus políticas gubernamentales, sus programas de bienestar o a otras acciones del Gobierno. Desgraciadamente los estudios que muestran los efectos de la intervención estatal para reducir la pobreza no incluyen a Japón en su base de datos. Estos estudios muestra como Suecia, Alemania y muchos países europeos, gastan porciones mayores del PIB para reducir la pobreza, consiguiendo reducirla del 50 al 80% frente al 28% en Estados Unidos. Japón figura en un lugar tan bajo como Estados Unidos, en el gasto gubernamental. Así podemos decir que la menor desigualdad de la renta y la pobreza de Japón que Estados Unidos no se debe a los programas japoneses de bienestar. Y segunda, no podemos afirmar que el bajo grado de desigualdad de Japón se deba principalmente a sus valores culturales. Sin lugar a dudas influyen de algún modo, pero antes de la Guerra Japón presentaba el grado más alto de desigualdad de la renta y riqueza de todas las naciones industriales. Los efectos de la cultura no se manifiestan con tanta rapidez o facilidad.

Factores y razones que explican la baja desigualdad de Japón. A modo especulativo.

  1. En los estratos más bajos de la sociedad de Japón hay menos pobreza. El gobierno japonés no mide la pobreza de su país con tanta frecuencia ni del mismo modo que el de Estados Unidos; los especialistas en Japón coinciden en que todos los indicadores sugieren  que la tasa de pobreza absoluta sigue estando muy por debajo de la de Estados Unidos. Esto no se debe a los programas de bienestar; antes bien, con una cultura homogénea, un sistema educativo excelente, una estructura familiar sólida y una escasa discriminación de los cabezas de familia varones (salvo los burakumin, los ainu, los coreanos y los chinos), en Japón apenas existe algo parecido a una infraclase. Casi todas la personas son bastante competentes, han sido socializadas y formadas de modo adecuado. Con una economía fuerte que proporciona empleo a todos (la tasa de desempleo sólo llegó al 3% en la recesión. A diferencia de lo que ocurre en los Estados Unidos, la clase media no está menguando ni existe allí una clase baja que caiga cada vez más bajo en sus recursos materiales y en su educación y capacidad para funcionar en una economía moderna.
  2. Además, la economía del país funciona con un sinnúmero de tiendas pequeñas y de pequeñas granjas, y tiene un enorme sistema de distribución de venta al por mayor que crea muchos más empleos.
  3. En la parte más alta del sistema de estratificación (en las corporaciones y el alto funcionariado) existen normas que frenan la demanda de sueldos altos. La sensación de formar parte de un grupo homogéneo (algunos dicen que país parece un sistema de parentesco extenso) y la existencia de normas que restringen el hecho de diferenciarse en demasía de los demás han generado reglas que limitan las demandas de sueldos altos. Y esas normas son más fáciles de cumplir cuando tanto los trabajadores como los directivos esperan trabajar de por vida en la misma empresa. La estructura corporativa keiretsu genera también responsabilidad corporativa en los directivos, porque a los directivos  de las otras corporaciones del grupo keiretsu les interesa como se dirige la empresa y qué se les paga a los directivos, además tienen el poder de exigir responsabilidades corporativas a los directivos a través de la propiedad accionarial interrelacionada.También se ha afirmado que la devastación que produjo la Segunda Guerra Mundial creó el sentimiento de que era necesaria la unidad para reconstruir una economía en la que la mayoría de la población casi se moría de hambre. Fue en este contexto en el que se desarrolló el sistema nenko, por el que se fijan los salarios de acuerdo con la edad y la necesidad, sistema que no existía antes de la guerra. Los miembros de los zaibatsu del Japón de antes de la guerra se identificaban con los dirigentes samurái y shogun del pasado; se sentían por encima de los plebeyos y, por lo tanto, con derecho a más. La arrogancia de los viejos zaibatsu y de la elite militar de antes de la guerra ha hecho que en el Japón actual cualquiera que intente emularlos recibe duras críticas.
  4. Tras la guerra en Japón hay menos propiedad familiar o individual de los principales medios de producción. Esto se debe fundamentalmente a las reformas cuasisocialistas de las fuerzas de ocupación de los Estados Unidos en Japón, que redujeron la propiedad de los viejos zaibatsu y redistribuyeron la tierra. La investigación empírica sobre la desigualdad en los Estados Unidos ha revelado que la estructura de la propiedad influye casi igual que la estructura ocupacional y de autoridad burocrática en la desigualdad de la renta. Menos riqueza privada en acciones empresariales implica menos ingresos para una elite rica. En la actualidad el pueblo japonés critica la aparición, a finales de los 80 y 90, de un grupo cada vez más numeroso de personas acaudaladas cuya riqueza se basa en la propiedad inmobiliaria. Los ingresos de la inmensa mayoría del pueblo japonés, incluidos los directivos de las corporaciones, proceden casi en su totalidad de un empleo asalariado.
  5. Parece probable que los relativamente bajos ingresos de los que ocupan puestos altos se deban en parte a la importancia otorgada a la desigualdad de estatus en Japón. El amplio consenso sobre quién merece un estatus alto (debido al logro) significa que los trabajadores de una empresa, los dependientes, la gente de la calle, etc, casi todos los miembros de la sociedad, deben tratar con mucha deferencia a los que ocupan los puestos altos. En cambio, es más que probable que los trabajadores estadounidenses digan o piensen: “Ese bastardo ha conseguido el trabajo sólo porque su familia es rica; pero no es en absoluto mejor que yo”. Hemos descubierto que la teoría funcionalista de la estratificación de Davis y Moore (1945) a veces puede ser útil, y que la gente se siente motivada para alcanzar puestos altos debido a la promesa de recibir grandes recompensas. En Japón esto significa que la abundancia de recompensas de estatus ha reducido la necesidad de la abundancia de recompensas materiales.
  6. La tasa impositiva que se aplica a los ingresos medios en Japón es casi idéntica a la que se aplica en los Estados Unidos, y ambos países tienen tasas bajas en comparación con las naciones europeas. Sin embargo el tipo impositivo que se aplicaba a los ingresos bajos era mucho más bajo en Japón que en los Estados unidos, mientras que el tipo para los grupos de altos ingresos era mucho más alto en Japón que en Estados Unidos. Una renta de unos 300.000 dólares en Japón se grava con cerca del 70% en contra de un 35% en Estados Unidos. La tasa impositiva para las empresas ronda el 50% frente a un 30% en Estados Unidos. La diferencia salarial entre los directivos y los nuevos empleados es de 7 a 1 después de pagar impuestos y cerca de 85 a 1 en Estados Unidos; esta diferencia hubiera sido en Japón de 14 a 1 antes de impuestos.
  7. Sin embargo un cambio importante que ha contribuido a producir más desigualdad de la renta en los 90 es muy instructivo cuando comparamos la misma situación en Estados Unidos. La pobreza de los ancianos estadounidenses se ha reducido considerablemente debido a la expansión del sistema de la seguridad social. Este es el único campo en el que los Estados Unidos ha actuado para reducir la pobreza en comparación con las naciones europeas, que han reducido la pobreza en todos los grupos de edad. Sin embargo Japón no ha hecho este esfuerzo y tiene un sistema de la seguridad social muy pequeño en comparación con otras naciones industriales. La renta disminuye de modo significativo para los japoneses mayores de 60 años, debido a las jubilaciones forzosas tras las que se tiene que afrontar un sistema de seguridad social escaso. Actualmente, aproximadamente el 20% de la población de Japón es mayor de 65 años, frente al 12,5% estadounidense y se estima que en 2050 será de un 32%. Así como la población japonesa está envejeciendo rápidamente, aumenta el porcentaje de población mayor de 65 años, lo que produce una mayor desigualdad de la renta que en las décadas anteriores.

De acuerdo con un estudio del Gobierno del Japón de 1988, llamado “Libro blanco sobre la vida nacional” el pueblo japonés ha estado percibiendo durante varios años que estaba aumentando la desigualdad de la renta y la riqueza y ello le produce malestar. Este malestar, al menos hasta ahora, no es proporcionado al aumento real de la desigualdad en Japón. Pero no hay duda de que la incomodidad sigue existiendo en el S XXI.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Estructura Social Contemporánea II – Resúmenes Parte 27


En la asignatura de Estructura Social Contemporánea II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12, algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria.  Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R. Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo7) El proceso de legitimación – Eva Gloria Del Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8) T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion social en los Estados Unidos – Irene Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10) Estratificación social en Japón – José Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11) Estratificación social en Alemania – María Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo 12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González

La educación en Japón.

La fuerza del sistema educativo de Japón se debe a: 

  1. su gran capacidad para llenar la mente de los estudiantes con un número asombroso de hechos e información, obteniendo puntuaciones superiores a las de las demás naciones industriales, en ciencias y matemáticas. 
  2. Los vínculos entre los centros de enseñanza y las empresas o agencias empleadoras. Estos vínculos garantizan que los estudiantes reciben los conocimientos matemáticos y científicos necesarios para enfrentarse a una sociedad industrial moderna y les aseguran un empleo al término de sus estudios. Sin embargo el sistema japonés es pobre cuando se trata de producir estudiantes creativos y de dar una segunda oportunidad a los estudiantes que no sacaron buenas calificaciones. El rendimiento escolar, guarda menos relación con sus orígenes de clase en Japón que en Estados Unidos, pero la evaluación de la capacidad de un estudiante incluso en sus primeros años escolares, tiene un efecto muy importante en la posición de clase que ocupará cuando llegue a la madurez.

El sistema educativo japonés se asemeja mucho al de los Estados Unidos en lo que concierne a los cursos y niveles. La enseñanza primaria y el bachillerato elemental son obligatorios. Los centros académicos están muy regulados por el gobierno central, lo que implica que el contenido de las asignatura y el modo en que se enseñan son los mismos en todo Japón. Y también es importante el hecho de que debido a que casi todos estos centros son públicos y apenas hay segregación de clases en las zonas residenciales de Japón, en los centros de enseñanza se mezclan estudiantes de todas las clases sociales.

Esta situación cambia radicalmente en los centros de enseñanza secundaria. Cerca del 95% de los estudiantes japoneses terminan sus estudios secundarios, pero los institutos de enseñanza secundaria están clasificados por niveles de capacidad y los padres tienen que pagar clases particulares para sus hijos. Lo más importante son los exámenes de ingreso a los centros de secundaria, que determinan en qué centro estudiará el alumno. Los centros con buenos registros de aprobados en los exámenes de ingreso en las mejores universidades preparan bien a sus alumnos para aprobar el examen de selectividad. Hay otros centros que no son tan buenos y que ni siquiera intentan preparar para la universidad a sus alumnos, a quienes forman para que ocupen en el futuro empleos de clase trabajadora. Una vez que el estudiante aprueba el examen y se le asigna un centro específico, es difícil cambiar de centro. Así, su vida se verá determinada por el centro de enseñanza secundaria y si se da el caso, por el tipo de universidad en que ingresó.
Debido a la diferente capacidad de las clases sociales para pagar las juku (academias) y a la diferente motivación y comprensión de la importancia de hacerlo, descubrimos que desde los años de secundaria existe un sistema de encauzamiento de clase que tiende a reproducir el sistema de clases como ocurre en los Estados Unidos, pero de diferente manera.

Hay más estudiantes de clase trabajadora en las universidades más prestigiosas de Japón, como la de Tokio (cerca del 14%, que en las universidades de elite de los Estados Unidos. Pero, al igual que en los Estados Unidos, los estudiantes de clase trabajadora e incluso los de clase media baja están infrarrepresentados en las mejores universidades de Japón. Aunque las universidades nacionales, financiadas por el gobierno son baratas, el 34% proceden del 2% más rico y sólo el 14% proceden del 20% más pobre. Estos datos indican que el porcentaje de estudiantes procedentes de grupos de altos ingresos en Japón ha estado aumentando lentamente desde los años 50, cuando comenzaron a hacer su efecto las reformas de la ocupación.

En resumen parece constatado que hay más igualdad de oportunidades en Japón que en la mayoría de naciones industriales, incluido los Estados Unidos. Sin embargo, la igualdad de oportunidades tiene sus limitaciones. Aunque los estudiantes de bachillerato elemental reciben todos el mismo trato (no existe ni encauzamiento, ni programas especiales para estudiantes inteligentes o estudiantes con problemas de bajo rendimiento, ni existe segregación por clase), hay otros factores familiares que dan ventaja a los estudiantes procedentes de familias de clase alta.

Desigualdad y rango de estatus en Japón.

Para abordar estas cuestiones podemos reexaminar algunas de las claras contradicciones del sistema de estratificación japonés que ya estudiamos brevemente al principio de este capítulo. Recordar la importancia que tiene el rango de estatus y los rituales de la diferencia de estatus en Japón. Hemos visto que se expresan en el lenguaje y existen en todos los tipos de interacción social hasta un grado que no se da en otras sociedades industriales. Pero a pesar de ello descubrimos que en Japón hay menos desigualdad de la renta. En los Estados Unidos esta situación es la contraria: hay más desigualdad material, pero menos preocupación por los rituales de estatus en la interacción social.

También tenemos constancia de que, en Japón, una elite de poder domina en mayor medida que en Estados Unidos. Pero, entonces, ¿por qué en Japón hay menos desigualdad de riqueza y de renta que en Estados Unidos? ¿Por qué los sueldos de los altos directivos de las corporaciones son más bajos en Japón que en los Estados Unidos?

Clase, estatus, y poder en Japón.

Hemos visto que Max Weber ofreció una perspectiva multidimensional de la estratificación social en su crítica de la visión unidimensional de la que presentó Marx. Weber subrayó que en la sociedad existen las tres dimensiones de la estratificación (clase, estatus y poder o partido), pero también que la importancia sobresaliente de alguna o más de ellas depende del tipo de sistema de estratificación que tenga esa sociedad. En las primeras fases de las sociedades capitalistas vemos que la dimensión de clase (propiedad y control del capital industrial) es la más importante. Luego en las sociedades industriales avanzadas, descubrimos que tanto la clase como la autoridad (el poder) son más importantes que el estatus. Debido al tamaño y a la diversidad de la población de las sociedades industriales avanzadas, la dimensión de estatus ha perdido importancia en los sistemas modernos de estratificación social.

En el Capítulo 5 examinamos una investigación sobre los monasterios religiosos y los Kibutz israelíes, que indica que la dimensión de estatus de la estratificación social solo puede dominar en sociedades que alcanzan un grado alto de consenso valorativo y a este consenso sobre los valores solo llega una sociedad pequeña y homogénea. Ésta es una de las razones por las cuales hemos negado que las teorías funcionalistas de estratificación social sean básicamente útiles para las sociedades industriales avanzadas.
Se ha afirmado que en Asia predomina, por lo general, una combinación de rango de estatus y de autoridad. El líder del grupo, el jefe del pueblo, el emperador o el señor de la guerra reciben mucho respeto y grandes honores simplemente debido a la posición que ocupan. De hecho, esta posición de liderazgo es considerada una recompensa o un logro en si y por si misma y no tanto un medio para lograr otras cosas, como sucede en Occidente.

La dimensión de estatus de la estratificación social es más importante en Japón que en Estados Unidos. Esto se pone de manifiesto en los rituales de estatus y los niveles de discurso de la lengua japonesa. Los altos directivos de las principales corporaciones de Japón no reciben un sueldo tan alto como sus homólogos estadounidenses, pero cuando entran en una sala los trabajadores de rango inferior se inclinan ante ellos y se dirigen a ellos con respeto. Los profesores universitarios de Japón reciben un sueldo inferior al de los estadounidenses, pero cuando entran en clase, los estudiantes les muestran mucho respeto (aunque ya no se inclinan ante ellos). Y cuando un profesor interactúa en la calle con un extraño, las palabras y la forma de hablar de este último son más respetuosas cuando se pone de manifiesto el estatus del profesor. (el cambio se refleja en que , para dirigirse a él, Tanaka san, se convierte en Tanaka sensei.

La importancia que se otorga en Japón a la recompensa de estatus, es la “excepción que confirma la regla”. Hay que relacionarlo con la importancia que se le da en los monasterios y Kibutz, son grupos pequeños y gozan de un amplio consenso valorativo. Japón, con una población casi la mitad que la de Estados Unidos, tiene el 97 ó 98% de personas que son étnica y racialmente japonesas y que han sido socializadas en la familia y la escuela en un sistema de valores común; que la nación en general manifiesta un consenso valorativo más amplio y una uniformidad mayor que cualquier otra nación de su tamaño.

Hace sólo poco más de 130 años que se derrumbó el sistema de casta Tokugawa (sistema de castas muy rígido parecido al hindú). Las tradiciones y la cultura cambian a un ritmo más lento que la organización social o la tecnológica. Sólo por esta razón es lógico que el estatus sea una dimensión de la estratificación más importante en Japón que en Estados Unidos.

Para terminar, a los directivos, profesores o personas con estatus alto se les trata en Japón con gran deferencia y respeto, porque la gente coincide en que son personas que han alcanzado las posiciones más altas en la jerarquís de estatus. Y aunque en el Japón de hoy no hay una igualdad de oportunidades considerablemente mayor, al menos por debajo del nivel de la elite, los japoneses sienten que en su sociedad hay más igualdad de oportunidades en el nivel de la elite. Muy pocas personas con posiciones de alto estatus son ricas (ni siquiera los directivos de las corporaciones), y raramente escucharemos una frase semejante a “si eres tan listo (o muy respetado), ¿por qué no eres rico?”. Esa frase carece de sentido para la mayoría de los japoneses, quienes consideran que el estatus es en sí una recompensa  importante.

Casi nadie duda de que Japón está cambiando en este aspecto. Existen encuestas de opinión que indican que el dinero motiva más a los jóvenes que la lealtad a la empresa. Esto concuerda con nuestra idea de que, a largo plazo, es la infraestructura material o económica la que moldea la sociedad, tanto o más que los valores culturales. Cuanto más en contacto entre Japón con la industrialización avanzada, más se reducirá la importancia de los viejos rituales de deferencia y estatus.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Estructura Social Contemporánea II – Resúmenes Parte 25


En la asignatura de Estructura Social Contemporánea II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12, algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria.  Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R. Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo7) El proceso de legitimación – Eva Gloria Del Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8) T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion social en los Estados Unidos – Irene Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10) Estratificación social en Japón – José Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11) Estratificación social en Alemania – María Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo 12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González

Logro y adscripción en el Japón Moderno.

Las sociedades industriales requieren un sistema de clases con relativamente más criterios de logro en la ubicación de clase que los sistemas de estratificación preindustriales del feudalismo o de castas, que tienen más elementos de adscripción. Una sociedad moderna no puede ser competitiva si la mayoría de los miembros reciben una formación alta u ocupan posiciones altas de autoridad debido al estatus que les confiere su nacimiento, raza, religión u otros criterios adscritos. Japón tiene un grado más alto de igualdad de oportunidades, lo que significa que en Japón operan más factores de logro que en los Estados Unidos u otras sociedades industriales. Sin embargo, hay algunas excepciones muy importantes a la constatación de que Japón presenta una mayor igualdad de oportunidades.

Discriminación racial, étnica y sexual en Japón.

Sorprende la discriminación que en esta sociedad existe contra las mujeres y las minorías étnicas; los occidentales suelen creer que el estatus de la mujer es bajo en las sociedades asiáticas y que siempre lo ha sido, esta impresión no es acertada. Japón es para los estadounidenses la sociedad más sexista de todas las naciones industriales. Pero no siempre ha sido así en la historia de Japón.

Con respecto a las minorías étnicas, la población de Japón es en un 97-98% racial y étnicamente japonesa. El 2 ó 3% restante la forman minorías chinas o coreanas. La discriminación basada en la etnia podría ser considerada un problema menor, pero esta suposición también está lejos de ser acertada.

Discriminación sexual.

Este concepto es bastante nuevo para muchas sociedades. Lo que para algunos es discriminación sexual, para otros son divisiones sexuales de rol “normales” o “tradicionales”. Para la mayoría de los hombres, e incluso para muchas mujeres japonesas, lo que existe en Japón son divisiones sexuales de rol, no discriminación sexual.

La discriminación en Japón comienza en el hogar a edades muy tempranas. A las niñas no se les anima tanto como a los niños a progresar en sus estudios. Se supone que estos no son tan importantes para las niñas; más bien se piensa que un exceso de formación puede perjudicar sus perspectivas de matrimonio.

Van a la universidad más hombres que mujeres, solo el 12% de mujeres frente al 39% de los chicos. El 90% de estudiantes de enseñanza semisupeior son mujeres y el 40% se especializa en economía doméstica. En las universidades más prestigiosas, la proporción de mujeres es inferior al 10%.

En Japón, la mayoría de la gente se casa más tarde que en Estados Unidos (a los 25-30 años) los hombres a veces con más edad, esto significa que la mayoría de la gente conoce a su futuro marido después de sus estudios y con frecuencia en el trabajo. Lo que esto quiere decir para las mujeres es que el empleo suele llegar después de los estudios y antes del matrimonio (hay que señalar que Japón tiene una de las tasas más altas de gente casada del mundo). Cuando se casa, y especialmente tras el nacimiento de los hijos, se supone que la mujer debe dejar de trabajar. De hecho en el pasado se despedia a las mujeres cuando se casaban. Aunque obligar a la mujer a dejar su trabajo cuando se casa va contra la ley; en el Japón de hoy en día, sigue ocurriendo informalmente. La participación de la mujer en la fuerza de trabajo es alta en los primeros 20, luego desciende hasta llegar a los 40 y sus hijos ya se han ido de casa. Los empleos abiertos a las mujeres de Japón no suelen ser empleos susceptibles de promoción. Hay una alta concentración de mujeres en puestos de servicios y en empleos bajos de cuello blanco temporales. Existe un alto grado de desigualdad de renta entre los hombres y las mujeres; las mujeres se encuentran mucho más concentradas en el sector periférico que en el sector central de la economía; en un grado mucho más alto que en los Estados Unidos.

Y otra causa más que guarda relación con las estructuras de autoridad, solo el 0,3% de los puestos de toma real de decisiones en esas corporaciones los ocupan mujeres. Japón figura por debajo de otras naciones industriales en el nivel inferior de estatus de autoridad para las mujeres.

La discriminación sexual no ha sido siempre tan grande en la historia de Japón. Han existido mujeres poderosas e incluso algunas emperadoras, aunque la última gobernó en el año 700 d. de c. Y en las zonas rurales las mujeres sufren normalmente menos discriminación. Uno de los factores más importantes del aumento de la discriminación sexual y de las rígidas divisiones sexuales de rol fue la institucionalización de los valores de los samuráis plasmada en la Constitución Meiji a finales del siglo XIX. Estas leyes cambiaron hace muy pocos años, desde la Segunda Guerra Mundial, con el establecimiento de una nueva Constitución. En la actualidad las japonesas pueden votar, tener propiedades, iniciar sus propios negocios e incluso quedarse con sus hijos cuando se divorcian. Se ha producido una lenta mejora de las oportunidades de las mujeres japonesas, pero las tradiciones son difíciles de romper, sobre todo cuando las actitudes de la mujer todavía concuerdan con los valores instituidos por la vieja constitución Meiji.
Japón tiene la tasa de divorcio más baja de todas las naciones industriales. Pero cuando nos preguntamos por qué, descubrimos que una de las razones más importantes es que la mujer apenas tiene opciones fuera del matrimonio. Por lo general, el salario del empleo que puede encontrar no basta para mantenerse a si misma y a sus hijos; cuando la pareja se divorcia, los hijos se quedan casi siempre con el padre. La madre carecía incluso del derecho a quedarse con sus hijos. Y en la actualidad sólo la mitad de las madres divorciadas consiguen la custodia de sus hijos.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Hacia el fin de la crueldad

Artículo de Eduardo Lago publicado en El País el 9 de noviembre de 2012.


Jeff Riedel/Getti Images

Steven Pinker (Montreal, 1954) es catedrático de psicología experimental en la Universidad de Harvard. Su especialidad es la psicolingüística, en particular el estudio del proceso de adquisición del lenguaje en los niños. Autor de numerosos trabajos y publicaciones académicas, debe su exorbitante fama a libros de divulgación científica, como El instinto del lenguaje (1994), Cómo funciona la mente (1997), La tabla rasa (2002) o El mundo de las palabras (2007), de los que vende millones de ejemplares en numerosos idiomas. Uno de los representantes más conocidos a escala mundial en el campo de la psicología evolutiva, Pinker explica las claves del comportamiento desde una perspectiva innatista que muchos consideran excesivamente reduccionista. Steven Pinker es una figura pública de gran relieve que aparece asiduamente en programas de televisión y es constante objeto de atención por parte de los medios, como lo fueron antes que él el astrónomo Carl Sagan y el biólogo e historiador de la ciencia Stephen Jay Gould (con quien sostuvo violentas diatribas). Las opiniones de Pinker son tan sugerentes como controvertidas. Sus tesis tienden a ser altamente “contraintuitivas”, lo cual le obliga a defenderlas con un riguroso aparato estadístico y argumentaciones sólidamente ancladas en los últimos hallazgos de las disciplinas objeto de su estudio. La revista Time lo caracterizó como la “estrella pop de la psicología evolutiva”. En sus libros, Pinker defiende la idea de que la evolución es responsable del diseño del cerebro, así como de los mecanismos que rigen el comportamiento de nuestras facultades cognitivas y emocionales. La tesis central de su último libro, Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones, es que la época en que vivimos es la menos violenta y cruel de cuantas ha conocido la humanidad a lo largo de la historia en todos los ámbitos imaginables: la familia, la ciudad, las naciones, la esfera de las relaciones internacionales. Según Pinker nunca ha habido menos guerras ni genocidios, nunca menos represión o terrorismo que en nuestra época, de la misma manera que jamás han sido tan bajas como lo son hoy las posibilidades de que los seres humanos sucumbamos a una muerte violenta. La entrevista tiene lugar en el elegante comedor del hotel Savoy, uno de los más exclusivos de Londres.
PREGUNTA. Su tesis de que la violencia ha disminuido radicalmente en todas sus manifestaciones hasta conocer los niveles más bajos de la historia choca frontalmente con la percepción que tenemos de la realidad circundante. ¿De qué le serviría decirle algo así a un niño sirio?
RESPUESTA. No es esa la pregunta que hay que hacer y en todo caso no habría que hacérsela a un niño sirio, sino a un niño de Angola, Vietnam, Nicaragua o cualquier otro de los innumerables lugares del mundo que antes fueron escenarios de conflictos bélicos y hoy viven en paz. Lo único que demuestra el hecho de que haya guerra en Siria es que el descenso de la violencia en el mundo no ha alcanzado el nivel cero.

P. ¿Cuál es la historia de la gestación de Los ángeles que llevamos dentro?

R. En libros como La tabla rasa y Cómo funciona la mente, me he ocupado a fondo del concepto de “naturaleza humana”, cuestión que se relaciona de manera muy directa con la de la violencia. ¿Tendemos o no los seres humanos de manera innata a la violencia? La cuestión se remonta a Hobbes y Rousseau, cuyas ideas antitéticas discuto a fondo. En los libros que he citado antes, lo primero que he tenido que hacer es adelantarme a quienes niegan la existencia misma de la naturaleza humana. Progresistas y pacifistas rechazan frontalmente la idea, porque según ellos aceptar una cosa así equivale a decir que la violencia es algo inherente a la condición humana, y por tanto algo de lo que jamás nos podríamos librar. Los instintos violentos serían algo que llevamos impreso en los genes, en la sangre, en el cerebro. Según los partidarios de esta idea, aceptar la existencia de la naturaleza humana equivale a negar toda posibilidad de cambio, pero el argumento es erróneo. La existencia de una naturaleza humana en toda su complejidad supone que junto a los instintos que nos impulsan a ser violentos, hay instintos de signo contrario (los ángeles que llevamos dentro). Todo depende de qué lado de nuestra naturaleza acabe siendo más influyente. La violencia no ha sido un elemento constante a lo largo de la historia. Ha habido periodos históricos más violentos que otros. Con anterioridad a la aparición del Estado, nuestros antepasados se veían involucrados en toda suerte de conflictos armados, y el número de muertes violentas era muchísimo más elevado que hoy. Las estadísticas nos permiten documentar un descenso vertiginoso en el número de homicidios cometidos desde la Edad Media hasta nuestros días. Se ha abolido una enorme cantidad de prácticas bárbaras, como las torturas y ejecuciones públicas. En resumen, que el hecho de que los niveles de violencia no sean constantes es perfectamente compatible con la teoría que sostiene la existencia de la naturaleza humana. Cuando publiqué mis conclusiones en un blog, empecé a recibir cartas de numerosos especialistas e investigadores procedentes de diversas disciplinas que se apresuraron a decirme que los datos que manejaban corroboraban mi sospecha de que la violencia había ido declinando a lo largo de la historia. Empecé a atar cabos. Yo no era consciente de que los niveles de muerte en guerra habían declinado tanto desde el final de la guerra fría. No era consciente del descenso de los niveles de abusos infantiles y violencia doméstica. No me había dado cuenta de que desde 1945 no ha vuelto a haber una sola guerra entre las grandes potencias, algo insólito en la historia. Todo eso planteaba un enigma que me parecía importante investigar.
P. En el libro vuelve sobre la idea, ya examinada en La tabla rasa, de que hay dos visiones extremas y antitéticas de la naturaleza humana. La visión trágica acepta la existencia de la naturaleza humana, con todas sus lacras y defectos. La visión utópica la niega. La visión trágica correspondería a la visión ideológica de la izquierda y la visión utópica a la de la derecha.
R. Fue Edmund Burke, un político conservador británico, quien primero articuló la idea con claridad, y más recientemente ha vuelto sobre ello el economista e historiador de las ideas norteamericano Thomas Sowell…, también conservador. Las cosas son más complicadas. El hecho de que yo crea en la existencia de una naturaleza humana no me convierte en conservador. Creo que estamos dotados de un aparato cognitivo de signo abierto capaz de concebir ideas nuevas acerca de cómo organizar nuestras vidas. Hemos creado instituciones como los Gobiernos, todo cuanto guarda relación con la literatura, numerosas formas de conocimiento, instrumentos como la prensa, las bibliotecas, las universidades y otras muchas manifestaciones del temperamento humano. Creo que la idea de progreso es compatible con la creencia en la existencia de la naturaleza humana.
P. Su libro impresiona por lo exhaustivo de la investigación y lo ingente del aparato de notas, a veces más de doscientas por capítulo. No parece haber dejado ninguna disciplina sin tocar. ¿Cómo definiría su perfil profesional?

R. Soy psicólogo experimental, aunque prefiero presentarme como especialista en ciencias de la cognición porque cuando digo que soy psicólogo el 99% de la gente cree que soy psicoterapeuta. Las ciencias de la cognición se ocupan de estudiar el funcionamiento de la mente, combinando la psicología experimental con la lingüística, la inteligencia artificial, la filosofía de la mente y la neurociencia. Mi propia especialización académica es la psicología del lenguaje. También he llevado a cabo estudios en el campo de la cognición visual, cómo tiene lugar la formación de imágenes en el ojo de la mente.
P. ¿Quién garantiza que el proceso de disminución de los niveles de violencia no experimentará un cambio, volviéndose a producir una escalada?
R. No se puede garantizar una cosa así, aunque depende de la clase de violencia de que hablemos. Hay toda una serie de prácticas que han sido abolidas con carácter irreversible. Dudo mucho que vuelvan los sacrificios humanos. Tampoco creo en una vuelta a la costumbre de torturar sádicamente a los condenados a muerte antes de ejecutarlos. No creo que se restauren la crucifixión ni la práctica de arrancar las entrañas a los reos cuando aún estaban vivos. No creo que se vuelva a legalizar la esclavitud, aunque Napoleón la restauró, de modo que en Francia hubo que abolirla dos veces. Creo que no es ridículo ni romántico pensar que la guerra entre naciones puede llegar a desaparecer completamente. El cese de hostilidades bélicas entre las naciones más desarrolladas es un hecho desde hace 67 años, y no veo por qué el fenómeno no se pueda extender al resto de las naciones. Por otra parte, no creo que las guerras civiles desaparezcan por completo jamás, así como tampoco el terrorismo. Tampoco creo que los homicidios vayan a desaparecer del todo. Creo que se seguirán haciendo avances en asuntos como la violencia de género y la persecución de los homosexuales.
P. En su libro habla del poder del arte, la música o la literatura para atenuar las tendencias violentas del ser humano.
R. Por lo que respecta al poder de la música o el arte para expandir la empatía de la gente, es una cuestión abierta, pero en el caso de la ficción creo que sí se da. En mi opinión eso se debe a que cuando se lee una obra de ficción tiene lugar una proyección del yo en la mente de otro individuo. En esto estoy cerca de los planteamientos de Martha Nussbaum y Lynn Hunt, aunque no hay consenso entre los expertos en literatura.
P. ¿Podría hablar del poder cognitivo de la ficción?

R. Un rasgo muy destacado del homo sapiens es que nos encantan las historias. No hablo sólo de la ficción literaria en sentido estricto, sino que en el concepto de ficción englobo formas narrativas tan dispares como los chistes, las leyendas urbanas, los programas de televisión o las películas. Empleamos una enorme cantidad de tiempo y dinero en explorar mundos imaginarios. Para un biólogo del homo sapiens como yo, esto plantea una cuestión muy profunda. ¿Por qué perdemos el tiempo en cosas que sabemos que son mentira, cosas que nunca han sucedido? No puedo dejar de pensar que la ficción, la narrativa y el arte de contar historias e idear mundos imaginarios son actividades que tienen una función, y se trata de una función cognitiva, destinada fundamentalmente a representar distintas situaciones en el ojo de la mente, explorando lo que puede suceder en mundos posibles, y creo que no es implausible que cualquier agente dotado de inteligencia tenga que manipular, navegar un mundo social muy complejo en lugar de pensarlo todo en tiempo real. Cuando estás en una situación que o bien la has imaginado tú o alguien la ha imaginado para ti, son muchas las maneras posibles de reaccionar. Todos los conflictos de intereses que se dan en el trato humano producen placer al verlos representados en clave de ficción. La narrativa es una manera de explorar el vasto espacio de las relaciones humanas en el recinto seguro de la mente.
P. ¿Esa es la razón por la que la sed de historias que tenemos cuando somos niños nunca muere en nosotros?
R. Las palabras nos permiten explorar los límites más alejados de la experiencia humana. Esa es la razón por la que una proporción importante de la narrativa, especialmente en el caso de los niños, tiene un componente mágico. ¿Hasta dónde es posible extender la comprensión del mundo yendo más allá de lo que experimentamos en el curso de nuestra vida diaria? Nuestras experiencias son limitadas y repetitivas. La inmersión en mundos imaginarios nos permite acariciar la posibilidad del milagro, la magia, la posibilidad de ampliar los límites del mundo violentando las leyes de la física, de la lógica y la psicología. Eso es una conjetura, una hipótesis acerca de por qué los humanos amamos de tal manera la ficción.

P. Además de a Hobbes y Rousseau, en su libro presta mucha atención a la figura de Immanuel Kant. El análisis que hace de La paz perpetua sugiere que para usted Kant es quien mejor ha sabido defender la idea de la paz en términos estrictamente racionales.
R. Así es. Hay que tener en cuenta, además, que Kant sí creía en la existencia de la naturaleza humana, con todos sus defectos. Sus argumentos a favor de la paz resultan valiosos precisamente porque no son románticos ni éticos. No decía: “La paz es buena, por tanto, seamos pacifistas”. Era perfectamente consciente de que para alcanzar la paz es necesario implementar un sistema que reduzca los incentivos que arrastran a las naciones a la guerra. No sirve de nada transformar mi espada en un arado si mi vecino no hace lo mismo, porque en ese caso estoy abocado a convertirme en su víctima. Kant era lo suficientemente cínico como para comprender que el pacifismo unilateral no lleva a la paz. A esta percepción clarividente se suman varias sugerencias sumamente prácticas, como su defensa de la democracia, aunque él no empleaba ese término, sino republicanismo. Kant defendía la idea del comercio como vehículo de paz. Si tus intereses están entremezclados con los de tu vecino el riesgo de enfrentamiento disminuye. Otras ideas sumamente avanzadas que preconizó fueron la formación de una comunidad internacional de naciones y el cultivo de la hospitalidad universal. También defendió la idea de que no hubiera ejércitos permanentes, aunque no prevaleció. Lo esencial es que comprendió que la solución para acabar con las guerras era estructural, no ética.
P. En su libro discute la idea de una Paz Capitalista, ¿cree en la existencia de algo así?
R. Es una idea herética, que me ha causado regocijo comprobar que procede de Noruega y Suecia, lo cual le otorga una cierta legitimidad. En mi opinión se trata de una constatación empírica, que no guarda ninguna relación con cuestiones ideológicas. Los datos empíricos dan a entender que los países capitalistas son menos proclives a embarcarse en guerras. Que alguien de mi generación, forjado en los ideales de la década de los sesenta, con su fuerte sentimiento antibelicista, diga algo así, puede resultar chocante. Para mi generación capitalismo y guerra eran nociones intercambiables, pero las estadísticas dan a entender que la idea no es ningún despropósito. Desde que China, que no es un país democrático, se hizo capitalista a finales de los ochenta, no se ha vuelto a ver involucrada en ninguna guerra. Si el objetivo es ganar dinero, no reparar injusticias ancestrales, no la gloria nacional ni la venganza en nombre del honor patrio, la guerra pasa a un segundo plano. No digo que los datos que avalan esa hipótesis sean incontestables, pero creo que es una hipótesis digna de tenerse en cuenta. En ese sentido, me parece altamente significativo que la Unión Europea haya sido recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz.
P. En la gradación de movimientos favorables a un proceso de humanización de las tendencias que disminuyen la violencia, como los derechos de toda clase de minorías, le presta un papel importante a la defensa de los derechos de los animales.
R. El movimiento a favor de los derechos de los animales es el mejor indicador de lo mucho que se ha avanzado en el camino que lleva hacia una disminución gradual de la violencia en el mundo. Se trata de un indicador importante porque en este caso las víctimas no están en condiciones de defenderse. Velar por los derechos de los animales es cuestión de razón pura, de pura empatía. Es el mejor ejemplo posible de cómo los ángeles que llevamos dentro pueden influir de manera beneficiosa en nuestro comportamiento.

Artículo de Eduardo Lago publicado en El País el 9 de noviembre de 2012.