En la asignatura de Estructura Social Contemporánea
II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12,
algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los
capítulos de la bibliografía obligatoria. Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El
conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R.
Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer
el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos
reservados, sus autores.
Tema 1 (Capítulo7) El
proceso de legitimación – Eva Gloria Del
Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8)
T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones
del centro - Miguel De Diego Pérez
// Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion
social en los Estados Unidos – Irene
Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10)
Estratificación social en Japón – José
Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11)
Estratificación social en Alemania – María
Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo
12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González
Las bases
de la legitimación: un resumen
Las normas de justicia distributiva, el proceso de autoevaluación, los rituales de solidaridad y la ideología de la igualdad de oportunidades contribuyen a proporcionar una base fundamental para el apoyo a la desigualdad en las sociedades industriales.
Lo importante no es la simple existencia de la desigualdad, sino el
grado de diferencia entre las recompensas y la magnitud de la desigualdad que
existe en las sociedades.
Alves y Rossi (1978) → Las personas de clase alta aceptaban más la
desigualdad basada en el mérito, mientras que la gente de clase baja aceptaba
más la basada en la necesidad.
Robinson y Bell (1978) → En los EE.UU., los jóvenes, las minorías y los
que tenían un estatus ocupacional bajo eran partidarios de una mayor igualdad.
Kelley y Evans (1983) → Según datos de nueve naciones industriales, las
personas mayores con posiciones ocupacionales altas y las que se consideraban
políticamente más conservadoras se mostraban partidarias de que la remuneración
económica de las posiciones ocupacionales altas fuera mucho mayor.
Es más difícil convences a los que están en la parte baja del sistema de
estratificación de que el grado de desigualdad es justo.
La tendencia a aceptar la desigualdad en una sociedad determinada puede
estar también relacionada con la percepción
que tiene la gente del grado de desigualdad que existe en esa sociedad. Las
personas pueden pensar que el grado de desigualdad existente es legítimo porque
subestiman el grado de desigualdad de su sociedad.
Della Fave (1980) → Hay al menos cuatro niveles en los que puede variar
la legitimación. La aceptación de la desigualdad o de la estratificación social
per se es muy abstracta. Somos más concretos cuando consideramos la legitimidad
de un sistema de economía política determinado (capitalismo, socialismo
democrático, comunismo), un grupo particular de elites y sus políticas y las
elites en sí mismas (honestidad o competencia).
La desigualdad per se puede ser aceptada, pero eso no significa que se
acepten formas específicas de desigualdad.
Las elites logran legitimar el lugar que ocupan en el sistema de
estratificación social, porque, en principio, se suele aceptar la desigualdad y
la estratificación social. Si las elites quieren legitimar su dominación en un
determinado sistema de estratificación social, tienen que esforzarse para conseguirlo.
EL MACROPROCESO
DE LEGITIMACIÓN: CÓMO SE APOYAN CIERTAS FORMAS DE DESIGUALDAD
Las elites deben ir más allá de una tendencia sociopsicológica de la aceptación de la desigualdad para lograr legitimar las instituciones sociales que generan su poder y privilegio.
Para mantener su poder y privilegio, las elites han aprendido a utilizar
las normas de la justicia distributiva, convenciendo a los que no pertenecen a
la elite de que:
- las contribuciones de la elite a la sociedad son proporcionales a las recompensas que reciben; y
- las capacidades de las elites son superiores a las de los que no pertenecen a ellas.
El truco es explotar a los que no pertenecen a la elite sin que se
percaten de que están siendo explotados.
En el transcurso de la historia se han utilizado ciertas formas de
ideología para justificar el privilegio de las elites. Las elites del pasado
han solido utilizar alguna ideología de base religiosa, por ejemplo, en EE.UU.
para justificar la esclavitud en el sur. Pero la legitimación ideológica nos
dice poco sobre el proceso de
legitimación. Las ideologías no reciben una aceptación automática, y hay
muchas ideologías concretas que se pueden utilizar para justificad otras elites
y políticas diferentes.
Los diversos medios de legitimación tienden a solaparse y a reforzarse
mutuamente. El proceso de legitimación es un proceso interrelacionado o un
sistema.
La función
legitimadora de la educación
En EE.UU. cuando empieza la jornada escolar, los maestros dirigen el saludo a la bandera y la promesa de lealtad a ella. Éste es un ritual político diseñado para mantener la legitimidad política. La mayoría de los estadounidenses considera que la economía política general es legítima: el proceso de legitimación ha triunfado.
En los libros de texto predominan las ideas de los blancos de clase
media-alta, mientras que apenas se dedica atención a las de las minorías. Los
contenidos más importantes son: la idealización del pasado y las instituciones
de los Estados Unidos.
A lo largo de la historia todos los niños han sido socializados para
aceptar los valores y las instituciones dominantes de su sociedad. Una vez que
se establece una economía política, el proceso de socialización se pone en
marcha. Los más privilegiados de la sociedad no pasan por alto el proceso de
legitimación. El tiempo puede erosionar la legitimidad, y en el caso de una
gran crisis el grado de legitimidad puede ser una póliza de seguros para
impedir el cambio. Por esta razón las elites toman a menudo medidas para
asegurarse de que el sistema educativo está realizando “adecuadamente” su
función legitimadora.
Las elites económicas no están dispuestas a reconocer que el sistema
educativo cumple su tarea al enseñar las ideas “adecuadas” de nuestro sistema
económico.
Disponemos de cierta evidencia de que el nivel educativo alto tiene a
producir ideas políticas más conservadoras. Las actitudes de la gente sobre
ciertas cuestiones guardan relación con los niveles educativos. Pero la
relación entre educación y actitudes conservadoras no siempre es coherente.
Los que tienen bajos ingresos (y presumiblemente un nivel educativo más
bajo) tienden a creer que una elite de poder controla el país y que los
atributos personales explican la riqueza. Cuanto más descendemos en el sistema
de estratificación, más gente es escéptica al respecto de los ricos y
poderosos.
Cumming y Taebel (1978) → Se produce un apoyo creciente a la ideología
capitalista dominante a medida que se pasa de curso.
Educación
superior: La
clase corporativa y la clase alta dominan las posiciones formales de autoridad
en la mayoría de las universidades. Además, la financiación de las
universidades más grandes y respetadas depende de los ricos y las
corporaciones.
Las principales universidades realizan funciones importantes para las
clases alta y corporativa, porque dirigen valiosas investigaciones y formulan
ideas para diseñar las políticas gubernamentales. Y también las posiciones de
autoridad formales y financieras que ocupan los ricos y grandes empresarios en
las universidades influyen de modo importante, si no inmediato, en las ideas
que adquieren los estudiantes.
Por encima de todo, se considera que las universidades son instituciones
donde el mercado de las ideas debe ser abierto. No obstante, a veces se imponen
ciertas limitaciones. Las autoridades universitarias tienen el poder de exigir
el despido de los empleados de la universidad, y los ricos y las empresas
pueden retirar las fuentes de financiación. El control del material “aceptable”
de enseñanza es menos patente en las universidades que en las escuelas
elementales y secundarias, pero existen limitaciones a lo que se enseña, y esos
límites se aplican a veces. La enseñanza que proporcionan las universidades es
supuestamente imparcial y objetiva. Pero, ciertamente, hay definiciones muy
diferentes de lo que es imparcial y objetivo.
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