En la asignatura de Estructura Social Contemporánea
II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12,
algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los
capítulos de la bibliografía obligatoria. Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El
conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R.
Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer
el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos
reservados, sus autores.
Tema 1 (Capítulo7) El
proceso de legitimación – Eva Gloria Del
Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8)
T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones
del centro - Miguel De Diego Pérez
// Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion
social en los Estados Unidos – Irene
Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10)
Estratificación social en Japón – José
Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11)
Estratificación social en Alemania – María
Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo
12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González
Logro y adscripción en el Japón Moderno.
Las sociedades
industriales requieren un sistema de clases con relativamente más criterios de
logro en la ubicación de clase que los sistemas de estratificación
preindustriales del feudalismo o de castas, que tienen más elementos de
adscripción. Una sociedad moderna no puede ser competitiva si la mayoría de los
miembros reciben una formación alta u ocupan posiciones altas de autoridad
debido al estatus que les confiere su nacimiento, raza, religión u otros
criterios adscritos. Japón tiene un grado más alto de igualdad de
oportunidades, lo que significa que en Japón operan más factores de logro que
en los Estados Unidos u otras sociedades industriales. Sin embargo, hay algunas
excepciones muy importantes a la constatación de que Japón presenta una mayor
igualdad de oportunidades.
Discriminación racial, étnica y sexual en
Japón.
Sorprende
la discriminación que en esta sociedad existe contra las mujeres y las minorías
étnicas; los occidentales suelen creer que el estatus de la mujer es bajo en
las sociedades asiáticas y que siempre lo ha sido, esta impresión no es
acertada. Japón es para los estadounidenses la sociedad más sexista de todas
las naciones industriales. Pero no siempre ha sido así en la historia de Japón.
Con
respecto a las minorías étnicas, la población de Japón es en un 97-98% racial y
étnicamente japonesa. El 2 ó 3% restante la forman minorías chinas o coreanas.
La discriminación basada en la etnia podría ser considerada un problema menor,
pero esta suposición también está lejos de ser acertada.
Discriminación sexual.
Este
concepto es bastante nuevo para muchas sociedades. Lo que para algunos es
discriminación sexual, para otros son divisiones sexuales de rol “normales” o
“tradicionales”. Para la mayoría de los hombres, e incluso para muchas mujeres
japonesas, lo que existe en Japón son divisiones sexuales de rol, no
discriminación sexual.
La
discriminación en Japón comienza en el hogar a edades muy tempranas. A las
niñas no se les anima tanto como a los niños a progresar en sus estudios. Se
supone que estos no son tan importantes para las niñas; más bien se piensa que
un exceso de formación puede perjudicar sus perspectivas de matrimonio.
Van a la
universidad más hombres que mujeres, solo el 12% de mujeres frente al 39% de
los chicos. El 90% de estudiantes de enseñanza semisupeior son mujeres y el 40%
se especializa en economía doméstica. En las universidades más prestigiosas, la
proporción de mujeres es inferior al 10%.
En Japón,
la mayoría de la gente se casa más tarde que en Estados Unidos (a los 25-30
años) los hombres a veces con más edad, esto significa que la mayoría de la
gente conoce a su futuro marido después de sus estudios y con frecuencia en el
trabajo. Lo que esto quiere decir para las mujeres es que el empleo suele
llegar después de los estudios y antes del matrimonio (hay que señalar que
Japón tiene una de las tasas más altas de gente casada del mundo). Cuando se
casa, y especialmente tras el nacimiento de los hijos, se supone que la mujer
debe dejar de trabajar. De hecho en el pasado se despedia a las mujeres cuando
se casaban. Aunque obligar a la mujer a dejar su trabajo cuando se casa va
contra la ley; en el Japón de hoy en día, sigue ocurriendo informalmente. La
participación de la mujer en la fuerza de trabajo es alta en los primeros 20,
luego desciende hasta llegar a los 40 y sus hijos ya se han ido de casa. Los
empleos abiertos a las mujeres de Japón no suelen ser empleos susceptibles de
promoción. Hay una alta concentración de mujeres en puestos de servicios y en
empleos bajos de cuello blanco temporales. Existe un alto grado de desigualdad
de renta entre los hombres y las mujeres; las mujeres se encuentran mucho más
concentradas en el sector periférico que en el sector central de la economía;
en un grado mucho más alto que en los Estados Unidos.
Y otra
causa más que guarda relación con las estructuras de autoridad, solo el 0,3% de
los puestos de toma real de decisiones en esas corporaciones los ocupan
mujeres. Japón figura por debajo de otras naciones industriales en el nivel
inferior de estatus de autoridad para las mujeres.
La discriminación sexual no ha sido siempre
tan grande en la historia de Japón. Han existido mujeres poderosas e incluso
algunas emperadoras, aunque la última gobernó en el año 700 d. de c. Y en las
zonas rurales las mujeres sufren normalmente menos discriminación. Uno de los
factores más importantes del aumento de la discriminación sexual y de las
rígidas divisiones sexuales de rol fue la institucionalización de los valores
de los samuráis plasmada en la Constitución Meiji a finales del siglo XIX.
Estas leyes cambiaron hace muy pocos años, desde la Segunda Guerra Mundial, con
el establecimiento de una nueva Constitución. En la actualidad las japonesas
pueden votar, tener propiedades, iniciar sus propios negocios e incluso
quedarse con sus hijos cuando se divorcian. Se ha producido una lenta mejora de
las oportunidades de las mujeres japonesas, pero las tradiciones son difíciles
de romper, sobre todo cuando las actitudes de la mujer todavía concuerdan con
los valores instituidos por la vieja constitución Meiji.
Japón tiene la tasa de divorcio más baja de
todas las naciones industriales. Pero cuando nos preguntamos por qué,
descubrimos que una de las razones más importantes es que la mujer apenas tiene
opciones fuera del matrimonio. Por lo general, el salario del empleo que puede
encontrar no basta para mantenerse a si misma y a sus hijos; cuando la pareja
se divorcia, los hijos se quedan casi siempre con el padre. La madre carecía
incluso del derecho a quedarse con sus hijos. Y en la actualidad sólo la mitad
de las madres divorciadas consiguen la custodia de sus hijos.
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