En la asignatura de Estructura Social Contemporánea
II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12,
algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los
capítulos de la bibliografía obligatoria. Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El
conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R.
Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer
el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos
reservados, sus autores.
Tema 1 (Capítulo7) El
proceso de legitimación – Eva Gloria Del
Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8)
T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones
del centro - Miguel De Diego Pérez
// Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion
social en los Estados Unidos – Irene
Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10)
Estratificación social en Japón – José
Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11)
Estratificación social en Alemania – María
Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo
12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González
LA CLASE CORPORATIVA
GLOBAL. Una de las corporaciones más globales es
carlyle Group (shorrock). Es un conglomerado internacional especializado en
fondos de inversión en países de todo el mundo. También es la undécima
contratista de defensa más importante del mundo y suministra armas a casi todos
los lugares del mundo, es un importante inmobiliario, operador de sistemas
sanitarios y de las telecomunicaciones globales. Son directores del Consejo de Carlyle Group, George Bush
padre, John Mayor, James Baker III, ejecutivos de Boeing, BMW y Toshiba.
Existen conflictos de clase globales y los líderes corporativos de todo el
mundo están interesados en mantener el flujo de comercio, minimizar las
restricciones a las inversiones y dar ganancias, y asegurar una amplia
provisión de trabajo y materias primas brutas.
Mills y Domhoff indican que con respecto a la clase
corporativa, debemos examinar:
- Los indicadores de una existencia y la unidad de sus miembros individuales.
- Las instituciones de clase que se han establecido para mantener un poder y control.
- El equilibrio de poder entre la clase corporativa y las clases inferiores.
Las primeras dos cuestiones deben mostrar que la gente que
pertenece a la clase corporativa existe y tiene bastante interacción para crear
la suficiente unidad con el fin de identificar, mantener y realizar sus
intereses comunes. Con respecto a las instituciones de la clase corporativa,
dice Wright, los individuos ya no pueden mantener su poder sin que
organizaciones o instituciones burocráticas protejan y lleven a la práctica
eficazmente sus intereses de clase comunes. Un intento reciente por mostrar la
existencia y el poder de una clase corporativa global en el trabajo de Robinson
y Harris, quienes afirman que las corporaciones transnacionales y el proceso de
producción son tan globales que ha surgido una clase corporativa que no es leal
a ninguna nación en particular. Afirman que el Estado nacional ya no es un
factor relevante de la globalización del capitalismo. Escriben que la formación
de una clase transnacional representa la transición de la fase del Estado
nacional hasta una nueva etapa de capitalismo transnacional. Su perspectiva
transnacional denota la existencia de procesos económicos y sucesos sociales,
políticos y culturales, incluida la formación de clase, que sustituyen a los
Estados nacionales (Robinson y Harris) indican que los capitalistas de las
naciones ricas interactúan mucho actualmente, comparten posiciones
transcorporativas de modo que cuentan con suficiente unidad para ser
denominados clase corporativa global. Esta unidad se refuerza por el aumento de
fusiones entre grandes corporaciones de diferentes países creando así más
intereses comunes y unidad de clase. Esta clase corporativa global tiene apoyo
institucional suficiente para proteger sus intereses internacionales comunes.
Entre estas organizaciones están el Fondo Monetario Internacional (FMI), el
Banco Mundial, la Organización Mundial del Trabajo, la Unión Europea, la
Cooperación Económica Asia Pacífico y el Foro Económico Mundial. La exageración
de la unidad de la clase global está en buena parte relacionada con el supuesto
de que las fronteras nacionales e incluso los Estados nacionales ya no son
importantes para el sistema global de clases. Este argumento lleva a desatender
los conflictos culturales y de valores dentro de una clase corporativa global.
Desatiende también el grado en que las identidades nacionales y el nacionalismo
dividen a la clase corporativa global.
Huntington proclama un resurgir de los choques culturales.
Tampoco los norteamericanos, europeos y japoneses, que forman la clase
corporativa global, experimentan algo similar a la experiencia de socialización
comunes que configuran visiones comunes del mundo y el sentimiento de nosotros
(Kerbo, McKinstry). Robinson y Harris dicen que en los últimos años han
aumentado las funciones corporativas entre las naciones, la evidencia muestra
que debido a los diversos tipos de conflictos culturales o nacionales dentro de
esas recién formadas corporaciones. La mayoría de esas funciones
transnacionales han fracasado o uno de los socios termina siendo casi
totalmente dominante, como Daimler-Benz cuando pasó a ser la fuerza dominante
tras fusionarse con Chrysler. Las únicas funciones que han tenido un éxito
superior al 50% se han producido entre empresas estadounidenses y británicas. Las
corporaciones multinacionales en Europa y el sudeste de Asia han sido
investigadas por Kerbo, Wittenhagen y Nakao, donde hablan de las muchas maneras
con que se topan debido a las diferentes perspectivas sobre el modo de
organizar el trabajo.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) se creó en 1995 a
partir del antiguo GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, que se
creó para contribuir a organizar la economía mundial después de la segunda
guerra mundial). Hay más de 150 naciones que son miembros de la OMC y pueden
votar sobre cuestiones comerciales, y en ella ningún país tiene derecho a veto.
Merece mención la reciente disputa entre las naciones ricas y pobres, sobre a
quién elegir como presidente de la OMC sea un representante de una nación en
desarrollo: Tailandia.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial se
perfilan claramente como las organizaciones que protegen los intereses de la
clase corporativa global. Surgieron a partir de lo que se llamaron las
conversaciones de Breton Woods en 1994. La idea era organizar la economía
mundial para evitar depresiones económicas mundiales como la que ocurrió en los
años treinta. La función del FMI es ser el banquero para la crisis del mundo y
prestar dinero a países con problemas económicos para evitar que se hundan y
perjudiquen a otras naciones de la economía global. El Banco Mundial
proporciona fondos a los países pobres para sus proyectos de desarrollo. El FMI
y el Banco Mundial no son organizaciones democráticas, y la clase corporativa
que dirige estas organizaciones demanda que los países receptores sigan sus
reglas y sus visiones de cómo debe funcionar el capitalismo. Desde la creación
del Banco Mundial y el FMI tras la segunda guerra mundial, ha existido un pacto
de caballeros entre la clase corporativa estadounidense y europea que estipula
que el Banco Mundial siempre estará presidido por un estadounidense y que el
FMI siempre lo estará por un europeo. Japón, la segunda economía del mundo, se
queda al margen, como Rusia y las demás naciones del mundo. Así, se puede
afirmar que tanto el FMI como el Banco Mundial están controlados por la clase
corporativa estadounidense y europea, y por sus líderes políticos. El último
proceso de selección realizado para presidir el FMI evidenció que la clase
corporativa estadounidense es la que verdaderamente domina.
La clase corporativa de EEUU ha tenido tanto éxito en
dominar a las clases inferiores a través de su influencia en el sistema
político de EEUU que el sistema político protege mucho más los intereses de
clases corporativas que los intereses de otras clases. Además, Alemania y la
mayoría de los estados nacionales de Europa tienden a tener sindicatos fuertes
y eficaces, controles gubernamentales que protegen a la clase trabajadora e
incluso una propiedad importante de acciones en las principales corporaciones
que proporciona a las clases que están por debajo de la clase corporativa un
medio para influir en las empresas a través del gobierno. Japón, al igual que
la mayoría de las naciones asiáticas (Kerbo, McKintry, Slater) tiene un
gobierno nacional que restringe más la libertad de una clase corporativa, algo
que requiere que se tomen las decisiones más en interés de la nación que en
interés de la clase corporativa solo.
Debemos recordar que la clase implica conflicto de clase, lo
que también significa que existe un equilibrio de poder entre una o más clases.
Debemos reconocer un modelo dialéctico de clase y poder, pues de otro modo
estaremos partiendo del supuesto falso de que una clase domina sin oposición
(Whill). Cuando elevamos la perspectiva del modelo dialéctico de clase y poder
a un nivel global, debemos reconocer que la clase corporativa global está
también en conflicto con otros intereses del mundo, sobre todo con los de los
pueblos de las naciones menos desarrolladas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario