En la asignatura de Estructura Social Contemporánea
II del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2011/12,
algunos/as compañeros/as realizamos un trabajo coral: resúmenes de los
capítulos de la bibliografía obligatoria. Y como libro de referencia: Estratificación Social y Desigualdad. El
conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global, (Harold R.
Kerbo - McGraw Hill) bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer
el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por todos/as. Derechos
reservados, sus autores.
Tema 1 (Capítulo7) El
proceso de legitimación – Eva Gloria Del
Riego Eguiluz // Tema 2 (Capítulo 8)
T. El sistema de estratificación mundial: dominio y competencia entre naciones del
centro - Miguel De Diego Pérez // Tema 3 (Capítulo 9) Estratificacion
social en los Estados Unidos – Irene
Ibáñez Sánchez // Tema 4 (Capítulo 10)
Estratificación social en Japón – José
Bargallo Rofes // Tema 5 (Capítulo 11)
Estratificación social en Alemania – María
Inés Quiles Blanco // Tema 6 (Capítulo
12) Estratificación mundial y globalización: los pobres de la Tierra – Tomás Javier Prieto González
La elite política.
Las
elites políticas del Japón están en decadencia, y seguirán estándolo por muchos
años. Desde 1955 a 1993 las elites del Partido Democrático Liberal PDL
dominaron la política japonesa; pero un continuo de escándalos avergonzaron
tanto a sus partidarios en la elite corporativa que al final el partido perdió
el control de la Dieta en 1993. En 1994 el PDL recuperó el poder en la cámara
baja de la Dieta, pero su control es ahora menor.
Antes de
los escándalos políticos de los 90 las elites políticas eran un vértice débil
del “triangulo de hierro”. Otro indicador de esta diferencia de poder es que
desde que terminó la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los 80 (cuando el
PDL empezó a despedazarse) durante 37 de los 44 años, el primer ministro era un
burócrata ministerial de carrera que se jubilaba para incorporarse a las elites
políticas.
No es que
la Dieta o sus políticos más importantes carezcan ahora, o hayan carecido en el
pasado de poder. Entre otras cosas, las leyes tienen que ser aprobadas, aunque
en su mayor parte estén redactadas por burócratas del ministerio, y los
impuestos distribuidos. Pero lo que mejor describe a la elite política japonesa
de las posguerra es el hecho de que representa un papel de apoyo a la elite
corporativa y a la burocrática, que puede calificarse de afortunada dados los
escándalos de la política japonesa en los años 90.
La unidad de la elite japonesa.
En su
estudio histórico de la elite de Japón, Okamura (1978) afirma que desde la
Segunda Guerra Mundial la elite burocrática y la elite corporativa han estado
más unidas que nunca, y más que en cualquier nación capitalista. Antes los
viejos grupos corporativos zaibatsu encontraban dificultades para cooperar en
asuntos generales, pues existían facciones políticas asociadas a determinados
zaibatsu. Estos grupos siempre estaban peleando por conseguir ventajas; desde
la Segunda Guerra Mundial predomina la cooperación, la coordinación y la unidad
en el “triángulo de hierro” de las elites japonesas.
Existen
variados y poderosos instrumentos que logran una unidad de la elite en Japón.
El
matrimonio: varios de las elites ministeriales e incluso el hermano y la
hermana del último emperador, Hiroito, estaban directamente relacionados por el
matrimonio. Matrimonio entre las elites que forjan poderosas alianzas. Se afirma
que cerca de 40 keibatsu dominan el país. Se conciertan matrimonios con jóvenes
preparados que serán útiles cuando lleguen a ocupar altas posiciones
ministeriales o se jubile e incorpore a la empresa de su suegro y use sus
relaciones en el ministerio. O sea formalmente adoptado por los padres de su
mujer, convirtiéndose en yoshi y en
el cabeza de familia cuando su suegro envejezca.
Otro
método para lograr la unidad de las elites es la práctica generalizada de
amakudari, se puede traducir como: “descender del cielo” y hace referencia a la
jubilación temprana de funcionarios poderosos del ministerio para ocupar altos
cargos corporativos. Solo en 1991, 215 miembros de la elite burocrática dejaron
sus cargos en la Administración para ocupar puestos corporativos en empresas reguladas por el mismo ministerio donde
antes trabajaban y del que “se habían jubilado.
Otro
medio clave es la universidad. Hay un pequeño grupo de universidades
consideradas las más prestigiosas, entre ellas la de Tokio llamada Todai, ingresar
en ella es muy difícil, lo que implica que los miembros de la elite escogidos
se cuentan entre los más inteligentes de Japón. Los lazos de amistad que
establecen mientras están estudiando en la Universidad de Tokio perdurarán
durante toda su vida y contribuirán a la unidad de la elite, vayan a las
corporaciones que vayan la amistad que forjan en la universidad les mantendrá
unidos y contribuirá a la cooperación.
Por lo
que concierne a la elite burocrática, un estudio de 1991 mostyraba que el 59%
de todos los licenciados que se incorporan a la via rápida hacia los más altos
cargos eran licenciados en Todai. En todos los ministerios más poderosos y
entre la elite corporativa, en la poderosa organización patronal kaidanren, la
mayoría eran licenciados de Todai. Asimismo en la elite política.
Debe
advertirse además que, debido al sistema de ordenación por grupos de edades,
por el que personas de la misma edad alcanzan al mismo tiempo todo tipo de
puestos de elite en Japón, las personas con altos cargos en las corporaciones,
en los ministerios y en la política fueron en algún momento de su vida compañeros de clase o incluso de
habitación cuando estudiaban en la universidad.
Por
último, los clubes sociales y empresariales también sirven para unir a las
elites, como en Estados Unidos. Pero estos clubes tienen relativamente menos
importancia en Japón que en Estados Unidos, por no mencionar que son menos
necesarios en Japón, dados los demás medios que allí existen para conseguir la
unidad de la elite que acabamos de describir.
La sociedad de masas.
Por
sociedad de masas C. Wright Mills (1956) entendía una población que se situaba
por debajo de las elites y que estaba relativamente desorganizada y
desinformada de sus intereses y de los que el poder de las elites podía hacer
para perjudicarlos. Una buena parte de las críticas a la tesis de Mills hacían
referencia a la siguiente cuestión: la gente de los Estados Unidos está
realmente más organizada de lo que Mills pensaba, y el conflicto de clase ha
introducido al menos ciertas reformas que han mejorado sus condiciones. La movilización de la elite
corporativa justo antes y durante los años de Reagan fue una respuesta a la
amenaza que percibían las elites procedentes de otras clases.
Sin
embargo, mucha gente en Japón está de acuerdo en que el concepto de sociedad de
masas se ajusta mejor a su país que a Estados Unidos. Hemos visto que el grupo
es más importante para la gente de Japón que para una sociedad individualista
como la de Estados Unidos. Probablemente hay menos organizaciones voluntarias
en Japón que en cualquier otra nación industrial.
De hecho
los japoneses tienen dificultades para formar nuevos grupos de interés,
precisamente debido a la enorme importancia que dan al grupo. Como dijo un
científico social: “es probable que en nombre del grupalismo algunos sectores
de la sociedad japonesa hayan perfeccionado la producción del hombre
unidimensional de Herbert Marcuse o del robot feliz de C. Wright Mills”. Su
apego a la familia y al grupo de trabajo es tan fuerte que les queda poco
tiempo para preocuparse por las condiciones o por los problemas que existen
fuera de esos grupos. Así puede decirse que el grupo es tan fuerte, y la
lealtad con el grupo y su líder tan importante, que es posible usar esa
orientación grupal para manipular a la gente de modo que tengan una actitud
menos crítica hacia la autoridad o al menos una menor disposición a criticarla.
Esto no
significa que los japoneses no formen nunca grupos de interés o de protesta. El
caso de los agricultores en contra de la construcción del aeropuerto de Narita;
el de las mujeres cuando protestaron en contra del PDL y votaron contra el
partido por un nuevo impuesto sobre las ventas; a los escándalos financieros y
sexuales en los que se vieron implicados algunos políticos. Las autoridades de
Japón han logrado evitar, normalmente que la actividad de los movimientos
sociales se extiendan más allá de un pequeño núcleo.
Entre las
razones que explican la debilidad de los movimientos sociales y la actividad de
los grupos de interés, hay que mencionar la abogacía, los sindicatos y los
medios de comunicación de masas. Los ricos suelen tener más recursos para usar
el sistema legal en su provecho, pero quienes no pertenecen a la elite disponen
normalmente de algunos medios de representación y protección que les ofrece el
sistema legal. Sin embargo, en Japón ese medio es limitado porque el Ministerio
de Justicia permite que haya un número escaso de abogados y todos los abogados
son elegidos y formados por las elites ministeriales. Se inician muy pocos
pleitos contra el gobierno o las grandes corporaciones y son menos aún los que
ganan los ciudadanos japoneses.
En Japón
hay otros sindicatos, además de los pequeños sindicatos de empresa, y han sido
en cierto modo eficaces en su lucha por aumentar los salarios. Después de la
Segunda Guerra Mundial parecía desarrollarse un movimiento laboral bastante
fuerte, pero este desarrollo lo detuvieron violentamente las grandes
corporaciones y el gobierno y, hay que decirlo, con una pequeña ayuda de la
CIA.
Los
medios de comunicación de masas. Los periodistas japoneses pueden ser muy
críticos con el gobierno o la corrupción, pero la mayoría de los observadores
afirman que no suele ser así. Fue la prensa japonesa la que informó del
escándalo de los pagos de la Lockheed que provocó la dimisión y el
procesamiento del Primer Ministro Tanaka en los años 70 y la que informó a la
nación de los escándalos financieros de principios de los 90 provocaron la
caída del Primer Ministro Takeshita en 1989 y más tarde de Kanemaru. Pero en
este y en otros casos la noticia apareció primero en periódicos poco conocidos
o extranjeros.
En Japón
los periodistas no se destacan por indagar lo que sucede detrás de la escena
del poder para mantener al pueblo japonés informado. Entre las razones que lo
explican están los “clubes de prensa” o kisha, formados por los ministros del
gobierno. ¨Únicamente los periodistas aceptados por estos órganos
gubernamentales podrán asistir a los clubes de prensa para recibir información.
Pero hay otro mecanismo de control de la información: la importante agencia de
publicidad Dentsu que controla cerca de una cuarta parte de la facturación
total de la publicidad en Japón, el 30% de la televisión, y casi un 20% de la
publicidad de los principales periódicos frente a menos de 4% que controla la
agencia de publicidad más grande de Estados Unidos. “La influencia de Dentsu en
el contenido de la cultura televisiva japonesa difiere mucho de cualquier otro
tipo de control social a través de los medios de masas en otro país del mundo”.
Dentsu está bien relacionada con las elites corporativas de Japón, las protege
mediante la censura a los medios hasta el punto de darse el caso de conseguir
que un programa no se emita por considerar que atacaba los intereses
corporativos.
El
conjunto de todo lo que hemos señalado indica que el concepto de elite de poder
de C. Wright Mills se ajusta más a Japón que a los Estados Unidos. Sin embargo,
sigue en pie la pregunta de por qué, si el poder de la elite es tan grande, el
grado de desigualdad sigue siendo más bajo en Japón. Pero tenemos que
considerar otras cuestiones antes de abordar la respuesta al final del capítulo
presente.
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