jueves, 8 de septiembre de 2011

“A los 61 años pude por fin ser abogada"

Hoy quiero compartir con ustedes este reportaje de Sonia Cubillo y Alicia Bardón publicado en “Más UNED”. Me emociona conocer a personas como Nieves Sánchez, la más pura evidencia de que no hay nada “difícil” si uno quiere y persigue un sueño, una ilusión, una vocación… dedicándole constancia y voluntad.
Este reportaje es una bocanada de optimismo y de ejemplo que estimula en este comienzo de curso, a todos los que sacamos tiempo de donde no lo hay, para obtener conocimientos y convertirnos en un futuro cercano, en graduados.

A punto de cumplir 83 años, Nieves Sánchez Montero sigue ejerciendo cómo abogado y tiene para rato. Se matriculó en Derecho en la UNED en 1980, cuando tenía 51 años porque antes no pudo estudiar y recuerda los años de estudiante como “los más felices porque gracias a la Universidad a Distancia pude al fin hacer realidad aquella vocación que tuve en mi juventud y no pude conseguir entonces”.
Pero Nieves no sólo es la abogada ejerciente con más edad del colectivo de Abogados, cómo certifica el Colegio de Abogados de Las Palmas, también es la primera mujer piloto de avión de Canarias, la primera en participar en un rally de montaña y de las primeras en cursar la carrera de Derecho en la UNED, vamos una mujer luchadora que ha conseguido todo lo que se proponía y eso que tenía casi todo en contra.
Hoy, Nieves nos cuenta su experiencia vital en esta carta titulada “Mis vivencias en la UNED”.

"Mis vivencias en la UNED" por Nieves Sánchez Montero
Nací en la calle de Triana en Las Palmas de Gran Canaria en el año 1928. Fui la menor y única niña de la familia, por lo que, como era natural en aquellos tiempos, fui educada con mimo y esmero para ser de mayor una buena ama de casa.
Tenía una curiosidad insaciable por conocer todo aquello que me atraía pero me veía con el handicap de que mis padres me sobreprotegían, comparada a la vida más libre que llevaban mis hermanos mayores con bastante diferencia edad conmigo. Mis progenitores casi nunca salían de casa; mi madre dedicada por completo al hogar y mi padre al comercio, así que yo no salía mucho.
A medida que pasaba el tiempo y me iba haciendo mayor, más crecían mis deseos por estudiar y conocer mundo y un día les dije a mis padres que quería estudiar Derecho. Al estar la Facultad en Tenerife, significaba estar sola en La Laguna y como no querían que me separase de ellos pues no se realizó mi deseo.

Entonces y como me gustaban los idiomas y la música, aprendí inglés y terminé la carrera de piano en el año 1953. Contraje matrimonio en el mismo año con Paco Vila, con quién conviví 57 años de mi vida y tuve dos hijos.
Fue la persona que me comprendido, me dio alas y me facilitó el que yo pudiera lograr todo lo que yo había soñado hacer desde mi niñez, lo que en aquella época era bastante inusual en un marido.

Me enseño a conducir y recuerdo que para que me dieran el permiso de circulación del coche él tuvo que firmar porque en el año 1956 era necesaria la autorización del marido … También aprendí a nadar; a hacer submarinismo, descubriendo las bellezas del fondo marino y aficionándome a todo lo relacionado con el mar: disfruté con el ski acuático; me interesó aprender a navegar y saqué el título de Patrón de Yate; sentí pasión por la velocidad y participé en los años 60 en tres competiciones automovilísticas y en un Railly, como mujer pionera en carreras de velocidad; disfruté de las carreras de motonáutica; busqué los maravillosos rincones que tiene la isla y los mostré en un concurso fotográfico. Poco a poco iba realizando las cosas que me gustaban y me sentía contenta.

Un día me fascinó la idea de volar. Entonces hice el curso de Piloto en el Real Aeroclub de Gran Canaria y cuando sumé ocho horas de aprendizaje el profesor me dio la “suelta” y me convertí en la primera mujer canaria que ha volado sola.

De ese día tengo la anécdota de haber avisado a la Base Aérea para que salieran a salvar a unos hombres que se encontraban en el agua a punto de ahogarse junto a su pesquero que se hundía rápidamente en la Baja de Gando. Los divisé justo cuando iniciaba la maniobra de aterrizaje y felizmente todos salvaron su vida.

Pasaba el tiempo y aunque yo seguía dedicada al hogar, a mis hijos y también a toda esa actividad deportiva con la que tanto disfrutaba, sentía algo pendiente en mi vida por realizar. Me faltaba algo y ese algo era estudiar Derecho.

Un día vino a verme una buena amiga y me encontró inquieta y de regular humor. Le conté que yo había creado una familia, que había conseguido aprender muchas cosas pero me faltaba lo que desde jovencilla fue mi vocación y no pude conseguir: ser abogada.

Entonces me dijo que en la UNED, podría estudiar en la Universidad aunque no tuviera el Bachiller, con el Curso de Acceso para mayores de 25 años. Me dio un vuelco el corazón y me matriculé, aprobé y empecé a estudiar Derecho; transcurría el año 1979 y tenía 51 años.

A cuenta de ello recuerdo la graciosa anécdota que me ocurrió días después de enviar mi solicitud de ingreso.
Resulta que me llamaron de la UNED de Madrid. Pensaban que el año 1928 que figuraba como fecha de mi nacimiento era un error… Tuve que insistirle mucho a aquel joven para que me creyera que ese año era el correcto…
Me sentí una persona muy afortunada estudiando en la UNED y fue una experiencia maravillosa convivir con alumnos muchos más jóvenes que yo y que hacían sentirme en el aula como una compañera más del grupo. Había conseguido lo que desde niña siempre me atrajo y viví una época muy feliz durante aquellos años.
Igualmente encontré tutores con un alto grado de conocimientos como docentes; eran Magistrados, abogados, etc., que orientaban y ayudaban en las asignaturas.
Por fin el 16 de mayo de 1989 juré como abogada en el Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas. Hoy, con 82 años llevo 22 años ejerciendo felizmente y con la misma ilusión del primer día, sintiéndome además muy orgullosa de ser en la actualidad la abogada ejerciente con más edad de este Colegio.
No pude estudiar Derecho cuando fui joven pero hoy quiero decirle emocionada a mi querida UNED, que gracias a ella logré hacer realidad mi vocación, agradeciendo también el apoyo y ánimo que siempre tuve de mi marido y de mis hijos y deseándole a la Universidad a Distancia muchos éxitos y que siga presente en nuestra sociedad por muchos años y para bien y esperanza de las futuras generaciones.

4 comentarios:

  1. Lo comparte Javier. Un abrazo y espero que estés muy bien.
    Noe

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  2. Hola Noe
    Gracias por tu comentario.
    En nuestra hoja de ruta debería estar esta pasión, donde se demuestra una vez más, que la ilusión es el mejor vehículo para conseguir nuestro sueños.
    La edad está en el DNI, nuestro espíritu no tiene edad.
    Saludos
    Javier P

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  3. Toda mi admiración para esta mujer pionera y voluntariosa, ejemplos como el de ella son los que contagian. Leí el reportaje en la página de la Uned, pertenezco al grupo de las que esperan un APTO para matricularse en un grado. Y es increíble lo ilusionante que es, cuando el DNI te marca 46.
    Gracias por compartirlo...
    Lili.

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  4. Hola Lili, gracias por tu mensaje
    El DNI marca lo que tenga que marcar, pero lo que de verdad marca nuestra vida es la ilusión, y ésta, no tiene edad.
    Un cordial saludo y espero que te llegue ese Apto cuanto antes.
    Javier P

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