Durante las últimas tres décadas del siglo pasado,
los entornos urbanos del mundo desarrollado han visto una gran transformación
de parte de sus áreas centrales, algo que ha afectado a los núcleos de
población populares. Este fenómeno se ha pasado a llamar, en el ámbito
anglosajón, gentrification (Ruth
Glass, 1964).
Luz Marina García Herrera (2001) afirma que este
concepto se usó para referirse al traslado de sectores de clase media a barrios
populares de Londres en los que se rehabilitaban viviendas humildes y
abandonadas. A partir de la misma experiencia en París, Castells (1974) hace
uso del término “reconquista urbana” (García Herrera, 2001:2), planteando que
el proceso de esas rehabilitaciones respondía más al cambio de la ocupación
social del espacio que a la mejora de la vivienda.
En un primer momento, y según sostiene esta autora,
los estudios dedicados al análisis de la gentrification
tuvieron un carácter eminentemente empírico, escaseando los trabajos teóricos
al respecto hasta finales de los años setenta.
Desde un punto de vista teórico, nacen dos
corrientes interpretativas contrapuestas, una que entendía la gentrification como un cambio en las
preferencias de consumo del individuo, y otra que daba importancia al rol de
los agentes institucionales.
Autores como Smith (1996) interpretan la gentrification como una recuperación de
la ciudad por parte de las clases altas anglosajonas, si bien para otros
estudiosos este término se relaciona más bien con las oportunidades de consumo
y el estilo de vida de las clases medias.
Los términos en lengua española para denominar la gentrification.
Una propuesta alternativa: elitización
Si nos desplazamos al contexto hispanohablante
García Herrera subraya que se ha recurrido a varias denominaciones del
fenómeno, tales como “recualificación social”, “aburguesamiento”,
“aristocratización”, “gentrificación” y “elitización residencial”; no obstante,
ante la necesidad de recurrir a una expresión que aluda a la cualidad esencial
de este fenómeno, esta autora propone la adopción del término elitización, ya que apunta a la esencia
de clase que se relaciona con el proceso, y permite la inclusión de los
segmentos de carácter medio-alto (García Herrera, 2001:4). De esta manera se
incluye en este término el concepto de élite, fundamental para entender este
proceso, entendiendo élite como un grupo privilegiado que protagoniza la vida
social y la toma de decisiones. Las élites cuentan con un capital económico y
cultural suficiente para modificar espacios hasta identificarlos con una
concepción social excluyente, algo que han aprovechado también los promotores
inmobiliarios para potenciar la producción y el consumo relacionados con
criterios de exclusividad.
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García
Herrera, L.M. (2001) Elitización: propuesta en español para el término gentrificación.
Revista Bibliográfica De Geografía Y Ciencias Sociales Vol. VI, nº 332, 5 de
diciembre de 2001. Universidad de Barcelona.
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