Desde un sólido compromiso etnográfico este estudio consistió
en investigar a partir de la figura de los trendesetter (gente que
trabaja por proyecto y que pueden ser más o menos jóvenes), emprendedores
independientes o prosumidores (jóvenes que han difuminado las fronteras entre
producción y consumo), como actores sustantivos sus narrativas personales en la
actual sociedad de la información y conocimiento. Ahora la creatividad cultural
se halla en la gestación, como en la comunicación y la recepción, que se
solapan sin un orden dado. Los comportamientos de estas nuevas generaciones no
son como los de sus predecesores, se modifican desde una experiencia imbricada
con otras formas de organización socioeconómica y tecnológica y redes muy
flexibles, aprendidas y modificadas a conveniencia, recurriendo a discursos
diversos.
La principal motivación de este estudio es la del inconveniente
que supone para los autores que ciertas explicaciones den cuenta, con
viejas herramientas metodológicas, de procesos que son muy nuevos. Pues las actuales
generaciones de jóvenes se posicionan ante nuevos soportes culturales y se
comunican con diferentes medios. Por ello se reubica en procesos que son mucho
más complejos, muy variables e inestables, y requieren de otra perspectiva de
estudio para poder aproximarnos con más acierto al entendimiento de estas
realidades. La investigación llevada acabo no dio por sentada algunas
narrativas que han formulado desde final del siglo pasado una corriente
mayoritaria de economistas y políticas de la cultura, defensores de la economía
creativa y las ciudades creativas. Se habla de tendencias más que de tribus,
este enfoque es más uno multidimensional, por tanto recoge de modo más preciso
las afinidades como las diferencias de estas tendencias en los jóvenes.
Este estudio es una muestra del compromiso antropológico, de una
aproximación más sutil al objeto de estudio. Se trata de acercarnos a la realidad, a las
experiencias, desde una metodología más interdisciplinar, como un proceso
comunicativo, como un
mecanismo por
el cual poder
extraer
una información más precisa. Estas narrativas
personales
podemos
considerarlas
como termómetros que permiten exhibir una parte de las las trayectorias
vitales de sus protagonistas. Para conocer todo lo relacionado con las trayectorias
laborales, los obstáculos y qué variables han sido las facilitadoras en su
comportamiento emprendedor, habrá que atender a unas prácticas combinadas,
híbridas, que requieren seguimientos etnográficos abiertos y flexibles. Nos introduce por tanto, en
un espacio de relaciones
sociales y de
discursos culturales para acercarnos más acertadamente a sus preocupaciones, a
su realidad.
Leyendo este
texto de García Canclini he recordado
al sociólogo y economista Ignasi Brunet Icart, que argumenta que dentro de
la conducta emprendedora hay que diferenciar “dimensiones corazón” y
“dimensiones periféricas” (Brunet, 2009:87). Las dimensiones corazón serían identificar
oportunidades, asumir riesgos y crear una nueva empresa. Por su parte, las
dimensiones periféricas consistirían en obtener recursos y utilizarlos
eficientemente, realizando innovaciones. De esta forma, las dimensiones corazón
proporcionan una definición vertebrada que especifica las condiciones mínimas para
hablar de conducta emprendedora. Mientras que las dimensiones periféricas describen
esa misma conducta, eficaz y eficiente que permite lograr el éxito en la
creación y gestión de una nueva empresa. Ambas dimensiones pivotan y giran en
torno a los mecanismos de mercado autorregulados hasta el punto de ser absolutamente
dependientes de éstos.
Esta
investigación recoge el discurso de la novedad que solapa lo que hasta hace
unos años era el paradigma societal, y con afirma el autor, la crisis del
mercado laboral ha impulsado nuevas conductas en la población jóven que ha
jalonado el autoempleo como mecanismo de integración social. El autoempleo ya
bien poco puede tener relación con oportunidad o con el espíritu vocacional,
aquellos que tratan de explotar una nicho de mercado. Ahora estos chicos
representan a personas preparadas en situación de desempleo o precariedad
laboral que se ven obligados a crearse su propio puesto de trabajo.
En una sociedad
en la que el acceso a la independencia económica y el reconocimiento social se
vehicula a través del trabajo remunerado, el colectivo de inmigrantes se
enfrentan a una serie de barreras asociadas a su situación. Cuando se habla de
la emprendeduría
como
fórmula de integración social de colectivos en riesgo, hay que referirse
generalmente a un modelo de autoempleado por necesidad, que encuentra en el
autoempleo la única vía para el acceso al mercado de trabajo que no ha podido
obtener por cuenta ajena, y posiblemente por las mismas causas que determinan
su condición de “excluido”, cubriendo así un fundamento capital para su
integración laboral. Evidentemente en estas condiciones el componente
“vocacional” de las iniciativas laborales por cuenta propia es prácticamente
residual.
Bibliografía
Brunet, I.
(2009) Género y creación de empresas. Efectos de la división sexual del trabajo
sobre la creación de empleo por cuenta propia. Universitat Rovira i Virgili.
FAC. Ciencias Económicas y Empresariales Gestión de Empresas. Tarragona.
García Canclini,
N. (2012) Introducción. De la cultura
postindustrial a las estrategias de los jóvenes, en: Jóvenes, culturas
urbanas y redes digitales. Prácticas emergentes en las artes, las editoriales y
la música. García Canclini, N., Cruces F. y Urteaga M., coords. Ariel /
Fundación Telefónica. Pp. 3-25. Madrid.
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