Rosaldo nos habla de la cuestión del discurso etnográfico heredado del periodo clásico. Las diferencias entre formas distintas de objetivación se hallan en la posición que adopta el analista dentro del campo de interacción social.
El modelo clásico utiliza una jerga que dista mucho del lenguaje de la vida cotidiana, al emplear términos que son utilizados por un grupo de profesionales en lugar de las palabras que la mayoría de la gente usaría para describir un evento. Y esos acontecimientos caracterizados se describen como si fueran rutinas culturales programadas, poniendo al observador muy lejos de lo observado. Por todo ello, la objetividad parece radicar más en una forma de hablar y del uso de determinados términos, más que en las descripciones adecuadas de otras formas de vida. No obstante el autor no pretende, con esta crítica y revisión, descartar al modelo clásico sino desplazarlo de forma que otras alternativas tengan cabida en la descripción social.
Este texto subraya la importancia en reubicar las etnografías descritas con las normas clásicas, han de ser releídas y no desterradas de la antropología. Las normas clásicas no han de ser ídolos del realismo etnográfico, el único vehículo para contar la verdad de las culturas, sino un modo de representar, entre muchos otros. Tanto desde el ámbito sociológico, pero en particular desde el antropológico, nuestro objeto de estudio son las personas. Por tanto, tenemos que reflejar su modo de ver y moverse por el mundo. La diversidad es el núcleo sustantivo de nuestro interés antropológico, uno intersubjetivo Al permitir y otorgar espacio a otras formas de escritura etnográfica también se facilita la aprehensión de la variedad de posibilidades humanas en toda su complejidad, pero que paradójicamente debemos esforzarnos en exponer del modo más claro y accesible a los ciudadanos.
Recuerdo un libro que leí hace un tiempo de Franciso Ayala y Camilo José "La piedra que se volvió palabra". Desde esta perspectiva antropológica en el ámbito de la evolución, puedo realizar un paralelismo con el texto de Rosaldo. En el capítulo "Herencia biológica y herencia cultural" se cita al filósofo Karl Popper al respecto de que la realidad contiene tres componentes en "mundos" diferenciados; un primer mundo formado por las realidades físicas, el segundo determinado por las mentales y por último el tercer mundo integrado con los productos públicos y la propia actividad humana.
Los autores elaboran un original relato desde la hipótesis de que la humanidad desaparezca, el mundo dos desaparecería con ella, pero no así el mundo tres. Continuando ese supuesto y en el caso de que unos visitantes de otros planetas pudieran descubrir nuestros escritos, obras de arte, tecnología, ¿seguiríamos existiendo (mundo 3)?
Esta encrucijada me parece de lo más acertada para relacionarla con la idea general que quiere resaltar Rosaldo en su trabajo. En el caso que estos visitantes pudieran entender nuestros mensajes y/o códigos, ¿qué conocerían de nuestra humanidad?, ¿podrían hacer un ejercicio preciso de descripción basándose, por ejemplo, con algunos escritos antropológicos de diversas civilizaciones? Ahí podemos encontrarnos con una irresoluble paradoja, en cuanto al nivel de conocimiento que pudieran adquirir basándose en biografías o acontecimientos “contados”, pues podríamos encontrarnos con textos que se conviertan en lo que describen, meras crónicas a modo de ruinas culturales, poniendo al observador muy lejos de lo observado.
Tal como sostiene Rosaldo las dificultades para referirse y describir las emociones lleva a remplazar esas emociones por representaciones, más sencillas de analizar y describir. Una alternativa para la descripción de estos momentos emocionalmente intensos son las narrativas personales en las que la descripción es un retrato mucho más íntimo de los actores, ofreciendo la imagen de las emociones que sienten las personas a través de sus palabras, gestos y biografías.
Bibliografía
Rosaldo, R. (2000) Después
del objetivismo, en Cultura y verdad. La reconstrucción del análisis
social. Pp. 47-70, Ediciones Abya-Yala. Quito.
Ayala, F. (2006)
La piedra que se volvió palabra. Las claves evolutivas de la humanidad. Alianza
Editorial. Madrid.
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