I.5 Performatividad como participación
ciudadana
La participación ciudadana se constituye
como uno de los criterios principales en los procesos de evaluación y
acreditación a través de los cuales las gestiones municipales reciben
reconocimiento y se legitiman a nivel nacional e internacional. En otras
palabras, el buen desempeño de la gestión municipal en la aplicación de
programas específicos está estrechamente vinculado a su capacidad de ponerla en
escena. Es decir, que la eficiencia y la eficacia de la gestión municipal
dependen tanto de su desempeño en un sentido técnico, como de su performance en un sentido cultural. Sin
embargo, Cánepa nos cuenta que, durante la investigación, observa una serie de
tensiones y paradojas, como por ejemplo, las contradicciones entre
participación ciudadana y desempeño institucional, que eventualmente dan lugar
al descuido de los intereses de orden público a favor de los intereses del
aparato burocrático y político, así como la limitación de la participación
ciudadana a asuntos meramente técnicos en detrimento de aquellos de relevancia
política.
Asimismo, se subraya que ni los usuarios
ni las agrupaciones pueden intervenir en la negociación sobre los términos en
los que se dará la participación de las empresas o de los proveedores de
servicios en el «Muévete, San Borja». Por ello, en este caso, los intereses
públicos pueden verse perjudicados por los criterios de orden técnico y
político de la gestión y del marketing,
que son por los que se rigen el gobierno municipal y la actividad empresarial.
I.6 Diseño y regulación de espacio
-escénico-
Cánepa reconoce que el área que rodea el
Pentagonito no solamente ha sido recuperada como espacio civil, sino también
como un lugar seguro y sano. Advierte que la capacidad de convocatoria del
«Muévete, San Borja» es incuestionable, y que las actividades que ahí se
realizan obligan a los usuarios a entrenarse en el uso adecuado del espacio y
en el respeto de los demás. Por otro lado, este espacio constituye una puesta
en escena de los contenidos atribuidos a la identidad del distrito, ya que
ofrece circuitos para realizar actividades acordes con los valores
promocionados: estilos de vida saludables, cuidado del medio ambiente y vida en
familia. En ese sentido, su regulación se rige principalmente por una lógica
escénica, que introduce una forma de diseñar el espacio y de regular su uso que
termina por convertirlo en una especie de parque temático.
Sin embargo, Cánepa afirma que, si bien
se trata de un espacio público en el sentido de que está abierto a todos y
ofrece una serie de servicios gratuitos, termina siendo excluyente para
aquellas iniciativas de participación ciudadana que no encajan en los mandatos
establecidos por la marca «Muévete, San Borja» y su puesta en escena, y los
argumentos que se dan nunca son de orden ideológico, sino técnico. Así, se
afirma, por ejemplo, que ciertas actividades no guardan coherencia temática,
estética o de estilo con los contenidos y valores que se quiere promover en el
espacio o con los públicos objetivos. De esta manera, lo que prima es el
criterio escénico sobre los intereses de los usuarios.
I.7 Identidad compartida:
distrito-persona
Cánepa afirma que en el proceso de
construcción de la marca «Muévete, San Borja», se va gestando una identidad que
es atribuida tanto al distrito como a la propia gestión, e incluso a la figura
misma del alcalde Alberto Tejada. Este es un personaje muy interesante, pues no
es solo político, sino médico -urólogo- y deportista -ha sido árbitro de
fútbol-. Así, su participación en las distintas actividades y sus permanentes
apariciones en los carteles y en la revista municipal promocionando ese hecho,
lo presentan como la encarnación propia de los valores y prácticas que
identifican al programa y a la comunidad. Por lo tanto, el alcalde, como figura
política, se establece como un sujeto participativo, “su capacidad de gobernar
está estrechamente vinculada a la excelencia con que practique el autogobierno
que se le pide al propio sujeto de gobierno” (Cánepa, 2012:53). De este modo, y
para el caso de San Borja como distrito saludable, se establecen los criterios
de liderazgo y legitimidad política en el campo de la performance.
I.8
Conclusión
Cánepa llega a la conclusión de que «Muévete, San Borja» no
solamente es un programa de salud preventiva, sino que tiene que ver con una
biopolítica, es decir, con una manera de ejercer el gobierno y de construir
sujetos de gobierno. En su acepción foucaultiana, el concepto de biopolítica
nos lleva a la falsa antinomia del poder y libertad, donde se establecen definitivamente como una unidad
solidaria. “La lógica ideal del poder de normalización es dar libertad a la
identidad, asegurando su expresión, su reconocimiento, y evitar su
no-funcionamiento y disfuncionalidad a través del otorgamiento de derechos como
proveer al grupo de espacios y de momentos, para la comunalización identitaria
de rasgos (…)” (Sarkis, 2010:63).
Una lógica ésta, que es evidente en la configuración capitalista
y en sus políticas neoliberales puestas en marcha. El neoliberalismo entendido
como un marco ideológico, político y económico, donde la participación opera
como una fuerza normativa que es legitimada como garantía de la eficiencia con
capacidad para la transformación (Canepá, 2013:9). La gestión global de los
individuos es ordenada en un sentido empresarial, un principio que se encuentra
“en concordancia con valores como eficiencia, eficacia, y efectividad” (Canepá,
2012:51); la lógica que influye en los discursos y prácticas de las
comunidades, y que es elevado como un axioma de nuestro tiempo. También es
patente la cristalización de una nueva forma de liderazgo político (lógica de
marca) establecida desde la praxis, desde la acción como agencia sustantiva de
transformación, que se retroalimenta a su vez, con la imitación de la propia
comunidad que recibe e influye en ese cambio.
A modo de síntesis, el caso del programa
municipal «Muévete, San Borja» da cuenta de mucha participación, intenso uso del
espacio público, significativo contacto con la autoridad, pero de un desempeño
pobre en cuanto a la constitución de institucionalidad democrática. Por lo
tanto, es un programa exitoso, pero también muy problemático en el contexto
peruano, en el que la necesidad de construir institucionalidad democrática está
todavía en la agenda política.
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