domingo, 11 de octubre de 2015

Comentario ¿De qué trabajan los antropólogos?. Desarrollo, ONGs y Derechos Humanos en la frontera sur de Europa

En el ámbito de la antropología social en España en los últimos quince años, el estudio de los contextos migratorios ha sido una de las cuestiones prioritarias. Durante estos años, tanto las condiciones tecnológicas de la comunicación como los centros de producción se han desarrollado mucho, siendo ahora Tánger uno de los principales centros económicos y portuarios del Mediterráneo. Por otro lado, se han dado procesos de despoblamiento rural y creación de contextos urbanos de desvinculación social, y se ha blindado la frontera del sur de Europa.



Para Jiménez, el valor principal de la antropología en el estudio de esos contextos migratorios y de exclusión social reside en que es una herramienta fundamental para la formulación de preguntas, el análisis de procesos sociales y la comprensión de claros procesos de exclusión. En este sentido, hace falta escuchar todas las voces, no solo las de la mayoría. En el entorno del sur de Europa, la antropología le ha servido para construir, para crear procesos participativos, y por último para intervenir en estos contextos, algo que ha llevado al trabajo del antropólogo a sufrir deslegitimaciones desde ciertos poderes políticos y de la esfera pública.



Ceuta y Melilla son los primeros espacios fronterizos donde, a principios de los 90, empiezan a aparecer menores solos, a veces en situación de deterioro; en ocasiones llegan a la Península, creándose un gran debate alimentado por los medios de comunicación. En 2006 se empiezan a repatriar menores en contra de su voluntad, sin que se respeten una serie de derechos fundamentales; a partir de ahí se crea una red de profesionales que consigue parar esas repatriaciones. En este contexto nace la fundación Aljaima en Tánger, que contribuye a una red transnacional de protección; aquí, la antropología nos ayuda a entender esta protección ligada al territorio; es la protección la que tiene que perseguir al menor, que tenga una perspectiva transnacional y no mire solamente al territorio.



Desde un punto de vista práctico, resulta fundamental trabajar tanto con las familias de los menores como con las instituciones públicas, para hacerles ver la situación de desamparo del menor y trabajar conjuntamente con ellos, intentando reforzar un vínculo personal entre la familia y el menor. En este contexto de crisis hay muchas personas que están regresando a sus regiones de origen, otorgando una mayor complejidad a esta cuestión como objeto de estudio.



Para poner en marcha esta forma de intervención Jiménez subraya que son necesarios tres elementos:

  1. Por un lado, es fundamental que exista una red transnacional, para lo que contamos con una red de profesionales que nos ayudan a ser efectivos en ese contexto de movilidad en el que están los jóvenes.
  2. Otro elemento es trabajar a la vez con el menor y con la familia de forma sincrónica; como profesionales debemos atender a la demanda que el menor está formulando para entender su conducta y ofrecerle una ayuda.
  3. Por último, debemos ser formados, como profesionales, en una perspectiva transnacional, una nueva forma de entender la emigración.



La ponente sostiene que la antropología también tiene mucho que aportar a la cooperación al desarrollo. El fenómeno de la Primavera Árabe nos ha demostrado que en el Mediterráneo hay una fractura mucho mayor de lo que hemos pensado. La cooperación al desarrollo ha sido un mecanismo de procesos de empoderamiento de las sociedades civiles del sur del Mediterráneo; en este sentido, la cooperación al desarrollo, si bien es muy importante, en el sur de Europa y Marruecos ha vehiculado demasiados intereses vinculados al control del menor no acompañado. En este sentido, la antropología guarda esa capacidad de practicar una cooperación al desarrollo más vinculada a la protección activa en el ejercicio de los derechos humanos.



Como conclusión, la disciplina antropológica y el trabajo de campo derivado de ella tiene un valor fundamental en el estudio de los procesos migratorios y la atención al menor, ya que nos permite establecer una serie de cuestiones que no podríamos atender por medio de otras vías metodológicas. La aplicación de la antropología a este tipo de trabajos otorga una visión completa y profunda de una cuestión que requiere el esfuerzo conjunto de una serie de disciplinas y profesionales tanto regionales como transnacionales.

Ponencia de Mercedes Jiménez: 


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