En primer lugar y tal
como subraya Wilcox (2006), el objetivo del etnógrafo es concentrarse en un
ámbito de trabajo, intentado descubrir lo que ocurre en éste. Una de las tareas
iniciales en una etnografía es decidir en qué nos vamos a concentrar. Es un
proceso continuo de investigación en el que hay que seguir ciertas normas
antropológicas importantes:
1. Dejar atrás las propias
preconcepciones o estereotipos sobre la realidad observada y explorar el ámbito
tal y como los participantes lo ven y lo construyen.
2. Convertir en extraño lo
que es familiar. ¿Por qué existe, o se lleva a cabo de esa forma? ¿por qué no
es de otra manera?
3. Observar las relaciones
existentes entre el ámbito y su contexto, siempre realizando un juicio sobre el
contexto relevante debiendo explorar el carácter de este.
4. Utilizar nuestro
conocimiento de la teoría social como guía de las propias observaciones.
Es fundamental iniciar la
investigación sin categorías de observación, cuestionarios, hipótesis precisas,
etc., en particular premediadas. Pues una metodología ya elaborada puede
“abortar prematuramente el proceso de descubrimiento de lo que es significativo
en el ámbito de trabajo” (Wilcox, 2006:98).
La etnografía es un
instrumento muy útil pues permite explorar detalladamente las series altamente
complejas de fenómenos que operan dentro y alrededor del contexto del aula. Sin
duda, puede servir de apoyo en aras de una intervención efectiva para resolver
los problemas educativos. Esta práctica de investigación es una herramienta de
trabajo que nos ayuda a comprender las prácticas de los agentes sociales, como
son los alumnos, sus profesores, sus grupos de pares o sus familias,
Pero además, no se nos
debe perder de vista la importancia de la etnografía como un instrumento que va
más allá, de realizar una buena descripción sino también del reconocimiento de
todos los elementos que conforman la propia investigación. Donde los propios
datos recogidos como su interpretación se desarrollan en un diálogo permanente.
Tal como apunta Wolcott
(2006:129) los datos nuevos “proporcionan una ilustración, comprueban la
exactitud de lo desarrollado y sugieren vías para una nueva investigación”. Es
decir, el trabajo de campo y la interpretación se mueven de un lado al otro,
como pasos concurrentes más que secuenciales. La tarea del etnógrafo debe estar
encaminada a la organización y presentación de la información recopilada pero
siempre desde la premisa de la búsqueda de las tendencias y obligaciones, los
ideales y las realidades, las satisfacciones, las contradicciones y las
paradojas.
La etnografía escolar
tiene que buscar la descripción, explicación e interpretación de la cultura de
la escuela. En este sentido Velasco, Castaño y Díaz (2006) subrayan que el
entendimiento de la organización del tiempo y del espacio de una escuela es un
asunto fundamental cuando se intenta comprender la dinámica de la
escolarización. Estos autores sostiene que las bases que se sustenta una
investigación antropológica sobre la educación o escolarización que pretendiera
ser etnográfica, debería al menos contemplar en los siguientes apartados
(Velasco, Castaño y Díaz, 2006:197):
1. No marcar los límites
previamente a los problemas a investigar, dejando a los propios individuos que
los formulen en sus propios términos. Lo significativo no termina de definirse
hasta que el estudio de campo no ha sido completado.
2. Tener una perspectiva
holística para la investigación de cada uno de los sucesos o problemas que se
puedan reflejar en la investigación en una aula o escuela, fuerza a relacionar
nuestro ámbito de estudio con el contexto en el que el ámbito se desarrolla,
como el proceso histórico y la institución escolar.
3. La imposibilidad para el
investigador de renunciar a ser. Es decir, las características personales del
etnógrafo influyen en todo el proceso de la investigación.
4. Poseer una perspectiva
transcultural que permita poner en cuestión lo que se observa y se escucha. La
interpretación de los datos obtenidos se entienden de una manera más adecuada a
la luz de los acontecimientos sobre temáticas similares en diferentes situaciones
culturales.
Bibliografía:
Velasco, H., Cataño, F., y Díaz, A. (2006)
Lecturas de antropología para educadores. El ámbito de la antropología de la
educación y de la etnografía escolar. Editorial Trotta. Madrid.
Wilcox,
K. (2006) La etnografía como una
metodología y su aplicación al estudio de la escuela: una revisión. En
Velasco y Castaño Lecturas de antropología para educadores Editorial Trotta.
Madrid.
Wolcott,
H. (2006) Sobre la inteción etnográfica.
En Velasco y Castaño Lecturas de antropología para educadores Editorial Trotta.
Madrid.
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