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Graffitti de Matias Mata en Santa Cruz de Tenerife |
En su plasmación “natural”,
los graffitis se sitúan en la iconosfera urbana. Expresiones murales íntimamente
relacionadas con el espacio urbano con una relevante capacidad performativa,
esta en ocasiones, como una agencia propia de transformación de los entornos
donde se sitúan. Exteriorizaciones de identidades que se relacionan y se
yuxtaponen conformando una estructura original y diversa, una nueva plataforma
estática y estética de propagación de mensajes, que la observación subjetiva de
los receptores selecciona, antepone, elimina o ignora. De este modo, son
espacios dotados de una personalidad propia, que se ajusta según la mirada y
los filtros culturales y sociales que median en este proceso.
Según Cambil
(2012) la ciudad se sitúa como un escenario donde se desarrolla esta
manifestación. La ciudad en cuanto una construcción inacabada se consolida a sí
misma como problema estético, en la medida que favorece la aparición de
diversas formas de expresión. Así el espacio público favorece la propia
intervención en ese proceso permanente de evolución/cambio, donde se producen
las experiencias (históricas, sociales, artísticas, etc.), constituyéndose al
mismo tiempo en un lugar de encuentros y confrontaciones. El espacio urbano es
señalado por Figueroa (2007) como un mosaico de subentidades urbanas que
responden a distintos orígenes y funciones, que se imbrican y adosan entre sí
formando un entramado orgánico. Todo es relativizado dependiendo de la mirada
del espectador o del contexto, pues la mirada selecciona, prima, secundariza,
omite o sobredimensiona. El espacio urbano se muestra como un escenario o
laboratorio de actividad, un escaparate de innovaciones, donde se interviene
alterando o interfiriéndolo y planteando en el espectador una reflexión sobre
su entidad como individuo o sobre cuestiones sociales, políticas o culturales.
El espacio es caracterizado
como un entorno de reflexión, foro de debate y escaparate de conflicto en lo
cultural social o político. El graffiti nos pueden servir entonces para evaluar
en términos cualitativos la vitalidad urbanita: la pluralidad de sus agentes
culturales, sus pretensiones, su carácter crítico, su nivel de pensamiento y
formación, el grado de conciencia y participación en la propia transformación
social, etc. Y también podemos establecer estas manifestaciones localizadas en
su autodefinición como entidades urbanas singulares, como un acto de
apropiación simbólica, en un intercambio entre el habitante y su espacio vital.
Alteridades para subrayar
según Monnet y Santamaría (2011) que los otros son una compleja construcción
socio-cultural, siendo necesario prestar atención a la acción y describirla
minuciosamente en los contextos en los que se lleva a cabo. Posibilita así redefinir
la realidad social en término de procesos y dinámicas; se presenta abierta a
las (re)presentaciones fotográficas de todos aquellos sujetos sociales.
El graffiti se sitúa como
expresión de carácter multicultural, cuya presencia en la ciudad modifica la
lectura del propio espacio urbano. Posibilita el diálogo permanente entre el
espacio y los medios de masas. Relatos gráficos dotados de un plus de
información al significado, haciendo sentir y ver el significado, a través de
su plasmación en los diversos soportes del marco urbano. Estas escrituras
urbanas se han afirmado a lo largo de los años en una percepción estética de
sus habitantes, no sólo por su presencia física en el paisaje urbano, sino por
la transformación que hace del mismo. Los graffitis aparecen con una carga
importante de contenido semiótico en los espacios urbanos, fusionándose y
dialogando permanentemente, en un proceso de revitalización como de ocupación
de esos propios espacios.
Ciudad (2011) habla de su
fuerza simbólica, para definir o etiquetar lo urbano, a través de impulsos o
pronunciamientos, donde la investigación etnográfica incide sobre los sujetos
escritores de graffiti, en relación al medio en el que se desenvuelven y las
respuestas que producen sus intervenciones. Esta autora considera las
escrituras en la pared como un espacio liminal en tanto umbral o separación,
espacio-anomalía diferenciado de naturaleza mediadora entre la sociedad y la
cultura de los jóvenes, espacio cognitivo y vivencial que da sentido a un modo
concreto de construir, segmentar y transitar el espacio urbano.
Se puede afirmar que el
graffiti puede establecerse como un medio de autoconocimiento personal, un
mecanismo clave para la exploración de los límites sociales y personales. Pero
estas diversas expresiones plantean una serie de tensiones o confrontaciones
entre los diferentes agentes implicados que comparten un espacio, un contexto
sociocultural (ciudadanos, creadores, instituciones y sus normas) que se deben
analizar con el interés de identificar todas las fuerzas y dinámicas
involucradas. Pink (2001) subraya que una imagen única no transmite
sentimientos ni habla de relaciones sociales o de poder, sino que necesitan ser
contextualizadas con un discurso verbal y otros conocimientos para evocar las experiencias
sobre las que habla.
En definitiva, por ello,
para analizar imágenes, debemos atender a los usos y su definición de contenido
visible, así como a la forma de las secuencias de imágenes, asociándola con
ideologías o visiones del mundo. Una tarea que pasa porque además realizemos un
esfuerzo metodológico en nuestro trabajo en una doble perspectiva; etic/emic, por la cual nos oriente hacia
el registro de los fenómenos, procesos, expresiones y comportamientos dentro de
un marco o contexto determinado.
Bibliografia
Cambil, M. (2012) Los
graffitis y el espacio urbano: El “niño de las pinturas”. Quiroga nº2,
julio-diciembre. Pp. 10-29.
Ciudad, C. (2011)
Fotografiar graffiti: siguiendo el rastro de “los otros” a través de sus
huellas de la ciudad. Quaderns-e. Institut Catalá d´Antropologia. Número 16
(1-2). Pp. 159-172
Figueroa-Saavedra, F.
(2007) Estética popular y espacio urbano: El papel del graffiti, la gráfica y
las intervenciones de calle en la configuración de la personalidad de barrio.
Revista de Dialectología y Tradiciones populares, enero-junio, vol. LXII, nº1,
pp. 11-144.
Monnet, N., y Santamaría,
E. (2011) Fotografía y alteridades. A vueltas con los usos de la fotografía y
el sentido de los otros. Quaderns-e. Institut Catalá d´Antropologia. Número 16
(1-2). Pp. 1-15. Barcelona.
Pink, S. (2001) Visual
Ethography. Images, Media and Representation in Research. Londres: Sage
Publications, Cap. 5: “Clasificando e interpretando materiales fotográficos y
de video”.
Prieto, J. (2015) Ensayo
audiovisual: El espacio urbano como un entorno de reflexión, foro de debate y
escaparate de conflicto en lo cultural, social o político. Una conversación con
Matías Mata “Sabotaje al Montaje”. https://vimeo.com/130666222