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domingo, 11 de febrero de 2018

Los graffitis y el espacio urbano: El “niño de las pinturas”. Cambil Hernández, M


Un grafiti despectivo con Merkel y Draghi, a las afueras del BCE / AFP
El graffiti se sitúa como expresión de carácter multicultural, cuya presencia en la ciudad modifica la lectura del propio espacio urbano. Posibilita el diálogo permanente entre el espacio y los medios de masas. Relatos gráficos dotados de un plus de información al significado, haciendo sentir y ver el significado, a través de su plasmación en los diversos soportes del marco urbano.
Según Cambil la ciudad se sitúa como un escenario donde se desarrolla esta manifestación. La ciudad en cuanto una construcción inacabada se consolida a sí misma como problema estético, en la medida que favorece la aparición de diversas formas de expresión. Así el espacio público favorece la propia intervención en ese proceso permanente de evolución/cambio, donde se producen las experiencias (históricas, sociales, artísticas, etc.), constituyéndose al mismo tiempo en un lugar de encuentros y confrontaciones.
El graffiti se ha afirmado a lo largo de los años en la percepción estética de sus habitantes, no sólo por su presencia física en el paisaje urbano, sino por la transformación que hace del mismo. Los graffitis aparecen con una carga importante de contenido semiótico en los espacios urbanos, fusionándose y dialogando permanentemente, en un proceso de revitalización como de ocupación de esos propios espacios.
Es interesante la indagación llevada a cabo sobre la actividad del graffiti, tanto artística como reivindicativa. Por tanto, es importante incluir en el trabajo de investigación, estas narrativas como manifestaciones contraculturales, la importante implicación e influencia que tienen en la propia cultura urbana y en todas sus dimensiones societaria: en lo social, político, económico y cultural.
Bibliografía:

Cambil, M. (2012) Los graffitis y el espacio urbano: El “niño de las pinturas”. Quiroga nº2, julio-diciembre. Pp. 10-29


sábado, 14 de octubre de 2017

¿De quién es la historia? Parte III


Existe otra tipología de films en la que éstos están influidos en su totalidad por los sujetos, alrededor de una sola persona. Son aquellas en las que se forma una relación con el sujeto como parte de un conjunto más amplio de significados culturales. Encontramos aquí películas de escaso interés o que no se encuentran en ellos consecuencias inmediatas. Por ejemplo, en un trabajo de documentación, un jefe navajo no ve las ventajas del estudio para su rebaño por diferencias en las prioridades en las dos culturas que conforman la relación. Hablamos de cine de escasa importancia.

Para que la película importe a quien participa deben existir implicaciones prácticas o simbólicas para ellos. Los documentales se configuran por sus estructuras, su forma e intención.

David MacDougall

El cine etnográfico australiano se ha preocupado por el rito aborigen (fimls importantes de Roger Sandall, Nicolas Peterson o Ian Dunlop). En este caso, ni el director ni el antropólogo conocían la ritualidad y, más allá de su estructura previa diseñada, tuvieron que seguir el curso de los acontecimientos y realizar los registros documentales tal y como los observaban. Los sujetos diseñaron cómo se vería el rito ante la cámara y cómo se utilizarían posteriormente sus películas, así que los realizadores siguieron siempre las instrucciones y el sentido que establecen los sujetos. Frank Gurrmanamana, le dice a los participantes reunidos:

“Esta película es la mía... Ahora los hombres de todo el mundo verán mis emblemas sagrados, al igual que, en muchos lugares, he visto a los suyos. Asi que los emblemas que llevo con tanto cariño están ahora en una película, por lo que la película también es querida para mí. Estas películas tienen fines políticos y rituales. Incluso si no siempre es evidente para el observador exterior, que son parte de un proceso continuo de refuerzo cultural y contestación. Ellos han convertido los mismos emblemas.”

Estas películas sirven a propósitos políticos y rituales. Y por ello se analiza una película rodada por el autor sobre el golfo de Carpentería (Australia). Familiar places (1980) se rueda en un momento de presión hacia los aborígenes por el gobierno y los intereses mineros. Se documenta un viaje entre un antropólogo (Sutton) y un poblado aborigen a través de todo el país. Se pone en evidencia el drama de un anciano, una joven pareja y los más pequeños del grupo, y su propia relación con el antropólogo. Hablan entre ellos, pero también con el antropólogo y con terceros no aborígenes. Y aquí nuevamente surge la duda sobre de quién es la historia que se cuenta. Señaló aquí el antropólogo que los aborígenes entienden la película como un medio más de referencia con el que mostrar sus rituales y dar reconocimeinto a objetos y lugares. Sutton es la voz del film pero no es la ‘voz’ de lo que se documenta. Al hacerlo, hay que incluir en el film todos los conceptos que hablan de historia y la narrativa, y si esto es así, nace una nueva histórica y un nuevo objeto de significación totémica. La introducción de los niños de Namponan en su país por primera vez, mostrándoles los lugares históricos (totémicos) como un acto de investidura, supone una confirmación de los derechos sobre su país. Mostrar el hecho a través del film supone para ellos una carta de privilegio.

La película está dentro de la situación descrita, en la narración del otro. La película refleja la grabación aborigen a través de un movimiento físico por todo del país, movimiento que se ha convertido en parte de la narración implícita en el despliegue ritual.  

Siempre que nos encontremos ante dos fuerzas culturales que posean las características mencionadas en este texto, nos encontraremos ante un trabajo etnográfico compuesto, representativo de un cruce de perspectivas culturales. Que en la película aparezcan formulas más complejas que la aparición de éstas depende de la habilidad del realizador. Por ejemplo, Rouch trabaja con el acto de autodescubrimeinto, los límites culturales o las zonas liminales de ritual y posesión. Y McKenzie o Piault representan la emergencia de los sujetos de una conciencia histórica. Pero esto solo ocurre cuando el trabajo se entiende como algo más que un mero transmisor de conocimiento previo. 

Bibliografía:

MacDougall, D. (1991) Whose story is it? Visual Anthropology Review. Anthrosource. Fall 1991. Volume 7. Number 2.


domingo, 23 de julio de 2017

Tres dimensiones del texto y de la cultura visual II


Lo que se ve, lo visual, se relaciona con elementos que no se ven, pero sin los cuales seríamos ciegos a la imagen. Lo que no se ve, afecta al sentido de lo que se ve. Y es interacción la que conforma la imagen.
a)   Lo visual se relaciona con lo que se desea ver.
Detrás de una imagen siempre encontramos el deseo de otra. Lo que sentimos al ver (una amenaza, una presencia,...) se conecta con lo que deseamos ver o con lo que perseverantemente imaginamos que suceda o aparezca en el campo de otro.
b)   Lo visual se relaciona con lo que se sabe y se cree, aunque no se vea
Lo que sabemos y creemos, condiciona lo que vemos. Cuando las señales salen de la retina, ya no hablamos de ‘lo visual’ aisladamente. No es posible que los ojos de la mente vean sin relacionarlo con la información dimanada de otros sentidos. Vemos a través de los ojos de nuestra cultura, de conocimientos, sistemas simbólicos, valores y estereotipos adquiridos en la enculturación, y nuestra experiencia como lectores de textos visuales.
Lo visual atañe a la percepción, a la información sobre el mundo óptico. No podemos separar “lo que se ve” de “lo que se sabe”. Al visualizar, a través de inferencias, se coteja lo que se ve con otras informaciones, sensaciones y experiencias que no se ven.
c)    Lo visual se relaciona con lo que se hace
Desde esta perspectiva, se busca indagar qué hacen los emisores al producir el texto visual, y los receptores al interpretarlo. Los emisores de textos avanzan hipótesis y anticipan el comportamiento interpretativo de los receptores, que interpretan sobre el texto visual en base a éstas. En lo visual, se aplican prácticas para el receptor del texto. En un discurso publicitario, comercial o político, existe cierta interactuación, aun implícita, y en ella se incluyen prácticas sociodiscursivas.
Habla Abril, por ejemplo, más que de fotografía individualmente considerada, de práctica fotográfica. El fotógrafo, amateur o no, busca con lo que hace, la reproducción o intercambio social, económico o de control del texto visual. Los textos suponen una materialidad concreta, pero también, una serie de instituciones, prácticas, modos de intercambio social, moralidades y estéticas.

La mirada
Hay textos visuales porque alguien los mira, en un lugar y tiempo determinado, en el contexto de una práctica discursiva. Pero la mirada no siempre es exterior. El texto visual, de forma explícita o no, nos adjudica una posición, un lugar o un espacio de placer (o displacer). Nuestra mirada está contenida en ellos porque hay textos que ‘nos miran’. En ocasiones, el texto visual prevé nuestra mirada, nuestro lugar como espectador, y hasta nuestro papel dentro de la propia narración. En otras, el texto gestiona la mirada y objetiva (objetiviza) un elemento, dotándolo de poder técnico, normativo y estético.
La mirada retrata, tradicionalmente, relaciones de poderosos con subalternos (mirada masculina sobre cuerpo femenino, mirada colonial de Europa hacia territorios colonizados, la publicidad actual,…). Vemos a través de nuestra cultura y de nuestra experiencia como lectores de textos visuales, y al mirar y hacer mirar, seleccionamos lugares de enunciación construidos y asignados a posiciones sociales (patriarcado, clase dominante, sujeto resistente,…).
La mirada está regulada y da lugar a regímenes de derechos y deberes, a modos de aprobación simbólica y a modalidades en el ejercicio del mirar (panoptismo vs. o control político en el mirar). La mirada es orientada y restringida conforme a formas de prevención y decoro, y a ella se le aplican estrategias de normalización y control. Su dimensión concierne a la conformación del tiempo y el espacio en el discurso visual, a los lugares de la subjetividad y a las formas de subjetivación que posibilita.
Ejemplo de normalización o proyecto de sociedad utópica es la mirada racional- escópica. Es el ejercicio óptico que convierte el ‘iluminismo’ en aliado de la ‘Razón’, rectora del orden social y político.

Bibliografía:

Abril, G. (2012) Tres dimensiones del texto y de la cultura visual. IC- Revista Científica de Información y comunicación, 9, Pp. 15-35. Madrid.

sábado, 17 de junio de 2017

Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research Parte II


Analizando imágenes: contenido y contexto

Para proceder al análisis, hay que estudiar la relación entre el contexto en el que las imágenes son producidas y su contenido visual.

En contenido y el contexto se aproximan conforme a varios criterios. Existe una corriente científica realista, una metodología que pretende contextualizar el contenido de la imagen para obtener evidencias visuales confiables y procesos completos. Pero ocurre que, este registro de ‘una mirada totalizadora de la cultura’ da como resultado verdades etnográficas parciales e incompletas. Podemos hablar de una aproximación científica a la investigación social, que tiende a categorizar e interpretar imágenes en términos de contenido y cronología. Sucede que el análisis de esta metodología no podrá ser completo y objetivo, así como es cierto que es imposible filmar un registro visual verdadero y objetivo. Y hablaríamos aquí de un contexto de producción de la imagen subjetivado, percibido además por los individuos de maneras diferentes.

Entre el campo y el hogar: sentidos locales y etnográficos

Los etnógrafos tienden a repensar el sentido de los materiales fotográficos durante su trabajo de campo en términos de discursos académicos. Las imágenes son iconos a los que se les asignan rangos de significados y la etnografía tradicionalmente ha venido mostrando su queja al significado de éstas, individualmente consideradas. Una imagen única no transmite sentimientos ni habla de relaciones sociales o de poder, sino que necesitan ser contextualizadas con un discurso verbal y otros conocimientos para evocar las experiencias sobre las que habla. Por ello, para analizar imágenes, debemos atender a los usos y su definición de contenido visible, así como a la forma de las secuencias de imágenes, asociándola con ideología o visiones del mundo.

Las imágenes que no nos podemos llevar a casa

Durante su trabajo, el etnógrafo puede hacer uso de imágenes que no puede llevar a ‘casa’. Se trata de un material ausente que, aun no formando parte de las notas de campo, suponen un importante análisis del conocimiento etnográfico. (Ejemplo de Okely). Lo importante es que el etnógrafo analice cómo fueron usadas esas imágenes de las que no tiene copia física de manera que pueda incluirla en su investigación. Y esto mismo ocurre en ocasiones con los propios diarios de campo, que no llegan ‘a casa’ del investigador. Estos servirán siempre que sea posible establecer una conexión entre estas representaciones dentro del trabajo de investigación.

Organizando imágenes: el tema del archivo

La categorización de archivos es tarea propia de los investigadores que desarrollan en función del método de investigación utilizado. Los archivos y sistemas visuales de clasificación han sido sistemas objetivos, impuestos por el poder. La ciencia social moderna convirtió las imágenes en mapas de la humanidad, a los que denominamos archivos victorianos y en los que se critica su carácter represor frente a la fotografía del retrato ante criminales). Y la antropología adoptó en cierta manera estos usos represivos durante la etapa colonial. Los antropólogos quisieron catalogar y ordenar imágenes de individuos de otras culturas para objetivar y categorizar al otro (diferencia cultural y jerarquía). Se categorizaba según su contenido y su autenticidad se extraía del contexto. Y de esta manera, los archivos se convirtieron en mecanismos de control.

Las conexiones entre fotografías y otros materiales visuales y verbales se convirtieron en clave para la producción de significados académicos. Y dado que hoy no todos los archivos son represivos, se entiende que son muy útiles a las disciplinas que aplican la etnografía en sus estudios. En cualquier caso, el etnógrafo cuenta con aproximaciones éticas para su utilización.

Hoy existe cierta tensión en la utilización de archivos que puede ser resuelta de acuerdo con los siguientes criterios:

La organización secuencial o la “narrativa auténtica”: ¿de quién es este orden?

Si el archivo no posee un orden especial y temporal, el ordenamiento reconstruido de las fotografías puede confundir la secuencia de ocurrencias. Aquí se defiende una única narrativa visual auténtica, y que la secuencia lineal temporal en la que se producen forman una narrativa que representa los sentidos reales de la imagen. Los relatos y las secuencias se ligan necesariamente.

Si bien, este sistema ayuda a situar la situación temporal y espacial de las imágenes durante el proceso de investigación, en ocasiones, el orden del disparo puede no corresponderse con la narrativa de algunas representaciones visuales.

Organización temática y múltiples categorías: tratando con los diversos significados fotográficos

El significado de las imágenes visuales puede estar determinando por la secuencia visual y por su contenido. Y además, la misma imagen puede contener significados diferentes. Los sistemas de ordenamiento y acopio de imágenes poseen su propia ambigüedad de sentido e inconsistencia en la adhesión a categorías.

Las múltiples formas en las que se presentan los juegos de fotografías y metrajes demuestran la compleja red de referencias cruzadas que podrían tener lugar. Así que la codificación de imágenes se desarrollará en función de las necesidades del proyecto, empleando incluso la intuición. De hecho, en muchas ocasiones, las imágenes y secuencias se transforman en el foco de atención de los informantes. La autora sugiere que, cualquier sistema de organización y acopio de imágenes debe relacionarlas con los múltiples significados y temas de investigación, y debe diseñarse de forma que una misma imagen pueda ser estudiada y repensada durante la investigación, y que sea susceptible de nuevas interpretaciones con materiales visuales, verbales y escritos. 

Sarah Pink (Universidad de Loughborough, Reino Unido)
 

Bibliografía:

Pink, S. (2001) Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research. Londres: Sage Publications, Cap. 5: “Clasificando e interpretando materiales fotográficos y de video”.


sábado, 10 de junio de 2017

Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research Parte I


El estudio de la antropología visual precisa de un trabajo interdisciplinar que incorpore estudios feministas, antropológicos y culturales, una aproximación interdisciplinaria que considera a la etnografía como aspecto necesario en su aproximación o representación. La etnografía se puede combinar con lo textual, lo histórico, con narrativa, estadística y más prácticas de investigación.

Las imágenes deben ser tratadas como representaciones realistas de la realidad del contexto del trabajo de campo, tal y como los etnógrafos la entienden. Pero hay que tener en cuenta que, en ocasiones, se representan los puntos de vista del productor, hecho que obliga a prestar atención a las interrelaciones entre el conocimiento visual y otros conocimientos.

Clasificación e interpretación de materiales fotográficos y de video

El análisis académico de las imágenes visuales, ambiguas y subjetivas en origen, es generalmente arbitrario y su construcción nace de la relación entre la agenda metodológica y la teórica particular, y además, están influidas por la cultura académica. Del análisis de la investigación visual se desprende el constructivismo de las ciencias sociales y las políticas de las agendas personales y académicas en el resultado.

La metodología utilizada por los investigadores suele obedecer a la propia interpretación de los materiales visuales acumulados, o a una invención propia del procedimiento. Existe poca investigación sobre el análisis de los medios de investigación cualitativos. 

Análisis: un paso o una práctica

La etnografía tradicional no distingue entre trabajo de campo y análisis. Pero recientemente, los etnógrafos han comenzado a realizar distinciones interdependientes y continuadas entre campo, hogar e institución académica, en diferentes tiempos y lugares. El campo, además de ser el lugar en el que se recaban los datos, puede ser también el lugar en el que esos datos se analizan o donde se interiorizan la teoría y los posibles elementos analógicos con los que complementar la investigación. Esto último, en antropología visual, significa escudriñar la relación existente entre los significados extraídos de las imágenes en el trabajo de campo y los significados académicos.

Como ítem de cultura material, las imágenes tienen biografía propia, que se trasforma cuando se traslada su contexto. Adquieren un nuevo significado cuando se trasladan al contexto académico, aunque su contenido material continúa siendo el mismo.

Imágenes y palabras: el fin de las jerarquías

La etnografía moderna traslada lo visual a palabras. Mientras que la información etnográfica puede ser registrada visualmente, el conocimiento científico se traslada a través de los datos del texto escrito. El análisis académico no busca convertir la evidencia visual en conocimiento verbal, sino que hablamos de un proceso analítico de construcción de conexiones de sentido entre experiencias de investigación y los materiales que representan varios tipos de conocimiento. En este sentido, una imagen ilustra un trabajo de campo, y éste se complementa con otros textos. Las imágenes contextualizan y forman un set de diferentes representaciones que contextualizan los datos de la investigación.

Dada la problemática de la subjetividad, no podemos elaborar un análisis en cuanto a la etnografía reflexiva; los datos exclusivamente visuales son de escasa relevancia como objeto de estudio. 

Pink, S. (2001) Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research. Londres: Sage Publications, Cap. 5: “Clasificando e interpretando materiales fotográficos y de video”.


domingo, 19 de marzo de 2017

Opciones estéticas . La negociación en el campo. Sue Carswell


La autora realiza un estudio sobre las diferentes opciones estéticas con relevancia antropológica, generadas a través de la fotografía, reflexionando y ejerciendo autocrítica sobre su propia tesis doctoral.

Antes de continuar, avanzamos que el término ‘estética’ es polémico, incluso obviado por algunos autores, pero en el contexto fotográfico en el que nos encontramos, y centrándonos en la dicotomía arte – ciencia (contraposición que puede entenderse como positiva y productiva), hablamos de una captura de imagen que implica la elección de una composición acerca de lo que nos gusta ver y/ o como queremos ser vistos. 

Para analizar la relevancia antropológica que poseen las relaciones sociales, como el qué, el por qué y el para quién, propone el antropólogo Chris Wright que nos fijemos en las opciones estéticas, en la composición estética de las relaciones. Analizamos la importancia de la relación antropológica y el privilegio que muestran ciertas opciones estéticas, a través la fotografía y la negociación entre antropólogo y los seres objeto de estudio. Esta investigación de la autora, afronta un proceso discursivo y reflexivo en el que se produce una interactuación sobre la utilización de la fotografía desde el punto de vista antropológico. El debate sobre la responsabilidad de la representación fotográfica da origen a nuevos interrogantes sobre cómo son planteadas las fotografías y con qué fin se representan.

¿Qué es relevante?

La tesis versa sobre la dinámica de una familia de agricultores, en un entorno de productores de caña de azúcar de Fiji, y trata de analizar las experiencias de mujeres y niños, seres socialmente invisibles pero que dan forma a construcciones de género y antigüedad dentro del entramado familiar. El material visual describe el entorno físico, la diversidad, las condiciones laborales y las relaciones sociales que interviene en el trabajo organizado. Existía entre la antropóloga y los participantes cierto grado de conciencia y compromiso con la cámara, pero en el proceso de plasmación de imágenes se consiguió ‘naturalidad’ a través de lo ordinario. Los participantes nunca modificaron la escena sino que la naturalidad construida fue buscada o generada por el trabajo fotográfico de la antropóloga. Las prácticas fotográficas, sus poses, son reflejos de sus valores e identidades culturales revelan las negociaciones y relaciones que tienen lugar en torno a la fotografía. 

En el trabajo de campo, los medios de comunicación visual complementan el texto escrito y añaden un elemento representativo generador de sensaciones en cuanto a la gente y el lugar; tiros de la vida cotidiana. Y aquí, en las fotografías se ve lo invisible, el trabajo de aquellos a quienes no se nombra; los niños y las mujeres en las granjas, y su contribución a la industria del azúcar. Este realismo documental, este modelo, se convierte en nuestra propia ‘estética’. Por tanto, lo relevante desde el punto de vista antropológico dependerá de los parámetros elegidos. Al menos, fue así en un principio.

Sin que ello suponga una fusión de los usos de medios visuales para el estudio de la cultura y el propio estudio de las formas prácticas visuales, se concluye que la representación en este trabajo se enriqueció con el examen de las prácticas visuales, tanto del antropólogo como de los participantes. 

Carswell, S. (1999) Aesthetic choices: negotiations in the field. University of Otago. New Zeland.  

lunes, 27 de febrero de 2017

Antropología visual y diseño público ¿Puede la asociación de ambas campos generar valor en los diversos modelos de comportamiento urbano? Parte III


RECOPILACIÓN DE DATOS
Los datos fueron recogidos durante los meses de octubre y noviembre de 2010 en el centro de Ottawa. Los investigadores buscaban el disparo de la cámara a pie, adaptándose a las funciones del producto, modificando elementos e incluso, haciendo uso de la manifestación artística de la gente.
ANÁLISIS DE LOS DATOS
La interpretación de los datos incluye la transcripción de los componentes visuales en la información verbal. No se incluye aquí el análisis de las fotografías, aunque su visualización puede ser aclaratoria para la investigación y el conocimiento. En un primer momento, las fotografías se sometieron a un periodo libre y a un examen no estructurado, se compararon y agruparon en racimos, en función también de un criterio espacial.
RESULTADOS
Los lugares de mayor afluencia precisan mayores intervenciones, y cabe destacar la importancia de la vigilancia y la limitación de libertad advertida en determinados espacios, cuyos espacios se ven fuertemente influidos. En estos espacios se producen menos intervenciones, al contrario que en los espacios abandonados.
Necesidades funcionales
Algunas intervenciones manifiestan de forma clara necesidades funcionales de los usuarios que no cumplía el espacio urbano y que revelan una falta de equipamiento urbano para apoyar las actividades que los usuarios realizan en el espacio, pero en otros casos esta premisa no es tan clara. Se observan necesidades abstractas que el espacio urbano no ofrece, como la ausencia de espacios en los que trasmitir mensajes; comercial, ideológico y personal/ artístico, trascendentales para la transmisión de cultura (Cartelería, graffitti,…), es decir, mensajes verbales, pictóricos y escultórico.
1.    Mensajes textuales
En algunos casos, los usuarios hacen uso de lenguaje común para expresar ideas. Estas palabras tienen la intención de ser leidas. En otras ocasiones, el significado sigue siendo desconocido. Por último, se utilizó un sistema ocasional de símbolos. Los que no estaban familiarizados con el código no pudieron leer el mensaje; las intervenciones de graffiti entran en esta categoría.
2.    Mensajes Pictóricos

Junto con el uso de mensajes de texto, los habitantes de la ciudad utilizan dibujos e imágenes con variedad de contenido. En la mayoría de los casos, tanto para mensajes textuales y pictóricos, la gente hizo uso de superficies claras que no presentaron detalles o texturas.

3.    Mensajes escultóricos
Tienen lugar en una zona más contemplativa de la ciudad. En los márgenes del río Ottawa se utilizan piedras de río para hacer declaraciones en los espacios urbanos. Las instalaciones construidas por un artista eran esculturas efímeras. Se nota la necesidad de mostrar elementos de la cultura canadiense, muy conectada con la naturaleza y el clima (réplica inukshuk).
DISCUSIÓN
Del mismo modo que una cámara observacional no revela cultura, tampoco lo hace el inventario cultural por si solo. Se exige un trabajo de interpretación y comprensión de los comportamientos individuales y grupales. En el inventario de Ottawa se observa como los residentes están familiarizados con determinados espacios de la ciudad, al contrario que ocurre en otros lugares. Les une a la ciudad lo simbólico de su cultura, que quieren transmitir, pero como carecen de elementos para hacerlo, los crean a través de los mensajes. La perspectiva antropológica sobre la cultura puede asumir un papel importante en la interpretación del comportamiento de los habitantes. Se aprecia que los habitantes necesitan espacios no funcionales para expresarse, y allí encontramos un posible nicho para los diseñadores.
Se propone una investigación adicional sobre la posibilidad de transformación por vandalismo en la participación de lo público pues se podría invitar a los vándalos a negociar para que expresen sus necesidades.
CONCLUSIÓN
Las necesidades de los usuarios urbanos han cambiado para satisfacer necesidades culturales, sociales, psicológicas e ideológicas, y si estas no satisfacen, los usuarios le dan un uso alternativo. Las personas se adaptan al espacio, añadiendo si es preciso, elementos personales, artísticos o mensajes ideológicos a los objetos, a veces de manera ilícita.
Para diseñar espacios públicos plenamente satisfactorios hay que realizar un estudio exhaustivo de los objetos de la investigación. De la unión de la antropología visual y el diseño público pueden extraerse resultados positivos. Ambas disciplinas pueden trabajar juntas para crear zonas públicas vitales. Que el diseño aplique conocimiento cultural contribuye al estímulo de las negociacioness entre usuarios, diseñadores y tomadores de decisiones.


Gabriela, S. y Frankel, L. (2011) Visual Anthropology and public design. Can the association between these fields generate valuable insights into the diverse patterns of urban behaviour? Diversity and unity: Proceedings of IASDR2011, the 4th World Conference on Design Research.


domingo, 12 de febrero de 2017

Antropología visual y diseño público ¿Puede la asociación de ambas campos generar valor en los diversos modelos de comportamiento urbano? Parte 2


Significados simbólicos en los espacios urbanos
Los espacios urbanos son escenarios de estudios simbólicos para muchos investigadores. Las ciudades, sistemas semióticos privilegiados, son una excelente fuente de símbolos y representaciones culturales. El espacio público es un esfuerzo humano que refleja la diversidad de la población. El sujeto desarrolla su comportamiento, opinión y creencia en este espacio. El usuario se convierte en el verdadero productor de un diseño que actualiza mediante la cumplimentación de sus lagunas o indeterminaciones de significado. Los espacios públicos revelan información sobre cómo los urbanistas esperan que la población se comporte, utilizando mobiliario atrayente y simbólico, mientras que otros espacios repelen a los usuarios por falta de comodidad o por reglas limitativas o restrictivas de libertad.
Ejemplo de los jardines de Viena, Rotenberg (1996). Los diseñadores consiguieron identificar su proyecto con la metrópoli con el movimiento cultural.
La ciudad visual (visualcity)
La ciudad es más que un contexto material. El concepto visualcity (Escudos) define la realidad de la ciudad que no puede ser capturada en una página. Es la relación entre lo intagible y lo tangible. Al contratrio que una exploración rápida, la mirada visualcity tiene profundidad de campo, vinculando al usuario con su contexto cultural, geográfico e histórico.
La fotografía, como técnica de representación y exposición surge como elemento capaz de ser analizado. La ciudad es un laboratorio práctico para el análisis fotográfico de la sociedad urbana.
DISEÑO PÚBLICO
Los sujetos viven en un estado de cambio continuo. Las ciudades se desarrollan de forma rápida mientras los espacios públicos asumen funciones de socialización, recreación y ocio, que el diseñador debe conciliar. Para hablar de diseño público hay que tomar como referencias las cuestiones culturales de los locales. Los hábitos y creencias particulares reflejan estas necesidades locales. (La implantación de elementos que no pertenecen a la cultura propia puede provocar un choque.
Necesidades y la cultura de los usuarios
Para comprender la cultura de un individuo o de un grupo particular de personas y cómo se relaciona con la calidad del diseño es fundamental comprender las dimensiones espaciales y temporales de la cultura. Y para ello podemos hablar de capas sociales. Cada capa representa la estructura y características de una cultura particular durante un periodo de tiempo. Lo interno de la capa será intagible vs lo externo, lo accesible. Y en este punto, hay que añadir que las capas sociales se interrelacionan para cambiar o hacer aflorar necesidades culturales y sociales. En este sentido, la calidad del diseño es inseparable de la conducta de los usuarios y de su psicólogo social, cultural e ideológico.
Las respuestas de los usuarios
Las reacciones de los usuarios a los espacios son variadas. Las personan tratan de reafirmar su identidad cultural, generalmente en términos territoriales. Por ello, las necesidades podrían quedar ocultas en su actitud hacia los espacios públicos. Los diseñadores deben por tanto, conocer a las personas que viven en la ciudad, en el movimiento cultural, para la personalización de espacios, adaptaciones y codificaciones de productos (incluso del vandalismo).
METODOLOGÍA
El inventario fotográfico cultural de Ottawa buscó entender la consideranción de sus habitantes sobre los espacios públicos, estudiando y recogiendo evidencias materiales de los usuarios. Se busca proporcionar a los diseñadores información valiosa sobre la actividad de diseño público, conviertíendolas en utilidades visuales de herramienta de investigación antropológica. Por que, en lugar de mirar en la parte urbana de los espacios, el investigador contempla a los usuarios.
AJUSTE
La investigación exploró diferentes lugares de Ottawa en la que se cumplían diferentes funciones; espacios residenciales, comerciales y recreativos, lugares de vigilancia extrema y espacios no observados por el público y espacios monumentales. Las fotografías documentaron la vida de varios usuarios participando en los espacios urbanos, lo que permitió al investigador centrarse en los detalles, facilitando la identificación de patrones y agrupaciones en las acciones de los usuarios. 
Gabriela, S. y Frankel, L. (2011) Visual Anthropology and public design. Can the association between these fields generate valuable insights into the diverse patterns of urban behaviour? Diversity and unity: Proceedings of IASDR2011, the 4th World Conference on Design Research.