Analizando imágenes: contenido y
contexto
Para
proceder al análisis, hay que estudiar la relación entre el contexto en el que
las imágenes son producidas y su contenido visual.
En
contenido y el contexto se aproximan conforme a varios criterios. Existe una
corriente científica realista, una metodología que pretende contextualizar el
contenido de la imagen para obtener evidencias visuales confiables y procesos
completos. Pero ocurre que, este registro de ‘una mirada totalizadora de la
cultura’ da como resultado verdades etnográficas parciales e incompletas. Podemos
hablar de una aproximación científica a la investigación social, que tiende a
categorizar e interpretar imágenes en términos de contenido y cronología.
Sucede que el análisis de esta metodología no podrá ser completo y objetivo,
así como es cierto que es imposible filmar un registro visual verdadero y
objetivo. Y hablaríamos aquí de un contexto de producción de la imagen
subjetivado, percibido además por los individuos de maneras diferentes.
Entre el campo y el hogar: sentidos
locales y etnográficos
Los
etnógrafos tienden a repensar el sentido de los materiales fotográficos durante
su trabajo de campo en términos de discursos académicos. Las imágenes son
iconos a los que se les asignan rangos de significados y la etnografía
tradicionalmente ha venido mostrando su queja al significado de éstas,
individualmente consideradas. Una imagen única no transmite sentimientos ni
habla de relaciones sociales o de poder, sino que necesitan ser
contextualizadas con un discurso verbal y otros conocimientos para evocar las
experiencias sobre las que habla. Por ello, para analizar imágenes, debemos
atender a los usos y su definición de contenido visible, así como a la forma de
las secuencias de imágenes, asociándola con ideología o visiones del mundo.
Las imágenes que no nos podemos llevar
a casa
Durante
su trabajo, el etnógrafo puede hacer uso de imágenes que no puede llevar a
‘casa’. Se trata de un material ausente que, aun no formando parte de las notas
de campo, suponen un importante análisis del conocimiento etnográfico. (Ejemplo
de Okely). Lo importante es que el etnógrafo analice cómo fueron usadas esas
imágenes de las que no tiene copia física de manera que pueda incluirla en su
investigación. Y esto mismo ocurre en ocasiones con los propios diarios de
campo, que no llegan ‘a casa’ del investigador. Estos servirán siempre que sea
posible establecer una conexión entre estas representaciones dentro del trabajo
de investigación.
Organizando imágenes: el tema del
archivo
La
categorización de archivos es tarea propia de los investigadores que
desarrollan en función del método de investigación utilizado. Los archivos y
sistemas visuales de clasificación han sido sistemas objetivos, impuestos por
el poder. La ciencia social moderna convirtió
las imágenes en mapas de la humanidad, a los que denominamos archivos
victorianos y en los que se critica su carácter represor frente
a la fotografía del retrato ante criminales). Y la antropología adoptó en
cierta manera estos usos represivos durante la etapa colonial. Los antropólogos
quisieron catalogar y ordenar imágenes de individuos de otras culturas para objetivar y categorizar al otro (diferencia cultural y jerarquía). Se categorizaba según su contenido
y su autenticidad se extraía del contexto. Y de esta manera, los archivos se
convirtieron en mecanismos de control.
Las
conexiones entre fotografías y otros materiales visuales y verbales se
convirtieron en clave para la producción de significados académicos. Y dado que
hoy no todos los archivos son represivos, se entiende que son muy útiles a las
disciplinas que aplican la etnografía en sus estudios. En cualquier caso, el
etnógrafo cuenta con aproximaciones éticas para su utilización.
Hoy
existe cierta tensión en la utilización de archivos que puede ser resuelta de
acuerdo con los siguientes criterios:
La organización secuencial o la
“narrativa auténtica”: ¿de quién es este orden?
Si
el archivo no posee un orden especial y temporal, el ordenamiento reconstruido
de las fotografías puede confundir la secuencia de ocurrencias. Aquí se
defiende una única narrativa visual auténtica, y que la secuencia lineal
temporal en la que se producen forman una narrativa que representa los sentidos
reales de la imagen. Los relatos y las secuencias se ligan necesariamente.
Si
bien, este sistema ayuda a situar la situación temporal y espacial de las
imágenes durante el proceso de investigación, en ocasiones, el orden del
disparo puede no corresponderse con la narrativa de algunas representaciones
visuales.
Organización temática y múltiples categorías:
tratando con los diversos significados fotográficos
El
significado de las imágenes visuales puede estar determinando por la secuencia
visual y por su contenido. Y además, la misma imagen puede contener
significados diferentes. Los sistemas de ordenamiento y acopio de imágenes
poseen su propia ambigüedad de sentido e inconsistencia en la adhesión a
categorías.
Las
múltiples formas en las que se presentan los juegos de fotografías y metrajes
demuestran la compleja red de referencias cruzadas que podrían tener lugar. Así
que la codificación de imágenes se desarrollará en función de las necesidades del
proyecto, empleando incluso la intuición. De hecho, en muchas ocasiones, las
imágenes y secuencias se transforman en el foco de atención de los informantes.
La autora sugiere que, cualquier sistema de organización y acopio de imágenes
debe relacionarlas con los múltiples significados y temas de investigación, y
debe diseñarse de forma que una misma imagen pueda ser estudiada y repensada
durante la investigación, y que sea susceptible de nuevas interpretaciones con
materiales visuales, verbales y escritos.
Sarah Pink (Universidad de Loughborough, Reino Unido)
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