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sábado, 17 de junio de 2017

Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research Parte II


Analizando imágenes: contenido y contexto

Para proceder al análisis, hay que estudiar la relación entre el contexto en el que las imágenes son producidas y su contenido visual.

En contenido y el contexto se aproximan conforme a varios criterios. Existe una corriente científica realista, una metodología que pretende contextualizar el contenido de la imagen para obtener evidencias visuales confiables y procesos completos. Pero ocurre que, este registro de ‘una mirada totalizadora de la cultura’ da como resultado verdades etnográficas parciales e incompletas. Podemos hablar de una aproximación científica a la investigación social, que tiende a categorizar e interpretar imágenes en términos de contenido y cronología. Sucede que el análisis de esta metodología no podrá ser completo y objetivo, así como es cierto que es imposible filmar un registro visual verdadero y objetivo. Y hablaríamos aquí de un contexto de producción de la imagen subjetivado, percibido además por los individuos de maneras diferentes.

Entre el campo y el hogar: sentidos locales y etnográficos

Los etnógrafos tienden a repensar el sentido de los materiales fotográficos durante su trabajo de campo en términos de discursos académicos. Las imágenes son iconos a los que se les asignan rangos de significados y la etnografía tradicionalmente ha venido mostrando su queja al significado de éstas, individualmente consideradas. Una imagen única no transmite sentimientos ni habla de relaciones sociales o de poder, sino que necesitan ser contextualizadas con un discurso verbal y otros conocimientos para evocar las experiencias sobre las que habla. Por ello, para analizar imágenes, debemos atender a los usos y su definición de contenido visible, así como a la forma de las secuencias de imágenes, asociándola con ideología o visiones del mundo.

Las imágenes que no nos podemos llevar a casa

Durante su trabajo, el etnógrafo puede hacer uso de imágenes que no puede llevar a ‘casa’. Se trata de un material ausente que, aun no formando parte de las notas de campo, suponen un importante análisis del conocimiento etnográfico. (Ejemplo de Okely). Lo importante es que el etnógrafo analice cómo fueron usadas esas imágenes de las que no tiene copia física de manera que pueda incluirla en su investigación. Y esto mismo ocurre en ocasiones con los propios diarios de campo, que no llegan ‘a casa’ del investigador. Estos servirán siempre que sea posible establecer una conexión entre estas representaciones dentro del trabajo de investigación.

Organizando imágenes: el tema del archivo

La categorización de archivos es tarea propia de los investigadores que desarrollan en función del método de investigación utilizado. Los archivos y sistemas visuales de clasificación han sido sistemas objetivos, impuestos por el poder. La ciencia social moderna convirtió las imágenes en mapas de la humanidad, a los que denominamos archivos victorianos y en los que se critica su carácter represor frente a la fotografía del retrato ante criminales). Y la antropología adoptó en cierta manera estos usos represivos durante la etapa colonial. Los antropólogos quisieron catalogar y ordenar imágenes de individuos de otras culturas para objetivar y categorizar al otro (diferencia cultural y jerarquía). Se categorizaba según su contenido y su autenticidad se extraía del contexto. Y de esta manera, los archivos se convirtieron en mecanismos de control.

Las conexiones entre fotografías y otros materiales visuales y verbales se convirtieron en clave para la producción de significados académicos. Y dado que hoy no todos los archivos son represivos, se entiende que son muy útiles a las disciplinas que aplican la etnografía en sus estudios. En cualquier caso, el etnógrafo cuenta con aproximaciones éticas para su utilización.

Hoy existe cierta tensión en la utilización de archivos que puede ser resuelta de acuerdo con los siguientes criterios:

La organización secuencial o la “narrativa auténtica”: ¿de quién es este orden?

Si el archivo no posee un orden especial y temporal, el ordenamiento reconstruido de las fotografías puede confundir la secuencia de ocurrencias. Aquí se defiende una única narrativa visual auténtica, y que la secuencia lineal temporal en la que se producen forman una narrativa que representa los sentidos reales de la imagen. Los relatos y las secuencias se ligan necesariamente.

Si bien, este sistema ayuda a situar la situación temporal y espacial de las imágenes durante el proceso de investigación, en ocasiones, el orden del disparo puede no corresponderse con la narrativa de algunas representaciones visuales.

Organización temática y múltiples categorías: tratando con los diversos significados fotográficos

El significado de las imágenes visuales puede estar determinando por la secuencia visual y por su contenido. Y además, la misma imagen puede contener significados diferentes. Los sistemas de ordenamiento y acopio de imágenes poseen su propia ambigüedad de sentido e inconsistencia en la adhesión a categorías.

Las múltiples formas en las que se presentan los juegos de fotografías y metrajes demuestran la compleja red de referencias cruzadas que podrían tener lugar. Así que la codificación de imágenes se desarrollará en función de las necesidades del proyecto, empleando incluso la intuición. De hecho, en muchas ocasiones, las imágenes y secuencias se transforman en el foco de atención de los informantes. La autora sugiere que, cualquier sistema de organización y acopio de imágenes debe relacionarlas con los múltiples significados y temas de investigación, y debe diseñarse de forma que una misma imagen pueda ser estudiada y repensada durante la investigación, y que sea susceptible de nuevas interpretaciones con materiales visuales, verbales y escritos. 

Sarah Pink (Universidad de Loughborough, Reino Unido)
 

Bibliografía:

Pink, S. (2001) Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research. Londres: Sage Publications, Cap. 5: “Clasificando e interpretando materiales fotográficos y de video”.


domingo, 1 de noviembre de 2015

Relaciones entre escuela y comunidades-contextos

 
Tal como afirma Varenne (2006) se debe considerar unos cuantos detalles etnográficos. Estos detalles constituyen la situación inmediata de los alumnos, su medio, lo que se llama con frecuencia su contexto. Es en ese medio donde ellos operan, y es ahí donde se ofrecen los incentivos y frenos que determinan las biografías de los estudiantes. Las relaciones entre el ámbito escolar y su entorno más inmediato sociocultural, se vinculan permanentemente con  los diversos procesos sociales, que además no dejan de interactuar entre las diferentes instancias de la sociedad de acogida. “El contexto ha de ser concebido no sólo como un conjunto de relaciones entre individuos, sino como un conjunto, difícilmente demarcable, de relaciones de relaciones” (Velasco, Castaño y Díaz, 2006:316).

Los entornos escolares en riesgo no son ajenos a ciertos contextos y dinámicas generadas por las políticas sociales y educativas llevadas a cabo. Escudero (2005) y otros autores, afirman que hay que reconstruir las historias escolares de los estudiantes en situación de vulnerabilidad para evidenciar los incidentes críticos en estos procesos que han determinado la creación de si identidad de alumnos en riesgo de exclusión.

Algunos autores subrayan la importancia del contexto donde se desenvuelven los alumnos. En concreto, Spindler (2006) señala que no sólo es fundamental atender a lo que se enseña en la escuela sino se debe considerar de igual modo a la adquisición de conocimientos en el hogar y la propia comunidad. Por tanto, el conjunto de relaciones afecta significativamente al desarrollo curricular del individuo.

Bohon, Garber y Horomtz (Martos, 2014:22) señalan las variables que determinan el fracaso y el abandono escolar, alguna puede estar relacionada con familias desestructuradas, en particular los resultados señalan como una población de riesgo a los adolescentes que viven en esos contextos familiares, sobre todo si no hay presencia paterna. Además muchos de esos adolescentes presentaban otros factores de riesgo, como el consumo de drogas, que inciden en las expectativas que tienen hacia los estudios y determinan el abandono escolar.

Tal como sostiene Moreno (2001) de todos los agentes de socialización, la familia es el más importante además del primero en presentarte, y en muchos casos, es el último en desaparecer. El entorno familiar conforma el lugar donde los niños y niñas se desarrollan social y psicológicamente. Los factores sociales intervienen a través de los padres y madres, configurando junto a la escuela las normas, valores y conductas del individuo. Por tanto, cualquier estudio etnográfico que se ocupe del fracaso escolar no debe circunscribirse al contexto escolar, sino debe atender a las prácticas desarrolladas en los ambientes familiares. 

La sociología de la educación ha dado cuenta también de las desigualdades sociales en la escuela mediante la posición de las familias de los alumnos en las relaciones de producción económica. La institución escolar se presenta, pues, como una caja negra atravesada por flujos inputs y outputs (Lahier, 2008:49). Es decir, el ambiente escolar es un lugar de distribución o de división de los grupos escolares como un sitio de reproducción de las relaciones de grupos o clases de la sociedad. Lahier apunta a que al relacionar el fracaso escolar con las características sociales de las familias de los escolares no son capaces de capturar el proceso del fracaso propiamente dicho, sino la reproducción escolar de la estructura de clases sociales.

Estudios como los llevados a cabo por Ruiz-Gallardo, Verde y Valdés (2013) analizan el impacto en las trayectorias educativas de un grupo de alumnos con dificultades educativas. Estos alumnos experimentaron un cambio cuantitativo y cualitativo en los resultados académicos y en su comportamiento personal gracias a la participación de un programa de aprendizaje articulado en torno a actividades extraescolares. Los resultados evidenciaron una notable reducción en el porcentaje de abandono y fracaso en el grupo estudiado. Este cambio vino acompañado de un cambio significativo en el ambiente del aula motivado por la mejora de las habilidades sociales, motivacionales como en el autoconcepto.

Por último investigaciones como la llevada a cabo por Olmo (2007:200) ha argumentado que “la falta de adecuación de las estructuras educativas a los cambios sociales rápidos y profundos ha provocado la desorientación de muchos profesionales de la enseñanza, cuyo papel fue aprendido, configurado y puesto en práctica para un modelo distinto de sociedad”, una que es bien diferente a la actual. En este contexto se desarrollan todos los procesos de relaciones entre los diferentes actores que conviven con la problemática del fracaso escolar, con una casuística difícil de analizar. Pues el proceso de cambio apuntado anteriormente (uno vertiginoso) sigue desorganizando la mecánica del sistema educativo en su conjunto.
Bibliografía:
Escudero Muñoz, J. M. (2005) Fracaso escolar, exclusión educativa: ¿de qué se excluye y cómo?, Revista de currículum y formación del profesorado, 1 (1), Universidad de Murcia. 

Lahire, B. (2008) Un sociólogo en el aula: objetos en juego y modalidades. En Jociles y Franzés ¿Es la escuela el problema? Perspectivas socio-antropológicas de etnografía y educación. Editorial Trotta. Madrid.
Martos, J. (2014) Estudiantes en riego de exclusión educativa en la enseñanza secundaria obligatoria en Andalucía: Hacia una comprensión desde el discurso político y del profesorado. Editorial de la Universidad de Granada.
Moreno, E. (2001) Análisis de la influencia de la familia en los hábitos lectores de sus hijas e hijos: un estidio etnográfico. Contextos Educativos, 4. Pp. 177-196.
Olmo, M. (2007) La articulación de la diversidad en la escuela: Un proyecto de investigación en curso sobre las “Aulas de Enlace”. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, enero-junio, vol. LXII, nº 1. Pp. 187-203. 
Ruiz-Gallardo, J., Verde, A., y Valdés (2013) Garden-Based Learning: An experience with at risk secondary education students. En Journal of Environmental Education, 44. Pp. 252-270.  
Spindler, G. (2006) La transmisión de la cultura. En Velasco y Castaño Lecturas de antropología para educadores Editorial Trotta. Madrid.  
Varenne, H. (2006) Jocks y Freaks: La estructura simbólica de la expresión de la interacción social entre alumnos americanos de los últimos cursos de bachillerato. En Velasco y Castaño Lecturas de antropología para educadores Editorial Trotta. Madrid.
Velasco, H., Cataño, F., y Díaz, A. (2006) Lecturas de antropología para educadores. El ámbito de la antropología de la educación y de la etnografía escolar. Editorial Trotta. Madrid.