Mostrando entradas con la etiqueta MacDougall. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MacDougall. Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de octubre de 2017

¿De quién es la historia? Parte III


Existe otra tipología de films en la que éstos están influidos en su totalidad por los sujetos, alrededor de una sola persona. Son aquellas en las que se forma una relación con el sujeto como parte de un conjunto más amplio de significados culturales. Encontramos aquí películas de escaso interés o que no se encuentran en ellos consecuencias inmediatas. Por ejemplo, en un trabajo de documentación, un jefe navajo no ve las ventajas del estudio para su rebaño por diferencias en las prioridades en las dos culturas que conforman la relación. Hablamos de cine de escasa importancia.

Para que la película importe a quien participa deben existir implicaciones prácticas o simbólicas para ellos. Los documentales se configuran por sus estructuras, su forma e intención.

David MacDougall

El cine etnográfico australiano se ha preocupado por el rito aborigen (fimls importantes de Roger Sandall, Nicolas Peterson o Ian Dunlop). En este caso, ni el director ni el antropólogo conocían la ritualidad y, más allá de su estructura previa diseñada, tuvieron que seguir el curso de los acontecimientos y realizar los registros documentales tal y como los observaban. Los sujetos diseñaron cómo se vería el rito ante la cámara y cómo se utilizarían posteriormente sus películas, así que los realizadores siguieron siempre las instrucciones y el sentido que establecen los sujetos. Frank Gurrmanamana, le dice a los participantes reunidos:

“Esta película es la mía... Ahora los hombres de todo el mundo verán mis emblemas sagrados, al igual que, en muchos lugares, he visto a los suyos. Asi que los emblemas que llevo con tanto cariño están ahora en una película, por lo que la película también es querida para mí. Estas películas tienen fines políticos y rituales. Incluso si no siempre es evidente para el observador exterior, que son parte de un proceso continuo de refuerzo cultural y contestación. Ellos han convertido los mismos emblemas.”

Estas películas sirven a propósitos políticos y rituales. Y por ello se analiza una película rodada por el autor sobre el golfo de Carpentería (Australia). Familiar places (1980) se rueda en un momento de presión hacia los aborígenes por el gobierno y los intereses mineros. Se documenta un viaje entre un antropólogo (Sutton) y un poblado aborigen a través de todo el país. Se pone en evidencia el drama de un anciano, una joven pareja y los más pequeños del grupo, y su propia relación con el antropólogo. Hablan entre ellos, pero también con el antropólogo y con terceros no aborígenes. Y aquí nuevamente surge la duda sobre de quién es la historia que se cuenta. Señaló aquí el antropólogo que los aborígenes entienden la película como un medio más de referencia con el que mostrar sus rituales y dar reconocimeinto a objetos y lugares. Sutton es la voz del film pero no es la ‘voz’ de lo que se documenta. Al hacerlo, hay que incluir en el film todos los conceptos que hablan de historia y la narrativa, y si esto es así, nace una nueva histórica y un nuevo objeto de significación totémica. La introducción de los niños de Namponan en su país por primera vez, mostrándoles los lugares históricos (totémicos) como un acto de investidura, supone una confirmación de los derechos sobre su país. Mostrar el hecho a través del film supone para ellos una carta de privilegio.

La película está dentro de la situación descrita, en la narración del otro. La película refleja la grabación aborigen a través de un movimiento físico por todo del país, movimiento que se ha convertido en parte de la narración implícita en el despliegue ritual.  

Siempre que nos encontremos ante dos fuerzas culturales que posean las características mencionadas en este texto, nos encontraremos ante un trabajo etnográfico compuesto, representativo de un cruce de perspectivas culturales. Que en la película aparezcan formulas más complejas que la aparición de éstas depende de la habilidad del realizador. Por ejemplo, Rouch trabaja con el acto de autodescubrimeinto, los límites culturales o las zonas liminales de ritual y posesión. Y McKenzie o Piault representan la emergencia de los sujetos de una conciencia histórica. Pero esto solo ocurre cuando el trabajo se entiende como algo más que un mero transmisor de conocimiento previo. 

Bibliografía:

MacDougall, D. (1991) Whose story is it? Visual Anthropology Review. Anthrosource. Fall 1991. Volume 7. Number 2.


domingo, 17 de septiembre de 2017

¿De quién es la historia? Parte II


Los realizadores etnográficos poseen similitudes con los escritores etnográficos, pero muestran mayor sensibilidad a las implicaciones del texto. El film antropológico debe cumplir con los retos de certeza del autor y en él encontramos convenciones estilísticas recibidas durante el trabajo y una introducción a la auto-reflexividad. Pero como contrapartida, hay que destacar la escasa autocrítica de la disciplina.

A través del positivismo científico, las etnografías clásicas han adoptado un diseño propio en el que el mundo que retratan depende mucho de la lengua empleada, lo que imposibilita el acceso a determinadas culturas. Esta problemática, que lleva a la antropología a la introspección en muchas ocasiones, también la fuerza a buscar nuevas estrategias formales y multivocales. El antropólogo cuenta historias, generalmente múltiples, en las que se yuxtaponen los textos indígenas con el análisis (la fórmula de la ‘cita’).

Los antropólogos son contadores de historias. Los trabajos antropológocos generan relatos complejos sobre otras vidas, o encuentros antropológicos sobre el terreno. Los textos utilizados en el film, incluidas las otras voces, se subordinan al autor, así que éstas son voluntad del mismo, como proceso de transmisión. Ahora bien, desde un punto de vista material, nace la preocupación de hasta qué punto, éstas controlan o definen su significado. La película se convierte en un reflejo del encuentro entre el realizador y el sujeto, por lo que su forma será la que éste último ofrezca. Es raro que el producto finalice tal y como lo planteo en su origen el investigador/ autor.

El cine observacional nace ante la creencia de que el mundo merece ser observado y documentado, con sus propias configuraciones espaciales y temporales, y se convierte en analítico. El protagonismo del sujeto esconde un auto-engaño ya que el realizador participa de forma activa en la película, volviéndola más participativa. Las películas observacionales cortas por su parte, surgen normalmente de forma accidental y suelen ser fragmentarias, modeladas en narrativas de ficción realista. Por su parte, adoptan la forma de documental observacional corto, ya que el método de observación implica retratar (disparar) a los hechos sin saber el resultado a obtener. Pensemos en una conversación que se transforma en discusión.

Jorge Preloran
En otras ocasiones, el trabajo del realizador y la participación del sujeto (entrevistas a una sola persona) se ven interrumpidos de manera inesperada. Su irrupción, unas veces será positiva y otras no tanto pues puede tratarse de personas inteligentes con conocimientos sobre el tema, que actúan de forma intermedia, o pueden buscar el protagonismo en el film. Esto puede suponer un cambio gradual de orientación de la película.

Hablamos ahora de ‘cine-trance’, al que Jorge Preloran denominaba cine etnobiográfico. Es un subgénero creado alrededor de grabaciones de sonido en las que se narran las vidas de los sujetos. Para Prelorán la película es, en ciertos elementos esenciales, el trabajo de la materia sí mismo: su voz, sus palabras, las imágenes de él, y las imágenes que él mismo ha hecho. El director de cine selecciona y construye, pero en su construcción Preloran va más allá de la construcción de cualquier artefacto cultural y controla todos los aspectos. Ocurre en este sentido, tal y como afirmaba Barthe que el film antropológico no debe ser fabricado en exclusiva por su director. 

Bibliografía:

MacDougall, D. (1991) Whose story is it? Visual Anthropology Review. Anthrosource. Fall 1991. Volume 7. Number 2.




sábado, 19 de agosto de 2017

¿De quién es la historia?


Tras años de investigaciones antropológicas en las que la voz del autor predomina en las descripciones etnográficas, las tendencias actuales avanzan en una construcción dialógica y polifónica de la etnografía. De la observación de los trabajos etnográficos aun se extrae el subyugo del indígena ante la posición del investigador. Se hace autocrítica en cuanto a la posible descripción cultural proselitista de algunos autores. Y es que hoy, los investigadores poseen más conocimientos sociopolíticos y éticos que atañen a la representación, pero esto no siempre es positivo. Algunos estudios muestran una actividad paternalista y etnocentrista, en ocasiones moralista, en sus conclusiones.

Masai
En lo que referente a las películas, éstas son objetos que pueden poseer múltiples identidades, y dentro de ellas encontramos una relación dialógica en la que se yuxtaponen las voces de autor y el tema en cuestión. En el texto, el autor describe una imagen de un masai con una lanza en la mano y una taza de Nestle en la oreja que representa la apropiación del producto de una cultura al uso de otra. Se trata de paradojas que muestran la percepción simulátea de dos sistemas de referencias distintos. Muchas películas etnográficas muestran paradojas similares en cuanto a dos significados culturales independientes, incorporados en una única imagen. Las películas etnográficas muestran dos objetos culturales separados pero que se apropian de ciertas características del otro. En este desplazamiento de la antropología entre las dos culturas, se alcanza un borde surrealista cuya experiencia resulta significativa para captar nuevas percepciones, pero que es neutralizado por la lógica de la traducción cultural, a la que Malinowski llama coeficiente de rareza.

Estos mundos a veces ejercen fuerzas gravitacionales contradictorias e inquietantes, reflejadas a través de imágenes en las que se comparten los referentes de la vida real y sensorial, y que pueden a su vez, suponer el choque brutal entre ambos que ocasione el fin del film etnográfico, o por el contrario, su fuerza definitiva.

En este estudio, se procede a filmar el traslado del asentamiento de un clan australiano. En medio del periplo, un anciano de un clan vecino y culturalmente diferente ofrece su ayuda. Finalmente, del traslado territorial y el asesoramiento, resuta un film etnográfico en la que se refleja el actuar entre el anciano y un niño del citado clan, y en la muerte de este último. Se produce un cambio en la percepción. La confrontación de estas dos culturas da un resultado distinto al esperado, y la muerte del niño supone para la investigación una linea de actuación distinta. El film continúa en su honor.

Con esto nos preguntamos, ¿de quién es la historia? ¿Cuál es la dimensión ontológica y moral?. Hablamos aquí de narrativa. Algunas películas, como The Hunter de John Marshall, construyen la vida de otros, mientras que otras toman su estructura a partir de los acontecimientos que se van registrando. Estas películas occidentalizan otras culturas, aunque lo que se produce en ellas no se corresponda con el proyecto final.

En otros films se ofrecen narrativas indígenas, a través de la imitación o las propias narrativas, como en Coniston Muster, de Roger Sandall. No obstante, estas últimas siempre nos plantean la problemática sobre si realmente son declaraciones indígenas o si absorben la narrativa del investigador. Hablamos aquí de la problemática de la entrevista fílmica, y la posible posición de violencia del entrevistador/investigador. En muchas películas sigue habiendo una brecha entre la voz de un actor social contratado para la película y la voz de la película, problema que solventa la utilización de la narrativa indígena como recurso literario. 
 
Bibliografía:

MacDougall, D. (1991) Whose story is it? Visual Anthropology Review. Anthrosource. Fall 1991. Volume 7. Number 2.

 

sábado, 24 de junio de 2017

La función de la teoría antropológica en el cine etnográfico


Introducción
La función de la teoría antropológica en el cine no ha sido debidamente desarrollada. En su escasa documentación, encontramos una serie de relaciones bibliográficas realizadas por cineastas poco formados en la disciplina, en las que además debe primar el método observacional en su elaboración, y no solo el teórico. Aquí la teoría, más que un marco dentro del que se desarrolla un trabajo etnográfico, es la propia recolección o compendio de los datos lo que le da forma.
El significado implícito en la aplicación actual de los términos ‘etnografía’ y ‘etnográfico’
Para analizar los términos etnografía y etnográfico ponemos el foco en la perspectiva filosófica que ha influido la formación de las ciencias sociales en Occidente. El objetivo de la ciencia es el descubrimiento de la verdadera naturaleza de la realidad mediante la recogida de datos objetivos sobre ella. En este sentido, la teoría debe subordinarse a los datos, y el cine etnográfico ha supuesto un nuevo medio para su recolección. Otra perspectiva propone atender a los hechos como medio individual de observación de la realidad, aunque no es una opción muy generalizada.
La función objetiva de la cámara apoya la idea de la importancia científica de la etnografía y el cine etnográfico, frente a una suposición más teórica. Se afirma que el cine etnográfico es la grabación de una realidad socialmente construida, tal y como es realmente, una objetividad que libera a los cineastas de acudir a la teoría para crear cine.
El cine etnográfico y la filmación de la realidad tal como es.
El término etnográfico posee dos connotaciones dentro de la filmación; el asunto del que versa el film y los textos en lo que se basa deben ser registrados en cine, y la propia existencia de un marco disciplinario dentro del que se inscribe el asunto del film.
La etnografía y la antropología están estrechamente asociadas. Muchos cineastas y antropólogos concluyen que el cine etnográfico habla del asunto sobre el que el film trata y no de la aproximación disciplinaria de la temática. La fuerza que la antropología aporta al cine y a los escritos es el marco de la disciplina antropológica.
El cine documental y la crítica cinematográfica influyen de forma importante en el cine etnográfico y sus publicaciones, pero su marco disciplinario es muy diferente al antropológico. Los antropólogos han sido acríticos en el análisis del marco teórico de la aportación al cine etnográfico.
Al antropólogo le corresponde buscar dentro del documental solo lo antropológico, la realidad, las relaciones humanas con su trabajo, se entorno y su conexión social. Hay un deseo por tratar temas antropológicos pero no siempre los cineastas cuentan con la habilidad para hacerlo, mientras que el cine documental busca captar su realidad sin indagar en cómo es esta. Por su parte, podríamos definir el cine etnográfico como un cine revelador de patrones culturales, y en tanto que esto ocurre, todo el cine sería etnográfico y todos los realizadores, etnógrafos, en torno a la objetividad de la cámara.
La grabación antropológica es un intento de llamar la atención sobre la problemática de hacer cine etnográfico, una nueva concepción que atiende al registro de la realidad tal y como es para encuadrarla en un marco que requiere una precisión antropológica con el que tratar el asunto de forma científica. Muchas publicaciones sobre cine etnográfico muestran un escaso valor al no reflejar una elaborada comprensión antropológica. En este sentido, entienden que la realidad socialmente construida puede apreciarse mediante la observación, sin precisar formación antropológica para ello. El foco del cine etnográfico debe ser el de los acontecimientos naturales en una cultura. Aquí, la realidad que configura el tema es una constante, asumiendo que esta realidad la comparten todos los observadores. El cineasta debe retratar lo verdadero poniendo el foco en la aproximación del cineasta, en la metodología y en la creatividad para captar la realidad.
Los espectadores deben comprender el cine documental observándolo, para lo que se exige que el análisis del cineasta sea evidente. Pero el cine antropológico es  una comprensión temática a la que se llega a través del conocimiento y la experiencia de teoría antropológica (MacDougall). Ocurre que el cine etnográfico es complejo en cuanto a la definición del término realidad. Para el cineasta, la observación en el campo es suficiente para revelar esas estructuras de realidad. Pero la realidad cultural es un sistema cuya naturaleza no es autoevidente incluso para profesionales, excepto de un trabajo de campo en profundidad. El ser humano existe dentro de una realidad socialmente construida e interpretada por lo que la antropología prevé un marco intercultural complejo para enfrentarse a la variación del sistema.
El significado de un acontecimiento no es inherente al mismo sino que depende de un trabajo de interpretación pues todos los nativos no perciben el acontecimiento de la misma manera. La etnografía extrae datos que son interpretados a través de un proceso de observación. Procede la práctica informada antropológicamente.
La investigación antropológica es la interpretación de las observaciones en el seno de un marco teórico desarrollado. El cine antropológico no es solo la grabación de lo que dice hace el ser humano, sino la interpretación de esas grabaciones en el marco de una disciplina antropológica, incluyendo la totalidad del proceso de filmación, desde su concepción inicial  hasta su ejecución.
Bibliografía
Rollwagen, J. (1995) La función de la teoría antropológica en el cine etnográfico. En Imagen y cultura. Perspectivas del cine etnográfico. Coord. Por Elisenda Ardévol Piera y Luis Pérez-Tolón. Diputación Provincial de Granada. Pp. 325-362. 

domingo, 15 de enero de 2017

Cine etnográfico: Relato, discurso y teoría Elisenda Ardévol Parte III


‘Tensiones teóricas en el cine etnográfico’.
Robert Flaherty
El principal problema del cine etnográfico lo plantea la legitimidad de la representación audiovisual para conseguir el conocimiento antropológico, y habrá que aplicar diferentes criterios de valoración para su análisis y clasificación.
Por un lado, encontramos la etnograficidad (Karl Heider, 1976 y 2006), criterio formal que atiende a la adaptación del documento a los cánones descriptivos antropológicos (objetividad). Menos formales se muestran Rollwagen y Ruby, cuando señalan que la amplitud de aspectos fundamentales de la antropología visual (concepción de sistema cultural de estudio de los seres humanos, la perspectiva comparativa, la aproximación holística,…) para los que se requieren amplios conocimientos antropológicos, no pueden acabar reducidos a la consideración técnica de su representación. Añade Ruby que, ese proceso antropológico debe ser reconocible en la trama. Y más laxo se muestra aún David MacDougall. Para él, lo importante en el film no es necesariamente conocimiento real o científico, sino la experimentación sensible y emocional del encuentro cultural.
El problema de legitimación aparece cuando la representación deja de ser objeto de conocimiento. La producción audiovisual admite cambios que suponen modificaciones en la descripción etnográfica, con un avance hacia la subjetividad o se introducen en ella nuevos elementos tecnológicos en la investigación.
Malinowski hablaba de la complementariedad entre la observación y la participación, la comprensión cultural a través de combinar objetividad y subjetividad en la representación. Y James Clifford hablaba de la combinación de trabajo científico y rito de paso personal del antropólogo, añadiendo que gran parte del conocimiento de otras culturas se debía a la contingencia, como resultado problemático del diálogo discursivo, la traducción y la proyección.
Se plantean varias opciones; negar la legitimidad, relegarlas a meros experimentos o explotar criterios más amplios a través de una reflexión teórica. Una visión abierta del cine etnográfico nos permite estudiar su relato, analizar su discurso sobre las relaciones de alteridad y la identidad cultural, y conocer y teorizar sobre el ser humano. Es decir, saber cómo utilizamos la imagen audiovisual para construir conocimiento sobre el mundo, cómo se articula el saber y el poder en la producción de consumo y cómo legitimamos o autorizamos la producción.
En una representación debemos preguntarnos cómo y para qué la realizamos, elaborar un relato, organizar un discurso, diseñar un modelo de encuentro cultural y ver el peso de la teoría en la producción. Pero ello no significa que las producciones audiovisuales deban ser las mismas o que se sigan los mismos patrones en su ejecución. Se puede dialogar con otro tipo de producciones, siempre que se sigan unos criterios antropológicos específicos. Será el tiempo, el debate académico y la tradición la que normalice estos criterios, siempre, a través de un proceso experimental reflexivo y teórico. Ejemplo de ello lo representa la necesaria normalización de la cámara como instrumento o método para la realización de la producción audiovisual.
El diálogo interdisciplinario entre antropólogos y cineastas, sin embargo, no puede dar pie, como apuntaban Heider y Rollwagen, a que toda actuación o producción audiovisual sea lícita. La filmación debe adecuarse al quehacer etnográfico, y fundamentarse en la teoría antropológica de cada investigador. Y por otro lado, hay que destacar la importancia de introducir en la metodología etnográfica aportaciones y prácticas cinematográficas. Ello supondría el desarrollo de una sensibilidad antropológica, a través de la experimentación como elemento generador de conocimiento. 

Ardévol, E. (2008) Cine etnográfico: relato, discurso y teoría. En El medio audiovisual como herramienta de investigación social. Documentos CIDOB. Dinámicas Interculturales; 12, Pp. 31-50. Fundación CIDOB. Barcelona.


sábado, 1 de octubre de 2016

El texto audiovisual y su pertinencia científica


El objetivo de la ciencia es el descubrimiento de la verdadera naturaleza de la realidad mediante la recogida de datos objetivos sobre ella, subraya Rollwagen (1995). En este sentido, la teoría debe subordinarse a los datos, y el cine etnográfico ha supuesto un nuevo medio para su recolección. Otra perspectiva propone atender a los hechos como medio individual de observación de la realidad, aunque no es una opción muy generalizada. La función objetiva de la cámara apoya la idea de la importancia científica de la etnografía y el cine etnográfico, frente a una suposición más teórica. Se afirma que el cine etnográfico es la grabación de una realidad socialmente construida, tal y como es realmente, una objetividad que libera a los cineastas de acudir a la teoría para crear productos audiovisuales. 


Según Gabriela (2011:2) la cultura se manifiesta de manera abstracta y a través de símbolos visibles incrustados en los gestos, ceremonias, rituales y artefactos situados en ambientes construidos y naturales. La cámara es otra extensión instrumental de nuestros sentidos, uno que puede grabar en una escala baja de la abstracción, y sólo el investigador puede guiar el enfoque de la cámara para capturar información significativa para el estudio. Es difícil para los investigadores tener un proceso imparcial por sus prejuicios y proyecciones personales, lo que puede comprometer la calidad del estudio. Aprender a ver con precisión visual, para ver la cultura en todos sus detalles complejos es un reto para el trabajador de campo cuya formación es más literaria que visual.

La etnografía moderna traslada lo visual a palabras. Mientras que la información etnográfica puede ser registrada visualmente, el conocimiento científico se traslada a través de los datos del texto escrito. Pink (2001) sostiene que el análisis académico no busca convertir la evidencia visual en conocimiento verbal, sino que hablamos de un proceso analítico de construcción de conexiones de sentido entre experiencias de investigación y los materiales que representan varios tipos de conocimiento. En este sentido, una imagen ilustra un trabajo de campo, y éste se complementa con otros textos. Las imágenes contextualizan y forman un set de diferentes representaciones que contextualizan los datos de la investigación.

Lo visual influye en los modos de vida contemporáneos (Freitag, 2012). Las imágenes siguen mecanismos de política e ideología que manipulan la representación visual, afectando a nuestras decisiones y gustos. Y en todo ello, tradicionalmente se ha destacado la importancia del progreso en la comunicación audiovisual con la evolución de la fotografía, la televisión o la aparición de Internet. El uso que realizan los medios audiovisuales de la imagen ayuda a determinar y difundir la representación de identidades culturales a lo largo del tiempo. Éste concepto también evoluciona y hoy hablamos de auto-representación en la investigación social.

Se trata de una antropología visual preocupada por el material visual empleado en la investigación antropológica, por el estudio de sistemas visuales y de la cultura visible generadora de textos visuales (hoy esta disciplina estudia la antropología social a través de fotografías y filmografías como instrumentos de observación). La antropología visual se acerca a los estudios culturales, el arte, la sociología visual, la teoría del cine o la fotografía y divulga sus hallazgos a través del texto etnográfico (con independencia de la forma que adopte).


BIBLIOGRAFÍA
 

Ardévol, E., Bertrán, M., Callén, B y Pérez, C. (2003) Etnografía virtualizada: la obervación participante y la entrevista semiestructurada en línea. Athenea Digital, núm. 3: 72-92 (primavera 2003). Universitat Oberta de Catalunya.

Ardévol, E. (2008) Cine etnográfico: relato, discurso y teoría. En El medio audiovisual como herramienta de investigación social. Documentos CIDOB. Dinámicas Interculturales; 12, Pp. 31-50. Fundación CIDOB. Barcelona.

Abril, G. (2012) Tres dimensiones del texto y de la cultura visual. IC- Revista Científica de Información y comunicación, 9, Pp. 15-35. Madrid.

Barrera, J. (2008) Reflexiones sobre el uso de la cámara de vídeo en el trabajo de campo: el caso del centro social okupado autogestionado Can Masdeu. IX Congreso Argentino de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales – Universidad Nacional de Misiones, Posadas.

Ciudad, C. (2011) Fotografiar graffiti: siguiendo el rastro de “los otros” a través de sus huellas de la ciudad. Quaderns-e. Institut Catalá d´Antropologia. Número 16 (1-2). Pp. 159-172

Cambil, M. (2012) Los graffitis y el espacio urbano: El “niño de las pinturas”. Quiroga nº2, julio-diciembre. Pp. 10-29.

Carswell, S. (1999) Aesthetic choices: negotiations in the field. University of Otago. New Zeland.

Figueroa-Saavedra, F. (2007) Estética popular y espacio urbano: El papel del graffiti, la gráfica y las intervenciones de calle en la configuración de la personalidad de barrio. Revista de Dialectología y Tradiciones populares, enero-junio, vol. LXII, nº1, pp. 11-144.

Freitag, V. (2012) El arte al encuentro de la Antropología: reflexiones y diálogos posibles. Praxis & Saber. Vol. 3. Núm. 6. Segundo Semestre 2012. Pp. 121-140.

Gabriela, S. y Frankel, L. (2011) Visual Anthropology and public design. Can the association between these fields generate valuable insights into the diverse patterns of urban behaviour? Diversity and unity: Proceedings of IASDR2011, the 4th World Conference on Design Research.

González, P. (2011) La fotografía participativa como medio de investigación y análisis social. Nota etnográfica sobre la experiencia con un grupo de adolescentes en el ámbito educativo. Quaderns-e. Institut Catalá d´Antropologia. Número 16 (1-2). Pp. 147-158.

Guaraní, C. (2007) Los límites del conocimiento: la entrevista fílmica. Revista Chilena de Antropología Visual, número 9. Santiago, junio 2007. Pp. 1-12.

MacDougall, D. (1991) Whose story is it? Visual Anthropology Review. Anthrosource. Fall 1991. Volume 7. Number 2.

Monnet, N., y Santamaría, E. (2011) Fotografía y alteridades. A vueltas con los usos de la fotografía y el sentido de los otros. Quaderns-e. Institut Catalá d´Antropologia. Número 16 (1-2). Pp. 1-15. Barcelona.

Montero, M (2012) Materiales en educación y alfabetización audiovisual. En  García, A. y Velasco Maillo. Antropología audiovisual: medios e investigación en educación. Editorial Trotta. Madrid.

Pink, S. (2001) Visual Ethography. Images, Media and Representation in Research. Londres: Sage Publications, Cap. 5: “Clasificando e interpretando materiales fotográficos y de video”.

Prieto, J. (2015) Ensayo audiovisual: El espacio urbano como un entorno de reflexión, foro de debate y escaparate de conflicto en lo cultural, social o político. Una conversación con Matías Mata “Sabotaje al Montaje”. https://vimeo.com/130666222

Rayón, L. y Heras, A. (2012) Etnografía, conocimiento y relaciones interculturales. En  García, A. y Velasco Maillo. Antropología audiovisual: medios e investigación en educación. Editorial Trotta. Madrid.

Rollwagen, J. (1995) La función de la teoría antropológica en el cine etnográfico. En Imagen y cultura. Perspectivas del cine etnográfico. Coord. Por Elisenda Ardévol Piera y Luis Pérez-Tolón. Diputación Provincial de Granada. Pp. 325-362.

Ruby, J. (1991) Speaking for, Speaking about, Speaking with, or Speaking Alongside. An Anthropological and Documentary Dilemma. Visual Anthropology Review Fall 1991. Volume 7. Number 2.