Mostrando entradas con la etiqueta Barthers. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Barthers. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de septiembre de 2017

¿De quién es la historia? Parte II


Los realizadores etnográficos poseen similitudes con los escritores etnográficos, pero muestran mayor sensibilidad a las implicaciones del texto. El film antropológico debe cumplir con los retos de certeza del autor y en él encontramos convenciones estilísticas recibidas durante el trabajo y una introducción a la auto-reflexividad. Pero como contrapartida, hay que destacar la escasa autocrítica de la disciplina.

A través del positivismo científico, las etnografías clásicas han adoptado un diseño propio en el que el mundo que retratan depende mucho de la lengua empleada, lo que imposibilita el acceso a determinadas culturas. Esta problemática, que lleva a la antropología a la introspección en muchas ocasiones, también la fuerza a buscar nuevas estrategias formales y multivocales. El antropólogo cuenta historias, generalmente múltiples, en las que se yuxtaponen los textos indígenas con el análisis (la fórmula de la ‘cita’).

Los antropólogos son contadores de historias. Los trabajos antropológocos generan relatos complejos sobre otras vidas, o encuentros antropológicos sobre el terreno. Los textos utilizados en el film, incluidas las otras voces, se subordinan al autor, así que éstas son voluntad del mismo, como proceso de transmisión. Ahora bien, desde un punto de vista material, nace la preocupación de hasta qué punto, éstas controlan o definen su significado. La película se convierte en un reflejo del encuentro entre el realizador y el sujeto, por lo que su forma será la que éste último ofrezca. Es raro que el producto finalice tal y como lo planteo en su origen el investigador/ autor.

El cine observacional nace ante la creencia de que el mundo merece ser observado y documentado, con sus propias configuraciones espaciales y temporales, y se convierte en analítico. El protagonismo del sujeto esconde un auto-engaño ya que el realizador participa de forma activa en la película, volviéndola más participativa. Las películas observacionales cortas por su parte, surgen normalmente de forma accidental y suelen ser fragmentarias, modeladas en narrativas de ficción realista. Por su parte, adoptan la forma de documental observacional corto, ya que el método de observación implica retratar (disparar) a los hechos sin saber el resultado a obtener. Pensemos en una conversación que se transforma en discusión.

Jorge Preloran
En otras ocasiones, el trabajo del realizador y la participación del sujeto (entrevistas a una sola persona) se ven interrumpidos de manera inesperada. Su irrupción, unas veces será positiva y otras no tanto pues puede tratarse de personas inteligentes con conocimientos sobre el tema, que actúan de forma intermedia, o pueden buscar el protagonismo en el film. Esto puede suponer un cambio gradual de orientación de la película.

Hablamos ahora de ‘cine-trance’, al que Jorge Preloran denominaba cine etnobiográfico. Es un subgénero creado alrededor de grabaciones de sonido en las que se narran las vidas de los sujetos. Para Prelorán la película es, en ciertos elementos esenciales, el trabajo de la materia sí mismo: su voz, sus palabras, las imágenes de él, y las imágenes que él mismo ha hecho. El director de cine selecciona y construye, pero en su construcción Preloran va más allá de la construcción de cualquier artefacto cultural y controla todos los aspectos. Ocurre en este sentido, tal y como afirmaba Barthe que el film antropológico no debe ser fabricado en exclusiva por su director. 

Bibliografía:

MacDougall, D. (1991) Whose story is it? Visual Anthropology Review. Anthrosource. Fall 1991. Volume 7. Number 2.




sábado, 21 de enero de 2017

Los límites del conocimiento: la entrevista fílmica. Carmen Guarani Parte 1


Este artículo analiza el carácter performativo de la entrevista filmica, realizada a través de un registro audiovisual.
En las ciencias sociales, entre ellas la Antropología, los investigadores utilizan la entrevista como medio natural para conocer saberes, creencias o emociones de los entrevistados. La entrevista es una relación social que busca el intercambio discursivo entre el entrevistador y el entrevistado. En este sentido, la Antropología tradicionalmente ha sido proclive al uso de estrategias abiertas de investigación, y como no podía ser menos, ha utilizado la entrevista como herramienta.
La investigadora Rosana Guber define la entrevista como medio de conocimiento ya que “…las preguntas y respuestas no son dos bloques separados sino partes de una misma reflexión y una misma lógica, que es la de quien interroga: el investigador. Y esto no se debe a que el informante responda lo que el investigador quiere oir (o no diga la verdad) sino a que cuanto diga será incorporado por el investigador a su propio contexto…”. La entrevista se convierte en una relación social, un encuentro en el que se ponen en juego dos posiciones que crean una nueva reflexividad, con enunciados y verbalizaciones que facilitan el conocimiento del otro. Otros defienden que la entrevista se convierte en un entorno de diálogo, de conversación expuesta a las mismas falsificaciones o distorsiones propias del intercambio verbal con las que se conoce el contexto del diálogo, pero no siempre se conoce el contexto general de su vida.
La verdad de la entrevista
Andy Warhol
El artista Andy Warhol habló de performatividad y reflexividad, aunque fue en los años 80 cuanto se enfatizó su uso en las entrevistas. Para Warhol, la entrevista podía ser una obra de arte, un hecho artístico con valor performativo. Convertía sus entrevistas en performance a través de silencios, monosílabos o contestaciones contradictorias. Introdujo el concepto de ruido y su poder sobre el resultado del encuentro. El artista deforma la idea de entrevista y genera un nuevo concepto; la entrevista es cuestión de palabras, y también de cuerpos.
Todo ello nos lleva a tener en cuenta la provocativa frase de Barthers con la que denunciaba el terrorismo de la pregunta; el lenguaje es fascista. Desde esta perspectiva, quien entrevista no da, sino toma la palabra. E igual postura adopta el cineasta Comolli, que vuelve a la idea de poder y violencia de la entrevista. Para él, el cineasta se coloca en la posición de ‘dar’, gesto que denota poder, aunque en realidad lo que hace es ‘tomar’ como acto de violencia.
Estas teorías ponen el acento en una ausencia de análisis crítico en la producción audiovisual que utilizan la mayor parte de las producciones audiovisuales que se dan en las investigaciones fílmico- antropológicas y en la producción documental. 
La entrevista fílmica
La entrevista fílmica establece una forma relacional distinta a la habitual; es utilizada tanto para fines comunicacionales como de investigación. Se abre la posibilidad de crear un discurso dialógico a través de registro directo sobre lo que dice o hace el informante y se hace posible incluso omitir el comentario omnisciente del investigador (para evitar interferencias). Con el cine, los investigadores ya no son traductores de otras voces. El cine se convierte en una revolución epistemiológica.
La introducción del sonido sincrónico nos traslada de la observación a la participación. Éste transforma la práctica de la imagen y la imagen misma. En los comienzos de la utilización de la documentación audiovisual para uso antropológico la imagen se convierte en palabra, como sinónimo de espontaneidad, y la palabra en verdad ‘directa’. 

Guaraní, C. (2007) Los límites del conocimiento: la entrevista fílmica. Revista Chilena de Antropología Visual, número 9. Santiago, junio 2007. Pp. 1-12.