Este artículo analiza el carácter
performativo de la entrevista filmica, realizada
a través de un registro audiovisual.
En las ciencias sociales, entre ellas la
Antropología, los investigadores utilizan la entrevista como medio natural para
conocer saberes, creencias o emociones de los entrevistados. La entrevista es
una relación social que busca el intercambio discursivo entre el entrevistador
y el entrevistado. En este sentido, la Antropología tradicionalmente ha sido
proclive al uso de estrategias abiertas de investigación, y como no podía ser
menos, ha utilizado la entrevista como herramienta.
La investigadora Rosana Guber define la
entrevista como medio de conocimiento ya que “…las preguntas y respuestas no
son dos bloques separados sino partes de una misma reflexión y una misma
lógica, que es la de quien interroga: el investigador. Y esto no se debe a que
el informante responda lo que el investigador quiere oir (o no diga la verdad)
sino a que cuanto diga será incorporado por el investigador a su propio
contexto…”. La entrevista se convierte en una relación social, un encuentro
en el que se ponen en juego dos posiciones que crean una nueva reflexividad,
con enunciados y verbalizaciones que facilitan el conocimiento del otro. Otros
defienden que la entrevista se convierte en un entorno de diálogo, de
conversación expuesta a las mismas falsificaciones o distorsiones propias del
intercambio verbal con las que se conoce el contexto del diálogo, pero no
siempre se conoce el contexto general de su vida.
La
verdad de la entrevista
Andy Warhol |
El artista Andy Warhol habló de
performatividad y reflexividad, aunque fue en los años 80 cuanto se enfatizó su
uso en las entrevistas. Para Warhol, la entrevista podía ser una obra de arte,
un hecho artístico con valor performativo. Convertía sus entrevistas en
performance a través de silencios, monosílabos o contestaciones
contradictorias. Introdujo el concepto de ruido y su poder sobre el resultado
del encuentro. El artista deforma la idea de entrevista y genera un nuevo
concepto; la entrevista es cuestión de palabras, y también de cuerpos.
Todo ello nos lleva a tener en cuenta la
provocativa frase de Barthers con la que denunciaba el terrorismo de la
pregunta; el lenguaje es fascista. Desde esta perspectiva, quien entrevista no
da, sino toma la palabra. E igual postura adopta el cineasta Comolli, que
vuelve a la idea de poder y violencia de la entrevista. Para él, el cineasta se
coloca en la posición de ‘dar’, gesto que denota poder, aunque en realidad lo
que hace es ‘tomar’ como acto de violencia.
Estas teorías ponen el acento en una
ausencia de análisis crítico en la producción audiovisual que utilizan la mayor
parte de las producciones audiovisuales que se dan en las investigaciones
fílmico- antropológicas y en la producción documental.
La entrevista fílmica
La entrevista
fílmica establece una forma relacional distinta a la habitual; es utilizada
tanto para fines comunicacionales como de investigación. Se abre la posibilidad
de crear un discurso dialógico a través de registro directo sobre lo que dice o
hace el informante y se hace posible incluso omitir el comentario omnisciente
del investigador (para evitar interferencias). Con el cine, los investigadores
ya no son traductores de otras voces. El cine se convierte en una revolución
epistemiológica.
La introducción del sonido sincrónico nos
traslada de la observación a la participación. Éste transforma la práctica de la
imagen y la imagen misma. En los comienzos de la utilización de la documentación
audiovisual para uso antropológico la imagen se convierte en palabra, como
sinónimo de espontaneidad, y la palabra en verdad ‘directa’.
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