En los últimos años se ha
producido un cambio entre el filmador y el filmado. El sistema tradicional,
atacado por una crisis de representación, se ha erosionado debido a factores
intelectuales, artísticos, políticos y éticos. Los documentales recogían hechos
no controvertidos. El fin de la era colonial y el reconocimiento del saber
científico suponen una revolución en la filosofía de la ciencia, que se hace
sentir directamente en el mundo del documental a través de las ciencias
sociales.
En la producción documental Ruby
(1991) entiende que la visión del realizador será la primordial, como
manifestación de su género, clase o cultura, inclusive cuando el fin último de
la película es mostrar otras vidas. No obstante, existen ejemplos que tratan de
superponer la visión de las personas retratadas en el film. Algunos
realizadores han aspirado a replicar la vista del sujeto sobre el mundo pues
entienden que el documental debe dar voz a quien no la tiene; es el sujeto el
que describe las realidades políticas, sociales y económicas de las minorías
oprimidas, de los que no tienen voz o espacios para plantear sus demandas. Para
dar mayor voz y autoridad para el sujeto, se entiende que existe la suposición
tácita de que lo que dicen los sujetos y su situación es cierta, pero sujeto a
interpretación. El consentimiento informado en la producción documental es un
tema espinoso y fundamental en la relación investigador/investigado-observador/observado-realizador/sujeto.
Tras años de investigaciones
antropológicas en las que la voz del autor predomina en las descripciones
etnográficas, las tendencias actuales avanzan en una construcción dialógica y
polifónica de la etnografía. De la observación de los trabajos etnográficos aun
se extrae el subyugo del “otro” ante la posición del investigador. Hoy, el
documentalista tiene la obligación de no parecer neutral, de crear un film
reflexivo, sin menoscabo por parte del realizador de una responsabilidad ética
e intelectual de su producción audiovisual.
La forma tradicional del
documental periodístico objetivo no sólo se niega la voz a los sujetos sino
también a los realizadores; no son autores sino reporteros. Ruby (1991) afirma
que las producciones audiovisuales antropológicas caminan hacia un formato multivocal.
Ahora la imagen se convierte en un vehículo para la transmisión del mensaje,
limitado por el rango de expresión socialmente construido.
BIBLIOGRAFÍA
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