Según Pink (2001) hay que
estudiar la relación entre el contexto en el que las imágenes son producidas y
su contenido visual. En contenido y el contexto se aproximan conforme a varios
criterios. Existe una corriente científica realista, una metodología que
pretende contextualizar el contenido de la imagen para obtener evidencias
visuales confiables y procesos completos. Pero ocurre que, este registro de “una
mirada totalizadora de la cultura” (Pink, 2001:4) da como resultado verdades
etnográficas parciales e incompletas. Podemos hablar de una aproximación
científica a la investigación social, que tiende a categorizar e interpretar
imágenes en términos de contenido y cronología. Sucede que el análisis de esta
metodología no podrá ser completo y objetivo, así como es cierto que es
imposible filmar un registro visual verdadero y objetivo. Y hablaríamos aquí de
un contexto de producción de la imagen subjetivado, percibido además por los
individuos de maneras diferentes.
Conforme aumenta la población mundial el espacio público se hace más
importante. Gabriela (2011) afirma que se busca más calidad en los ambientes e
instalaciones públicas para que éstas atiendan a las necesidades funcionales de
los usuarios, además de sociales, culturales, psicológicas e ideológicas. El
estudio del sujeto se vuelve central. Los investigadores buscan entender las
necesidades, hábitos, valores o creencias de los individuos. Y en este sentido,
los antropólogos ofrecen una nueva perspectiva sobre cómo se relacionan los
sujetos con los elementos urbanos. El antropólogo mira con dedicación las
adaptaciones urbanas de los espacios y sus hallazgos sugieren algunos aspectos
culturales y sociales que deben ser considerados en el desarrollo de elementos
urbanos y espacios.
Los espacios urbanos son escenarios de estudios simbólicos para muchos
investigadores. Las ciudades, sistemas semióticos privilegiados, son una
excelente fuente de símbolos y representaciones culturales. El espacio público
es un esfuerzo humano que refleja la diversidad de la población. El sujeto
desarrolla su comportamiento, opinión y creencia en este espacio. El usuario se
convierte en el verdadero productor de un diseño que actualiza mediante la
cumplimentación de sus lagunas o indeterminaciones de significado. Los espacios
públicos revelan información sobre cómo los urbanistas esperan que la población
se comporte, utilizando mobiliario atrayente y simbólico, mientras que otros
espacios repelen a los usuarios por falta de comodidad o por reglas limitativas
o restrictivas de libertad.
La ciudad es más que un contexto material. El concepto visualcity (Gabriela, 2011:4) define la
realidad de la ciudad que no puede ser capturada en una página. Es la relación
entre lo intangible y lo tangible. Al contratrio que una exploración rápida, la
mirada visualcity tiene profundidad
de campo, vinculando al usuario con su contexto cultural, geográfico e
histórico. La fotografía, como técnica de representación y exposición surge
como elemento capaz de ser analizado. La ciudad es un laboratorio práctico para
el análisis fotográfico de la sociedad urbana.
Las narrativas urbanas
elaboradas por los escritores de graffiti, son expresiones que representan,
describen o reflejan una idea, una crítica, una necesidad. Integrados en
procesos y prácticas en lo urbano con una notable fuerza simbólica, altamente
visuales y difusoras de diversas tensiones alrededor de la propia intervención
del espacio por parte de los ciudadanos, instituciones y los propios
productores de los graffitis. Observar los graffitis, como huellas sociales y culturales, posibilita esa
reflexión sobre su capacidad de registro, como marcas de esa alteridad que se
hace visible, otorgando con ello una comprensión de los procesos de
construcción de los espacios públicos, donde se pone en evidencia una parte de
la vida social y los procesos cognitivos llevados a cabo.
Se aprecia que los habitantes necesitan espacios no funcionales para
expresarse, y allí encontramos un posible nicho para los escritores de
graffitis. Les une a la ciudad lo simbólico
de su cultura, que quieren transmitir, pero como carecen de elementos para
hacerlo, los crean a través de los mensajes. Las imágenes son creaciones
humanas y su observación o proyección depende del contexto cultural. Hoy, los
recursos para realizar antropología visual han cambiado, se contextualizan las
imágenes y se ha abierto camino a una interacción mayor del investigador en la
producción del texto. Las necesidades de los usuarios urbanos han cambiado para
satisfacer necesidades culturales, sociales, psicológicas e ideológicas, y si
estas no satisfacen, los usuarios le dan un uso alternativo.
Las personas se adaptan al
espacio, añadiendo si es preciso, elementos personales, artísticos o mensajes
ideológicos a los objetos, a veces de manera ilícita. Cubren paredes, muros,
vallas o mobilario urbano, creando con ello tensiones alrededor de la propia
intervención del espacio por parte de los ciudadanos, instituciones y
productores de los graffitis. Estos son artistas urbanos, escritores de graffiti, en ocasiones se
establecen como activistas sociales y políticos, pero todos contribuyen a la
construcción y captación de la imagen pública de las ciudades.
Bibliografía
Pink, S. (2001) Visual Ethography. Images, Media and Representation in
Research. Londres: Sage Publications, Cap. 5: “Clasificando e interpretando
materiales fotográficos y de video”.
Gabriela, S. y Frankel, L. (2011) Visual Anthropology and public design.
Can the association between these fields generate valuable insights into the
diverse patterns of urban behaviour? Diversity and unity: Proceedings of
IASDR2011, the 4th World Conference on Design Research.
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