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sábado, 28 de marzo de 2020

La cultura gratuita en la Red no convence a todos

El sector se debate entre el servicio público y el riesgo de regalar sus productos ante la debacle económica


Representación de 'Fortunata y Benito', ofrecida gratis en la Red. En vídeo, el tráiler de la obra. DAVID RUANO (EL PAÍS) (VÍDEO: TEATROS DEL CANAL)


“La cultura nos salva de esta locura”, se lee en las redes sociales estos días de confinamiento, en reconocimiento al acompañamiento que artistas e instituciones están procurando a una parte de la población, a través de las distintas plataformas de contenidos. Para superar la emergencia sanitaria se reclama “solidaridad” a la industria cultural que, a pesar de sostenerse en un tejido precario y vulnerable, el año pasado dio trabajo a 710.200 personas, la cifra más alta registrada, según el Instituto Nacional de Estadística. Por un lado, los creadores han respondido ofreciendo su talento y su obra en la Red, a menudo de forma gratuita o con precios reducidos, para que cualquiera pueda acceder. Pero, mientras siguen los conciertos en streaming o las muestras virtuales, también emerge un debate: tanta oferta sin retribución, en un sector donde abundan autónomos y empresas minúsculas, arroja la duda de quién salvará a la cultura.
 
“De igual manera que otros ofertan su solidaridad con lo que pueden, está fenomenal que nosotros aportemos lo mismo para entretener a la gente”, asegura Borja Cobeaga, cineasta y presidente de Dama, la entidad de gestión de los derechos de autor audiovisuales. “Si limitamos el fenómeno a esta excepcionalidad -y así se está dejando claro-, es un gesto de apoyo en una situación complicada”, defiende Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, la asociación que reúne a las principales discográficas. Todos coinciden en que mantener esta oferta gratuita a largo plazo es insostenible para el sector. Pero, si se circunscribe a un contexto crítico como el actual, tanto Guisasola como Carlota Navarrete, directora general de la Coalición de Creadores, creen que la explosión cultural online puede tener además varios efectos positivos, tal vez duraderos: acercar definitivamente al público a nuevos formatos y modelos de consumo; reforzar la relación con los creadores y, de paso, generar un efecto promocional: el que descargue gratis y disfrute un videojuego o un cómic tal vez sí quiera pagar por comprar otro.

“Sin duda, esto ha supuesto de manera forzosa una inmersión de muchos hogares en el ámbito digital. Intentamos que en este espacio se den a conocer los mejores servicios y los ciudadanos se familiaricen con la enorme oferta que hay”, afirma Navarrete. “Hemos ganado la batalla a la piratería, el consumo se ha disparado”, agrega Juan Carlos Tous, CEO de Filmin. En su portal de cine online, la media de visionados por familia ha pasado de dos filmes por semana a una película diaria.
Pero el entusiasmo creativo no esconde ciertos temores hacia el futuro. O incluso el presente. “Los próximo dos meses van a ser una debacle antes del gran despertar”, dice Enrique Redel, director de la editorial Impedimenta. “Esto es un paréntesis y debemos tener paciencia para esperar a las librerías. No podemos regalar libros, porque restamos valor a nuestro producto y a nuestro trabajo. Tampoco podemos rebajar su precio”, añade Redel. Sí han liberado capítulos de algunas obras, como de Mircea Cărtărescu.

Planeta ha optado por lo contrario y ofrece descargas gratuitas -hasta el 31 de marzo- de los clásicos superventas de la casa, como El código da Vinci, de Dan Brown; El tiempo entre costuras, de María Dueñas. A la campaña del lanzamiento del libro electrónico la han llamado #keepreadingencasa y aseguran que el fin es “seguir acompañando a los lectores y hacerles más llevadera esta situación”. “Era el momento de anteponer el valor al precio”, explican desde Planeta, donde prefieren no facilitar los datos de descargas. Su competidor directo, Penguin Random House, ha liberado dos audiolibros a la semana y bajado los precios de sus obras electrónicas. “La cultura no es gratis, pero en esta situación excepcional hay que hacerla más accesible”, comentan fuentes oficiales del grupo. “Su valor no se va a ver alterado”, añaden.

En Libranda, la distribuidora líder del libro electrónico, han detectado un crecimiento de ventas del doble de lo habitual, en la primera semana de confinamiento. También comentan que han aumentado las descargas gratuitas, fruto de las campañas de liberación de editoriales como Errata Naturae o Anagrama. Juan Pablo Villalobos, autor de este último sello, ha liberado Fiesta en la madriguera, su primera novela. Es uno de los cinco escritores que han puesto gratis una de sus obras antiguas. “Es un gesto para llamar la atención de cinco autores que tienen novedad, pero que no pueden seguir con su promoción. Es una medida puntual y restringida, no apoyo la idea de crear y compartir gratis”, apunta. Cree que es un buen momento para leer esos libros de las estanterías que están pendientes: “No he leído al menos un 30% de mi biblioteca”.

El editor de Libros del Asteroide, Luis Solano, cree que la industria se ha “pasado de frenada” al regalar libros. Pide reflexión antes de seguir improvisando campañas de publicidad que puedan dañar el valor de la industria cultural que más aporta al PIB.

Al igual que otras actividades, al fin y al cabo, la cultura también es un negocio. “Nos enorgullece mucho como sector lo que está ocurriendo pero no escondemos la preocupación de consolidar una serie de hábitos que no son sostenibles en un mundo no restringido. Va a ser una prueba de cuánto hemos progresado en ese ámbito”, insiste Navarrete. “Volveremos a un modelo de rentabilización”, profetiza Guisasola. Aunque tal vez quede alguna lección de la crisis. “El tiempo ha demostrado que si hay un catálogo de contenidos legal y amplio no se piratea. El siguiente paso es que la oferta que hay en los cines pueda ir rápidamente a teles y plataformas”, defiende Cobeaga.

La solidaridad sí es responsabilidad de las instituciones culturales, como indica Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional de España (BNE). “Una institución tiene la obligación de escuchar a su sociedad y debemos ofrecer nuestro contenido para acompañarla. Somos un servicio público y tenemos que aportar valor con generosidad”, mantiene Santos. En esta semana la web de la BNE ha disparado su tráfico al doble, ahora son 46.000 visitas al día. La Biblioteca Digital Hispánica ofrece más de 200.000 libros y música, entre otras opciones. Por ejemplo, toda la obra de Galdós está lista para ser leída gratis. Hay 990 títulos de autores y autoras en las mismas condiciones.

 

domingo, 22 de marzo de 2020

La pandemia del coronavirus aboca al sector editorial a un cambio de modelo

La pandemia del coronavirus aboca al sector editorial a un cambio de modelo

Con librerías cerradas, novedades pospuestas o canceladas y ferias y presentaciones aplazadas, el mundo del libro busca redefinir una oferta sobredimensionada y salir adelante con el menor daño

Carles Geli|Juan Carlos Galindo |Andrea Aguilar 

Barcelona / Madrid - 17 mar 2020 - 00:30CET


Librería Fortuna, en Madrid.INMA FLORES
El estado de alerta en el que está sumida España por el coronavirus se ha trasladado al sector editorial con un efecto de distinta intensidad según el actor afectado. Librerías cerradas que no saben cuanto podrán aguantar, distribuidoras sin pedidos, miles de autónomos sin trabajo y editoriales obligadas a suspender lanzamientos y presentaciones y aplazar cualquier novedad como mínimo hasta mayo son los ingredientes de un panorama oscuro. Los cambios del día de Sant Jordi en Barcelona (se mantiene la convocatoria del 23 de abril, pero sin firmas y sin la gran fiesta callejera, que queda trasladada a una fecha por determinar), se sumaron ayer al aplazamiento de la Feria del Libro de Madrid hasta octubre, lo que reduce sustancialmente los ingresos de todo el sector en un momento clave del año. La tormenta puede servir, sin embargo, para redefinir una oferta sobredimensionada, buscar otras formas de promoción y fomentar el comercio electrónico.

La crisis ha estallado en uno de los momentos más delicados cuando, por ejemplo, Penguin Random House (PRH) lanza el 20% de las novedades de todo el año. En Planeta, que publica en sus distintos sellos una media de 200 títulos al mes, aseguran que ya recibieron “hace algo más de una semana” las anulaciones de pedidos. El servicio de novedades también se ha congelado en PRH, “al menos hasta mayo”, si bien en los almacenes de la filial española de la multinacional la actividad prosigue, reponiendo títulos ya en el mercado, que se sirven a supermercados o a las librerías que mantienen venta online.

Los matices se encuentran en cómo dar salida a los títulos de una programación que suele cerrarse con al menos un año o hasta 15 meses de adelanto. PRH no descarta que se intenten recolocar títulos en un efecto dominó, que podría convertir julio, “si lo pactamos con las librerías”, en un mes con novedades, lo que no es nada habitual. Y tampoco rechazan incrementar ligeramente las de octubre, en especial pensando en la Feria del Libro de Madrid. En Planeta, sin embargo, creen que “va a ser un mes y medio perdido, por lo que es evidente que se va a recortar notablemente la programación del año”. Una operación que viene forzada por una cuestión material: “En los almacenes tenemos ahora los libros de marzo y de abril y eso es a lo que hay que dar salida; nos tendremos que saltar mayo porque no podemos cometer el error de doblar las novedades que les llegan a los libreros”, y que el sector calcula por encima de los 150 títulos nuevos a la semana. “Hemos de dar una oportunidad a esos libros”, reflexionan desde Planeta, que se plantean posponer los títulos de autores extranjeros a 2021 y priorizar los de los españoles.

Fuera de los dos grandes grupos, la situación es similar. En Anagrama aseguran que van decidiendo semana a semana, en coordinación con los distribuidores, y que están realizando un esfuerzo “para hacer algo racional, que no genere más saturación y que la situación no sea una sentencia de muerte rápida para autores y libros. Hay cosas que pueden esperar. Hay que ser un poco más templados y dar su tiempo a los libros”, resume la editora Silvia Sesé. ¿Servirá para acabar con la burbuja de títulos? Así lo cree, por ejemplo, Diego Moreno, de la editorial Nórdica, que no ve, sin embargo, nada bueno en ello. “Eso pasará, posiblemente, pero no lo veo como algo positivo. Desparecerán libros más literarios, de más calidad, y se fortalecerán bestsellers, libros de grandes grupos que, no siempre pero sí a veces, tienen un riesgo mejor y una calidad menor”.

Si la situación actual de cierre de tiendas y la paralización de la distribución física dura más de un mes y medio, editoriales y librerías pequeñas e independientes lo van a pasar muy mal. Todas las editoriales contactadas por este periódico piden ayudas, bien con inyección de capital público vía adquisición de libros para bibliotecas, bien flexibilizando toda la cadena las situaciones de devolución y pagos y subrayan algo: no seguir lanzando novedades estos días también va en esa línea de protección del canal clásico de librerías puesto que repartirlas ahora solo beneficiaría a grandes jugadores, Amazon incluido.

La distribución es el eslabón de esta frágil y compleja cadena que se encuentra en contacto con todas las partes. Verónica García, de Machado Grupo de Distribución, explica que siguen recibiendo pedidos de Amazon, Casa del Libro, FNAC y determinadas librerías que anunciaron siguen vendiendo por teléfono o Internet. Ayer martes, a primera hora de la tarde, solo habían tramitado 10 albaranes. Mantienen una actividad muy baja, las novedades se han frenado en seco y la reposición es muy lenta. El comercio electrónico parece el gran beneficiado de esta crisis de contornos difusos. Fernando Jiménez director de libros de FNAC España, advierte de que aún no disponen de mucha información, puesto que no ha transcurrido ni una semana desde la declaración del estado de alarma. "Por el momento no estamos notando mayor demanda de las novedades, quizás porque afortunadamente el mercado del libro no se basa tanto en megalanzamientos como en un amplísimo surtido de fondo. El cierre de las librerías físicas ha resultado en un “crecimiento importante en la venta de libros por Internet”, comenta, pero no hay un género que esté funcionando mejor que el resto.

En cualquier caso, las fuentes consultadas coinciden en que “el sector no va a salir igual”. La venta por el canal electrónico de libros físicos, que ahora oscila entre el 15 y el 18% del total, se intensificará. “El coronavirus nos ha pillado bien en eso: es una revolución pendiente del sector. La importancia de ese canal es cada vez mayor: las librerías deberán acelerar creando plataformas conjuntas; así no se podrá seguir: los tiempos lo requieren”, aseguran desde Planeta.
Con la Feria de Londres y la reunión de la Asociación Internacional de Editores suspendidas, el sector mira ya para próximas contrataciones a Fráncfort, en octubre, como la Feria del Libro de Madrid. Entonces empezará a vislumbrar en qué ha quedado el mundo editorial.

Carles Geli|Juan Carlos Galindo |Andrea Aguilar 

Barcelona / Madrid - 17 mar 2020 - 00:30CET