1 Dime dónde vives…
De 1961 a 1972, el número poblacional de Lima
aumentó de 1.845.910 a 3.302.523 habitantes, de los que una cuarta parte vivía
en las barriadas, también llamadas asentamientos humanos (AAHH).
En ese mismo período, los distritos populares del
centro de Lima vivieron un profundo proceso de hacinamiento, mientras que las
clases media-alta y alta se trasladaron a los distritos del sur de la ciudad.
2 ¿Quién se muda? ¿y por qué?
La población de Lima se ha multiplicado por 11,6 y
las parcelas urbanizadas se han extendido a lo largo de 70 kilómetros de norte
a sur; en el periodo de 1998 a 2002 se crearon 400 nuevos AAHH.
Para entender este proceso, Waltraud Müllauer-Seichter
(2013) mantiene que es fundamental analizar cómo funciona la vida en las
barriadas y los valores sociales que se desarrollan en las mismas. Las
barriadas estudiadas actualmente no son las que eran cuando se crearon, en los
años ’50 del siglo pasado. Muchos de los asentamientos originales ya se han
incorporado como distritos en el paisaje urbano de Lima. Después de haber
duplicado su tasa de población entre 1961 y 1981, Lima experimenta otro enorme
crecimiento de 1981 a 1993 (de 3.573.227 a 6.321.173 habitantes). Las razones
del primer crecimiento fueron económicas, pero las del segundo atendieron al
medio y a la violencia producida por Sendero Luminoso (SL), que provocó que un
inmenso número de población de las comarcas interiores de Perú se trasladara a
la capital, formando nuevos asentamientos como Villa Huanta, en el distrito San Juan de Lurigancho. Aquí, como en
muchos otros asentamientos, se mantiene la continuidad de los ritos festivos,
religiosos y particularidades del lugar de origen, que se convierte en un signo
de identidad (Müllauer-Seichter, 2013:9).
3 El estilo
de vida en las barriadas: los conceptos
de reciprocidad, confianza y generosidad
Los habitantes de las barriadas tienen una visión
muy realista sobre su futuro; existen grandes dificultades para hacerse con un
trabajo bien remunerado, debido sobre todo al factor del transporte: existen
largas distancias entre los conos y los distritos donde se ofrecen esos trabajos,
y la red de transporte público no es la adecuada. Muchas personas pueden tardar
dos horas en el trayecto de su residencia a su lugar de trabajo, algo que
reduce el tiempo de descanso y dedicación familiar.
No obstante, y afirma Müllauer-Seichter, el dinero
no es lo principal que dirige la vida en el barrio. Por el contario, se trata
de una red basada en la confianza y la reciprocidad, que tiene casi la misma
importancia que el dinero en la vida cotidiana.
En palabras del arquitecto Wiley Ludeña, “la ciudad
es lo que es su sociedad. Si una ciudad carece de espacios públicos es porque
tenemos a una sociedad aún desintegrada, superindividualizada, sin redes
sociales interconectadas (…)” (Müllauer-Seichter, 2013:13).
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Müllauer-Seichter,
W. (2013) Barreras invisibles: El cambio
residencial como estrategia para aumentar la movilidad social vertical. Caso de
estudio, Lima, Perú, en: Anales
del Museo Antropológico. En prensa. Madrid.
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