Imagen del público en la edición de Mad Cool de 2019. Foto: Julian Rojas@ Julian Rojas
En uno de los últimos mensajes en su cuenta de Twitter, Taylor Swift muestra una foto donde se ve a su gata Meredith en lo que parece su lugar de descanso preferido, una tinaja con un ventanuco.
El texto de la estrella del pop dice: “Para Meredith la autocuarentena
es una forma de vida. Sé como Meredith”. A día de hoy, Swift sigue
siendo cabeza de cartel de la próxima edición de Mad Cool, que tiene
lugar en Madrid del 8 al 11 de julio. “Nuestro objetivo es que se
celebre en las fechas anunciadas. Somos positivos a pesar de las
circunstancias. La suspensión no entra en nuestros planes”, dice a este
periódico el director de la muestra, Javier Arnaiz.
Mad Cool no es el único que se mantiene. Sónar (del 18 al 20 de junio en Barcelona) se celebra, Arenal Sound (del
28 de julio al 2 de agosto en Castellón) también, Bilbao BBK Live (del 9
al 11 de julio) lo mismo… La intención de Primavera Sound (del 3 al 7
de junio en Barcelona) va en ese sentido, pero introducen un matiz:
“Seguimos trabajando desde casa en la planificación de la edición, pero
también estamos estudiando otras posibilidades para que pueda celebrarse
este año”. La ampliación del estado de alerta sanitaria y sus
consecuencias hacen temblar a los organizadores de los festivales en
España, justo cuando arranca la temporada.
Todos destacan
lo principal: “Garantizar la seguridad y bienestar de nuestro público,
de los artistas y de todas las personas que trabajan en el festival”. A
partir de ahí, la incertidumbre. Confirman que la venta de entradas se
ha frenado desde hace dos semanas y ya miran el calendario en caso de
que haya que posponer. “La mayoría están tranquilos, esperando
acontecimientos. Con confianza en que se puedan llevar a cabo en fecha.
Tampoco es fácil mover todo un cartel entero a otro mes”, explica
Patricia Gabeiras, presidenta de la Asociación de Festivales de Música
(FMA), donde se agrupan la mayoría. El más inmediato de los grandes,
Viña Rock, que iba a celebrarse del 30 de abril al 2 de mayo, se ha
pospuesto a octubre (8 a 11 de octubre), prácticamente con el mismo
cartel “con algún pequeño cambio”. El Mallorca Live Festival, previsto
del 14 al 16 de mayo, corre hasta octubre, del 8 al 10.
Aunque
públicamente siguen manteniendo que no hay suspensión, en privado
algunos ya piensan en la edición de 2021 y dan el año por perdido. “Un
festival grande mueve a unos 100 empleados y se trabaja durante un año.
Si se decide cancelar las pérdidas serían grandes. El roto sería enorme,
incluso para plantearse una redefinición del sector”, afirma Gabeiras.
El responsable de Mad Cool es de la misma opinión: “Si no se consiguen
llevar adelante sería un mazazo importante. Podrían tambalearse
muchísimas empresas del sector musical”.
Está la
posibilidad de que en los próximos meses se flexibilicen las medidas y
se permitan aforos reducidos. Arnaiz es tajante: “Las autoridades
sanitarias tendrían la última palabra, pero personalmente no entendería
que la solución pasase por recortar el aforo al 50% en todos los locales
públicos, medios de transporte, estadios, restaurantes, festivales…
Económicamente no sería viable ni sostenible tener la mitad del aforo”.
Algunos han presentado ERTES y otros aún resisten, aunque no los descartan. La situación fuera es similar. Hace unos días, Rolling Stone titulaba: “Es un caos: el negocio de la música en directo perderá millones”.
Ya se han visto afectados los dos festivales más grandes del mundo,
Coachella, en Estados Unidos (pospuesto a octubre) y Glastonbury, en
Inglaterra (suspendido). En España todas las miradas están puestas ahora
en el más cercano, Sónar.
Los creadores isleños comienzan a suscribirse
de forma masiva en los perfiles de sus compañeros para monetizar los
canales v La iniciativa, bautizada '#tumesiguesyotesigo'
El guitarrista grancanario Yul Ballesteros, uno de los impulsores de la iniciativa, durante uno de sus conciertos.EL DÍA
La crisis del coronavirus ha puesto a prueba, también, a la industria musical canaria.
La fulminante cancelación de conciertos y giras ha dejado al sector muy
tocado y, lo que es peor, es imposible aventurar aún una fecha cierta
para el final del estado de alarma y la suspensión de las medidas
actuales de confinamiento.
Para
empezar a paliar, al menos un poco, las primeras consecuencias
económicas en un sector ya de por sí bastante vulnerable, los músicos de
las Islas han tirado de originalidad y solidaridad. Las redes sociales
han sido esenciales -como en otros tantos aspectos- a la hora de
comunicarse y empezar a trabajar juntos.
Hace
una semana que los artistas de las Islas han decidido empezar a
seguirse unos a otros en sus respectivos canales de Youtube para poder
llegar a monetizarlos e ingresar algo de dinero. La iniciativa
es un "movimiento global" que ha calado rápidamente entre los creadores
canarios. El guitarrista grancanario Yul Ballesteros ha sido uno de los
primeros en impulsar esta idea entre sus compañeros. "Un amigo mío
mexicano que es bajista fue el que se puso en contacto conmigo y me
habló de este movimiento que a mí me pareció una idea genial y hemos
empezado a promocionarla también en las Islas", explicó esta misma
semana.
La idea es sencilla, se
trata de que los músicos se suscriban en los canales de sus compañeros
porque a partir de 1.000 seguidores existe la posibilidad de empezar a
monetizarlo. "En este tipo de canales, todos lo sabemos, se mueve mucho
dinero. El asunto es más complicado en nuestro caso porque además del
número de suscriptores se tienen en cuenta las visualizaciones
conseguidas", aclaró. "Además debes tener los derechos de autor de lo
que cuelgas, claro", matizó.
Contra viento y marea
Pese
a estas dificultades y de que sea complicado obtener ingresos
reseñables, lo cierto es que Ballesteros valora también que este
movimiento les esté dando a los artistas nuevos canales de comunicación,
colaboración y distintas influencias. "Realmente esto no servirá para
paliar las tremendas consecuencias de lo que estamos viviendo pero es
una forma de conocernos más entre todos y en la música saber qué se hace
en el mundo es muy importante", aclaró.
Por
el momento, ya son muchos los artistas canarios que han optado por
sumarse a este movimiento. Entre ellos, y por citar tan solo unos pocos
ejemplos, están los tinerfeños Sergio Cebrián, Josele del Pino, Santi
Bobet, Ruts Barreto y David Minguillón. Sus compañeros de Gran Canaria
han hecho también lo propio. Algunos ejemplos allí son David Quevedo, Germán López, Flor de Canela o José Carlos Cubas.
Por
este motivo, estos días los perfiles de los artistas se han llenado del
mismo mensaje donde piden que se suscriban a su canal y se comprometen a
corresponder a todas las personas que lo hagan con la misma medida.
"Los mil involucrados debemos suscribirnos a los canales de los demás
para que cada uno pueda monetizar su canal", explican.
Asimismo,
también se animan unos a otros a "reproducir los vídeos de los canales
de los demás". Esta iniciativa ha sido bautizada como #tumesiguesyotesigo.
"Hagamos que las redes trabajen para nosotros ahora que estamos pegados
a ellas todo el día. Procuremos subir contenido en estos días para
seguir trabajando, produciendo arte y aportando creaciones artísticas",
se animan unos a otros.
Los
músicos canarios continúan trabajando desde sus hogares durante estos
días de confinamiento obligatorio con la esperanza puesta en que la
situación sanitaria revierta lo antes posible. La mayoría son autónomos y
la paralización de su actividad los aboca a pasar una difícil situación
económica durante los próximos meses.
Por su parte, el Gobierno de Canarias
se ha comprometido esta misma semana a lanzar una línea de ayudas de al
menos un millón de euros para tratar de compensar, en parte, los gastos
y pérdidas derivadas de todas las cancelaciones anunciadas. Los
aplazamientos y la suspensión de actividades se extienden ya hasta el
próximo mes de mayo y si los contagios no se reducen es posible que haya
que cancelar nuevos eventos.
El 93,4% de las empresas del
sector tiene menos de cinco empleados. Uno de cada tres trabajadores es
autónomo y las pérdidas en las librerías y cines son millonarias
Un coche de la policía francesa, ante la Ópera de París.CHRISTOPHE ARCHAMBAULT / AFP (AFP)
Sufren todos, y la cultura también. El coronavirus no
entiende de países, ni de sectores. Cierra casas y tiendas, castiga a
trabajadores y empresarios, en Alemania como en Portugal. Cada uno
resiste como puede, pero los más frágiles acumulan los mayores miedos.
Y, en España, la emergencia ha confirmado que las artes tienen poderío
creativo de sobra, pero músculo económico débil. Por un lado, se han
volcado con un sinfín de iniciativas online, a menudo gratuitas, para
aliviar la reclusión. Por otro, los números del sector pintan un cuadro
preocupante: una enorme llanura poblada de autónomos y empresas
minúsculas. Solo el 69,9% es asalariado, frente al 84% general, y el
93,4% de las compañías oscila entre cero y cinco empleados, en datos oficiales.
De ahí que se hayan disparado las peticiones de ayuda al ministerio de Cultura,
al igual, eso sí, que en toda Europa. En Francia o Italia, ya se han
aprobado fondos específicos. En otros casos, como España, de momento la
cultura se refugia bajo el paraguas genérico que cada Gobierno está
abriendo. En los últimos días, el ministro español, José Manuel Rodríguez Uribes, ha telefoneado a
consejeros autonómicos y gestores culturales. Les ha explicado cómo
beneficiarse de los 200.000 millones de euros movilizados por el
Ejecutivo. Y, a la vez, les ha pedido propuestas. Mirar al resto de
Europa puede aportar ideas. Y soluciones.
FRANCIA
El ministerio de Cultura francés ha anunciado ayudas “de urgencia” por 22 millones de euros: 10 irán al sector musical, para los “profesionales más fragilizados”.
Y el Centro Nacional de la Música suspenderá en marzo la recaudación de
su impuesto en taquilla. El sector de espectáculos en vivo no
musicales, especialmente el teatro privado, contará con 5 millones “con
una atención particular al mantenimiento del empleo”. La misma dotación
tendrá el fondo para las “dificultades inmediatas de editores, autores y
libreros”. Además, el Centro Nacional del Libro abonará las
subvenciones de eventos anulados, al igual que en el sector audiovisual.
El fondo para las galerías y centros de arte es de dos millones.
En
el cine y el audiovisual, se ha suspendido en marzo el vencimiento de
pago de la tasa que los exhibidores pagan al Centro Nacional de Cine
sobre las entradas. Este organismo se ha comprometido a abonar, “de
forma anticipada”, los apoyos previstos a las salas de arte y ensayo y a
la distribución. Y el Gobierno facilitará también las condiciones de
cálculo y cobro del paro de los trabajadores intermitentes mientras dure
el confinamiento. “Lo que está en juego es el futuro mismo de nuestro modelo cultural”, ha dicho el ministro, Franck Riester.
ITALIA
Italia ha dedicado a la cultura y el turismo una pequeña partida de los 25.000 millones de euros que ha movilizado frente a la pandemia.
El Gobierno invertirá 130 millones en la creación un fondo de
emergencias para los espectáculos en directo, el cine y el audiovisual,
con el objetivo de favorecer su reactivación, a través de iniciativas
aún por definir. Además, los empleados y empresarios de la cultura
podrán beneficiarse de moratorias en el pago de impuestos y cotizaciones
a la seguridad social. El Ejecutivo también se hará cargo del reembolso, a través de vales, de las entradas ya adquiridas para espectáculos, cines, teatros o museos.
La
Asociación de Libreros Italianos calcula pérdidas de 47 millones para
el sector solo este mes: ha reclamado que las librerías abran como los
supermercados, por considerar los libros bienes de primera necesidad. Un
apoyo a su argumento llega desde el otro lado de Europa: en Bélgica, la
primera ministra, Sophie Wilmès, incluyó las librerías entre las pocas
tiendas esenciales, autorizadas a seguir con su actividad.
Los
libreros italianos también demandan que se les permita repartir a
domicilio, como los restaurantes. Muchos ya lo estaban haciendo, antes
incluso de la orden de cierre, para evitar las aglomeraciones en las
tiendas. Desde que entraron en vigor las restricciones solo se consiente
el servicio a domicilio a través de mensajeros regulados, algo inviable
para las pequeñas librerías por su coste extra: denuncian que solo
beneficia a las grandes plataformas de distribución online.
ALEMANIA
La
ministra de Cultura de Alemania, Monika Grütters, prometió hace una
semana una sólida ayuda financiera, a medida que cierran las salas y
disminuye el número de asistentes. “Las pequeñas instituciones y los
artistas independientes podrían enfrentarse a una angustia
considerable”, dijo. Aseguró que ha pedido al Gobierno que invite a
representantes culturales para hablar sobre sus necesidades. La
canciller, Angela Merkel, ha dicho que el Gobierno planea ofrecer ayuda a través del Kreditanstalt für Wiederaufbau, un banco de desarrollo de propiedad estatal.
Olaf
Zimmermann, director de la Deutscher Kulturrat, la asociación que
representa a las industrias culturales, ha pedido un fondo de emergencia
para los artistas independientes y ayuda financiera para las
instituciones y empresas obligadas a cancelar sus actuaciones.
El
ministerio aún no ha dado a conocer detalles pero informó de que se ha
comprometido a poner a disposición de la cultura y los medios de
comunicación fondos adicionales, además del presupuesto existente. El
miércoles, representantes del Consejo Cultural Alemán, la organización
que agrupa a las asociaciones culturales federales, se reunió con
Grütters y con los ministros de Trabajo (Hubertus Heil) y Economía
(Peter Altmaier). Los tres confirmaron que se creará un paquete de ayuda
especial para los autónomos y las pequeñas empresas, aunque aún no se ha concretado.
Unos
600.000 autónomos trabajan en las industrias culturales: entre ellos
hay unos 340.000 llamados miniempleados, con un volumen de negocios
inferior a 17.500 euros al año.
PORTUGAL
Con
museos cerrados, conciertos cancelados y festivales suspendidos, la
cultura se enfrenta a la pandemia económica. El primer paquete de ayudas
anunciado por el Gobierno no ha tenido en cuenta al sector, plagado de
trabajadores autónomos, temporales y freelances, aunque sí a los espectáculos y animadores en la industria hotelera. Los trabajadores que tengan que quedarse en casa para cuidar a hijos menores de
12 años recibirán el 66% de su salario (33% a cargo de la empresa y 33%
a cargo de la seguridad social), la misma cantidad que recibirán los
autónomos. El aislamiento profiláctico de 14 días tendrá asegurado el
pago del 100% del salario. El problema es la precariedad y temporalidad del sector cultural. Mientras, han sido suspendidos o aplazados festivales como el Tremor, MetalFest, Vivarium o Cumplicidades.
En
el páramo cultural que es hoy el país, el gremio musical ha reaccionado
con un festival en Instagram, hasta el día 22. Son 77 artistas y
grupos, cada uno con 30 minutos, de cinco de la tarde a once de la
noche. “Fueron las entidades culturales las que se pusieron al frente de
la trinchera y las que comienzan a recibir las balas”, declara Daniel
Pires, organizador del Vivarium. En GoFundMe hay abierto un fondo de
apoyo a los artistas lisboetas. Su objetivo es recaudar 50.000 euros:
suma 1.750 en cinco días.
REINO UNIDO
La industria cultural ha recibido con sentimientos enfrentados las medidas propuestas por el Gobierno de Boris Johnson. Los
teatros y cines reclaman a las autoridades que aclaren si el “consejo”
de cerrar sus puertas pasará pronto a ser una “orden”, porque esa
ambigüedad ata las manos de aquellos que dispongan de algún seguro. El
anuncio de subvenciones públicas de urgencia de unos 27.000 euros
por negocio ayudará a muchas instituciones culturales y espacios
creativos, así como la supresión, durante un año, del llamado business rate (Impuesto sobre Bienes Inmuebles Comerciales).
Sin
embargo, aproximadamente un tercio de los trabajadores del sector se
compone de autónomos, y no se han diseñado medidas específicas para su
situación. “Nuestra industria creativa es una de las historias de éxito
del Reino Unido. Es fundamental que sea capaz de sobrevivir”, ha dicho
Caroline Norbury, presidenta de la Federación de Industrias Creativas.
Ha calculado un descenso general del 50% de los ingresos de sus socios, y
en algunos casos, subraya, el hundimiento total ha sido inmediato.
PAÍSES BAJOS
Con
un 60% de autónomos, y pérdidas de entre 60 y 100 millones de euros
semanales por las cancelaciones, según el ministerio de Cultura, el
sector espera con ansia las ayudas prometidas por el Gobierno de centro
derecha. El cierre ya afecta a cines y teatros, igual que bares y
restaurantes. La ministra de Cultura, Ingrid van Engelshoven, ha
advertido ya de que no podrá compensarlo todo. "Sin embargo, las
instituciones con fondos públicos mantendrán de momento los subsidios
que recibían, a pesar de que se hayan anulado las actuaciones ", ha
dicho. Asimismo, ha asegurado que no tiene que “pelear” en defensa de
las artes en el seno del Ejecutivo, ya que "comprende la importancia y
el impacto del sector cultural”.
No se ha ultimado aún el
tipo o la cuantía de las medidas a adoptar, pero Cultura, que está en
negociaciones con municipios, provincias y entidades privadas, incluirá a
los autónomos. “Son los que notan de manera más aguda las
cancelaciones, mientras siguen pagando el alquiler y haciendo la
compra”, ha reconocido Van Engelshoven. Cada caso se analizará a fondo
para ver si encaja en el grupo general de trabajadores por cuenta propia
contemplado por el Gobierno a escala nacional, o bien precisa de apoyos
especiales.
Con información de Silvia Ayuso, Isabel Ferrer, Lorena Pacho, Rafa de Miguel, Enrique Müller, Javier Martín del Barrio y Tommaso Koch.
El coronavirus
ha obligado en Alemania (al igual que en todo el mundo) a cerrar cines,
teatros, óperas y conciertos, además de presentaciones de libros,
exposiciones, museos y todo tipo de actividades culturales. Pero la
ministra de Cultura, Monika Grütters, ha anunciado que
no dejará al sector «en la estacada» y ha incluido a la cultura en el
rescate financiero programado por el Gobierno de Angela Merkel,
que entre otras medidas ha incluido 120.000 millones de euros para
sostenimiento del empleo y una línea de liquidez ilimitada a la que
podrán acceder desde grandes teatros hasta pymes y profesionales
afectados por la cuarentena cultural. «Soy consciente de que esta
situación supone una gran carga para las industrias culturales y creativas,
y en particular para las instituciones más pequeñas e independientes.
Puede poner a los artistas en una angustia considerable», ha reconocido,
garantizando un programa de supervivencia al que podrán acogerse
artistas e instituciones. Monika Grütters ha adelantado, además, que «escucharemos sus preocupaciones y trabajaremos para garantizar que se incluyan los intereses especiales de la cultura
y los creativos en las medidas de apoyo y de liquidez». Para ello, el
Gobierno Federal ha alentado al sector a discutir las próximas medidas
de ayuda y ha invitado a una reunión a representantes de la cultura y
los medios de comunicación. «Tenemos que reaccionar ante las
dificultades y emergencias, que no son culpa nuestra, pero que han de
ser compensadas».
La Sociedad de comerciantes de la Música (SOMM),
había escrito previamente una carta a la ministra, subrayando las
consecuencias económicas de esta crisis y expresando la necesidad de
ayuda inmediata. Con un volumen de ventas de alrededor de 1.000 millones de euros anuales y alrededor de 12.000 empleados indefinidos,
la industria de la música, junto al sector de eventos de grabación y
conciertos y fabricación de instrumentos, ha quedado paralizada y
demanda la reducción de los requisitos de acceso a las ayudas y la
cancelación de la parte de la seguridad social a cargo del empleador,
además del diferimiento retroactivo de impuestos, contribuciones y
aranceles junto a garantías para préstamos existentes y nuevos.
Muchas
instituciones culturales alemanas han mostrado su compromiso cumpliendo
con la orden de cierre y pasando a ofrecer sus actuaciones en público, a
través de Internet, de forma gratuita, como es el caso de la Staatsoper unter den Linden de Berlín,
que ha pasado a modo on line todo su programa desde esta semana. «El
objeto a rescatar ha de ser siempre la Humanidad», ha defendido Nikolaus Bachler desde la Ópera Estatal de Baviera,
que también ha pasado a Internet. «Si se trata de mantener elevados es
espíritu y la moral, es necesario contar con la cultura y con el arte».