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sábado, 24 de mayo de 2014

Sami Naïr: "La izquierda y la derecha no son lo mismo, pero en Europa se han comportado igual"

Articulo de Daniel Basteiro publicado en el Huffingpost.es el 14 de mayo de 2014


Sami Naïr (1946, Tlemcen, Argelia) quiere una "gran Europa", pero no ésta. El intelectual francés, catedrático de Ciencias Políticas en la universidad Pablo Olavide de Sevilla, cree que es imprescindible expulsar a los mercaderes del templo de las élites en el que se ha convertido la Unión Europea. En su libro El desengaño europeo, Naïr repasa la historia del club comunitario para concluir que fue un error fiarlo todo a la construcción de un gran mercado. Cuando eso falla, según él, la idea "beata" de Europa, el europeísmo de bandera, se viene abajo.
-Ha escrito un libro de desengaño, pero no sólo sobre la gestión de la crisis del euro, sino del proyecto europeo en sí.
El sueño europeo ha sufrido un daño tremendo por dos motivos casi culturales. El primero es el utopismo romántico con el que se planteó la construcción europea. Este utopismo ha fracasado frente a unos resultados totalmente contrarios, que corren el riesgo de destrozar definitivamente el sueño de Europa. La responsabilidad la tienen no los que hacen un balance realista sino los que han prometido mucho para darnos nada.
Por otra parte, la opinión pública ha sido descartada desde el comienzo por las élites políticas con la excusa de que “Europa es algo demasiado complejo como para dejarlo en manos de los ciudadanos”. En nombre de esa visión hemos construido no un interés político europeo que generase adhesión sino un sistema de élites con un enorme déficit democrático. Hay elecciones cada cino años, pero los ciudadanos no saben muy bien sobre qué están votando. Estoy absolutamente convencido de que si se pregunta hoy a un ciudadano cuál es el diputado de su circunscripción, será incapaz de decir su nombre.

-¿No son las elecciones europeas una oportunidad perfecta para corregir ambos defectos?
En las elecciones europeas no se habla de Europa. Es una consecuencia casi natural porque los partidos políticos no tienen mucho que decir. No tienen más programa que el elaborado por la Comisión Europea. Cualquier partido, de cualquier bando, intenta adaptarse a ese programa. El bando conservador utiliza el chantaje de “lo que hay que hacer”, sin alternativa. El progresista, cuando existe, parte de un “no estamos de acuerdo” para hacer propuestas que reenfoquen un poquito ese programa. Pero no hay programa. Es siempre el mismo discurso.
-Tras las últimas elecciones europeas, la izquierda española votó a favor de la reelección de José Manuel Durao Barroso, conservador y anfitrión de la Cumbre de las Azores, como presidente de la Comisión. En estas, los socialistas tienen un candidato, que debate con los demás, y un programa. ¿Esta vez será diferente?
No lo creo. Hay que transmitir a la opinión pública que los políticos de ambos bandos tienen una responsabilidad enorme de lo que ha pasado y no han hecho la autocrítica necesaria para proponernos una alternativa a esa política. Imagínese que Martin Schulz, un gran diputado al que respeto, llega a la presidencia de la Comisión. Va a hacer la política de su partido, un partido aliado de Merkel en el Gobierno alemán. No me imagino a Merkel permitiendo que un socialista llegue a la presidencia de la Comisión para poner en marcha una política distinta a la suya. Si Schulz llega ahí, será con las manos esposadas.
-La Eurocámara presume de tener más influencia que nunca, sobre todo desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que le da el poder de codecidir (con los Gobiernos) en multitud de temas. Pero, según su libro, sigue siendo una “caja de resonancia” y una coartada para la tecnocracia.
Es mi convicción. He sido eurodiputado cinco años y nunca, jamás, he sentido tanta impotencia política como en el Parlamento Europeo. Mire la elección del presidente del Parlamento Europeo. Conservadores y progresistas se ponen de acuerdo para repartirse el cargo, dos años y medio cada uno. Las grandes orientaciones son idénticas porque hay un acuerdo entre la derecha y la socialdemocracia para considerar que no hay alternativa a la construcción liberal de Europa. Merced a este acuerdo, hoy asistimos a una destrucción progresiva de la idea de Europa como conjunto de naciones.

-¿Ha vendido la izquierda su alma?
La complicidad ha existido desde los años 70. Piense en las relaciones entre Francia y Alemania. Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt (derecha-izquierda), François Mitterrand y Helmut Kohl (izquierda-derecha), Jacques Chirac y Gerhard Schroeder (derecha-izquierda), Nicolas Sarkozy y Angela Merkel [en este caso, ambos de derechas]. En vez de construir un contraproyecto, la izquierda se ha rendido al de los conservadores intentando matizarlo, suavizarlo o flexibilizarlo para proteger a las capas más débiles. Nunca diré que la izquierda y la derecha son lo mismo a nivel europeo, pero se han comportado igual. Todo pese a que los eurodiputados de izquierdas en el Parlamento Europeo son en muchas ocasiones muy militantes. El resultado objetivo es un proyecto institucional de una Europa-imperio mercantil y no un proyecto de sociedad.

-¿Cuándo sucumbió la izquierda?
1986, el Acta Única. Ahí estriba la gran orientación del mercado frente a la construcción de Europa con los Estados. En vez de contar con un piloto político, algo sobre lo que no había acuerdo, se decidió construir un avión para que volara solo: el mercado. Una vez creado, se le dotó de libertad de circulación de mercancías, servicios y capitales, añadiendo como concesión la circulación de personas. Después, para ese mercado se creó una moneda, el euro, votado por la izquierda socialista, pero no los sectores más críticos. El consenso de las élites ha consistido en que por encima de todo está Europa y por encima de Europa, el mercado. Se ha construido una Europa liberal y profundamente antisocial. Las políticas sociales son el pariente pobre del mercado europeo y la izquierda se ha vuelto cada vez más conservadora, sobre todo la inglesa y la alemana. Fíjese: cuando se puso en marcha la moneda única había 15 gobiernos de izquierda en Europa. La derecha era prácticamente minoritaria.

-En su libro asegura que, tras la Dictadura, España no tenía muchas más opciones que integrarse en la UE, entonces la Comunidad Económica Europea, ese proyecto cuya construcción critica.
España nunca ha tenido margen de maniobra. La Transición fue el producto de la cordura de las élites políticas españolas y el apoyo de países europeos, especialmente de Alemania. Sin el apoyo de Alemania, el PSOE nunca hubiera tenido tanta importancia. Después, durante 15 años, España fue el país más financiado por la UE. Cuando uno recibe ese dinero no abre la boca en las negociaciones más que para defender esos fondos. España ha trabajado muy bien en Europa, pero casi como una funcionaria. Y después adoptó el euro sin discusión, algo que implicaba una convergencia económica que España respetó con una deuda y déficit bajos. Todo ello mientras se emborrachaba de sector inmobiliario.
-Y cuando estalló la burbuja, el margen de maniobra español fue cero.
Con la crisis se ha visto cómo funciona el poder europeo y cómo Merkel y Sarkozy comenzaron a tomar todas las decisiones. Según el filibustero George Soros, los países del sur de Europa van a salir de la crisis como países subdesarrollados. Los países del sur no pueden sobrevivir con un euro tan caro.

-Si continúa el euro caro (algo que penaliza las exportaciones), se “desangrará la población y se privatizará, casi por completo, el sistema económico y social. En ese caso entraríamos en un terreno de guerras sociales”, escribe. ¿A qué guerras se refiere?
Las decisiones de 2009 y 2010 han provocado la destrucción de millones de empleos y la exclusión de una parte importante de la juventud. También ha habido manifestaciones masivas en los países del sur de Europa. Todo ello es un peligro para las élites financieras europeas, algo que Merkel y el BCE entendieron el año pasado, cuando suavizaron un poquito sus políticas.

-¿Es Francia diferente?
En Francia será imposible seguir aplicando esas medidas de austeridad, como ya hemos visto en las últimas elecciones. No aceptará mucho más tiempo que sea la Comisión quien dicte las normas. No lo deseo, pero se está cocinando una explosión generalizada en Francia. No pueden poner estas medidas en marcha en un país en el que no hay un Estado del bienestar, sino un “Estado padre” que no va a desaparecer por mucho que haya que obedecer a Bruselas.

-¿Puede darse esa explosión en España?
España es muy compleja y hay una serie de problemas contradictorios que al final son paralizantes. Hay una disgregación social, acompañada por un paro increíble. También hay una falta de conciencia de lucha motivada por la Transición, que ha funcionado como anestesia de la identidad social mientras las clases populares se iban integrando y mejorando.
Francia es una democracia clásica, casi de libro. España es una democracia moderna, más dinámica, pero con menos arraigo por ser tan joven. Además, hay que sumarle el problema nacionalista, también muy paralizante. Todos los problemas sociales del país se transforman en un problema identitario. Por ejemplo: el Gobierno de Cataluña aplica una política ultraliberal a nivel social, pero la esconde tras la bandera.
-El Gobierno español y la eurozona proclaman una lenta recuperación y salida de la crisis, algo que haría posible relajar las medidas de austeridad.
Eso es demasiado optimista. Los países del sur no pueden sobrevivir con un euro tan caro salvo que estén dispuestos a destruir el tejido social.
-Algo que usted llama “americanización” de la sociedad.
Las privatizaciones, el fin del derecho laboral, grandes bolsas de pobreza… No sé si eso será posible en los países del sur, pero es imposible en Francia. Estallará una revolución social. La recuperación que vemos ahora es meramente coyuntural. El repunte se produce porque hemos llegado muy abajo.

-“A falta de una poderosa movilización de los asalariados, lo peor es posible en Grecia”. ¿A qué se refiere?
Grecia es el país que hoy en día está más cerca de una dictadura de extrema derecha. El Ejército está a un lado, pero aún no ha dicho su última palabra. Los socialistas están muy divididos y su antiguo líder hizo lo que José Luis Rodríguez Zapatero no había hecho en España: decir “no” y plantearse la posibilidad de someter a referéndum la austeridad. Y cuando ocurrió eso, le enseñaron la puerta. El primer plan de rescate del país fracasó. El segundo, también. Grecia se encamina hacia el autoritarismo.

-¿Por qué es tan peligroso el tratado comercial con EEUU que se negocia en la actualidad?
EEUU sabe que está en una posición de declive hegemónico y ve en China una gran amenaza. En ese tratado se pide que sus empresas tengan la posibilidad de entrar libremente en el mercado europeo con normas norteamericanas. Y hay que recordar que nosotros tenemos el principio de precaución [protección ante los riesgos, aunque el peligro no esté demostrado], por lo que un tratado así inundará el mercado europeo de productos potencialmente peligrosos. La guinda del pastel es un tribunal para resolver conflictos que no sea ni el de los Estados ni el de la UE, sino uno especial donde tendrán influencia las empresas. No es un tratado más. Acabará con lo poco de social que le queda a Europa.
-¿Es posible revertir el rumbo?
Si verdaderamente queremos construir Europa hay que transformar el proyecto en debate público, político e institucional. Hay que prohibir la mezcla de posiciones políticas, porque no es normal. Y abordar el objetivo último de la actual Europa: la privatización de lo público para mercantilizar todas las actividades. De ahí viene la política de austeridad.

-¿Cómo se acaba con el déficit democrático?
Faltan partidos políticos con una concepción clara de la situación. En esos partidos hay que generar una idea nueva de la construcción de Europa y replantear la arquitectura institucional. El déficit democrático no se soluciona mandando más diputados a Bruselas. Hay que controlar a la Comisión, al Consejo, al BCE y reorganizar los poderes del Parlamento Europeo.
Basta con participar en una reunión del Parlamento o del Consejo para ver que una Europa beata no existe, hay que verla en función de las razones de fuerza.
-¿A qué se refiere?
A que cada uno quiere defender las posiciones de su país. No creo en el federalismo europeo. Es demasiado pronto y no hay legitimidad. No veo a un francés aceptar a un presidente de la República alemán. Los cementerios están ahí. Hay que construir algo realista y no una utopía romántica que ya nos ha conducido al fracaso.
-El sueño del arquitecto de Europa Jean Monnet ha muerto.
Y no lo digo yo, lo dicen ellos. Construir Europa a través de un mercado no funciona, porque tiene como límite un espacio comercial. Hay que construir una gran Europa, pero no esta sino una en la que la inteligencia se apodere del debate europeo con una visión crítica. No necesitamos una concepción beata de Europa.
-¿Cómo se ha construido ese dogma europeísta?
Antes, a alguien podían preguntarle: ¿es usted francés? Sí, soy francés. ¿Es usted europeo? Sí, claro, soy europeo. Eso nunca fue un problema. Pero hemos transformado una obviedad en un proyecto de futuro. No necesitábamos sentirnos europeos. Lo somos. No entenderlo así nos lleva a situaciones como la del estallido de la crisis. En Alemania se dijo que en nombre de la solidaridad europea había que ayudar a España. La reacción allí fue calcular cuánto le cuesta un español a cada alemán. Y cuando se diseñó el fondo de rescate para rescatar a Grecia, el Tribunal Constitucional de Alemania vino a decir: “cuidado, porque el pueblo europeo no existe”. Tenía razón. Europa no es un pueblo sino una determinación geográfica. De la misma manera que el pueblo africano no existe, sino decenas de Estados.
Articulo de Daniel Basteiro publicado en el Huffingpost.es el 14 de mayo de 2014 

martes, 13 de diciembre de 2011

Sociedades y Mundo De la Teoría a la Práctica en la Ciencia Sociológica Parte 18

En el curso de acceso para mayores de 25 años que realicé en el curso 2009/10 en la UNED, cursé la asignatura de Sociología acompañado de libro Sociedades y Mundo. De la Teoría a la Práctica en la Ciencia Sociológica. Edición Segunda 2008. Martínez Quintana, Violante. Ediciones Académicas. Madrid 2008.
Este libro venía acompañado de un Cuaderno de Ejercicios que había que cumplimentar y enviarlo manuscrito al equipo docente en Madrid, un ejercicio complementario a la prueba presencial, y ambos necesarios para superar la asignatura.

9.- Efectúe un comentario breve de la lectura: Los nuevos parias de la Tierra (Sami Naïr).

Sami Nair
El filósofo y sociólogo francés de origen argelino Sami Naïr define que “la inmigración no es un problema político. Es un fenómeno social, como el crecimiento demográfico, el aumento de los matrimonios o la distribución territorial de la población, que obedecen a tendencias de gran peso”. Y asegura que; “estamos asistiendo a una silenciosa catástrofe humanitaria. La humanidad no puede avanzar en detrimento de más de 200 millones de personas migrantes”.
Aquí en Canarias somos conscientes de la tragedia de la inmigración; en 1994 dos saharauis a bordo de una frágil patera, arribó cerca de Puerto del Rosario, en Fuerteventura y abrieron, sin saberlo, la puerta de África hacia Canarias. No ha cesado desde entonces la llegada de magrebíes y subsaharianos  confirmando que nuestro territorio se ha convertido en un punto rojo de inmigración junto a Sicilia, Malta, Andalucía, México, Estados Unidos, etc.
Sami Naïr cuestiona las políticas actuales con una carencia de estrategias desde la Unión Europea. La “deslocalización de asilo” no se ajusta como el mejor mecanismo, los refugiados que son ubicados en centros de tránsito fuera de la Unión europea están privados de una mínima ordenación jurídica, desprovistos por completo de sus derechos fundamentales. Se trata de silenciar la realidad migratoria, y en contra de los mismos valores que la propia Unión Europea propugna, en una absoluta incoherencia.
La misión de los poderes públicos no pasa por alentar las dudas surgidas por estas mutaciones, sino explicar con objetividad la situación a la población para hacer cumplir los derechos de los recién llegados, logrando con ello, ensanchar el campo de acción del propio Estado de derecho. Los nuevos movimientos migratorios al tiempo que desafían el discurso sobre el vínculo social y político, ofrecen oportunidades para transformarlo en una tendencia al pluralismo. Contra los tópicos de la inmigración, se debería conformar una sociedad mestiza, vinculada en la cooperación y la solidaridad. 

sábado, 23 de julio de 2011

Sami Naïr: “Si España necesita planes de rescate estalla el sistema europeo”

Esta es la entrevista a Sami Naïr de José L. Conde publicada en el Diario de Avisos el pasado 18 de julio.
JOSÉ L. CONDE
El politólogo, filósofo, sociólogo, especialista en movimientos migratorios y creador del concepto de codesarrollo Sami Naïr ha estado en Tenerife para inaugurar el viernes la XIX edición de la Universidad de Verano de Adeje, que hoy comienza sus cursos. Naïr (Tlemcen, Argelia, 23 de agosto de 1946) ha concedido una entrevista a DIARIO DE AVISOS en la que aborda problemas de actualidad como la crisis del euro y las revueltas que todavía siguen azotando el Norte de África.
-Usted ha apelado a los movilización ciudadana para afrontar los retos de la globalización con la frase de que no se puede permitir que seis multinacionales decidan lo que debemos comer mientras el campesino está es una situación cada vez más complicada ¿La sociedad está reaccionado ante este problema?
“Este es un problema global. Ahora la crisis en la que estamos es una crisis de la economía mundial. El sistema actual está basado en la dominación de los grandes estados emergentes, China y la vieja potencia americana y a nivel internacional trabajan entre ellos pero tienen los mismos intereses. Esta crisis ha demostrado que esto no funciona bien porque primero todo el sistema se desarrolla a base de la deuda y el sistema más endeudado es Estados unidos. ¿Pero quien paga la crisis?, la pagamos nosotros porque Estados Unidos no cambia su política de endeudamiento. Ellos utilizan la deuda y nuestros ahorros a nivel mundial y siguen funcionando según sus intereses. En Europa hemos tenido también una crisis. No es por casualidad que todos los países fuera de nuestro continente han podido encontrar una salida a la crisis, el único que no lo ha hecho es Europa”.
-¿Qué razones aduce para que nosotros no salgamos de la crisis?
Sami Naïr - José L. Conde
“Porque estamos adoptando una política que no se corresponde con la realidad y que atiende a los intereses de Alemania y, secundariamente de Francia. El resto no tienen interés. Las multinacionales, tanto alemanas como francesas, realizan más del 60% de sus inversiones y de comercio dentro del mercado europeo. Para ellos es importante tener un euro fuerte y por esto Alemania no quiere un euro débil. El tema bancario además es cómplice. Hay que poner reglas pero no podemos hacerlo a nivel internacional porque los EE.UU. no quieren y los chinos ahora tampoco. Ya no estamos en el mundo del G-20 estamos en el mundo del G-2. Se debería reformar el sistema monetario internacional, creando una moneda basada en la riqueza real de los países y no del dólar. Hay que poner reglas a la OMC para acabar con la competencia desleal. Cómo se puede comparar un producto hecho por un obrero español con uno realizado por un chino. Europa tiene que tener reglas para protegerse. Finalmente hay que tener una política común de derechos sociales. Si no se llevan a cabo estas medidas tendremos un sistema social parecido al de China. Nosotros hemos empezado a construir Europa a partir de la economía y ahora nos damos cuenta de que ha sido un error. Hoy comprobamos que la política sirve para proteger a los más fuertes frente a los más débiles. Ahora, Francia y Alemania son los que mandan, se reúnen y dicen al resto lo que tienen que hacer. Eso no puede ser una solución. El euro es el principal elemento de reproducción de la crisis. Yo no digo que se deba salir de la moneda porque sería como saltar de un avión sin paracaídas. Tenemos que tener una política del euro débil para poder competir y evidentemente los alemanes no quiere una moneda débil”.
-¿Cómo ha vivido las revueltas en el Norte de África, estos dos últimos meses que los ha pasado viviendo en Túnez?
“Es una revolución histórica. Los puebles árabes han entrado de una vez definitivamente en la modernidad. Hasta la fecha sufrían dictaduras muy duras con el apoyo de occidente o pensaban en la emigración y el integrismo. Pero ahora toman conciencia de que esta no es la vía. La solución está en la transformación de los poderes y seguir la lucha hasta la muerte para conseguir la democracia. Significa que han entrado en otro tiempo, en una nueva edad, una nueva conciencia histórica, en todos los países. El primer factor que influye es la crisis internacional y el empobrecimiento, que les ha afectado mucho más que a Europa donde existen ayuda sociales. No solo de las capas pobres, sino de las capas medias que se han empobrecido de manera extraordinaria. Segundo, en todos estos países la existencia de una parte de la población joven, entre 15 y 25 y 30 años, ha recibido educación y ahora se encuentran con licenciaturas, sin poder trabajar en su país y sin poder salir. Además ya no comparten los mismos valores de sus antepasados que conocieron el colonialismo y la independencia. No tienen este problema con occidente”.
-También están informados a través de los medios de comunicación y las redes sociales…
“Sí, mantienen relación directa con medios europeos. Por ejemplo Túnez tiene 10.2 millones de habitantes y hay registrados 9 millones de móviles. No sé si te puedes imaginar…, yo vi cómo los móviles fueron el principal actor de la movilización, mucho más que Al Jazeera, que las redes sociales, que Facebook…Móvil, móvil. Tú estás en tu casa y tu hijo te manda una foto en que se ve como un policía le pega. Y tu sales de tu casa. Esto lo he visto. Una generación de jóvenes integradas en el sistema mundial, yo lo llamo mundializada. Eso es muy importante. Y, tercero, entre las capas populares tradicionales que se encuentra en situación peor el trabajo casi ha desaparecido. Viven en un mundo en que el sistema social es la corrupción, el principal vínculo social entre todos. La revolución, tanto en Marruecos, como en Argel como en Túnez como en Egipto es el encuentro entre estos tres elementos. Entraron en fusión y provocó la fisión, en término atómicos de la palabra, en torno de un tema: democracia. Terminado lo de Islam, identidad, integridad, lo de los malos occidentales, todo terminado. Fuera. Lárgate y eso ahora en todos los países. Mira lo que pasa en Siria, están matando todos los días con tanques y la gente sigue en la calle y vas a ver lo que ocurrirá en Egipto, Marruecos, Túnez, no está terminado. Es solo el primer acto. El segundo va a ser mucho más duro. Va a ser una lucha interna del mismo movimiento: separar los que quieren únicamente la democracia y los que quieren más que la democracia. La mejora de las condiciones de vida. La transformación social, ése va a ser el segundo acto de estas movilizaciones. No se va a parar; los dictadores pueden matar gente: pero el proceso histórico nadie podrá pararlo. Tal y como en los años 50 del siglo XX, cuando empezaron en Egipto las luchas para la independencia nacional. Este movimiento es imparable. Europa está manteniendo una actitud hipócrita. Por ejemplo en el caso de Gadafi. Europa no existe en el caso de Libia. Europa no existe. Tienes que entender de una vez que Europa no existe. No es un actor internacional”.
-Usted vaticina que en los próximos años Europa tendrá un problema de empobrecimiento de las clases medias, de falta de trabajo.
“Yo creo que en Europa estamos al principio de la crisis, no al final. Creo primero que no podemos salir sin una reforma de la política del euro y creo que sin esa reforma tendremos una escisión, entre los países del norte de Europa y los del Mediterráneo. España Italia, Grecia, no sé si los alemanes lo quieren pero veo que en los periódicos alemanes cada vez hay más artículos sobre que tienen que salir del euro porque dicen que lo pagamos nosotros. Es verdad. La crisis no se va a solucionar con los planes actuales, de rescate, no van a servir para nada. Yo lo dije con el primer rescate a Grecia, que dentro de un año o dos habría que intervenir de nuevo. ¿Cuando le tocará a España?, porque va a llegar. Si España entra en crisis el sistema estalla. España representa la cuarta potencia de Europa y evidentemente si el sistema entra en crisis significa que ningún país podrá pagar lo que necesita España.Ni los alemanes. Socialmente creo que en Grecia van a tener muchas dificultades para realizar los sacrificios que les piden, en Portugal tampoco van a poder pagar las crisis sociales que se va a desarrollar; hemos entrado en periodo histórico y no se sabe cómo se va a salir. Lo que es seguro es que es una crisis profunda y la izquierda no está armada para afrontar esta crisis a nivel europeo, y no sé qué puede ocurrir. Quizás probablemente podamos entrar en una fase de nacionalismo muy fuerte, como lo hemos conocido en los años 30 y de unas regresiones nacionalistas con movimientos xenófobos”.

domingo, 15 de agosto de 2010

Los nuevos parias de la tierra -Sami Naïr-

El filósofo y sociólogo francés de origen argelino Sami Naïr define que “la inmigración no es un problema político. Es un fenómeno social, como el crecimiento demográfico, el aumento de los matrimonios o la distribución territorial de la población, que obedecen a tendencias de gran peso”. Y asegura que; “estamos asistiendo a una silenciosa catástrofe humanitaria. La humanidad no puede avanzar en detrimento de más de 200 millones de personas migrantes”.
Aquí en Canarias somos conscientes de la tragedia de la inmigración; en 1994 dos saharauis a bordo de una frágil patera, arribó cerca de Puerto del Rosario, en Fuerteventura y abrieron, sin saberlo, la puerta de África hacia Canarias. No ha cesado desde entonces la llegada de magrebíes y subsaharianos  confirmando que nuestro territorio se ha convertido en un punto rojo de inmigración junto a Sicilia, Malta, Andalucía, México, Estados Unidos, etc.
Sami Naïr
Sami Naïr cuestiona las políticas actuales con una carencia de estrategias desde la Unión Europea. La “deslocalización de asilo” no se ajusta como el mejor mecanismo, los refugiados que son ubicados en centros de tránsito fuera de la Unión europea están privados de una mínima ordenación jurídica, desprovistos por completo de sus derechos fundamentales. Se trata de silenciar la realidad migratoria, y en contra de los mismos valores que la propia Unión Europea propugna, en una absoluta incoherencia.
La misión de los poderes públicos no pasa por alentar las dudas surgidas por estas mutaciones, sino explicar con objetividad la situación a la población para hacer cumplir los derechos de los recién llegados, logrando con ello, ensanchar el campo de acción del propio Estado de derecho. Los nuevos movimientos migratorios al tiempo que desafían el discurso sobre el vínculo social y político, ofrecen oportunidades para transformarlo en una tendencia al pluralismo. Contra los tópicos de la inmigración, se debería conformar una sociedad mestiza, vinculada en la cooperación y la solidaridad.

Existe una cohabitación entre política y política migratoria como expresión de la dimensión de las actuaciones, recursos y procesos sociales que se deciden y dedican en un ámbito determinado, en ente caso con las migraciones internacionales y con tres elementos en la congruencia de las políticas desarrolladas:

  • La gestión de flujos compete a la Administración Central en la aplicabilidad de reglamentos para el empleo de trabajadores/as extranjeros, como el control de las alianzas bilaterales de gestión de flujos. También le corresponde la supervisión de las fronteras, el fomento de la inmigración legal como verificar las cuotas anuales de trabajadores admitidos.
  • La integración social no sólo en propiciar políticas sino en proveer en servicios sociales y planes de integración social.
  • El codesarrollo con los países de origen, destinando los medios necesarios para favorecer y desarrollar las poblaciones de los inmigrantes. Es un concepto creado por el especialista en movimientos migratorios Sami Naïr.



Malos tiempos aquellos en los que la gente corriente ha de comportarse como héroes para sobrevivir. Soledad, miedo, desesperanza, 
... las migraciones del nuevo milenio.