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miércoles, 19 de febrero de 2014

UNA APROXIMACIÓN A LA MODERNIDAD LÍQUIDA DE ZYGMUNT BAUMAN Parte 3


En este ensayo se propone elaborar una aproximación al texto Modernidad Líquida de Zygmunt Bauman -Polonia, 1925-. Para ello se desarrollará un análisis de esta obra a través de los cinco paradigmas que ordena el autor en la solidificación de lo liquido: Emnancipación, Individualidad, Espacio/Tiempo, Trabajo y Comunidad. Se realizará en constante diálogo con otros autores, incluyendo mi propia argumentación sobre los asuntos tratados, tal como se establece en las orientaciones que se encuentran en la guía de estudio de la asignatura.
3. Espacio/Tiempo

Bauman establece que un estado sólido de la modernidad a uno líquido no podía vertebrarse sólo en decisiones individuales o sociales del ser humano. La evolución de los escenarios ha sido tan vasta que el propio conocimiento del tiempo y el espacio han cambiado, una vez lo han hecho las herramientas de trabajo, los vehículos, o hasta el propio ser humano. Cuántas veces nos hemos preguntado si el corredor de cien metros lisos podrá reducir esa medida casi sobrehumana del último récord de velocidad. Se ha llegado a borrar el concepto de espacio, de tiempo aplicado como herramienta de medir el espacio entre dos puntos. Los correos electrónicos, la web, la mensajería instantánea han fulminado las diferencias producidas por millones de kilómetros. Y todo se ha convertido en un plano de dos dimensiones en las que no existe un lapso entre dos puntos, por más que físicamente sea imposible esto que estoy relatando.

Los lugares cambian, y se convierten en espacios públicos, de paso, en los que no vive nadie, los lugares fágicos, los no-lugares e incluso los espacios vacíos. Ámbitos geográficos que componen la nueva realidad social –aquella que basábamos en la individualidad- y que se conforman con lugares, otros en los que la vida desarrolla una parte X del tiempo de vivir: de paso, de consumo, de no permanencia, de simulaciones… “(…) nunca antes los no-lugares han ocupado tanto espacio” (Bauman, 2012:111), suertes de tierras de nadie pobladas en exceso pero en las que nadie permanece. Estas ciudades de la modernidad crecen en torno a la nada, desafiando al miedo a lo externo, a lo desconocido, quizás la vuelta del calcetín de siglos de fabricar ciudades dentro de murallas. Y conviviendo con ello ataques terroristas, robos a mano armada, atracos en el metro, gente llorando, viviendo en cajeros automáticos, gente sin nombre, que hace tener miedo…, y el ciudadano sólo desconfiando de todo busca su lugar apartado en el que disfrutar de su propia soledad segura.

A todo ello se une una cierta prisa por la inmediatez, dada por el deceso de la relación entre el tiempo y el espacio. Todo ocurre de manera inmediata: los correos tardan segundos en atravesar el planeta, los twitts informan en “tiempo real” y desbancan con sus ciento cuarenta caracteres a la sesuda interpretación de la noticia plasmada en una página del periódico matutino, y el dinero es escupido por el cajero automático cuando pulsamos la tecla verde. Gente con prisa crea situaciones de urgencia. Todo ello superando los modelos anteriores en los que había que recapacitar, rellenar un formulario, pegar un sello, o hacer cola en un banco para que un cajero no-automático fuera a la caja fuerte y contara los billetes.

El manejo de Internet otorga nuevas miras, novedades en la forma de pensar, de estructurar el trabajo intelectual. En este proceso de cambio continúo e imparable habrá que cuestionarse quiénes son los que ganan, pero aún más importante es saber quiénes son los perdedores, argumentos que han provocado enfrentamientos y correspondencias de poder. Hace ya algunos años Daniel Bell en su obra “El advenimiento de la sociedad post-industrial” aludió a cinco planos, por los que la tecnología opera grandes transformaciones; fortaleciendo la productividad, racionalizando en beneficio de la eficiencia y optimización, el brote de un nuevo sector social, una innovación que ha revolucionado los transportes y las comunicaciones y por último transformación del pensamiento, tendiendo a modificar incluso “las percepciones del espacio y el tiempo, permitiendo visiones diferentes y hasta ahora inéditas sobre planos perspectivas y nociones diferentes de la velocidad, el tiempo, etc.” (Tezanos, 2008:59). Para la lógica de la eficacia y eficiencia no importa el cómo sino a qué precio.

El vínculo entre el individuo y el espacio público se redimensiona adquiriendo una nueva plasticidad y desarrollándose en una serie de estructuras y de cambios que por ejemplo Beck, desarrolla como el apartamiento de la identidad social, disipando sus rasgos distintivos, tanto en términos de auto compresión como en su interrelación, las desigualdades siguen existiendo pero redefinidas. El tiempo y el espacio dependen de si las otras personas están presentes temporal o espacialmente, lo primordial ya no es la interacción cara-a-cara. Sin embargo, unos sistemas sociales se extienden en el tiempo y el espacio, mientras otros dejan de estar presentes. Tal como afirma Giddens, la cuestión sociológica fundamental del orden social “depende del grado de integración de los sistemas sociales en el tiempo y en el espacio” (Ritzer, 2010:483). Pero qué queda cuando las estructuras que creíamos sólidas e impertérritas se desvanecen, qué resulta de esa desintegración.

martes, 18 de febrero de 2014

UNA APROXIMACIÓN A LA MODERNIDAD LÍQUIDA DE ZYGMUNT BAUMAN Parte 2


En este ensayo se propone elaborar una aproximación al texto Modernidad Líquida de Zygmunt Bauman -Polonia, 1925-. Para ello se desarrollará un análisis de esta obra a través de los cinco paradigmas que ordena el autor en la solidificación de lo liquido: Emnancipación, Individualidad, Espacio/Tiempo, Trabajo y Comunidad. Se realizará en constante diálogo con otros autores, incluyendo mi propia argumentación sobre los asuntos tratados, tal como se establece en las orientaciones que se encuentran en la guía de estudio de la asignatura.

2. Individualidad

Efecto de esa emancipación se pasa a un estado de individualidad desconocido a través de los siglos. Enseñados los miembros de la sociedad a obedecer órdenes y seguir rutinas prefijadas se entra en un paradigma cuasi opuesto, en el que la decisión parte del individuo analizada bajo el espíritu crítico, que desarma aquel patrón de manipuladores y manipulados de antaño. Siglo XX, con las teorías del fordismo, son la base de análisis para todo el cambio producido. Ese capitalismo pesado estableció cadenas de producción hasta en la manera de pensar, manipuladas por individuos calculadores y delimitadores de las libertades personales de sus pares.

Durante todos esos años, los que funcionó ese modelo, las ideas, las formas de pensar iban estrechamente aparejadas a las maneras de actuar, no tomadas de una libertad individual, sino trazadas para grupos grandes de personas. Los ejemplos del antes y después de estos modelos capitalistas, el pesado y el liviano de la actualidad, comparan la posibilidad de trabajar en una cadena de montaje de Citroen o de Ford con trabajar como programador en Microsoft. Puestos parecidos pero diferentes en pesadez, uno podría ser definitivo, aportaba seguridad al trabajador y seguridad a la fábrica, el otro aporta levedad, inconstancia, el trabajador no establece vínculos de interés con su propio trabajo y la fábrica no pierde porque no deposita valor a largo plazo en ese individuo. Se va uno y viene otro, la cadena no se detiene. Bauman compara la realidad actual con un buffet de un restaurante donde las posibilidades son enormes. Es el comensal el que debe, desde su propia individualidad, asumir los riesgos, tomar decisiones, elegir. Y si se equivoca, el error sólo le pasará factura a él: “(…) con el exceso de oportunidades, crecen las amenazas de desestructuración, fragmentación y desarticulación” (Bauman, 2012:25), cita el autor a Yves Michaud.

Esta nueva circunstancia abre un abanico de dudas. Las luchas por la libertad individual que se siguieron a lo largo de siglos condenan ahora al individuo a serlo. Esa libertad no ofrece una cartografía estable del futuro, y todo se convierte en un mero proyecto sin solución de continuidad. Desaparecen los currículos, desaparece el sentido de currículum vitae, de camino de la vida, en favor de una inmediatez casi efímera. Los otros estamentos se dispersan también: familia, escuela, colegio, estado.

La individualización se ha estado desarrollando paulatinamente y es difícil hacer un pronóstico en cuanto a su plasmación en una nueva disposición social, así lo afirma el sociólogo alemán Ulrich Beck. El individualismo se relaciona con el redescubrimiento de la vida privada, de la pluralidad de los estilos de vida. Una concepción atomista, la suma de individuos en el mundo social, la antítesis de la sociedad de clases prevista por Weber, o en la visión marxiana de una sociedad sin clases, donde las personas se inclinan a verse simplemente como individuos y no como parte de una clase social. Una identidad que se apoya por su estatus como consumidores por ejemplo, con la llamada apocalíptica “fin de las clases” de Jan Pakulski y Malcom Waters. La estratificación marcada por el consumo cultural y no por la posición de clase dentro de la división del trabajo, una sociedad en proceso de transición con unas características bien delimitadas de esta cultura moderna como son “la diferenciación, la racionalización y la mercantilización” (Giménez, 2004:20).

El sociólogo y economista norteamericano Jeremy Rifkin escribía ya a principio de este siglo, “una gran transformación está ocurriendo en la naturaleza del capitalismo. El viaje del capitalismo está terminando en la mercantilización de la cultura humana en sí misma (…)” (Köster, 2008:105). La época contemporánea es la de la globalización, la del “capitalismo planetarizado, de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación” (Lipovetsky, 2008:55) como subraya el filósofo y sociólogo francés Lipovetsky y que éste denomina como la “hipermodernidad”, la técnica en el sentido que le daba Heidegger, es decir, el universo técnico-científico, el universo de la contabilidad generalizada, aquél que utiliza los mismos símbolos, el mismo sistema de valores, por tanto, la racionalidad operativa.

Se ha convertido en el elemento estructurante que se “filtra en todas las dimensiones de vida social, cultural e individual” (Lipovetsky, 2008:57). Y como bien lo señala este autor, nos encontramos con la cristalización del “homo consumericus” (Lipovetsky, 2010:120), el consumo sin freno que concluye como la nueva espiritualidad consumista sin fronteras. Un nuevo principio ético que trae la modernidad, como felicidad –paradójica- de la vida en presente que ha reemplazado a las expectativas del futuro histórico y el hedonismo a las militancias políticas; la fiebre del confort ha suplantado a las pasiones nacionalistas y a las utopías revolucionarias. Quizás los últimos acontecimientos que aplastan a la ciudadanía, puedan rezumar viejas pretensiones de cambio, de una sociedad algo anestesiada por momentos domesticada, pero muy recelosa con todos los poderes.

En este capitalismo globalizado y fagocitador sin límites, las relaciones de poder resultan mucho más inestables y menos reproducibles ya que sus fuentes aparecen inherentemente asociadas a las características humanas “más naturales” como son el riesgo o el miedo y que son “menos atributos de las estructuras y las organizaciones y más de los individuos” (Köster, 2008:120). Como toda forma de poder pone en marcha su mecanismo de perpetuación, podemos advertir un mundo potencialmente más poroso al cambio social y donde emerge un discurso moralizador que protege una cultura marcadamente neoliberal, estamos asistiendo a procesos contradictorios, confusos y equivocados. Bauman señala que el atributo de este proceso se asocia en nuestros días a un “destino inexorable; con los efectos secundarios, imprevistos y no planeados, de la globalización negativa. “(…) Una sociedad abierta es una sociedad expuesta a los golpes del destino” (Bauman, 2010:16).

domingo, 4 de diciembre de 2011

"Este capitalismo no da respuestas a la crisis"

Hoy les copio una entrevista publicada ayer sábado 3 de diciembre en el diario Público. Una entrevista realizada por Guillermo Malaina a Ulrich Beck, sociólogo alemán, profesor de la Universidad de Munich y de London School of Economics. Publicación de la entrevista aquí.


Ulrich Beck (1944), sociólogo alemán, profesor de la Universidad de Múnich y de la London School of Economics, estudioso de la globalización y creador de conceptos como la "sociedad del riesgo", ofreció el pasado jueves en el Museo Guggenheim de Bilbao una conferencia dentro del foro Zientzia Foroa, promovido por Ikerbasque y Jakiunde.
¿Los estados, las élites económicas, los pueblos... están preparados para asumir la globalización?
Beck, el pasado jueves en Bilbao. Humberto Bilbao
Creo que no. No se ha entendido realmente la globalización, incluso para los sociólogos es muy difícil de entender. La principal unidad de los procesos políticos eran los estados-nación y ya no es así. Ahora debemos tener en cuenta cómo viven los habitantes de distintas partes del mundo porque forman parte ya de nuestros conflictos diarios, pero no estamos todavía preparados para entenderlo.
Plantea que el actual ordenamiento político de los estados tradicionales no es adecuado para responder a la crisis económica. ¿Cómo debe reordenarse para que sea efectivo?
Es una pregunta importante, pero muy complicada. Los esfuerzos de los estados nacionales no son suficientes para encontrar soluciones ante problemas como el cambio climático, la crisis del euro o la crisis mundial financiera... Hay una verdad importante: esto no lo puede hacer uno solo, debe haber cooperación. El capitalismo se ha convertido en algo ilimitado, y ahora estamos en una situación en la que generamos riesgos globales cuya solución resulta imposible a través de los medios del Estado-nación. Esta es una nueva situación histórica. Hay que ir hacia adelante, y eso pasa por establecer formas de coope-ración entre estados, pero también entre ciudades a nivel mundial, regiones, entre distintas unidades... El Estado puede legitimarse, además, cooperando con la sociedad civil, porque esta plantea nuevas cuestiones y pide la participación de los ciudadanos. Esta otra cooperación es una nueva manera de legitimar a los políticos.
¿Se puede seguir hablando en el siglo XXI del capitalismo como un sistema garante?
La tecnología no es la única que genera problemas. El capitalismo genera sus propios riesgos. Por ejemplo, el tema de Lehman Brothers, que fue el inicio de la crisis financiera, es un poco lo que fue Chernóbil con la energía nuclear. Necesitamos tiempo para darnos cuenta de esto. En cierto modo, la nueva versión liberal del capitalismo no da respuestas a estas situaciones de crisis.
Usted defiende el cosmopolitismo como vía de solución, pero ¿cómo puede llevarse a la práctica?
Esa es una de las grandes preguntas. Quizá surja un nuevo principio político. Yo le llamo cosmopolitismo, porque nos enfrentamos a riesgos globales. Y cabe decir: o cooperamos o fracasamos. La idea importante es que necesitamos un marco de referencia donde la gente esté orgullosa de formar parte de una tradición y, a la vez, esté abierta a otras. Esto no se opone totalmente a la idea del nacionalismo, pero lo cambia. Tenemos una tradición nacional, que es importante, pero no es suficiente. Hay que relacionarse con los demás.
¿Su planteamiento no puede resultar utópico ante el modelo actual, dominado por los intereses de los mercados y el modelo tradicional de Estado-nación?
Le voy a dar la vuelta. El nacionalismo es la utopía. El nacionalismo en el siglo XIX era la idea realista, pero ahora es irrealista. Es imposible vivir uno solo. La única perspectiva realista es que tus tradiciones nacionales se relacionen con las demás. Es la única manera de solucionar tus propios problemas nacionales. Hay que reinventar la democracia a todos los niveles en Europa. Muchas de las decisiones no se toman ya a nivel local, sino a nivel europeo o en grandes empresas de distintas partes del mundo. Esto significa que la mayor parte de las decisiones va más allá de la participación, más allá de la democracia. Así que hay que reinventar la democracia a nivel transnacional. Tenemos que pensar qué tipos de elementos de la democracia tradicional se pueden utilizar para que aquellos que toman las decisiones a nivel mundial sean responsables. Y creo que esto es realismo, no idealismo.


martes, 2 de noviembre de 2010

Comentario texto Ulrich Beck, La individualización. Texto original


Para finalizar y al hilo de mi entrada del pasado sábado 30 de octubre, este es el texto de Ulrich Beck y M. Beck, del libro La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas, Barcelona, Paidos, 2002, pág. 95 y siguientes, de donde trabajé mi comentario personal según instrucciones del equipo docente:

“La extensión del trabajo debe ser un texto de entre 500 y 1000 palabras.
Debe indicarse en él: El tema de referencia, explicar los argumentos del autor y exponer argumentos propios a favor o en contra de las proposiciones realizadas por el autor sobre la cuestión tratada”.

Recuerdo una vez más, que este trabajo era el indicado para el curso pasado, pero como estuvo colgado en la guía de la asignatura los primeros días del curso Introducción a la Sociología I en la plataforma ALF de la UNED en Grado de Sociología, lo hice. Ahora me he encontrado que lo han cambiado, por un texto de José Félix Tezanos.

“Hacia una sociedad de empleados individualizada”

Ulrich Beck
Sin duda abundan los intentos por desarrollar nuevos agrupamientos sociales, pero, por muy fuertes que sean las convulsiones producidas por éstos, se caracterizan invariablemente por el hecho de estar también expuestos a un ímpetu individualizador constantemente renovado. El barco de laindividualización navega a toda vela y no está nada claro cómo se podrá crear una nueva y duradera disposición social, comparable a las clases sociales en cuanto a la profundidad de su penetración. Por el contrario, en un futuro inmediato, es muy probable que, para hacer frente al desempleo y a las crisis económicas, aparezcan unas innovaciones sociales y tecnológicas que den una nueva oportunidad a los procesos de individualización, en particular con respecto a una mayor flexibilidad en las relaciones del mercado laboral y a las nuevas regulaciones sobre el horario laboral. Pero esto se puede aplicar también a las nuevas formas de comunicación. Estas revoluciones tecnológicas y sociales, que o bien están por venir o bien ya están en pleno funcionamiento, desencadenarán una fuerte individualización en los estilos de vida.
Si esta valoración es correcta, ganará en importancia una variante de la estructura social que no previeron ni Marx ni Weber. La sociedad de clases resultará casi irrelevante al lado de una sociedad de empleados individualizada. Tanto los rasgos característicos como los peligros de dicha sociedad están resultando cada vez más evidentes. En contraste con la sociedad de clases, que se define esencialmente en términos de tradición y cultura, una sociedad de empleados debe definirse en términos de ley laboral y de categorías sociopolíticas. El resultado es una fase especial de transición, en la que unas desigualdades persistentes o intensificadoras coinciden con elementos de una sociedad posclasista individualizada que ya no es tradicional (y que no tiene ningún parecido con la visión marxiana de una sociedad sin clases). Esta sociedad transicional se distingue por una serie de estructuras y de cambios característicos.
En primer lugar, los procesos de individualización privan a las distinciones de clase de su identidad social. Los grupos sociales pierden sus rasgos distintivos, tanto en términos de autocomprensión como en relación con otros grupos. También pierden sus identidades independientes y la probabilidad de convertirse en una fuerza política formadora...
En segundo lugar, las desigualdades no desaparecen, ni mucho menos. Simplemente, se redefinen en términos de individualización de los riesgos sociales. El resultado es que los problemas sociales se perciben cada vez más como disposiciones psicológicas: como inadecuaciones personales, sentimientos de culpa, ansiedades, conflictos y neurosis...
En tercer lugar, a la hora de hacer frente a los problemas sociales, la gente se ve obligada a establecer alianzas políticas y sociales. Sin embargo, éstas no tienen porqué seguir un único paradigma, como, por ejemplo, el modelo clasista. El aislamiento de las vidas privatizadas, protegidas contra todas las demás vidas privatizadas, puede quedar en agua de borrajas como consecuencia de acontecimientos sociales y políticos y de fenómenos de índole más heterogénea. Por ejemplo, se hacen y deshacen coaliciones temporales entre diferentes grupos y diferentes campos según la cuestión concreta que se dirima en cada situación particular...
En cuarto lugar, los conflictos permanentes tienden a surgir paralelamente a las características adscritas, que ahora se relacionan más que nunca con la discriminación. La raza, el color de la piel, el género, la etnicidad, la edad, la homosexualidad, la incapacidad física: éstas son las principales características adscritas. En las condiciones de la individualización avanzada, tales desigualdades sociales cuasinaturales propician el desarrollo de unos efectos de organización completamente específicos. Éstos tratan de ganar musculatura política centrándose en la ineluctabilidad y permanencia de dichas
desigualdades, así como en su incompatibilidad con el principio del éxito, en su tangibilidad y en el hecho de que – como resultado de su visibilidad directa – hacen posible procesos de identificación sociales e individuales. Al mismo tiempo, el destino individual aparece determinado cada vez más por las tendencias económicas y por la necesidad histórica, por así decir; por ejemplo, por las crisis o booms económicos, el numerus clausus en las universidades y profesiones, el número de cada vez mayor de los pertenecientes a un grupo de edad y así sucesivamente.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Comentario texto Ulrich Beck, La individualización. Tercera Parte

Henry P. Fairchild
Coincido que las desigualdades y conflictos permanecen enquistados, y sin duda los movimientos económicos afectan a todos, siempre lo han hecho y lo harán. ¿Estamos frente a un contraste entre el individuo y la sociedad?. Ely Chinoy en su libro La Sociedad, considera <<la individualidad, no es un rechazo de la sociedad y sus exigencias, sino es en gran medida un producto de la vida social>> (1961:368). Y continúo formulando preguntas, ¿realmente ninguna sociedad está integrada? ¿es el individualismo un fenómeno, o es parte inherente del conglomerado social?. Simmel afirma <<el ego puede llegar a ser más claramente consciente de su unidad, en la medida en que se vea más obligado a reconciliarse consigo mismo dentro de una diversidad de grupos de intereses>> (1961:368). Podemos estar pues ante una actitud, un posicionamiento deliberado, una conducta que podría explicarse en términos de una teoría de la naturaleza humana. Puede estar enlazado con los principios del hedonismo, el interés de libertad contractual, la iniciativa individual, el <<laissez faire>> (1944:152) como manifiesta Henry P. Fairchild en su “Diccionario de Sociología”.  Tom Campbell en su obra “Siete teorías de la sociedad” separa el individualismo en descriptivo y valorativo, los intereses, deseos y felicidad del individuo frente a los individuos sin adhesión a los valores del individualismo competitivo, desde la <<ideología liberal>> de Thomas  Hobbes o de Adam Smith, antagónica del individualismo socialista que enfatiza la naturaleza sustancialmente cooperativa de la <<autorrealización humana>> (1985:51, 52) de Emile Durkheim.
“Robinson Crusoe” de Daniel Defoe, es la historia de un hombre a quien la tempestad arroja a una remota isla deshabitada, y sobrevive en la más absoluta soledad, durante veintiocho años. Pero Crusoe no puede continuar estando solo, y es cuando encuentra a un caníbal. Y prefiere enfrentarse a un semejante con costumbres muy alejadas de las suyas. ¡Todo, antes que seguir en soledad!

Bibliografía:
Beck, Ulrich – La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad – Paidós – 1986
Campbell, Tom – Siete teorías de la sociedad – Cátedra - 2007
Chinoy, Ely – La sociedad. Una introducción a la Sociología - Fondo de Cultura Económica - 2003
Fairchild. Henry Pratt – Diccionario de Sociología – Fondo de Cultura Económica - 2010
Giddens, Anthony – Sociología – Alianza - 2006
Giner, Salvador, de Espinosa,  Torres – Diccionario de Sociología – Alianza – 2006

domingo, 31 de octubre de 2010

Comentario texto Ulrich Beck, La individualización. Segunda Parte

Las desigualdades hacen que en las condiciones de la individualización avanzada, evolucione a unos efectos de organización totalmente peculiares. Éstos intentan obtener rédito político centrándose en la inevitable estanqueidad desigualitaria, como en su fracaso en su cristalización en los procesos de identificación sociales e individuales.
Zygmunt Bauman
Sin duda, existe mucha teoría sobre el individualismo y me gustaría citar al menos algunas hipótesis; el propio Ulrich Beck con su trabajo “La Sociedad del riesgo”, que manifestaba; <<un proceso de individualización obedece a la modernización, garantizado por el Estado del bienestar, destradicionaliza las formas de vida originadas por la sociedad industrial. La generalización de la sociedad del mercado de trabajo que asegura el bienestar disolviendo los fundamentos sociales de la sociedad de clases y la familia nuclear>> (1986:199). Algo más tarde el sociólogo Zygmunt Bauman (Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010) afirmaba en su libro “Liquid Love” (2003) que en un mundo de <<individualización generalizada>>, las relaciones son una bendición ambivalente: son fuerzas que presionan en sentidos contrarios; deseo de libertad y de individualismo, contra el de estrechar lazos afectivos. Emile Durkheim se refiere a un <<culto al individuo>> legatario de los derechos individuales y Georg Simmel en su distinción del individualismo del siglo XVII en su batalla por la igualdad y el XIX, enaltecedor de la particularidad y la diferencia.
Los procesos de globalización, las transformaciones en la economía, la política y la tecnología han marcado ostensiblemente, según Beck, el destino individual, delimitado y afectado cada vez con más fuerza, por los avatares de las crisis globales, las limitaciones ocupacionales, el incremento en la filiación a un grupo de edad, etc. Unos efectos que actúan en el ámbito privado, y que ante la emergencia de este fenómeno, los seres humanos han de desplegar su propia identidad.
Planteemos una hipótesis; Juan posee un tele trabajo en su domicilio, estudia en una universidad a distancia, realiza sus compras on-line y es suscriptor digital de su periódico favorito. Mantiene encuentros con sus amigos en Internet, y tramita con su firma electrónica, multitud de gestiones bancarias y fiscales. ¿Es Juan apático o indolente con su entorno? ¿podrá participar e interaccionar activamente? ¿tendrá una postura crítica? ¿ciertamente estamos asistiendo a una nueva expresión del individualismo, de la perdida de rasgos caracterizadores, del aislamiento?.

sábado, 30 de octubre de 2010

Comentario texto Ulrich Beck, La individualización. Primera Parte


Esta es la primera parte del comentario que hice del texto de Ulrich Beck y M. Beck, del libro La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas, Barcelona, Paidos, 2002, página 95 y ss. Este trabajo estaba propuesto en la guía del curso Introducción a la Sociología I para el Grado de Sociología y CCPP en la UNED, que estuvo colgada en la plataforma ALF en los primeros días del comienzo del curso 2010/11. Ahora bien, esa guía era del curso pasado y entendí, que teníamos que realizar también este curso dicho trabajo. No ha sido así, al parecer, pues ahora es un texto del profesor Tezanos. En cualquier caso, como el trabajo lo trabajé, quiero compartirlo con todos/as.

Ulrich Beck
Ulrich y M. Beck afirman que la individualización está desarrollándose progresivamente y es difícil hacer un pronóstico en cuanto a su plasmación en una nueva disposición social. El individualismo se relaciona con el redescubrimiento de la vida privada, de la pluralidad de los estilos de vida. Una concepción atomista, la suma de individuos en el mundo social, la antítesis de la sociedad de clases prevista por Weberindividualismo religioso al ascetismo intramundano y al capitalismo- y Marxen su visión de una sociedad sin clases-, donde las personas se inclinan a verse simplemente como individuos y no como parte de una clase social. Una identidad que se apoya por su estatus como consumidores por ejemplo, con el apocalíptico <<fin de las clases>> de Jan Pakulski y Malcolm Waters; una estratificación marcada por el consumo cultural y no por la posición de clase dentro de la división del trabajo. 
El individualismo es un fenómeno moderno que redibuja las nuevas sociedades tecnológicas. Tocqueville en 1840 ya definía su sentido sociopolítico; <<los americanos combatieron el individualismo, el fruto de la igualdad, con la libertad, y vencieron>>. Una apatía generalizada en la nueva sociedad moderna, caracterizada por una domesticidad paulatinamente absorbente, una sociedad de empleados post-clasista individualizada en términos de ley laboral y de categorías sociopolíticas, dicotómica de la tradicional y cultural sociedad de clases, de la pretérita visión marxiana. El vínculo entre el individuo y el espacio público se redimensiona adquiriendo una nueva plasticidad y desarrollándose en una serie de estructuras y de cambios que Beck desarrolla como:

·  Apartamiento de la identidad social, disipando sus rasgos distintivos tantos en términos de auto compresión como en su interrelación.
·   Las desigualdades siguen existiendo pero redefinidas.
·   Se constituyen asociaciones temporales políticas y sociales, según acontecimientos, pero no como único modelo paradigmático.
·   Conflictos estables relacionados con la discriminación concomitantes con la raza, color de la piel, género, la etnicidad, edad, homosexualidad, incapacidad física, etc.