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jueves, 26 de junio de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 31

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

3.1. "Tokenismo" o mujeres símbolo

Cuando en grupo se produce una mayoría casi total de varones y una minoría casi total de mujeres tiene lugar una dinámica determinada entre aquellos que dominan numéricamente y las que Kanter denomina «token women» (mujeres símbolo) y García de León denomina «élites discriminadas», aludiendo a mujeres pioneras que ingresaron en la cúspide profesional minoritariamente a partir de los ´60. Cuando dos grupos con diferente bagaje entre sí interactúan socialmente se produce un fenómeno de aculturación, por el que el grupo con menor poder se incorpora, se «suma» inevitablemente a la cultura del grupo con mayor poder (García de León).

Simmel habló de la «cultura femenina» en referencia a las cualidades distintivas que poseían las mujeres. No mencionaba la «cultura masculina» pues esta era la universal, y las mujeres son las que se diferencian del modelo. Manifestaba en el momento del movimiento sufragista que si bien las cualidades femeninas las hacían diferentes a los varones, no por ello eran inferiores, pero nunca planteó la posibilidad de que las mujeres pudiesen atravesar la barrera de mundo masculino (poder implícito). Actualmente la situación ha cambiado: en primer lugar las mujeres se han incorporado por la vía de la inserción profesional al mundo masculino; en segundo lugar, por cuestión de carencia de poder, deberán adaptarse indefectiblemente a dicho mundo; por último dadas ciertas condiciones por ejemplo de número, la «cultura superior» relativa al grupo poderoso, acabará «contaminada» por la cultura de los dominados, sólo que en mucha menor medida a corto plazo y de manera mucho más asistemática que a la inversa. La contemporánea asimetría de poder, traducida normalmente en términos numéricos, produce permeabilidad entre los dos modelos culturales si bien en condiciones desfavorables para los miembros del grupo dominado esto es también minoritario.

Podemos clasificar en dos grandes sectores la respuesta de las mujeres ante esta difícil situación:

  • "Síndrome de la abeja reina" correspondiente al "síndrome del becario desclasado" (Amorós), desmarcándose del resto de las mujeres que (aún) no han llegado.
  • Postura solidaria: crean conciencia social y contribuyen a que se llegue a la masa crítica.

La élite femenina se encuentra aislada, tanto de la élite masculina de quién depende su legitimación interina y precaria, como de la masa femenina que no ha podido incorporarse a esas parcelas de poder (García de León), dinámica creada a partir de la interacción de grupos de diferentes sexos con una diferente categoría social o estatus.

Kanter destaca tres fenómenos asociados a las «mujeres símbolo». Estos 3 fenómenos generan, a su vez, diversas actuaciones o percepciones por parte de las mujeres:

a) La visibilidad: las mujeres atraen una atención desproporcionada sobre sí mismas sin proponérselo.

produce: presión en su actuación ya que: se sienten observadas; saben que lo que hacen va ser considerado y generalizado como lo que «hacen todas las mujeres» lo cual genera "sobrecarga de identidad" (Doeuff) o la "sobrerrepresentación" (García de León); notan que se da demasiada importancia a su apariencia física; perciben que si lo hacen demasiado bien pueden dejar en evidencia a algunos de los dominantes.

respuestas:

Necesidad de mostrar la excelencia: el superlogro, la necesidad del sobrerrendimiento mientras que un hombre mediocre puede alcanzar fácilmente un éxito mayor; tener que mostrar fortaleza psíquica extraordinaria y constante (no débiles); el sobreesfuerzo en trabajo para contrarrestar el excesivo interés por la apariencia física; intento de limitar la propia visibilidad para pasar inadvertidas (vestimenta masculina como señal de adaptación al mundo masculino); pretensión de minimizar los éxitos para no parecer que compiten ni destacan más que los hombres.

La realidad muestra la existencia de un temor a destacar frente a los varones para evitar problemas que rebate el estereotipo del «miedo al éxito» por parte de las mujeres.

b) La polarización: las diferencias entre las unas y los otros son exageradas por ellos.

produce: un estrechamiento de los lazos entre los dominantes para recordar a la mujer símbolo que es diferente, no es una de ellos, es una extraña, por ello se le deja fuera de ciertas redes informales. Al ser la mujeres demasiado pocas no pueden crear una subcultura que contrarreste estos fenómenos, así que se ven limitadas a responder.

respuestas:

-aislamiento: mujeres en posición de liderazgo se hallan aisladas de la élite masculina y de la masa  de mujeres.
-lealtad: mostrada por medio de dejar pasar o participar en comentarios o chistes que reflejan actitudes estereotipadas hacia las mujeres en un intento de ser aceptadas.
-excepcionalidad: pretendiendo integrarse por la vía de ser consideradas excepciones a su sexo, en el citado síndrome de la abeja reina, mostrando prejuicios hacia otras mujeres.
Sea cual sea la respuesta adaptativa aparecerán las relaciones de doble vínculo: los únicos valores aceptados son los asociados típicamente con la masculinidad: asertividad, competitividad, orientación al logro o auto propaganda, rechazándose los femeninos tal como expresión de emociones y circunstancias personales. Ambas posturas son negativas, tanto si la mujer adopta los primeros valores como conformarse con el rol atribuido a la mujer. En la labor directiva son tachadas de excesivamente duras catalogadas de viriles o poco femeninas, blandas por falta de autoridad o capacidad de mando atribuyendo una imagen hiperfemenina, lo que conduce a un déficit simbólico muy difícil de superar.

c) La asimilación: los atributos de la minoría se distorsionan para que encajen en las ideas preconcebidas acerca de su sexo.

produce: diversas trampas de rol como consecuencia de los estereotipos que se aplican a las mujeres.

respuestas:


Adopción de respuestas típicas por parte de algunas mujeres: papel de madre, seductora, mascota,  dama de hierro, que en ningún caso corresponden al de las mujeres como individuos puesto que la individualización se la autoatribuyen los varones.

lunes, 23 de junio de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 28

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

Resumen
Existe un tope invisible que impide a las mujeres llegar, en el terreno público, donde están los hombres. Es lo que se ha denominado techo de cristal, que oculta una discriminación indirecta, no reflejada en las leyes y que se mide por los resultados diferenciales. Ello es lo que justificaría las acciones positivas y la paridad. Partimos de desigualdades reales sustantivas entre hombres y mujeres en cuanto al acceso a los recursos, el poder de los amigos, el tiempo disponible y los modelos de socialización. Para contrarrestar las desigualdades entre miembros de grupos con diferente poder social se han utilizado, en primer lugar, las acciones positivas, cuyo objetivo es de desmasculinizar los sistemas de cooptación existentes; más recientemente, se acuñó el término de democracia paritaria tras la constatación de que, en democracia, los números cuentan: se necesita una masa crítica, es decir, incrementar la cantidad relativa de mujeres para lograr un cambio cualitativo en las relaciones de poder, objetivo de ambas iniciativas.

Introducción
En las democracias occidentales contemporáneas existe una igualdad formal (igualdad en las leyes). En España se ha sufrido un retraso debido a la dictadura franquista; estos 25 años de democracia se ha caminado hacia la igualdad, aunque nos hallamos todavía muy lejos de la igualdad real entre mujeres y varones.

La presencia más numerosa de la mujeres en política ha sido posible  gracias a las cuotas primero y posteriormente a la aplicación del principio de paridad por parte de algunos partidos a partir de los años ´90, aún así sigue existiendo desigualdad entre sexos resultado de una discriminación latente, no escrita como sucedía en épocas anteriores. Este hecho da sentido a los movimientos actuales de mujeres y a las políticas públicas que en los países avanzados se siguen llevando a cabo, vía institutos de la mujer, ministerios ad hoc y sucesivos planes de igualdad de oportunidades.


1. Proporción numérica y poder social diferencial entre grupos

En democracia los números cuentan. Existe un déficit cuantitativo en cuanto al número de mujeres que participa en los órganos de poder político y administrativo o en las altas jerarquías del mundo del trabajo. A partir de una cantidad o proporción dada la cantidad produce formas cualitativas nuevas; es capaz de producir cambios significativos en toda la organización social.

El sociólogo Georg Simmel, resaltó la forma en que el tamaño de un grupo determina su dinámica interna. En forma complementaria, destacó cómo el tamaño de los grupos influye en la dinámica social. Pero se refirió a números absolutos, a grupos grandes o pequeños en relación con el todo social, no examinó la  interacción entre grupos de diferente tamaño. La socióloga estadounidense Rosabeth Moss Kanter, analizó la interacción entre hombres y mujeres en el mundo organizativo de la empresa.

Se ha acuñado el término "techo de cristal", «tope invisible que impide a las mujeres llegar donde están los hombres» (Gallego) u obstáculos que no permiten la participación de las mujeres en pie de igualdad con los varones. Amelia Valcárcel lo define como conjunto de prácticas y maniobras que dan como resultado que las mujeres sean desestimadas por los sistemas de cooptación. Existen dos mecanismos principales de acceso, tanto a la trama organizativa del poder como a la administración pública y al mundo laboral en general:

- Libre concurrencia: acceso a través de una selección objetiva;
- Cooptación: la promoción depende de la designación.

Aunque la discriminación resulta más manifiesta en el segundo de los casos, existe una discriminación indirecta en la primera. Bajo el techo de cristal lo que se oculta  es unas discriminación de este tipo, siendo la más frecuente ya que la directa está prohibida por la Constitución y las leyes y resulta de más fácil denuncia. La discriminación indirecta se mide sobre todo por los resultados diferenciales, sobre la que se sustenta la presunción de dicha discriminación y sería la base jurídica para el planteamiento de las acciones positivas.

La conciencia de la importancia de la proporción de los números entre miembros de grupos con diferente poder social condujo, en primer lugar al planteamiento de las cuotas en el seno de los partido políticos, dado que se achaca al sistema de cooptación existente parte de la inaccesibilidad de acceso de las mujeres a lugares de decisión, las acciones positivas y las cuotas se proponían como medios para lograr un objetivo de control dentro de los sistemas de cooptación a fin de lograr su desmasculinización.

En un segundo momento se llegó a la idea de democracia paritaria como un derecho más de ciudadanía, el derecho a la igualdad, a fin de eliminar el «déficit democrático», para conseguir un reparto equilibrado del poder público y político entre mujeres y hombres (40-60% proporción indistinta); «cambiar la estructura de los procesos de decisión con el fin de asegurar la igualdad en la práctica», y elevar así la participación política femenina a cifras igualitarias con los hombres para transformar la práctica política, feminizándola.

Tres tipos de argumentos se esgrimen sobre las razones o la justeza de exigir una democracia paritaria y participación en condiciones de igualdad:

-Argumento ético: estricta justicia democrática, el sistema democrático estará así legitimando. Cambiar la representación supone cambiar en el mundo.
-Argumento unilateralista o pragmático: desperdicio en recursos humanos al no contar con la aportación de la mujer; con mayor sensibilidad, imagen de modernidad que aporta a los partidos y efecto dominó sobre otros partidos en incremento de la tasa femenina de representación.
-Argumento de la «diferencia» que las mujeres aportan al mundo generalizado de las instituciones tradicionalmente masculinas; «la inadecuación del mundo político a las mujeres se resuelve por la cantidad», ya que «la cantidad es calidad cuando se alcanza una masa crítica». Según Dahlerup no todo en cantidad; se define masa crítica a aquella capaz de cambiar los modos de la política para que sea favorable a las mujeres, siendo conditio sine qua non que medien voluntad y alianzas políticas para ello.

Acciones positiva y paridad, son políticas conducentes a la igualdad de oportunidades, cuyo objetivo es la igualdad de condiciones del punto de partida, resultan insuficientes cuando se parte de un desigualdad real sustantiva, aunque la igualdad formal se haya conseguido. Si se aplica simplemente la igualdad de oportunidades, la diferencia entre los dos grupos aumentará con el transcurso del tiempo. En el caso de la democracia representativa, si la variable sexo-género no tuviera relevancia, la proporción de representación oscilaría entre un 60-40% por la aleatoriedad del sistema de elección, pero la realidad es muy distinta.

viernes, 30 de mayo de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 17

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

Desarrollo de la perspectiva sociológica acerca de las minorías


A principios de siglo Robert Park recibe su única instrucción formal en sociología al escuchar las conferencias de Simmel en Berlín.  Luego publica un artículo, donde el término “hombre marginal” era la aplicación al peculiar contexto norteamericano del concepto del “extraño” acuñado por Simmel, concepto útil para el estudio de los cambios culturales y las fusiones provocadas por el intensísimo proceso de inmigración y de conflicto cultural engendrado por dicha inmigración. Simmel describía al “extraño” como alguien próximo y distante a la vez respecto del grupo que, si bien lo considera un elemento de sí mismo al mismo tiempo lo ve como alguien ajeno. Es, entonces, fruto de una “específica forma de interacción” que le confiere algunos rasgos prototípicos, mayor objetividad, libertad, sujeción a mayor movilidad, Simmel lo aplicó específicamente a los judíos. Park por su parte, se refiere al hombre marginal como un “hibrido cultural”, un tipo de personalidad que “vive y comparte íntimamente la vida cultural de dos pueblos distintos”, que no acaba de romper con su pasado y tampoco es aceptado por el nuevo mundo en el que se mueve. Pero Park habla más de un proceso social y que de un tipo de personalidad.

La más amplia exposición de este concepto, se la debemos a Stonequist, quien sostenía que las personalidades marginales aparecen dondequiera que haya transiciones y conflictos culturales, pero las situaciones prototípicas son aquellas en la que aparecen la raza y la nacionalidad. No obstante, como señala Park, la concepción individual que de sí mismo posee el hombre marginal es un producto social, no individual, fruto de la encrucijada en la que se encuentra.

Everett Hugues entiende el concepto como una cuestión de estatus, como un sistema de relaciones sociales, definido por la identificación con una cultura determinada. En ciertas circunstancias, en los procesos de conflicto y ajuste cultural, algunas personas se enfrentan con un dilema, pero ésto les sucede por su pertenencia a ciertos grupos con una determinada definición en su estatus, que incluye unas características bien precisas, las que conocemos como estereotipos. Por tanto, no se trata únicamente de un fenómeno en el que aparece la mezcla de diferentes razas  y culturas, como sería el caso de los negros, sino de dilemas que suceden en situaciones de amplio conflicto y cambio social,  generadoras de una confusión en la identidad social de las personas adscritas a determinados grupos. Éste sería el caso de las mujeres “nuevas”, mujeres  preparadas que acceden a puestos de trabajo en los que su incorporación como colectivo es reciente. Al no contar con una definición de estatus tienen que abrirse paso en un mundo en el cual no reciben el reconocimiento esperado, y esto es debido a su pertenencia al grupo de las mujeres. Esta problemática será tratada con mayor profundidad por algunas sociólogas que en los años 70, comienzan a hablar de las token women, -mujeres que se encuentran en minoría numérica en entornos laborales tradicionalmente reservados a los varones. Estas “pioneras” tendrán que enfrentarse no sólo a un insuficiente reconocimiento de su trabajo, sino a situaciones de especial dificultad por mor de su nuevo estatus profesional.

Otra línea conceptual en el análisis de los grupos minoritarios parte de B. Berreman, quien aplicó la teoría de las castas, originada en la India, a la situación de los negros norteamericanos. Por otra parte, Bertram Coyle, analizó la “línea de color”, toda una institución en el Sur de EE.UU., que suponía una variedad de “casta”, es decir, una institución en la que la gente nace y se supone que permanece toda la vida. Doyle recoge de Herbert Spencer la importancia de la etiqueta en el ritual social como forma de control social. El sistema de casta se sostiene por medio de una elaborada etiqueta que mantiene  a cada uno en su sitio, y que sólo funciona mientras permanece claramente establecida la “distancia social” apropiada para cada grupo. Mientras que los judíos constituyen para Doyle un “grupo minoritario permanente”, la dinámica que mueve a los sistemas democráticos, tiende a reducir el sistema de castas y proporcionar movilidad social a los individuos, en este sentido, el acceso al sistema educativo y la creación de una clase profesional, fueron creando mayores oportunidades de ascenso para los negros,  gracias a lo cual dejaron gradualmente de exhibir las características de una casta y fueron asumiendo las de una minoría. Parecidas pautas de etiqueta rigen para hombres y mujeres y se ligan a un sistema de estratificación, que se ve cuestionado cuando aparece la “rebelión”, como señala Laurel Richardson. Cuando se produce una situación de nueva y amplia movilidad social, como sucedió a partir de los años 60 con las mujeres, las reglas de la etiqueta entre hombres y mujeres, quedan en entredicho como síntoma de que las cosas están cambiando en esas relaciones.

El siguiente paso en el análisis de las mujeres como una minoría lo proporcionó Gunnar Myrdal, que compara el estatus minoritario de los negros con el de las mujeres. La desaparición global de un sistema paternalista para dar paso a uno regido por los valores democráticos impulsados por la revolución industrial cambió el estatus de los negros y las mujeres. Las semejanzas históricas y estructurales entre los negros, en una cultura dominada por los blancos, y entre las mujeres, en una cultura masculina, fueron destacadas por Myrdal. Entre los rasgos comunes señalados por la opinión popular y que recoge el autor están: una inteligencia inferior, una naturaleza emocional primitiva o infantil, una ilusoria habilidad sexual, una adecuación a su estado que corrobora la legitimidad de éste y una manifiesta propensión al engaño y la ocultación. Ambos grupos se ven inducidos a recurrir a las mismas tácticas de acomodación: una forma insinuativa o implorante de agradar a los demás, cierta tendencia a estudiar los puntos débiles del grupo dominante a fin de influir sobre éste, y una apariencia de desamparo e ignorancia bajo la que se oculta un fraudulento deseo de dominio.

Como ya vimos en la definición de minoría de Wirth, y podemos deducir de las enseñanzas reseñadas por Myrdal, la definición de minoría incluye aspectos objetivos y subjetivos: el hecho de la discriminación y la conciencia de la discriminación. En el caso de las mujeres, podemos comprobar que muchas mujeres no despliegan una conciencia colectiva de grupo, aunque las mujeres hoy en día están representando un papel como motor de numerosos cambios sociales. Ello no impide el análisis si se considera que, las mujeres poseen, no obstante, un “estatus de grupo minoritario”, término utilizado para categorizar a las personas a las que se les han negado derechos a los que son acreedoras. Desde el momento en que consideremos que la pertenencia a su sexo no justifica las desigualdades que podemos observar resulta válido pensar que las mujeres ocupan un estatus minoritario en nuestra sociedad.

Pensarlas así permite reflexionar sobre dos aspectos interrelacionados: por una parte, que las mujeres manifiestan a menudo muchas de las características psicológicas imputadas habitualmente a grupos minoritarios autoconscientes. Y por otra, que algunos de estos rasgos pueden ser estrategias conscientes de resistencia a los estereotipos al uso.

Para empezar con la primera cuestión, debemos tener en cuenta que si la concepción acerca de uno mismo, colectivamente hablando, resulta en buena parte un reflejo de como somos vistos y definidos por los demás, la constante reiteración a las mujeres de que son inferiores repercutirá en numerosos rasgos de carácter y actitudes, ya que si definimos algo como real será real en sus consecuencias.

Los análisis clásicos de los prejuicios raciales y étnicos han sido muy iluminadores para ilustrar las diversas formas en que las mujeres son estigmatizadas, si bien  algunas de dichas formas son específicas de las mujeres debido a su especial relación con los varones. Debemos comentar ahora que los prejuicios, así como la discriminación borran aquí sus fronteras. De entre las variantes de la estigmatización podemos destacar según Edwin Schur:

  • Cada mujer es tratada, en primer lugar, como una mujer, como un ejemplo de su categoría; sus cualidades personales y sus logros son secundarios.
  • Las mujeres son vistas como “todas iguales” y por tanto, sustituibles unas por otras
  • A las mujeres, entendidas como las Otras no esenciales, se les impone un estatuto de segundonas, a las que se considera innatamente pasivas, y, en consecuencia, susceptibles de ser tratas como un objeto
  • La subordinación significa que muchas cosas se les pueden hacer fácilmente, acoso, violencia, discriminación
  • Las mujeres pueden ser ignoradas, o descartadas o trivializadas, tratadas como niña o como no personas
  • Su estatus social es visto como conseguido vicariamente a través de los hombres

martes, 8 de abril de 2014

Resúmenes Teoría Sociológica III: Contemporánea Parte 20

En la asignatura Teoría Sociológica III: Contemporánea del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los siguientes resúmenes del libro Teoría sociológica moderna de George Ritzer. MacGraw-Hill 2010, que forma parte de la bibliografía obligatoria de la asignatura.


Teorías del intercambio, de redes y de la elección racional. Teoría del intercambio y conductismo sociológico. Teoría de redes. Teoría de la elección racional. Capítulo 8 (335-378) Tomás Javier Prieto González // Estructuralismo, postestructuralismo y surgimiento de la teoría social posmoderna. Estructuralismo. Postestructuralismo: las ideas de Michel Foucault. Teoría social posmoderna. Capítulo 13 (559-600) Tomás Javier Prieto González // La metateorización sociológica. La metateorización en sociología. La sociología una ciencia multiparadigmática. Hacia un paradigma sociológico más integrado. Apéndice (601-618) Tomás Javier Prieto González

TEORÍA SOCIAL POSMODERNA

Smart  ha distinguido entre tres posiciones posmodernistas:

  1. Es que se ha producido una ruptura radical y que la sociedad moderna ha sido sustituida por una sociedad posmoderna.
  2. Es que aunque se ha producido un cambio, el posmodernismo nace y es continuación del modernismo.
  3. Está la posición que adopta el propio Smart según la cual en vez de considerar el modernismo y el posmodernismo como épocas, debemos verlos como mocimientos implicados en una larga serie de relaciones en la que el posmodernismo no deja de señalar las limitaciones del modernismo.


Es útil distinguir entre los términos “posmodernidad”, “posmodernismo” y “teoría social posmoderna”.

  • La posmodernidad hace referencia ala época histórica que, en general, sigue a la era moderna.
  • El posmodernismo a los productos culturales.
  • La teoría social posmoderna a un modo de pensar diferente de la teorúa social moderna.

Así lo posmoderno incluye una nueva época histórica, nuevos prodcutos culturales y una nueva forma de teorizar sobre el mundo social. Algo nuevo y diferente ha ocurrido en los últimos años que ya no puede ser descrito con el término “moderno” y que esos nuevos desarrolllos están sustituyendo a las realidades modernas.

Existe la creencia de que la era moderna está terminando o ha terminado y que hemos entrado en la nueva época histórica de la posmodernidad.

El posmodernismo, hace referencia al reino cultural donde los productos posmodernos han tendido a sustituir a los modernos. El surgimiento de una teoría social posmoderna y sus diferencias con la teoría moderna. La teoría social moderna buscaba un fundamento racional, ahistórico y universal para su análisis y crítica de la sociedad. Para Marx ese fundamento era el ser-genérico, mientras para Habermas era la razón comunicativa. El pensamiento posmoderno rechaza este “fundacionalismo” y tiende a ser relativista, irracional y nihilista. Los posmodernistas han puesto en cuestión esos fundamentos porque creen que privilegían a unos grupos y degradan el significado de otros, confieren poder a unos grupos y se lo quitan a otros.

Los posmodernistas rechazan la idea de una gran narrativa o de una metanarrativa. Lyotard comienza identificando el conocimiento moderno (científico) con el tipo de gran síntesis (o “metadiscurso”) que hemos asociado con la obra de teóricos tales como Marx y Parsons. Si Lyotard identifica el conocimiento moderno con las metanarrativas, entonces el conocimiento posmoderno implica un rechazo de estas grandes narrativas. Lyotard definió el término posmoderno como la incredulidad en las metanarrativas. El posmodernismo celebra que existan diversas perspectivas teóricas. La sociología ha dejado atrás la era moderna y ha entrado en la posmoderna en su búsqueda de una variedad de síntesis más específicas.

Baudrillard
Mientras Lyotard rechaza la gran narrativa en general, Baudrilllard rechaza la idea de una gran narrativa en sociología. Baudrillard niega la idea general de los social. Esto le lleva a un rechazo de la metanarrativa sociológica relacionada con la modernidad. La teoría social posmoderna defiende el rechazo de las metanarrativas en general y de las grandes narrativas en sociología.

La teoría social posmoderna ha sido producto de pensadores no sociólogos. Se puede considerar parte de la tradición sociológica clásica. Weinstein y Weintein reconocen que se puede defender con fuerza a Simmel como modernista liberal que pofrece una gran narrativa de la tendencia histórica hacia el dominio de la cultura objetiva: la “tragedia de la cultura”. Afirman que también se puede defender igualmente a Simmel como teórico posmoderno. Afirman que modernismo y posmodernismo no son alternativas que se excluyen. Son dominios discursivos con una frontera común. Consideran que Simmel se opone a las totalizaciones: de hecho, tiende a destotalizar la modernidad.

Weinstein y Weintein describen a Simmel como un flauneur, alguien desocupado u ocioso, como un sociólogo que desperdició su tiempo analizando una amplia serie de fenómenos sociales. En su opinión Simmel pasó su vida intelectual planteándose una amplia serie de fenómenos sociales y describiendo unos u otros en función de su humor.

Bricoleur es otro término que se usa para describir a Simmel; es una especie de intelectual habilidoso que construye algo con todo lo que tiene a su alcande. Ensambla todas las ideas a su alcande para arrojar luz sobre el mundo social.

Otro lugar donde buscar indicios de la teoría social posmoderna es entre los críticos de la teoría moderna dentro de la propia teoría sociológica. Una posición clave la ocupa C. Wright Mills:

  1. Mills usó realmente el término “posmoderno” para describir la era posilustrada en la que estábamos entrando.
  2. Mills criticó duramente la gran teoría moderna en sociología, especialmente la practicada por Talcott Parsons.
  3. Mills apoyó una sociología social y moralmente comprometida.

viernes, 29 de junio de 2012

Teoría Sociológica II: Moderna Resúmenes Parte 6


En la asignatura de Teoría Sociológica II: Moderna del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED, algun@s compañer@s realizamos un trabajo coral; resúmenes del libroTeoría sociológica moderna de George Ritzer, bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por tod@s.  Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 Un esbozo histórico de la teoría sociológica: Los años posteriores– Tomás Javier Prieto González // Tema 2 T. Parsons- Ruth Cardedal Fernández // Tema 3 Funcionalismo Estructural, Neofuncionalismo y Teoría del Conflicto- Carolina Judith Rabazo Pérez // Tema 4 Variedades de la Teoría Marxiana– Carlos Catalán Serrano // Tema 5 Teoría de sistemas– Víctor Riesgo Gómez // Tema 6 Interaccionismo Simbólico – Isabel Bermúdez Pérez // Tema 7 Etnometodología- María de los Ángeles de Diego Miravet // Tema 8 Teorías del Intercambio, de Redes y de la Elección Racional - Yolanda Diez Suárez




Desarrollos de la teoría marciana

La teoría marxiana se desarrolló fundamentalmente al margen de la corriente principal de la teoría sociológica. La única excepción fue el nacimiento de la escuela crítica de Frankfurt, escuela inspirada en el marxismo hegeliano. La idea  de la  creación de la Escuela de Frankfurt para el desarrollo de la teoría marxiana partió de Felix J. Weil. Con los años, algunos de los pensadores más conocidos que trabajaban en la tradición teórica marxiana – Max Horkheimer, Theodor Adorno, Erich Fromm, Herbert Marcuse y Jurgen Habermas- se relacionaron con la escuela crítica.

Hacia 1930 se produjo un cambio importante a medida que este grupo de pensadores se interesaba cada vez más por el análisis del sistema cultural que llegó a considerarse la fuerza principal de la sociedad capitalista moderna. Los teóricos críticos se interesaron por la obra de Max Weber para segurarse una mejor comprensión del dominio cultural. El esfuerzo por combinar a Marx con Weber creando así un <> proporcionó a la escuela crítica algunas de sus orientaciones distintivas y sirvió para legitimarla años más tarde a los ojos de los sociólogos que comenzaban a interesarse por la teoría marciana.

El segundo paso fue el empleo de rigurosas técnicas científio-sociales desarroladas por los sociólogos americanos, para investigar cuestiones que interesaban a los marxistas.

En tercer lugar, los teóricos críticos se esforzaron por integrar la teoría frediana, centrada en el individuo, con los principios societales y culturales de Marx y Weber.

Karl Mannheim y la sociología del conocimiento

Karl Mannheim
Influido por la obra de Marx sobre la ideología, así como por la de Weber, Simmel y el neomarxista Lukács, a Mannheim se le conoce fundamentalmente por su obra sobre los sistemas de conocimiento. De hecho, es responsable casi en solitario de la creación del área contemporánea de estudio conocida como sociología del conocimiento.

La sociología del conocimiento implica el estudio sistemático del conociento, las ideas, o los fenómenos intelectuales en general. Para Mannheim, el conocimiento viene determinado por la existencia social. Su propósito es relacionar las ideas de un grupo con su posición en la estructura social. Mannheim pone en relación las ideas con una variedad de diferentes posiciones dentro de la sociedad.

Mannheim tal vez sea mejor conocido por si distinción entre dos sistemas de ideas:

·       La ideología, es un sistema de ideas que busca ocultar y conservar el presente interpretándolo desde el punto de vista del pasado.

·       Una utopía, es un sistema de ideas que busca trascender el presente centrándose en el futuro.

El conflicto entre ideología y la utopía es una realidad que está siempre presente en la sociedad.

martes, 27 de marzo de 2012

John Stuart Mill - El Individuo y la sociedad Parte 2

Comentario de texto - Historia de las Ideas Políticas - Grado en Sociología UNED


El individuo y la sociedad
Cada persona se hace más valiosa para sí misma en proporción al desarrollo de su individualidad, y es por consiguiente capaz de ser más valiosa para los demás. Hay mayor plenitud de vida en su existencia, y cuando hay más vida en las unidades, hay también más vida en la masa que componen. (…) Para jugar limpio con la naturaleza de cada uno, es esencial que se permita a personas diferentes llevar vidas diferentes. Una época será digna de mención para la posteridad según la proporción en que se haya practicado esa tolerancia. Ni siquiera el despotismo produce sus peores efectos en la medida en que subsiste la individualidad; pero cualquier cosa que aplaste la individualidad es despotismo, sea cual sea el nombre que se le dé, tanto si se pretende estar haciendo cumplir la voluntad de Dios como si se pretende hacer cumplir mandatos de los hombres.
John Stuart Mill – Sobre la libertad

La “libertad” como vocablo polisémico, Mill desde el comienzo de su ensayo, se afana en localizarlo no como sentido ético o metafísico, sino al contrario, como “la libertad social o civil”[1]. En clara dicotomía con la posición hobbesiana, por cuanto el Estado es consignatario de la coerción, por tanto de la antilibertad. Una nueva perspectiva de la idea de libertad que ofrece Stuart Mill, y que no necesariamente se ajusta con la que el Estado liberal simbolizaba. El mercado como ente exigente de una concepción atomista y mecanicista de la sociedad; la utopía liberal. Un marco que impulsó la figura del homo aeconomicus, como verdadero átomo de la teoría individualista, la racionalidad concebida en la medida de los propósitos economicistas, cientificistas y liberales; un preferidor racional orientado a la satisfacción individual.


Los actores no actúan en el vacío, un medio físico y social acoge siempre la acción, imponiendo restricciones, ya sea por su naturaleza física o a nuestras capacidades personales. La acción de un individuo va siempre asociada a un medio social integrado por otros actores y por instituciones, normas, costumbres, “(…) Una época será digna de mención para la posteridad según la proporción en que se haya practicado esa tolerancia”. Un medio así obliga al actor a considerar el significado que cobrarán sus actos para los otros actores, así como evaluar el significado de los actos de los demás. La acción cotidiana discurre, de la mano de patrones de conducta repetitivos, ofreciéndonos esquemas de acción y conocimiento socialmente reconocidos y reconocibles[2]. El individualismo relacionado con el redescubrimiento de la vida privada, de la pluralidad de los estilos de vida. Una concepción atomista, la suma de individuos en el mundo social, la antítesis de la sociedad de clases prevista por Max Weber; individualismo religioso, ascetismo intramundano y al capitalismo o, Karl Marx, desde su perspectiva de una sociedad sin clases, donde las personas se inclinan a verse simplemente como individuos y no como parte de una clase social.

Tocqueville ya delimitó su sentido sociopolítico; “(…) los americanos combatieron el individualismo, el fruto de la igualdad, con la libertad, y vencieron[3]”. Emilie Durkheim se refirió a un culto al individuo legatario de los derechos individuales y Georg Simmel en su distinción del individualismo del siglo XVII en su batalla por la igualdad y el XIX, enaltecedor de la particularidad y la diferencia. Simmel afirma “el ego puede llegar a ser más claramente consciente de su unidad, en la medida en que se vea más obligado a reconciliarse consigo mismo dentro de una diversidad de grupos de intereses”[4]. La separación el individualismo en descriptivo y valorativo, los intereses, deseos y felicidad del individuo frente a los individuos sin adhesión a los valores del individualismo competitivo, por ejemplo desde la ideología liberal de Adam Smith, que contribuyó al desarrollo de la noción abstracta de mercado, la imagen de un hombre volcado en el intercambio económico de bienes y servicios desde una posición de egoísmo utilitarista e interés crematístico (del dinero o relativo a él)[5]. O el antagónico punto de vista del individualismo socialista que enfatiza la naturaleza sustancialmente cooperativa de la autorrealización humana de Emile Durkheim.



[1] Sobre la libertad. Stuart Mill, John. Prólogo de Antonio Rodríguez Huescar. Aguilar.
[2] Vid. Metodología de las Ciencias Sociales. Una introducción crítica. Castro Nogueira, Luis Castro et alia. Tecnos. Madrid 2008.
[3] De la Democracia en América. Tocqueville, Alexis De. Imprenta José Trujillo. Madrid 1854.
[4] Siete teorías de la sociedad. Campbell, Tom. Cátedra, séptima edición. Madrid 2007.
[5] Vid. Metodología de las Ciencias Sociales. Una introducción crítica. Castro Nogueira, Luis Castro et alia. Tecnos. Madrid 2008.