martes, 27 de marzo de 2012

John Stuart Mill - El Individuo y la sociedad Parte 2

Comentario de texto - Historia de las Ideas Políticas - Grado en Sociología UNED


El individuo y la sociedad
Cada persona se hace más valiosa para sí misma en proporción al desarrollo de su individualidad, y es por consiguiente capaz de ser más valiosa para los demás. Hay mayor plenitud de vida en su existencia, y cuando hay más vida en las unidades, hay también más vida en la masa que componen. (…) Para jugar limpio con la naturaleza de cada uno, es esencial que se permita a personas diferentes llevar vidas diferentes. Una época será digna de mención para la posteridad según la proporción en que se haya practicado esa tolerancia. Ni siquiera el despotismo produce sus peores efectos en la medida en que subsiste la individualidad; pero cualquier cosa que aplaste la individualidad es despotismo, sea cual sea el nombre que se le dé, tanto si se pretende estar haciendo cumplir la voluntad de Dios como si se pretende hacer cumplir mandatos de los hombres.
John Stuart Mill – Sobre la libertad

La “libertad” como vocablo polisémico, Mill desde el comienzo de su ensayo, se afana en localizarlo no como sentido ético o metafísico, sino al contrario, como “la libertad social o civil”[1]. En clara dicotomía con la posición hobbesiana, por cuanto el Estado es consignatario de la coerción, por tanto de la antilibertad. Una nueva perspectiva de la idea de libertad que ofrece Stuart Mill, y que no necesariamente se ajusta con la que el Estado liberal simbolizaba. El mercado como ente exigente de una concepción atomista y mecanicista de la sociedad; la utopía liberal. Un marco que impulsó la figura del homo aeconomicus, como verdadero átomo de la teoría individualista, la racionalidad concebida en la medida de los propósitos economicistas, cientificistas y liberales; un preferidor racional orientado a la satisfacción individual.


Los actores no actúan en el vacío, un medio físico y social acoge siempre la acción, imponiendo restricciones, ya sea por su naturaleza física o a nuestras capacidades personales. La acción de un individuo va siempre asociada a un medio social integrado por otros actores y por instituciones, normas, costumbres, “(…) Una época será digna de mención para la posteridad según la proporción en que se haya practicado esa tolerancia”. Un medio así obliga al actor a considerar el significado que cobrarán sus actos para los otros actores, así como evaluar el significado de los actos de los demás. La acción cotidiana discurre, de la mano de patrones de conducta repetitivos, ofreciéndonos esquemas de acción y conocimiento socialmente reconocidos y reconocibles[2]. El individualismo relacionado con el redescubrimiento de la vida privada, de la pluralidad de los estilos de vida. Una concepción atomista, la suma de individuos en el mundo social, la antítesis de la sociedad de clases prevista por Max Weber; individualismo religioso, ascetismo intramundano y al capitalismo o, Karl Marx, desde su perspectiva de una sociedad sin clases, donde las personas se inclinan a verse simplemente como individuos y no como parte de una clase social.

Tocqueville ya delimitó su sentido sociopolítico; “(…) los americanos combatieron el individualismo, el fruto de la igualdad, con la libertad, y vencieron[3]”. Emilie Durkheim se refirió a un culto al individuo legatario de los derechos individuales y Georg Simmel en su distinción del individualismo del siglo XVII en su batalla por la igualdad y el XIX, enaltecedor de la particularidad y la diferencia. Simmel afirma “el ego puede llegar a ser más claramente consciente de su unidad, en la medida en que se vea más obligado a reconciliarse consigo mismo dentro de una diversidad de grupos de intereses”[4]. La separación el individualismo en descriptivo y valorativo, los intereses, deseos y felicidad del individuo frente a los individuos sin adhesión a los valores del individualismo competitivo, por ejemplo desde la ideología liberal de Adam Smith, que contribuyó al desarrollo de la noción abstracta de mercado, la imagen de un hombre volcado en el intercambio económico de bienes y servicios desde una posición de egoísmo utilitarista e interés crematístico (del dinero o relativo a él)[5]. O el antagónico punto de vista del individualismo socialista que enfatiza la naturaleza sustancialmente cooperativa de la autorrealización humana de Emile Durkheim.



[1] Sobre la libertad. Stuart Mill, John. Prólogo de Antonio Rodríguez Huescar. Aguilar.
[2] Vid. Metodología de las Ciencias Sociales. Una introducción crítica. Castro Nogueira, Luis Castro et alia. Tecnos. Madrid 2008.
[3] De la Democracia en América. Tocqueville, Alexis De. Imprenta José Trujillo. Madrid 1854.
[4] Siete teorías de la sociedad. Campbell, Tom. Cátedra, séptima edición. Madrid 2007.
[5] Vid. Metodología de las Ciencias Sociales. Una introducción crítica. Castro Nogueira, Luis Castro et alia. Tecnos. Madrid 2008.

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