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domingo, 27 de julio de 2014

Cuatro décadas de sociología crítica: “Los nuevos caminos de un mundo a construir”

Entrevista publicada el 18 de julio de 2014 en piensachile.com
La ganadora del premio Libertador Simón Bolívar al pensamiento crítico (2013 – Venezuela) por su libro “Un mundo a construir (nuevos caminos)” vuelve sobre cuatro décadas de sociología crítica.
-De Los conceptos elementales del materialismo histórico a Un mundo a construir (nuevos caminos), ¿cuánta agua de pensamiento crítico ha cruzado el puente?
Sin duda que ha cruzado mucho agua bajo el puente. Yo escribí mi primer libro en París, teniendo un conocimiento muy vago de la realidad latinoamericana. Sólo conocía mi propio país, Chile, y no lo conocía en profundidad. Las reflexiones e informaciones que se encuentran en mi último libro Un mundo a construir (nuevos caminos) han surgido, en cambio, luego de haber entrevistado a más de 100 dirigentes políticos y sociales de nuestra región, varios de los cuales ocupan hoy altos cargos en el sistema político actual en sus respectivos países. Una diferencia abismal ¿no crees? Por ello creo que el libro ayudará a que mucha gente que conoció a la Marta de Los conceptos elementales…, y no leyó otras cosas suyas posteriores, ahora vea a la otra Marta que ha aprendido tanto de las luchas de nuestros pueblos y que propicia esa nueva cultura de la izquierda que tanto necesitamos.
-¿Qué le acerca y que le distancia hoy de Louis Althusser?
A mi entender Althusser ha hecho un aporte fundamental en el campo teórico: me permitió redescubrir el marxismo.
En un momento en que muchos intelectuales europeos consideraban superado el aporte teórico de Marx, Althusser nos revela que Marx no sólo es un científico más, un pensador social más, sino que a través de sus planteamientos ha provocado una verdadera revolución teórica que el propio Marx y sus seguidores no parecen haber comprendido en toda su profundidad. Él nos enseña no sólo que Marx no ha sido superado sino que, por el contrario, que en su obra existe un enorme potencial teórico que todavía no ha sido explotado.
Por otro lado, nos hace ver que la “ciencia de la historia” descubierta por Marx —porque el marxismo es eso, la ciencia que nos permite comprender las sociedades y su cambio—nada tiene que ver con las interpretaciones dogmáticas del marxismo; que gran parte del camino está todavía por hacerse; que ser marxista no es repetir fórmulas hechas y aplicarlas mecánicamente a realidades históricas concretas sino extraer de las obras de Marx aquellos instrumentos teóricos que permiten analizar en forma creadora nuevas realidades.
Yo debo mi desarrollo teórico fundamentalmente a Althusser.
Él me hizo ver el inmenso potencial instrumental que tenía el marxismo para resolver los problemas sociales que me inquietaban.
Lo primero que logró fue romper en mí el fantasma del determinismo mecanicista del marxismo.
Como católica militante entonces, mi preocupación central era el problema de la libertad del hombre. Su defensa de la dialéctica marxista como un fenómeno antimecanicista, donde la contradicción simple entre las fuerzas productivas y relaciones de producción nada explica si se es incapaz de ver cómo ella está sobredeterminada por otras múltiples contradicciones, me permitió entender que no era contradictorio afirmar a la vez que la sociedad determina el quehacer de las personas, pero que éstas, a su vez, desempeñan un papel en la historia. Ninguna crisis del capitalismo conducirá a su extinción si no existe un sujeto revolucionario que aproveche esa crisis para construir una sociedad alternativa.
Muchos han acusado a Althusser —como me han acusado a mí— de estructuralista, pero yo rechazo esa calificación, salvo que quienes sostengan esto piensen que también Marx es estructuralista.
Si entender la dinámica social a partir de la forma que se estructuran los procesos productivos es ser estructuralista, Marx es estructuralista, y también Althusser, y por supuesto yo como divulgadora de su pensamiento.
¿Se puede ser estructuralista y afirmar el carácter central que tienen la lucha de clases en la transformación de la sociedad como lo señala Althusser en el prefacio a la segunda edición de mi libro: Los conceptos elementales…?
También lo han acusado de antihumanista por que él habla del antihumanismo teórico de Marx y subrayo “teórico”, porque eso es lo que no han entendido sus críticos.
Althusser me enseñó que para resolver los problemas de la gente, Marx no construyó una teoría centrada en reflexiones acerca del hombre, de la persona humana, sino que buscó comprender las leyes que determinan la existencia real de las personas que viven en las sociedades.
Para servir a los hombres reales Marx crea una serie de conceptos científicos: modo de producción, de relaciones de producción, de fuerzas productivas, trabajo concreto, trabajo abstracto, plusvalía, etcétera.
Para poder ser humanista práctico era necesario que teóricamente Marx no fuera humanista, es decir, que no reflexionara sobre el hombre sino sobre la estructura social y su lógica de funcionamiento.
Por eso, según él, los problemas del hombre en el socialismo no iban a resolverse hablando del hombre, de la persona humana, sino afrontando concreta y correctamente los difíciles problemas que surgen en la construcción de todo orden social nuevo.
Por eso también consideraba antimarxista el que se atribuyeran todos los problemas de la entonces URSS a Stalin.
Reconociendo los errores personales de Stalin, lo que había que buscar —para evitar la repetición futura de esos errores— eran las causas económicosociales que explican el porqué del surgimiento de ese culto y de los problemas que entonces vivía la sociedad soviética. Insistía que no bastaba reconocer autocríticamente un error para poder superarlo, sino que había que profundizar en el conocimiento de las razones por las cuales ese error llegó a cometerse, para poder corregirlo. ¿No crees que éstas son reflexiones de mucha actualidad?
Además de lo ya expuesto, Althusser me enseñó el método con que debía estudiar a los clásicos del marxismo, y a otros autores en general.
Me enseñó a “leer”, a leer más allá de lo que una cita dice textualmente, a leerla en su contexto, a leer en profundidad, a deducir de lo que el autor dice, pero también de lo que no dice, su pensamiento profundo.
Sólo de esta manera es posible que nos liberemos del dogmatismo, de la repetición de citas textuales sacadas de su contexto, y que podamos argumentar con razonamientos y no con citas.
Sólo de esta manera se puede desarrollar creadoramente el pensamiento de Marx, extrayendo de las obras de los clásicos un enorme caudal de instrumentos teóricos que serán muy útiles para el estudio de las nuevas realidades que van surgiendo.
Gracias a este método logré reconstruir, por ejemplo, el concepto de clases sociales en Marx.
El capítulo dedicado a este tema es uno de los capítulos inconclusos de El capital. Pero, aunque en ninguna parte de su obra Marx define lo que son las clases sociales, a lo largo de toda ella están presentes los elementos teóricos que permiten darle un contenido conceptual a esa palabra clave para el marxismo.
Me he extendido mucho en responder a la primera parte de tu pregunta, pero era necesario hacerlo así porque Althusser ha sido tan tergiversado que salir en su defensa requiere de un mínimo de espacio.
Ahora, ¿que me separa hoy de Althusser? 
Yo te diría que es el énfasis que hoy pongo en la importancia de la práctica social y del protagonismo de la gente.
-Usted es la primera mujer que gana el Premio Libertador al pensamiento crítico, ¿hay un pensamiento crítico femenino? ¿El suyo lo es?
Yo no creo que un pensamiento se pueda calificar de masculino o de femenino. Yo creo que si yo hubiese usado un seudónimo masculino nadie hubiese podido detectar que ese escrito era el producto de una mujer.
-El Comandante Hugo Chávez, de quien usted estuvo mucho tiempo cerca, dijo que “la Revolución Bolivariana tiene rostro de mujer” y también la calificó de “feminista”. ¿Comparte usted esos criterios?
Antes de responder directamente a pregunta quisiera aclarar que yo nunca fui feminista.
Nunca estudié dicha literatura y nunca me sentí marginada de alguna tarea por ser mujer, pero por supuesto que eso no quiere decir que no exista discriminación hacia la mujer.
En un comienzo yo no era partidaria de las cuotas para mujeres, y me parecía innecesario usar un lenguaje atento al tema de género. Sin embargo, a partir de un cierto momento, en mis escritos empiezo incorporar temas y preocupaciones del movimiento feminista, pero lo interesante es que esa evolución no se debe a un estudio de la literatura feminista sino a que los comandantes guerrilleros que yo entrevistaba en aquel momento habían sido influidos en su forma de pensar por valiosas mujeres combatientes, ellas sí imbuidas del pensamiento feminista y eso se reflejaba en sus respuestas.
Por otra parte, más o menos una década más tarde, fue el presidente Chávez el que me enseñó, también en una forma práctica, a través de sus discursos, cuán importante era visibilizar a las mujeres en el lenguaje. Palabras como: hombres y mujeres, niños y niñas, compañeros y compañeras, amigas y amigos, los y las… pasaron entonces a incorporarse en mis textos. Y ahora cuando oigo algún discurso —y especialmente esto ocurre con los dirigentes sindicales masculinos— en que no se alude a las mujeres, siento que algo falla en esos compañeros.
Llegué también a entender la importancia de la llamada discriminación positiva para permitir abrir espacios a la mujer, aunque a mí me gusta mucho más la fórmula que usa el Movimiento Sin Tierra de Brasil, y que se emplea también en el Estado indio de Kerala para crear condiciones para el desarrollo de la mujer, fórmula que consiste en que en todos los organismos donde hay que elegir representantes: asentamientos, grupos de trabajo, etcétera, se elija siempre a un hombre y una mujer.
Esa práctica —al crear un espacio para la participación de la mujer— ha permitido demostrar que la mujer puede ser igual o mejor dirigente que el hombre.
Luego de este rodeo te respondo: yo creo que cuando Chávez califica a la revolución bolivariana de feminista está pensando en el gran papel que ha jugado y debe seguir jugando la mujer en el proceso revolucionario venezolano y por supuesto que en eso estoy totalmente de acuerdo con él.
 -¿Una revolución femenina es una revolución débil? Uno de los integrantes del jurado (Gianni Vattimo) que calificó su obra premiada dijo a Todosadentro que “El pensamiento débil es el más crítico pensamiento posible”. ¿Cómo siente estas opiniones a la luz de su obra?
Confieso que yo no he leído a Gianni Vattimo y tuve que consultar Wikipedia para saber que se entendía por “pensamiento débil”. Yo no emplearía el término “pensamiento débil” que la palabra de hoy tiene a mi entender una connotación negativa, preferiría hablar de pensamiento flexible, amplio, y en ese sentido ¡claro que un pensamiento con estas características no puede ser sino un pensamiento crítico!
-¿En qué se parece su “mundo a construir” y la Patria socialista que Chávez nos ha propuesto construir desde el denominado Plan de La Patria?
En mi libro incorporo muchas de las ideas del presidente Chávez acerca de la nueva sociedad que debemos construir en nuestra región. Fue el que acuñó el término “socialismo del Siglo XXI” dándole un contenido concreto a este término.
Fue él el que insistió en el protagonismo popular como una de las características centrales de la nueva sociedad: el socialismo del siglo XXI no se decreta desde arriba, se construye con la gente.
Fue él el que aceptó el desafío de empezar a construirlo a partir de la institucionalidad heredada.
¿Por qué te refieres al Plan de la patria donde se combinan una cantidad enorme de propuestas, muchas de las cuales pueden encontrarse perfectamente en programas que buscan dar un rostro humano al capitalismo?
Creo que el presidente Chávez tiene elaboraciones teóricas sobre este nuevo mundo construir mucho más ricas en intervenciones anteriores al Plan de la patria, varias de las cuales cito en mi libro.
 -¿Cuáles son los “nuevos caminos” del socialismo?
Cuando habló de los nuevos caminos lo hago pensando pensando en el tipo particular de transición hacia una sociedad alternativa al capitalismo que se está implementando en algunos países de América latina. En ellos, como dice el libro, no sólo existe una débil presencia de condiciones económicas, materiales y culturales para construir el socialismo, sino que también esta ausente la condición más importante, y hasta ahora considera indispensable: no se cuenta con todo el poder del Estado.
La transición comienza a partir de la conquista del gobierno que es sólo uno de los poderes del Estado. La práctica ha demostrado, contra el dogmatismo teórico de algunos sectores de la izquierda radical, que se puede transformar este Estado heredado en un instrumento para avanzar en la construcción de la nueva sociedad.
Pero hay dos condiciones esenciales para ello: la primera, que ese Estado esté habitado por personas dispuestas a hacer avanzar el proceso revolucionario y, segunda, que estas personas entiendan que deben buscar la colaboración de los sectores organizados del pueblo para controlar su quehacer y presionar para que dichas instituciones se pongan al servicio del proyecto revolucionario.
La transición particular que vivimos implica usar el aparato del Estado heredado para ir construyendo los cimientos de la nueva institucionalidad y del nuevo sistema político, creando espacios de protagonismo popular que vayan preparando a la gente para ejercer el poder desde el nivel más simple hasta el más complejo.
No hay una formula única para este tránsito, ni recetas preestablecidas, no se trata ni de calco y copia, si no de creación heroica como decía Mariátegui.
Se trata de un camino lleno de desafíos.
Respetando el juego democrático hay que hacer frente al enorme poder que todavía tiene la oposición, no sólo económico, sino mediático y cultural, y a todo el apoyo externo con que cuenta.
Se trata de un proceso muy lento que suele desanimar a no poca gente de izquierda.
Por eso es que en el libro yo habló de la necesidad de que nuestros gobernantes hagan lo que llamo “una pedagogía de los límites” del proceso.
Muchas veces se cree que hablarle de dificultades al pueblo es desalentarlo, cuando, por el contrario, si a los sectores populares se les informa, se les explica el porqué no se pueden alcanzar de inmediato las metas deseadas, eso los ayuda a entender mejor el proceso en que viven, a defenderlo y a moderar sus demandas.
Pero esta pedagogía de los límites debe ser acompañada simultáneamente de un fomento de la movilización y la creatividad populares, evitando domesticar la iniciativa de la gente y preparándose para aceptar posibles críticas a fallas de la gestión gubernamental. No sólo se debe tolerar la presión popular sino que se debe entender que es necesaria para ayudar a los gobernantes a combatir las desviaciones errores que pueden ir surgiendo en el camino.
En la segunda parte del libro señalo múltiples iniciativas concretas que puedan irse tomando a pesar de los límites ya señalados.
-¿Cristo y Bolívar son parte de esos “nuevos caminos” del mundo a construir? ¿Dónde está lo nuevo?
Mira, yo creo que hay que distinguir entre los valores socialistas que están presentes tanto en el cristianismo como en Bolívar y la forma concreta en que se debe construir una sociedad para hacer posible la plena expansión de esos valores.
No se si tú sabes que yo fui muy católica, llegué a ser dirigente de la Acción Católica Universitaria.
Sentía la necesidad de amar al prójimo, de resolver el problema de la pobreza, y el marxismo para mí significó el entender que para lograr esos valores, esos objetivos, había que cambiar la lógica de la sociedad capitalista —que se mueve por los intereses individuales y la ganancia— por una lógica distinta humanista y solidaria, lógica que no se construye por predicas, por discursos, sino que se construye creando las condiciones objetivas, estructurales, que permitan que la gente —a través de su propia práctica— vaya construyendo esas relaciones.
Pero para eso hay que conocer científicamente como funciona la sociedad capitalista, qué es necesario transformar y qué medidas concretas hay que adoptar para conseguir los objetivos buscados, y eso no lo encontramos ni en el cristianismo ni en Bolívar, sino en el marxismo que, como te decía, para mí es la ciencia que permite estudiar la sociedad y su cambio.
Lo nuevo en mi libro estaría entonces, fundamentalmente, en los caminos que habría que transitar para materializar esos valores socialistas compartidos.
-Su reciente libro premiado, ¿fue concebido bajo una intencionalidad política o es un ejercicio intelectual de asistencia social colectiva?
Todo lo que yo hago tiene una intencionalidad política, si por política entendemos el arte de hacer posible lo imposible, título de uno de mis libros y frase que muchas veces repitió el presidente Chávez. Y esto no quiere decir otra cosa que el arte de construir las fuerzas sociales que nos permitan ir cambiando la actual correlación de fuerzas a nuestro favor para ser capaces de impulsar los cambios necesarios que nos proponemos como meta. Lo que mi libro busca es colaborar en esa construcción de fuerzas sociales señalando con la mayor claridad posible esa meta —esa utopía que ilumina nuestro camino y que nos permite marchar y seguir luchando a pesar de los obstáculos que se nos puedan presentar—. Pero no basta vislumbrar esa meta, es necesario entender muy bien cómo hay que avanzar hacia ella desde la realidad concreta en la que estamos situados hoy en América Latina. De ahí que el libro busque también señalar las características de una transición particular al socialismo que es la que estamos enfrentando hoy en nuestro subcontinente: se trata —como te decía— de avanzar hacia el socialismo por la vía institucional. Y esto requiere, como diría Simón Rodríguez, “inventar para no errar”. Se habló mucho del pasado de las revoluciones políticas violentas —y cuando hablo de violentas estoy pensando en revoluciones productos de guerras civiles o de guerras antimperialistas— y de los requerimientos para que éstas fueran sus exitosas o que; se ha hablado poco, sin embargo, de las revoluciones pacíficas, de los obstáculos que necesariamente deben enfrentar y cómo se puede ir avanzando por la vía institucional y esto justamente es lo que trato de desarrollar en la segunda parte de mi libro.. Finalmente, en la última parte de mi libro insisto en la necesidad de contar con un instrumento político para poder enfrentar estos enormes desafíos. Como puedes ver, mi intencionalidad política es evidente.

Fuente: Iván Padilla/ Semanario “Todos Adentro”

Entrevista publicada el 18 de julio de 2014 en piensachile.com

sábado, 14 de junio de 2014

LA SOCIOLOGIA: ESTUDIO DEL SER HUMANO

Artículo de Enrique A. Sánchez L. publicado el 02 de junio 2014.


La Sociología: ´´Es aquella parte complementaria de la filosofía natural que se refiere al estudio positivo de todas las leyes fundamentales relativas a los fenómenos sociales´´. Así la definió, en 1843, Auguste Comte, y tal definición, pese a haber sido discutida, sigue siendo válida. La sociología se centra en dos problemas: el de la estructura o constitución de la sociedad en sus condiciones constantes (estática social, basada en el orden) y el del desarrollo de la sociedad y las leyes del mismo (dinámica social, basada en el progreso). Para Comte, el individuo es  una abstracción, y la especie una realidad, de lo que se deriva que todo fenómeno es sociología y que ésta abarca a toda la humanidad y a todos los tiempos.
Estimologicamente se considera que la Sociología, en tanto que es el estudio de la formación y del funcionamiento de la Sociedad, fue fundada por Auguste Comte, quien la llamó ciencia positiva. Karl Marx, sin ser teórico de la sociología, aportó una descripción de la economía de su tiempo que se reveló fecundisima para los Sociólogos que le siguieron. Durkheim fue el primero que, en contra de Marx, abrió la vía al estudio concreto y métodico de los hechos sociales (Las reglas del método sociológico, 1894). Tras él, Max Weber (1864-1920), Paul Felix Lazarsfeld (1901-1976) y Talcott Parsons (1902-1979) contribuyeron a precisar los métodos y objetivos de la sociología.



Emile Durkheim (1858-1917). Sociólogo Francés, uno de los fundadores de la sociolgía, el cual vinculó los hechos morales a los hechos sociales, que consideraba independiente de la conciencia individual. Paul Felix Lazarsfeld(1901-1976) Sociólogo y estadigrafo estadounidense de origen austriaco. Se interesó por la metodología de las ciencia sociales aplicadas a la comunicación de masas filosofía de las ciencias sociales, 1970).Talcott Parsons (1902-1979), Sociólogo estadounidense. Definió su sociología como ciencia de la acción, e integró en ella algunas tesis del funcionalismo (Estructura social y personalidad, 1969). Max Weber (1864-1920), Sociólogo alemán. Promotor de una sociología ´´Omnicomprensiva´´ que utiliza ´´tipos ideales´´, analizó el advenimiento del capitalismo y el paso a la modernidad (Etica protestante y el espíritu del capitalismo, 1901. reed. 1920; Sociología de la religión, 1920; Economía y Sociedad,
 1922).

 

En cambio, que la Sociología como ciencia se encarga de aplicar los métodos de la ciencia al estudio del hombre y la sociedad. Se basa en el supuesto, común a todas las ciencias sociales, de que el método científico puede contribuir grandemente a nuestra comprensión del carácter del hombre, sus actos y las instituciones, así como a la solución de los problemas prácticos a que se enfrentan los hombres en sus vidas colectivas.



La aproximación explícitamente científica al estudio de la vida social apareció en el siglo XIX. La palabra Sociología fue  acuñaba por el filósofo francés Auguste Comte, quien ofreció un elaborado prospecto para el estudio científico de la sociedad, en una serie de volúmenes publicados entre 1830 y 1842; ya que para fines de siglo, se había creado un pequeño ejército de clásicos de la sociología, que todavía tienen gran importancia hoy. A pesar de esos comienzos, la sociología es esencialmente una disciplina del siglo XX, ya que muchas de sus ideas y la mayoría de sus datos seguros han sido acumulados desde 1900.



La reflexión sobre la naturaleza del hombre y la sociedad, incluyendo el registro de observaciones cuidadosas, no es, por supuesto, nueva ni se reduce a los científicos sociales. Los Diálogos de Platón contienen penetrante y todavía correctos comentarios sobre las motivaciones y la conducta de los hombres, como ocurre también en El Principe de Maquiavelo y en El Espíritu de las leyes de Montesquiei. Por consiguientes ¿Dónde podríamos encontrar una discusión más perspicaz sobre el crimen y el Criminal que en Crimen y Castigo de Dostoievsky, o una investigación  más sujestiva de las preocupaciones humanas acerca de la pasión social, que en las novelas de Jane Austen?



Los sociólogos no pueden ignorar estas fuente de percepción y comprensión, como tampoco pueden descuidar las obras de Shakespeare, los ensayos de Montaigne, los trabajos de novelistas, dramaturgos, críticos literarios, filósofos y teólogos. Pero la ciencia social no puede satisfacerse con la percepción literaria o con la reflexión filosófica. Pero, las conclusiones comprobadas y verificadas que los científicos sociales se esfuerzan por obtener difieren claramente de las especulaciones de los filósofos y los teólogos, de los comentarios hechos por observadores de la escena humana,  y de las impresiones de los escritores de creación. En consecuencia dichas observaciones e interpretaciones suelen ser por lo general perspicaces y penetrantes, pero a veces son también erróneas o apenas parciamlente verdaderas, y no están por supuesto respaldadas por una evidencia sistemática o digna de confiar.



La sociología es algo más que una ciencia, es un estudio que envuelve al hombre en su contorno social y familiar; ya que, desde que el hombre nace, pertenece a una familia y desde luego a una sociedad que le rodea.



Pero por más que el hombre quiera pertenecer a una sociedad y hacer el bien por el mundo que le rodea, esa misma sociedad es a la que el hombre debe enfrentar, por esos los conflictos bélicos, las guerras, las devastaciones, provienen de la misma sociedad que le rodea.

Artículo de Enrique A. Sánchez L. publicado el 02 de junio 2014.

lunes, 14 de abril de 2014

Resúmenes Teoría Sociológica III: Contemporánea Parte 22

En la asignatura Teoría Sociológica III: Contemporánea del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los siguientes resúmenes del libro Teoría sociológica moderna de George Ritzer. MacGraw-Hill 2010, que forma parte de la bibliografía obligatoria de la asignatura.


Teorías del intercambio, de redes y de la elección racional. Teoría del intercambio y conductismo sociológico. Teoría de redes. Teoría de la elección racional. Capítulo 8 (335-378) Tomás Javier Prieto González // Estructuralismo, postestructuralismo y surgimiento de la teoría social posmoderna. Estructuralismo. Postestructuralismo: las ideas de Michel Foucault. Teoría social posmoderna. Capítulo 13 (559-600) Tomás Javier Prieto González // La metateorización sociológica. La metateorización en sociología. La sociología una ciencia multiparadigmática. Hacia un paradigma sociológico más integrado. Apéndice (601-618) Tomás Javier Prieto González

Teoría social posmoderna extrema: Jean Baudrillard

Baudrillard es uno de los más radicales y extravagantes. Baudrillard tiene formación de sociólogo, pero su obra traspasó hace mucho los mlímites de esta disciplina: de hecho, no puede clasificarse dentro de ninguna disciplina e incluso él mismo rechazaría la idea de las fronteras disciplinares.

So obra temprana tiene orientación modernista y marxiana. Sus primeras obras contenían una crítica marxiana de la sociedad de consumo. Esta obra está profundamente onfluida por la lingüística y la semiótica. Sin embargo, poco tiempo después Baudrillard empezó a criticar el enfoque marxiano (y el estructuralismo) para luego abandonarlo.

En El espejo de la producción, Baudrillard consideraba la perspectiva marxiana como la imagen especular de la economía política conservadora. Marx (y los marxistas) compartían la misma visión del mundo que los partidarios conservadores del capitalismo. Para Baudrillard, el enfoque de Marx estaba empapado de ideas conservadoras como “trabajo” y “valor”. Lo que se requería era ina orientación nueva y más radical.

Baudrillard articuló la idea del intercambio simbólico como una alternativa, al intercambio económico. El intercambio simbólico implicaba un ciclo ininterrumpido de “tomar y devolver, dar y recibir”, un “ciclo de regalos y contrarregalos”. Este intercambio estaba claramente al margen de la lógica del capitalismo, a la que se oponía. La idea del intercambio simbólico implicaba un programa político tendente a crear una sociedad caracterizada por ese intercambio. Baudrillard  criticaba a la clase trabajadora y parecía inclinarse más por la nueva izquierda, los hippies. Sin embargo, Baudrillard  enseguida abandonó todos los objetivos políticos.

Baudrillard dirigió su atención hacia el análisis de la sociedad contemporánea que, para él, ya no estaba dominada por la producción, sino por los medios de comunicación, modelos cibernéticos y sistemas de control, ordenadores, el procesamiento de información, industrias de entretenimiento y conocimiento, etc…”. El objetivo ha cambiado de la explotación y el beneficio a la dominación de los signos y los sistemas que los producen. Ya no podemos identificar lo que es real; la distinción entre los signos y la realidad ha implosionado. En general, el mundo posmoderno es un mundo que se caracteriza por esa implosión, opuesta a las explosiones que describen la sociedad moderna. El mundo posmoderno está experimentando la desdiferenciación.

Baudrillard  igual que Jamenson, describe el mundo posmoderno es que se caracteriza por las simulaciones; vivimos en la era de la simulación; un proceso que lleva a la creación de simulacra o “reproducciónes de objetos o eventos”. Resulta cada vez más difícil identificar lo real en cosas que simulan la realidad. Son las representaciones de lo real, las simulaciones, lo que predomina. Somos esclavos de estas simulaciones.

Para Baudrillard  este mundo es la hiperrrealidad. Los medios de comunicación se convierten en la realidad misma e incluso son más reales que ella. Por que las falsedades y distoriones que venden a los espectadores son más que la realidad, son la hiperrealidad. Resulta imposible distinguir entre lo real y el espectáculo. Al final ya no existe la realidad, sólo existe la hiperrrealidad.

Baudrillard se centra en la cultura que para él está experimentando una revolución masiva y catastrófica. Esta revolución implica que las masas son cada vez más pasivas, en lugar de más rebeldes, como creyeron los marxistas. Las masas siguen malhumoradas su camino ignorando los intentos de manipularlas. La indiferencia, la apatía y la inercia sin términos excelentes para describir a unas masas saturadas de signos mediáticos, simulacros e hiperrealidad. La sociedad misma está implosionando en el agujero negro que son las masas.

Baudrillard es incluso más extravagante, escandaloso, irreverente, promiscuo, juguetón o carnavelesco en El intercambio simbólico y la muerte. Baudrillard  ve la sociedad contemporánea como una cultura de la muerte, siendo la muerte el “paradigma de toda exclusión y discrminación social”. Las sociedades caracterizadas por el intercambio simbólico terminan con las oposiciones binarias en general y en particular con la oposición entre la vida y la muerte. Es la ansiedad ante la muerte y la exclusión lo que lleca a las personas a sumergirse más profundamente en la cultura del consumo.

Baudrillard comenzó a considerar la seducción como la mejor alternativa, quizás porque encajaba mejor con su naciente percepción del posmodernismo. La seducción “implica los encantos de los juegos puros y simples, los rituales superficiales”.

Baudrillard  señala que cuando visitó America, “buscaba la forma acabada de la catástroge futura”. No hay esperanza revolucionaria como la había en la obra de Marx. Tampoco existe ni siquiera la posibilidad de reformar la sociedad como propuso Durkheim. Antes bien, parece que estemos condenados a una vida de simulaciones, de hiperrealidad e implosión de todo en un incomprensible agujero negro. Baudrillard rehúsa por lo general ensalzar sus virtudes o articular un programa político tendente a su realización.

miércoles, 9 de abril de 2014

Resúmenes Teoría Sociológica III: Contemporánea Parte 21

En la asignatura Teoría Sociológica III: Contemporánea del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los siguientes resúmenes del libro Teoría sociológica moderna de George Ritzer. MacGraw-Hill 2010, que forma parte de la bibliografía obligatoria de la asignatura.

Teorías del intercambio, de redes y de la elección racional. Teoría del intercambio y conductismo sociológico. Teoría de redes. Teoría de la elección racional. Capítulo 8 (335-378) Tomás Javier Prieto González // Estructuralismo, postestructuralismo y surgimiento de la teoría social posmoderna. Estructuralismo. Postestructuralismo: las ideas de Michel Foucault. Teoría social posmoderna. Capítulo 13 (559-600) Tomás Javier Prieto González // La metateorización sociológica. La metateorización en sociología. La sociología una ciencia multiparadigmática. Hacia un paradigma sociológico más integrado. Apéndice (601-618) Tomás Javier Prieto González

Teoría social posmoderna moderada: Fredric Jameson

Hay algunos teóricos posmodernos que afirman que aunque la posmodernidad difiere de modo importante con la modernidad, tienen también elementos comunes. La posición marxiana de Fredric Jamenson de que el capitalismo, ahora en su fase “tardía”, sigue siendo el rasgo dominante del mundo actual, pero ha creado una nueva lógica cultural; el posmodernismo. Aunque la lógica cultural haya cambiado, la estructura económica fundamental tiene continuidad con la de las primeras formas del capitalismo. Además, el capitalismo sigue dependiendo de sus viejos trucos para generar una lógica cultural con el fin de mantenerse a sí mismo.

Jamenson está rechazando explícitamente la afirmación de muchos posmodernistas de que la teoría marxiana es tal vez la gran narrativa por excelencia y que, por lo tanto, carece de espacio e importancia en la posmodernidad. Jamenson no sólo rescata la teoría marxiana, se esfuerza también por mostrar que ofrece la mejor explicación teórica de la posmodernidad. Es también criticado especialmente por los marxistas por ofrecer un análisis inadecuado de la base económica de este nuevo mundo cultural.

Jamenson identifica características negativas y positivas, “catástrofe y progreso a la vez”, en la sociedad posmoderna. Jamenson identifica tres fases en la historia del capitalismo:

  1. La primera analizada por Marx, es el capitalismo de mercado o el surgimiento de los mercados nacionales unificados
  2. La segunda, analizada por Lenin, es la fase imperialista en la que surgió una red capitalista global.
  3. La tercera, llamada “capitalismo tardío” implica “una expansión prodigiosa del capital en áreas hasta ahora no mercantilizadas”


Para Jamenson, la clave del capitalismo moderno es su carácter multinacional y el hecho de que se ha extendido enormemente el alcance de la mercantilización. Jamenson asocia la cultura realista con el capitalismo de mercado, la cultura modernista con el capitalismo monopolista y la cultura posmoderna con el capitalismo multinacional.

Jamenson llama a esta nueva forma “dominante cultural”. Como dominante cultural, el posmodernismo se describe como “un campo de fuerza en el que tipos muy diferentes de impulsos culturales… tienen que seguir su camino”. Jamenson sugiere explícitamente que aunque la cultura posmoderna es la dominante, existen otras y diversas fuerzas dentro de la cultura actual.

Frederic Jamenson ofrece una imagen relativamente clara de una sociedad posmoderna compuesta de cuatro elementos básicos:
  1. La sociedad posmoderna se caracteriza por la superficialidad y la falta de profundidad.
  2. El posmodernismo se caracteriza por el desvanecimiento de la emoción o el afecto. Hay un tipo peculiar de euforia asociado con estos sentimientos posmodernos, a los que Jamenson prefiere denominar “intensidades”:
  3. Hay una pérdida de historicidad. No podemos conocer el pasado. Lo único a lo que podemos acceder es a los textos sobre el pasado, y todo lo que podemos hacer es producir otros textos. Esta pérdida de historicidad ha generado la “canibilización aleatoria de todos los estilos del pasado”. Como es imposible que los historiadores encuentren la verdad sobre el pasado, o incluso que hagan una historia coherente sobre él, se satisfacen con crear pastiches o combinaciones de ideas a veces contradictorias y confusas sobre el pasdo. El pasado y el presente están inextricablemente unidos. Esta pérdida de temporalidad, esta incapacidad de distinguir entre el pasdo, el presente y el futuro, se manifiesta en el nivel individual en un tipo de esquizofrenia. Para el individup posmoderno, los eventos están fragmentados y son discontinuos.
  4. Existe una nueva tecnología asociada con la sociedad posmoderna. En lugar de tecnologías productivas como la cadena de montaje del atomóvil, tenemos el dominio de tecnologías reproductivas, en especial los medios electrónicos como el aparato de televisión y el ordenador. Las tecnologías implosionadoras y aplanadas de la era posmoderna dan lugar a productos culturales muy diferentes de los que generaron las tecnologías expansivas de la era moderna.


Jamenson nos presenta una imagen de la posmodernidad en la que las personas van a la deriva y son incapaces de comprender el sistema capitalista multinacional o la cultura crecientemente explosiva en la que viven. A diferencia de muchos posmodernistas, Jamenson, como marxista, no está dispuesto a abandonarlo y presenta una solución al menos parcial para el problema de la existencia en una sociedad posmoderna. Lo que necesitamos, dice, son mapas cognitivos para encontrar nuestro camino.

Estos mapas cognitivos pueden derivarse de varias fuentes: de teóricos sociales, novelistas y gente común que pueden trazar un mapara de sus propios espacios. Los mapas no son fines en sí para un marxista como Jamenson, sino que deben usarse como la base de la acción política radical en la sociedad posmoderna.

Jamenson vincula la idea de los mapas cognitivos con la teoría marxiana, especificamente con la idea de la conciencia de clase, sólo que propone la necesidad de un tipo de conciencia de clase nuevo y hasta ahora no imaginado al tiempo que impulsa el argumento en la dirección de esa nueva espacialidad implícita en lo posmoderno.

La gran fuerza de la obra de Jamenson reside en su esfuerzo por sintetizar la teoría marxiana y el posmodernisnmo. Algunos marxistas critican el grado en el que Jamenson ha aceptado el posmodernismo como un dominante cultural, y algunos posmodernistas critican su aceptación de una teoría totalizadora del mundo.

martes, 8 de abril de 2014

Resúmenes Teoría Sociológica III: Contemporánea Parte 20

En la asignatura Teoría Sociológica III: Contemporánea del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, elaboré los siguientes resúmenes del libro Teoría sociológica moderna de George Ritzer. MacGraw-Hill 2010, que forma parte de la bibliografía obligatoria de la asignatura.


Teorías del intercambio, de redes y de la elección racional. Teoría del intercambio y conductismo sociológico. Teoría de redes. Teoría de la elección racional. Capítulo 8 (335-378) Tomás Javier Prieto González // Estructuralismo, postestructuralismo y surgimiento de la teoría social posmoderna. Estructuralismo. Postestructuralismo: las ideas de Michel Foucault. Teoría social posmoderna. Capítulo 13 (559-600) Tomás Javier Prieto González // La metateorización sociológica. La metateorización en sociología. La sociología una ciencia multiparadigmática. Hacia un paradigma sociológico más integrado. Apéndice (601-618) Tomás Javier Prieto González

TEORÍA SOCIAL POSMODERNA

Smart  ha distinguido entre tres posiciones posmodernistas:

  1. Es que se ha producido una ruptura radical y que la sociedad moderna ha sido sustituida por una sociedad posmoderna.
  2. Es que aunque se ha producido un cambio, el posmodernismo nace y es continuación del modernismo.
  3. Está la posición que adopta el propio Smart según la cual en vez de considerar el modernismo y el posmodernismo como épocas, debemos verlos como mocimientos implicados en una larga serie de relaciones en la que el posmodernismo no deja de señalar las limitaciones del modernismo.


Es útil distinguir entre los términos “posmodernidad”, “posmodernismo” y “teoría social posmoderna”.

  • La posmodernidad hace referencia ala época histórica que, en general, sigue a la era moderna.
  • El posmodernismo a los productos culturales.
  • La teoría social posmoderna a un modo de pensar diferente de la teorúa social moderna.

Así lo posmoderno incluye una nueva época histórica, nuevos prodcutos culturales y una nueva forma de teorizar sobre el mundo social. Algo nuevo y diferente ha ocurrido en los últimos años que ya no puede ser descrito con el término “moderno” y que esos nuevos desarrolllos están sustituyendo a las realidades modernas.

Existe la creencia de que la era moderna está terminando o ha terminado y que hemos entrado en la nueva época histórica de la posmodernidad.

El posmodernismo, hace referencia al reino cultural donde los productos posmodernos han tendido a sustituir a los modernos. El surgimiento de una teoría social posmoderna y sus diferencias con la teoría moderna. La teoría social moderna buscaba un fundamento racional, ahistórico y universal para su análisis y crítica de la sociedad. Para Marx ese fundamento era el ser-genérico, mientras para Habermas era la razón comunicativa. El pensamiento posmoderno rechaza este “fundacionalismo” y tiende a ser relativista, irracional y nihilista. Los posmodernistas han puesto en cuestión esos fundamentos porque creen que privilegían a unos grupos y degradan el significado de otros, confieren poder a unos grupos y se lo quitan a otros.

Los posmodernistas rechazan la idea de una gran narrativa o de una metanarrativa. Lyotard comienza identificando el conocimiento moderno (científico) con el tipo de gran síntesis (o “metadiscurso”) que hemos asociado con la obra de teóricos tales como Marx y Parsons. Si Lyotard identifica el conocimiento moderno con las metanarrativas, entonces el conocimiento posmoderno implica un rechazo de estas grandes narrativas. Lyotard definió el término posmoderno como la incredulidad en las metanarrativas. El posmodernismo celebra que existan diversas perspectivas teóricas. La sociología ha dejado atrás la era moderna y ha entrado en la posmoderna en su búsqueda de una variedad de síntesis más específicas.

Baudrillard
Mientras Lyotard rechaza la gran narrativa en general, Baudrilllard rechaza la idea de una gran narrativa en sociología. Baudrillard niega la idea general de los social. Esto le lleva a un rechazo de la metanarrativa sociológica relacionada con la modernidad. La teoría social posmoderna defiende el rechazo de las metanarrativas en general y de las grandes narrativas en sociología.

La teoría social posmoderna ha sido producto de pensadores no sociólogos. Se puede considerar parte de la tradición sociológica clásica. Weinstein y Weintein reconocen que se puede defender con fuerza a Simmel como modernista liberal que pofrece una gran narrativa de la tendencia histórica hacia el dominio de la cultura objetiva: la “tragedia de la cultura”. Afirman que también se puede defender igualmente a Simmel como teórico posmoderno. Afirman que modernismo y posmodernismo no son alternativas que se excluyen. Son dominios discursivos con una frontera común. Consideran que Simmel se opone a las totalizaciones: de hecho, tiende a destotalizar la modernidad.

Weinstein y Weintein describen a Simmel como un flauneur, alguien desocupado u ocioso, como un sociólogo que desperdició su tiempo analizando una amplia serie de fenómenos sociales. En su opinión Simmel pasó su vida intelectual planteándose una amplia serie de fenómenos sociales y describiendo unos u otros en función de su humor.

Bricoleur es otro término que se usa para describir a Simmel; es una especie de intelectual habilidoso que construye algo con todo lo que tiene a su alcande. Ensambla todas las ideas a su alcande para arrojar luz sobre el mundo social.

Otro lugar donde buscar indicios de la teoría social posmoderna es entre los críticos de la teoría moderna dentro de la propia teoría sociológica. Una posición clave la ocupa C. Wright Mills:

  1. Mills usó realmente el término “posmoderno” para describir la era posilustrada en la que estábamos entrando.
  2. Mills criticó duramente la gran teoría moderna en sociología, especialmente la practicada por Talcott Parsons.
  3. Mills apoyó una sociología social y moralmente comprometida.