Néstor García Canclini. BERNARDO PÉREZ (EL PAÍS) |
Desde la
triada de las diferencias, las desigualdades y la desconexión, Canclini subraya que estos procesos deben ser
abordados de modo conjunto y no de manera indivisa, pues no se superan desde un
planteamiento autónomo para favorecer el cambio político en América Latina. De
este modo emerge una dicotomía, en cuanto a la exclusión e inclusión, en donde
los primeros son los conectados con el acceso a todas las oportunidades, y los
segundos los desconectados, por lo tanto en una posición de desigualdad social
manifiesta.
Es de subrayar la lectura que hace Néstor
García Canclini sobre el pensamiento de Bordieu, además desde una perspectiva
crítica. En concreto, cómo diserta sobre la constitución de “un campo”, en
cuanto a la existencia de un capital común, como por la lucha por su
apropiación. Canclini se ocupa de la relación con el arte, como los campos más
autónomos, habitualmente llamados culturales (la ciencia, la filosofía o el
arte), o el campo de la alta costura, como ejemplo de quienes dominan el poder
de construcción de los objetos ya sea por su escasez o por su singularidad.
Desde la perspectiva de las ciencias sociales hay que
atender a la interdependencia de los diferentes procesos relacionados con la
exclusión, para el estudio de las desigualdades en las sociedades
interconectadas de nuestros días. Tenemos que hacer el esfuerzo en abordar
todas las dimensiones a la hora de diagnosticar el nivel de exclusión/conexión
y desigualdad/desconexión social existente en una realidad dada. De esta forma
podremos recoger y profundizar (antropológicamente hablando) además, de un modo
más adecuado, las prácticas que dan lugar a las diferencias, como las
situaciones socioeconómicas implicadas con las desigualdades en el acceso a los
recursos materiales y simbólicos.
Para este caso me gustaría traer un texto de Jean-Peirre Dupuy (1999), El Pánico. Esta obra comenzaba con una pregunta abrumadora: ¿Cómo se mantiene unida una sociedad?. Sin embargo,
si somos capaces de superar esta cuestión casi retórica Dupuy,
filósofo francés, lo
asestará con otra de igual o parecido calado: ¿Por qué las crisis que la
desgarran a la sociedad, o los miedos que habitan en ella no degeneran en
desórdenes generalizados o en desbandadas desenfrenadas? Con estas dos
preguntas, al más puro estilo retórico, el profesor francés estructura un texto
sobre la presencia de lazos sociales invisibles que unen a los seres humanos en
aquello conocido como comunidades, o
sociedades, tribus, grupos o masas. Aunque el autor subraya que hay que diferenciar en las actitudes individuales y
las sociales, y este es otro escollo
a tener en cuenta; el paso de unas actitudes
a otras llevan irremediablemente a paradojas: “lo que se manifiesta racional en
un nivel, resulta irracional en el otro”, comenta.
“El estudio de las grandes crisis financieras, del
pánico y del crack financiero con que concluyen, demuestra que éstas no golpean
desde fuera el movimiento eufórico y euforizante de la expansión continua de
los negocios que las ha precedido, como lo harían un destino maléfico o una
catástrofe inexplicable, sino que en cierto modo, se encuentran programadas,
como la muerte en vida, dentro de ese mismo movimiento. Sólo son inciertos el
día y la hora” (Dupuy, 1999:89). Apenas unas líneas explicitan de manera
clara lo que ha sucedido en la economía global en los últimos años, desde la
crisis de las hipotecas hasta el crack en el que está sumido occidente. Una de las claves: la
especulación. La utilización de informaciones privilegiadas para delimitar,
mover, y dirigir el movimiento de los mercados, de manera fraudulenta y ficticia,
hasta que explota. El trabajo de Canclini,
me ha recordado que desde la Antropología podemos desentrañar algunos
mecanismos que quedan ocultos o solapados por cuestiones puramente económicas,
porque es evidente y en esto creo que no no hay duda, la responsabilidad no
debe recaer exclusivamente en un fenómeno financiero puntual, sino que desde
razones culturales podemos dar cuenta de muchas otras explicaciones igual de
contundentes.
Como reflexión, y atendiendo a los últimos acontecimientos,
sobre todo la crisis global que llevamos padeciendo en los últimos años
motivada fundamentalmente, por la interdependencia
económica y la movilidad de los principales factores productivos en las sociedades que han acogido los procesos
neoliberales, que crearon una situación de mejoras en eficiencia, productividad y
tecnología generando incrementos netos de riqueza a
escala global. No lo hicieron por igual en la distribución ni de
la equidad como principio organizativo y social. El aumento de las diferencias entre países ricos y
pobres, el desigual acceso a los recursos de la ciudadanía en
un mismo Estado, el deterioro del medio ambiente, la pérdida de
capacidad adquisitiva por parte de los trabajadores, etc., son efectos de la brecha que ahora
mismo existe entre la organización del sistema económico y la que corresponde
al poder político. Emergen por tanto una serie de interrogantes analizando la relación que existe
entre la globalización, como hecho, y el globalismo como ideología que sustenta
el fenómeno, con la aparición de los grandes flujos migratorios, los recelos de la población sobre su asentamiento y por
último, cómo las ciencias sociales y en particular, la antropología como
mecanismo para dar voz a las desigualdades, aborda sus etnográfias intentando
abarcar todas estas realidades desde una perspectiva intercultural y
multidisciplinar.
Bibliografía
Dupuy, Jean-P. (1999) El pánico. Editorial GEDISA.
Barcelona.
García Canclini, N. (2004) Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la
interculturalidad.. Gedisa, Barcelona.