Mostrando entradas con la etiqueta comunicación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta comunicación. Mostrar todas las entradas

sábado, 29 de marzo de 2014

“La idea de que a los jóvenes no les interesa la política está equivocada”

Entrevista publicada el 17 de marzo de 2014 en divulga UNED

Existe la creencia generalizada de que la juventud española siente apatía hacia la política. Para averiguar si es cierto, Jorge Benedicto, catedrático de Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha preguntado a cerca de un centenar de jóvenes de entre 16 y 29 años qué significa para ellos la política. Los resultados, que se publican en la revista Journal of Youth Studies, demuestran lo contrario: “Lo que no les interesa a muchos jóvenes es el tipo de política institucional en el que los adultos queremos que se integren”.

A la luz de su investigación, parece que la idea de que a la juventud no le interesa la política es demasiado simplista, ¿no es así?
En efecto, la conclusión más evidente es que la tesis de la apatía política de los jóvenes es una simplificación de una realidad mucho más compleja. Incluso podríamos decir que esa idea de que a los jóvenes no les interesa la política está equivocada. Lo que no les interesa a muchos jóvenes es el tipo de política institucional en el que los adultos queremos que se integren, lo cuál no implica que no estén preocupados por la marcha de la sociedad en la que viven. De todas formas, tampoco hay que olvidar que los jóvenes son un colectivo muy heterogéneo, que los significados políticos han perdido mucha de su significación simbólica y que vivimos en sociedades donde proliferan los incentivos para que los individuos solo se preocupen de lo que ocurre en su esfera más cercana y personal.
¿Qué papel tienen los medios de comunicación y las redes sociales en la relación política-juventud?
Hoy en día no se puede entender nada de lo que tiene que ver con la política sin referirse a los medios de comunicación. Por tanto, en la relación política-juventud los medios son un actor fundamental. No obstante, para entender bien la posición de los medios de comunicación, hay que pensar sobre todo en el uso que hoy los jóvenes hacen de los mismos. Medios tradicionales como la prensa escrita han perdido presencia entre el colectivo juvenil, mientras que los nuevos medios electrónicos, las redes sociales o las comunidades virtuales constituyen un elemento fundamental en la formación de los significados políticos y en el propio activismo juvenil.
¿Qué fue lo más sorprendente de las entrevistas que realizó?
Tanto en los grupos como en las entrevistas individuales lo más sorprendente fue la capacidad de muchos jóvenes para combinar significados de varios mundos políticos sin ningún esfuerzo y sin que les preocuparan las aparentes contradicciones en las que incurrían. Como explico en mi artículo me encontré con jóvenes que utilizaban un discurso de rechazo e incluso desprecio de la política y, al mismo tiempo, relataban episodios personales de activismo e incluso compromiso cívico, o jóvenes militantes en partidos políticos que, contrariamente a lo que cabría esperar, se mostraban desconfiados y críticos con la actividad político institucional. Encontré muchos ejemplos de cómo los jóvenes mezclan interpretaciones, representaciones o vocabularios políticos, aparentemente contradictorios, en función de sus experiencias y necesidades.
El artículo no analiza si la corrupción política está relacionada con la desafección, ¿o sí?
Efectivamente, el tema de la corrupción no le analicé directamente en mi investigación, aunque sí estuvo presente en la mayoría de los discursos de los participantes. Aunque no lo analizara, es evidente que corrupción y desafección están íntimamente relacionadas y, lo que aún es más grave desde un punto de vista democrático, conforme aumenta la percepción de corrupción se incrementa la sensación de crisis institucional, de deslegitimación.
¿No se ha producido un deterioro general de la relación entre sociedad y clase política?
Así es. Muchos de los problemas y de las críticas que expresan de forma explícita los jóvenes son problemas y críticas que afectan a toda la sociedad. En las últimas décadas estamos asistiendo a un deterioro profundo de las relaciones ciudadano-sistema político que se concretan en una creciente desconfianza hacia los principales actores institucionales como son los partidos y los políticos. Esta tendencia está presente en todos los grupos de edad, aunque en algunos adopte perfiles más notorios, como puede ser entre los jóvenes que están en pleno proceso de integración sociopolítica.
¿Qué haría falta para que a la juventud le interese más la política?
A la mayoría de los jóvenes les interesan las cosas que pasan a su alrededor, se preocupan por la marcha de las cuestiones colectivas y, mediante procesos de ensayo y error, tratan de convertirse en miembros plenos de su comunidad, es decir, en ciudadanos. Ahora bien, lo que tendríamos que plantearnos es el tipo de política que los adultos ofrecemos a los jóvenes: un tipo de política donde sus problemas y preocupaciones no están presentes, donde no les reconocemos el status de interlocutores legítimos, donde no les dejamos intervenir activamente a no ser que sigan el guión pautado… En otras palabras, mientras entre todos no construyamos un espacio público en el que los jóvenes puedan llegar a ser protagonistas, junto a las otras generaciones, no podemos extrañarnos de que no se sientan interpelados por la política existente.
¿Es posible que esta desafección esté relacionada con que ‘no hace falta’ una lucha por los derechos como hace décadas, y se ha transformado en pasotismo?
No creo que ésta sea una variable importante para explicar el rechazo y la distancia que manifiestan los jóvenes respecto a la política institucional de corte partidista. Esta impresión de que los derechos son algo consustancial al sistema democrático y la consiguiente pérdida de la memoria de su conquista no solo ha afectado a los jóvenes sino a toda la sociedad en su conjunto, lo que ha provocado, en mi opinión, no tanto pasotismo como un tipo de democracia más bien de baja calidad. De todas formas, hay que reconocer que en los últimos años, ante las amenazas reales que se ciernen sobre estos derechos, hemos asistido a movimientos de reivindicación en los que los jóvenes han estado presentes y han adoptado un papel protagonista.

Referencia bibliográfica: Jorge Benedicto. “The political cultures of young people: an uncertain and unstable combinatorial logic”, Journal of Youth Studies, Volume 16, Issue 6, pp. 712-729, 2013. DOI: 10.1080/13676261.2012.744812.
Para más información:
Laura Chaparro – Unidad de Cultura Científica (UCC+i/FECYT)
OTRI-UNED


Entrevista publicada el 17 de marzo de 2014 en divulga UNED

domingo, 23 de diciembre de 2012

La izquierda ha desaparecido

Artículo de Francesc Arroyo publicado en El País el 17 de diciembre 2012


El catedrático de Sociología
Manuel Castells. / MASSIMILIANO MINOCRI

De la indignación a la esperanza es el camino descrito por el sociólogo Manuel Castells (Hellín, Albacete, 1942) en los movimientos de protesta que han sacudido los países árabes y Occidente, con especial presencia en España. Un movimiento que se gesta en las redes informáticas y cuaja en los espacios urbanos ocupados: desde la Puerta del Sol o la plaza de Tahrir hasta Wall Street. Castells, catedrático en la Universidad del Sur de California, ve ahí el germen del cambio hacia formas de democracia más participativas. Lo explica en su última obra Redes de indignación y esperanza (Alianza).
Pregunta. Haga balance del movimiento de los indignados.
Respuesta. Va por países. En Islandia se nacionalizaron los bancos, se echó a los dos partidos que la gobernaban desde 1927, se creó un nuevo gobierno con democracia participativa, se elaboró una nueva Constitución debatida por internet con miles de ciudadanos interviniendo. Fue una revolución, pacífica, pero una revolución. En algunos países árabes se acabaron las dictaduras. Se puede pensar si el islamismo gusta más o menos, pero es otra cosa. Dictaduras inalteradas durante décadas se acabaron en semanas. En Túnez. En Egipto. En otros casos, los gobernantes avisados convirtieron las revueltas en guerra civil. En Estados Unidos la distinción entre ricos y pobres era ajena a la cultura americana y ahora es un asunto vivo y ha tenido un efecto electoral de segundo grado en la campaña, a favor de Obama.

P. ¿En España?
R. España es el país de Europa donde el sistema político ha mostrado menos sensibilidad ante la protesta, y con los dos grandes partidos de acuerdo en ignorarla. El caso más dramático es el de las hipotecas. Los suicidios han disparado la alarma social, pero hace más de un año y medio que viene planteándose sin respuesta. La opinión pública ha registrado las críticas del 15-M. Las encuestas señalan un 70% de apoyo, pero también registran que apenas se cree que haya capacidad de cambio. Ha cambiado la conciencia de la gente, pero el sistema político se mantiene impermeable. Y esto puede degenerar en enfrentamientos y en violencia.
P. Una violencia que el movimiento rechaza de plano
R. Sí, pero hay un caldo abonado por las provocaciones policiales (en España las hay) y la rabia de los jóvenes. Con una sociedad movilizada, indignada, sin respuesta institucional creíble, es difícil evitar la violencia. Espero que no la haya y mucha gente del 15-M lo espera también. Pero hablamos de un movimiento, no de un partido, no de una organización hermética que puede controlar la rabia de la gente.
P. Usted señala que parte de la desconfianza hacia los partidos se debe a que son percibidos como subordinados al capitalismo financiero. Pero anota que no hay un rechazo del capitalismo
R. Dentro del movimiento hay una tendencia que es anticapitalista, pero no todo el movimiento lo es. Lo que se rechaza es el sistema financiero como funciona ahora. Su indignidad e inmoralidad. Y también la subordinación de las instituciones y los partidos a este estado de cosas. El movimiento parte del malestar económico y social, pero es sobre todo un movimiento político que exige la democracia real. Denuncia la falta de alternativa. Salvo que se entre en el sistema político, pero para eso está la ley electoral española que bloquea la entrada de minorías importantes. El movimiento ha hecho varias propuestas razonables de democratización del sistema electoral porque la sociedad ha cambiado, pero el sistema político no cambia. Y es imprescindible restablecer la conexión.
P. En un momento del libro sintetiza usted algunas de esas propuestas. De 12 que recoge, ocho son negativas
R. El movimiento es, sobre todo, un movimiento de crítica, de rechazo. A partir de ahí hay que abrir el debate. Y se ha abierto con formas tanto asamblearias como reticulares en Internet, esperando que de ese debate salgan fórmulas para el futuro que sean asumidas por la ciudadanía. Hay propuestas positivas: la reforma de la ley electoral, la modificación del sistema hipotecario, mecanismos de control sobre la banca. Lo que no hay es un programa, sino sería un partido y no lo es. Pero este movimiento ha generado más debate y ha creado más conciencia política que los partidos en los últimos 20 años. Y todos los cambios empiezan en la mentalidad de las personas. Más tarde ya se traducirá en votos. El problema es que ninguna de las propuestas políticas refleja hoy esta nueva sensibilidad.
P. De modo que, cuando hay elecciones, vencen las formaciones que defienden lo contrario
R. Es que la izquierda ha desaparecido. Hoy, en términos políticos, estamos en un periodo constituyente. No desaparecen los partidos conservadores, pero la izquierda está en crisis, pese a que hay un espacio de centroizquierda que no se llena porque la ley electoral funciona como mecanismo de bloqueo. De todas formas, van surgiendo alternativas.
P. A largo plazo
R. El movimiento español tiene un eslogan: “Vamos despacio porque vamos lejos”. Es decir, se trata de un movimiento muy autorreflexivo que tiene perspectiva histórica y que ha empezado a plantearse qué incidencia política se debe producir. Lo que no puede hacer es transformarse en partido, eso haría que perdiera su legitimidad movilizadora, pero pueden esperarse pactos entre nuevas formas organizativas y corrientes del movimiento. Claro, es necesario que el sistema político sea flexible. En Italia, por ejemplo, lo es; en España, no. Los partidos españoles se sienten acosados, creen que si se abren desaparecen. Y tienen razón, sobre todo, la izquierda. Y eso es dramático.
P. El movimiento se comunica a través de las redes informáticas, como antes los obreros se organizaban al coincidir en la fábrica
R. Todos los movimientos sociales nacen de la comunicación. El individuo aislado con su enfado no tiene fuerza. Puede suicidarse. Los suicidios son lo que precede a las revoluciones islámicas. La gente pasa de la humillación a la autodestrucción. La suerte es que existe un espacio de comunicación, internet, en el que muchos jóvenes viven. La gente se organiza donde vive. Los obreros se comunicaron en las fábricas, los jóvenes de hoy lo hacen en internet, pero es vital que luego ocupen el espacio público. Al ocupar un espacio público, la gente se da cuenta de que existe y de que puede imponer su derecho a la ciudad por encima de las reglas de tráfico. Lo que produce los cambios históricos es la combinación de un espacio de comunicación, un espacio de reunión, un espacio de incidencia política. Son viejas libertadas (de reunión, de expresión) traducidas a la era digital. Los movimientos nacen en la red y se organizan en el espacio urbano. Y como la ocupación del espacio urbano no se puede eternizar (a veces de eso se encarga la policía) se repliegan en la red, pero no desaparecen.
P. Una comunicación a la que el poder combate con la coacción y la manipulación
R. La dominación perfecta es la que no se siente. Puede ser por adhesión a los valores dominantes o por resignación y ahí los procesos de persuasión son fundamentales. Cuando fallan, se recurre a la coerción, pero los mejores sistemas de control son los que no necesitan del uso de la policía.
P. Resalta usted el papel de las emociones, del miedo que paraliza o la esperanza que estimula
R. La primera emoción que aparece es la indignación. El miedo atenaza a la gente. Miedo a perder lo poco que le queda. El miedo y la resignación paralizan a la gente. Esto salta cuando no se puede más. En ese momento se supera el miedo. La esperanza llega cuando superas el miedo y encuentras en las redes, en la calle, mucha gente que está como tú. Empieza al hablar con otro, al sentir con otro. Al percibir que no tenemos el poder pero estamos juntos y tenemos la razón con nosotros. Ése es el paso del miedo a la esperanza. No se producen efectos a corto plazo, pero aun así la gente se siente mejor protestando que quedándose en casa.

Artículo de Francesc Arroyo publicado en El País el 17 de diciembre 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Periodismo, contraconocimiento y pandemias de la credulidad en la sociedad red


El catedrático de Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid Carlos Elías fue el encargado de abrir el IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social. El acto, celebrado en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, da inicio a tres jornadas en las que investigadores de Europa y América debatirán sobre periodismo, comunicación y ciencias sociales.

La ponencia de Elías se presentó bajo el título "Periodismo, contraconocimiento y pandemias de la credulidad en la sociedad red". La idea principal se centraba en la importancia que ha adquirido Internet como medio al que acuden los ciudadanos para informarse, con la desventaja de que pueden encontrar contenidos no verificados o falsos.

Elías, que también es licenciado en Química, hizo una conexión entre el periodismo y ciencia. “Ambos buscan la verdad y quieren difundirla” afirmó. Sin embargo, con Internet las fuentes disponen de un canal directo de comunicación. “Empezamos a tener fuentes que quieren liderar la comunicación de masas” explicó el catedrático. Para él, esto está relacionado con lo que ocurre con la ciencia y la pseudociencia.

En referencia al título de su ponencia, Elías definió contraconocimiento como aquella “información errónea presentada de forma que parezca basada en hechos”. Según el ponente, el problema reside en que muchos usuarios de Internet no saben diferenciar estos contenidos de las informaciones verídicas y rigurosas.    

“Es fácil crear contraconocimiento basándote en unos hechos y luego cambiar algunos elementos para tu beneficio. Una teoría falsa puede funcionar y puede adquirir carácter de verdad, pero no lo es porque le falla la verificación” comentó Elías. Puso el ejemplo de Wikipedia, que recoge las diferentes versiones de un hecho, aunque alguna no esté comprobada.                        

“¿Qué pasa si dejan de existir los periódicos?”, se preguntó el investigador. La respuesta que propuso es que, sólo con Internet, se tendría que bucear mucho más entre los contenidos. “Si se busca algo en Internet salen teorías y contraconocimiento y es difícil encontrar la verdad. Por eso creo que el periodismo es más necesario que nunca para jerarquizar los contenidos con criterio y buscar la verdad”. 

El acto de inauguración también contó con las intervenciones del director del Congreso José Manuel de Pablos, la decana de la Facultad de Ciencias de la Información Carmen Rodríguez Wangüemert, el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid José Luis Piñuel y la directora de Secretariado en el Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad María Luisa Hodgson Torres.

El Congreso continuará hoy miércoles y el viernes 7. Durante ese tiempo se expondrán más de 200 ponencias divididas en diferentes mesas de debate. El encuentro cuenta con la participación de más de 300 personas provenientes de universidades de Europa y América y está abierto a profesores, profesionales, investigadores, alumnos y a cualquier interesado en el campo de la comunicación.

Fuente: ULL