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lunes, 22 de febrero de 2016

El reto de imaginar el proyecto académico online

Los estudiantes que por diversas circunstancias debemos abordar los estudios con la metodología a distancia (online) debemos ser conscientes desde el principio, que la constancia es la variable más importante que tenemos que aplicar. Yo he podido afrontar este reto desde el convencimiento que era capaz de hacerlo. Todos podemos trazar en nuestro horizonte las metas que nos propongamos, pero sabemos, que el entusiasmo en ocasiones, nos hace imaginar algunas que son inalcanzables. Tenemos que ser realistas, sin dejar de ilusionarte con lo que quieres emprender. Los límites propios de cada uno son los que son, y es fundamental reconocerlos, significarlos en tiempo y forma. Los personales, los familiares, los laborales, los económicos, los logísticos, los culturales, los coyunturales, o todos a la vez. Ese es el primer ejercicio que debemos hacer cuando imaginamos nuestro proyecto académico.

El segundo, es también obvio, de sentido común. La elección de la carrera universitaria que quieres cursar. Para ello se tiene que ponderar dos magnitudes sustantivas, lo que te gusta con lo que crees que puede ser más útil en tu futuro. Aquí otra vez, debe primar la reflexión sensata, y paradójicamente esto es lo más subjetivo que se puede dar. Pues cada uno tenemos nuestras propias proyecciones en el tiempo, y nuestras propias experiencias personales que han determinado lo que hoy somos, y lo que deseamos del mañana.

Mi primera incursión fue con la carrera de Sociología y estoy finalizando en estos momentos un postgrado de Antropología. Ámbitos muy conexos, donde en ocasiones es difícil la delimitación de fronteras nítidas entre ambas áreas de conocimiento. Pero en mi caso, han sido opciones donde ha primado las dos cuestiones citadas anteriormente, es decir, la pasión por la teoría sociológica y lo que ha significado en el universo de las ciencias sociales. Su relevancia de estudio tanto de índole cuantitativa como cualitativa que puede llegar a abarcar, y a tantos ámbitos de la sociedad que puede aproximarse como proyecto de investigación. Pero igualmente, la Antropología, que me está proporcionando conocimientos y perspectivas de lo más valiosas, para poder explorar las diversas narrativas existentes de las realidades que quieres observar. En definitiva, estudiar lo que te gusta y poder ejercerlo profesionalmente.

Después del objetivismo y las metodologías pretéritas e inmersos en la nueva sociedad del conocimiento, una hiperconectada, la Antropología se sitúa como una de las ciencias sociales más útiles para dar respuesta a muchos de los interrogantes y desafíos contemporáneos. La intersubjetividad, la interdisciplinariedad deben también jugar un papel protagonista como mecanismos eficaces para aproximarnos con más efectividad a los acontecimientos producidos en nuestras sociedades. El cruce de fronteras entre disciplinas es necesario, con ello obtendremos una “caja de herramientas” más potente para llevar a cabo nuestras etnografías. Desde una investigación más modesta y bien fundamentada desde la intertextualidad (diálogo entre autores), sólo nos queda empezar a planificar nuestros estudios de Antropología Social y Cultural que ofrece en metodología Online por ejemplo, el Centro Universitario Internacional de Barcelona (UNIBA).

Cuestiones de sobra conocidas como el trabajo diario de lectura, el no dejar para otro día tareas que puedes realizar hoy, hacer una planificación de estudio ajustado a tus obligaciones, considerar los imprevistos, hacer frente a un número de asignaturas razonable para evitar los temibles empachos, etc., se convierten en axiomas de la ecuación que la mayoría de las veces suele funcionar: “con trabajo y algo de sacrificio, todo se consigue”. Y es cierto, bueno que lo es, aquí estoy yo, con un grado, un máster y otro en curso, y multitud de cursos realizados en estos últimos años. Y todos estos hitos académicos, siguiendo el método de estudio a distancia Online. Lo he logrado hacer, con una buena planificación y trabajando todos los días, poco a poco…, como tantos otros estudiantes que han compartido este viaje conmigo.

Poner en marcha este proyecto, que es uno de vida, constituye uno de los más importantes que puede suponer para una persona. Por eso la importancia de “pasar a limpio” estas cuestiones citadas, de imaginar para proyectar, y hacerlo con responsabilidad, tomándose su tiempo. Poner el foco y con la misma intensidad, en todos los asuntos implicados para intentar en la medida de lo posible, acertar con tu proyecto académico. Ya sólo queda que pongas de tu parte, organízate y ponte a imaginar.


Javier Prieto

viernes, 26 de septiembre de 2014

España es el país con mayor porcentaje de 'ninis' de la UE

Artículo de Olga R. Sanmartín publicado en El Mundo el 09 de septiembre de 2014

España es el país con mayor porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan -los llamados ninis- de toda la UE. Uno de cada cuatro (el 25,79%) chicos y chicas de entre 15 y 29 años no hace nada en la vida. No es que no quieran formar parte del mercado laboral, es que la sociedad no les brinda esa posibilidad.

Así lo indica el informe Panorama de la Educación 2014, que elabora cada año la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que ha sido presentado esta mañana en Madrid por la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio [vea el informe completo en PDF]. Si España se compara con los 34 países que forman la OCDE, alcanza también un triste resultado: es el segundo que mayor porcentaje de ninis tiene, sólo superado por Turquía, que presenta un 29,19% de jóvenes en esta situación. Por detrás de España están Italia (24,62%), Chile (22,33%), México (22,04%) o Irlanda (21,09%).

La cifra es muy superior al promedio de la OCDE. Además, mientras en los otros países la situación ha mejorado (la media de la OCDE ha bajado del 15,6% registrado en 2011 al 14,9% de 2012), aquí vamos acumulando cada vez más adolescentes que pasan los lunes al sol. En 2010, el 23,8% de los jóvenes era nini. Un año más tarde, la cifra subió hasta el 24,4%. Y en 2012 ya asciende al 25,79%. ¿En cuántas personas se traduce este porcentaje? En 1.956.900 ninis, según las cifras del padrón que daba, a 1 de enero de 2013, el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El director de Innovación e Indicadores de Progreso de la dirección de Educación de la OCDE, Dirk van Damme, ha señalado en la presentación que los ninis suponen "un gran problema para España" y pidió que haya "una oferta educativa acorde" con la realidad de estos jóvenes. En su opinión, la solución pasa por "aumentar" la Formación Profesional.

Dice la OCDE que, "cuando el mercado laboral se deteriora, los jóvenes que hacen la transición de la escuela al trabajo son a menudo los primeros en encontrar dificultades". El problema es que en España, a diferencia de lo que ocurre "en la mayoría de los otros países", los ninis se encuentran en el paro; es decir, están buscando trabajo. El 19% se encuentra en esta situación frente al 6% de media de la OCDE. Son ninis forzosos. Quieren trabajar pero no les dejan. Frente a ellos, hay un 7% de jóvenes españoles (9% en la OCDE) que son ninis inactivos o superninis, que ya no buscan empleo.

La causa de este fenómeno hay que buscarla en la época dorada del ladrillo, esos años de principio de siglo que hicieron colgar los libros a muchos jóvenes, atraídos por la promesa del dinero rápido. Otro de los datos espeluznantes del informe es que casi la mitad de los españoles de entre 25 y 64 años (el 45%) no ha terminado ni el Bachillerato ni su equivalente de FP. Como mucho, cursó la educación secundaria obligatoria; es decir, estudió hasta los 16 años. Este porcentaje español casi dobla al 24% que presenta la media de la OCDE.
El estudio recuerda, tratando de insuflar cierta dosis de optimismo, que los españoles más jóvenes tienen mayores niveles educativos que los miembros de la generación de sus padres, pero la cosa no es para tirar cohetes. El 36% de la población española de entre 25 y 34 años no tiene ni el Bachillerato. En la OCDE, este porcentaje es del 17%.

La crisis ayuda

Algo bueno ha pasado, al menos, con la crisis económica: ha forzado a los jóvenes a permanecer más tiempo en el sistema educativo. El porcentaje de los jóvenes adultos que se matriculan en algún programa de educación formal después de terminar la educación obligatoria (es decir, después de los 16 años) ha ido creciendo a un ritmo más rápido en España que en la OCDE, apunta este estudio. Antes de la crisis, en 2008, alrededor del 81% de los jóvenes entre 15 y 19 años y el 21% de los de 20 a 29 años estaban matriculados en algún programa educativo. En 2012, estos porcentajes subieron hasta el 86% para los jóvenes de entre 15 y 19 años y hasta el 28% para los de 20 a 29 años. En los países de la OCDE, el incremento ha sido menor: del 81% al 84% en el primer caso y del 25% al 28% en el segundo.
La tesis del informe es que un nivel educativo más alto reduce el riesgo de desempleo, aunque en España, como las tasas de paro son más altas, un título universitario o su equivalente en FP no reduce tanto el riesgo de desempleo como en otros países. En España, en 2012, el 31,2% de los adultos que dejaron los libros antes de los 16 años estaban desempleados (el promedio de la OCDE fue del 13,6%), mientras los adultos con título universitario o equivalente tenían una tasa de paro del 14% (el promedio de la OCDE fue del 5%).

Seguir estudiando compensa, dice la OCDE. En primer lugar, para tener más posibilidades de encontrar trabajo. En segundo, para ganar más (hay un 20% de diferencia salarial entre los que no han alcanzado el Bachillerato y los que lo han terminado. Y en tercer lugar, para alcanzar un mayor grado de satisfacción en algunos aspectos sociales.

Poca excelencia

El otro gran problema que hay en el sistema educativo español es que los resultados obtenidos por los que sí estudian son bastante mediocres. Sólo el 12% de los universitarios alcanza resultados excelentes en competencia lectora, frente al 24% de la OCDE. En competencia matemática, hay un 10% de españoles con buenas notas frente al 26% de la OCDE. Dice este informe que "las puntuaciones obtenidas por la población española con título universitario son sensiblemente más bajas que las de la media OCDE". "Un nivel competencial alto va unido a mejores perspectivas de empleo", dice el informe.

Montserrat Gomendio ha expresado que estos resultados "ponen de manifiesto que se ha realizado un esfuerzo para aumentar la inversión educativa que no ha tenido resultados en el rendimiento de los alumnos".


"Es importante empezar a cambiar el enfoque y no medir sólo por niveles de inversión, sino por resultados", ha dicho, y ha instado a las familias a "involucrarse más". "El rendimiento de los alumnos está muy vinculado a la frecuencia con que los padres preguntan a los niños qué tal les ha ido en el colegio. Mejora enormemente porque los alumnos entienden que para sus padres es importante".

Artículo de Olga R. Sanmartín publicado en El Mundo el 09 de septiembre de 2014

martes, 30 de julio de 2013

Gitanos: invisibles en la universidad


Artículo de Lydia Molina publicado en eldiario.es el 28/07/2013
En los años de primaria, la escolarización de las niñas y los niños gitanos supera el 90%. El reto en esta etapa es el absentismo. En los años de secundaria, lo es el abandono escolar: solo dos de cada diez consiguen terminar, por lo que pocos llegan al bachillerato y a los ciclos formativos. Y en el caso de la universidad, aunque no existen cifras oficiales, los cálculos de la Fundación del Secretariado Gitano (FSG) señalan que solo entre un 1% y un 2% de la población gitana accede a estudios superiores.
“Somos pocos, pero la gente piensa que hay menos de los que hay realmente. Al gitano en la universidad no se le relaciona con que sea gitano. Es como si fuera invisible”, asegura Jesús Heredia, estudiante de la doble licenciatura en Derecho y Administración y Dirección de Empresas de la universidad Pablo Olavide de Sevilla. Heredia no considera que estar estudiando sea algo más extraordinario por el hecho de ser gitano, aunque reconoce que al principio sus compañeros se sorprendieron.
“Era un poco raro porque no se lo esperaban. Primero, que hubiese estado diez años en el conservatorio y luego que esté en una carrera. En los seis años que llevo en la universidad, no he tenido ningún problema más allá de discutir sobre algún estereotipo, cuando la gente se pone a hablar de los gitanos y tú tienes que decir ‘eh, para el carro, yo lo soy y no soy ni así ni asá’, pero nada más”, asegura Heredia.
La población gitana está muy diluida entre el resto de estudiantes. “Ellos mismos son los que muchas veces no se identifican y eso es muy significativo. Que no haya estigmatización es lo ideal, pero también tenemos que hacer más visibles a los referentes”, reconoce Mónica Chamorro, responsable de Educación de la FSG. Una visibilización que empieza entre los propios gitanos. “Sus expectativas con respecto a la educación son muy bajas. El discurso que te encuentras en algunas familias es el de que si su hijo estudia, va a perder su identidad. Mostrar estos modelos es una forma de demostrar que estudiar mejora tus oportunidades, pero no te hace ser menos gitano”.
Teresa Vélez es estudiante del grado de Educación Social en la UNED. A pesar del empeño de su padre en que terminase BUP y empezara una carrera, se decantó por hacer la FP en administración. “Mi padre se irritaba conmigo y yo decía que quería hacer algo más ligerito”, recuerda la joven que hoy tiene 33 años. Con el paso del tiempo y después de estar en contacto con una asociación de mujeres gitanas, decidió comenzar el grado, con la idea de centrar su trabajo hacia la educación de las niñas gitanas.
" Me siento una privilegiada por haber tenido tanto apoyo", dice. “Desde que yo era pequeña, las cosas han cambiado, pero en muchos casos, el papel de la mujer sigue siendo el de quedarse en casa y no tener una vida de laboral. Es lo que me preocupa y es necesario cambiar. Por muy abierto que sea su entorno, las mujeres se siguen echando novio más jovencitas y tienen a primas a su alrededor que se casan. Necesitan tener claro que el estudio es imprescindible y que tienen que ser algo más en la vida”, asegura Vélez.
“Las mujeres gitanas lo tiene muy complicado porque se mezclan varias presiones, la propia de ser mujer y luego el rol que se espera de ellas como cuidadoras, madres, esposas, quedando relegado el estudio a un plano secundario. Ellas tienen que romper con mucho más y defender su ideal continuamente”, señala Chamorro. El apoyo de la familia durante ese proceso es indispensable. “Todos los estudiantes pasan por momentos malos y más si en tu entorno el tema de la educación no es algo que se reconozca especialmente o que te haga sentir solo”, dice la responsable de educación de la FSG.
Jesús Heredia tuvo el empuje de sus padres. “Siempre me han dicho que el estudio es la mejor manera de ganar el respeto de la gente”. Recuerda que su abuela aprendió a leer a los 54 años y se niega a ver los datos sobre educación y población gitana en negativo. “Prefiero contar que cada vez somos más, que hace cincuenta años casi no había gitanos escolarizados y ahora son muchos. Y cada vez más llegan a estudios superiores. Es así como yo lo veo siempre”.
Tijeras en las aulas
Los recortes tienen un efecto devastador en el alumnado con más dificultades. "En el caso de los gitanos, muchas veces proceden de familias que no han estudiado, que ni siquiera han terminado los estudios obligatorios y que no tienen herramientas o habilidades para ayudarles en su estudio. Por eso requieren más apoyo. Con los recortes, el mismo número de estudiantes recibe ahora una atención con menos calidad y eso significa una marcha atrás en los avances que hayan podido producirse en los últimos años”, asegura Chamorro.
"La masificación en las aulas y la reducción de clases de apoyo hace que el alumnado con más dificultades no pueda seguir el nivel del curso. Se están agravando situaciones que ya eran problemáticas y se está produciendo un aumento del absentismo escolar y del abandono temprano”, recuerda la FSG en un reciente informe. “La reducción de las ayudas al estudio, becas de comedor y material escolar repercute negativamente en la asistencia a las aulas. Una parte de las familias no tiene recursos suficientes para costear material escolar o comida”, denuncia esta institución.

Artículo de Lydia Molina publicado en eldiario.es el 28/07/2013

viernes, 15 de marzo de 2013

Resúmenes Sociología del Trabajo Parte 24


En la asignatura de Sociología del Trabajo del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2012/13, algunos compañeros realizamos los resúmenes de los capítulos de la bibliografía obligatoria. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1.- La educación profesional para el empleo - Antonio Jesús Acevedo Blanco // Tema 2.- Para una definición social de la juventud  Tomás Javier Prieto González y Ruth Cardedal Fernández // Tema 3.- La ocupabilidad en la familia María Lourdes Ruiz Garde // Tema 4.- Dinámica de la desocupación  Irene Ibañez Sánchez // Tema 5.- Elementos de contexto Blas García Ruiz // Tema 6.- La temporalidad, pacto intergeneracional o imposición Pedro Medina Charavia // Tema 7.- Biografías laborales por sexo y nivel de estudios  Victoria Aguilera Izquierdo // Tema 8.- Dinámica laboral de la inmigración en España Tomás Javier Prieto González 

1.3 La biografía de los varones por niveles de estudios.

A la hora de explicar la evolución del empleo suele priorizarse la influencia del sistema productivo sobre la estructura formativa. Las crisis de empleo consistían básicamente en la eliminación de los puestos de trabajo de baja productividad e ineficaces y eran asediados por la presión social, sindical y política. Esas presiones son las que expulsaban del espacio a las edades avanzadas en las que predominaba una formación insuficiente con la consecuente rigidez para la recualificación.

El nivel de ocupación depende de un modo básico del nivel educativo. Esta dependencia contiene de forma implícita un cierto grado de desplazamiento de los menos formados por parte de los más cualificados.

La división por estudios permite entender esa combinación de factores que han intervenido en la configuración de la salida de la ocupación.

LOS VARONES QUE NO SABEN LEER.

La evolución longitudinal de la ocupación del grupo de los analfabetos es significativa por dos motivos:

-       Su presencia en las cohortes que ya se han jubilado es superior a la que suman los jubilados de todas las enseñanzas laborales juntas.

-       Efecto que tiene la carencia de conocimientos en un mundo productivo en transformación.

La cohorte de 1936-40 o antes contiene una importante presencia de varones que no saben leer. La TAO en la parte central de la trayectoria laboral en los años 70 está por encima del 70%. Tanto si en ese grupo se han contabilizado otras limitaciones, básicamente deficiencias mentales, como si tenemos en cuenta de que en los años de los que estamos hablando hay una tasa media de ocupación del 95%, se puede afirmar que en los últimos años 70 la participación laboral de los analfabetos era más que mayoritaria.

La forma en que serán expulsados del mercado de trabajo es indicativa de la vulnerabilidad de sus posiciones. Esa debilidad era con seguridad una combinación de la escasa productividad de sus puestos, de la reducida organización de las empresas en las que trabajaban (jornaleros en la agricultura y peones en la construcción) y de la incapacidad personal para cambiar de tareas.

Se puede observar en las 6 cohortes entre 1911 y 1940 (escogidas por ser las que contiene más analfabetos) que cuanto más mayores son sus miembros al empezar la crisis en 1976, menor es su resistencia a la salida del empleo. Cuando el descenso empieza, todo lo que consiguen las fases favorables del ciclo es frenarlo. Prácticamente no se detectan recuperaciones. Las expulsiones del trabajo se convierten en definitivas para la mayoría.

Mieentras que la media de todos los ocupados perdía el 11% en el embate de la crisis 1976-85, antes de acercarse a la edad de jubilación, el colectivo que nos ocupa pierden entre el 20 y el 30%. De forma más clara que el resto del colectivo, esa pérdida no la recuperan, lo que se puede interpretar como una jubilación más que anticipada. Podríamos hablar de una incapacidad laboral formativa.

LOS QUE SABEN LEER, PERO NO TERMINARON LA PRIMARIA.

En 2004 el contingente de varones que no acabaron la primaria son 500.000  respecto a los más de 12 millones en total entre 16 y 64 años.
Al preguntarnos si la situación del mercado tratará a este colectivo del mismo modo en el que las crisis de 1976-85 y de 1990-94 trataron a los analfabetos, la respuesta es alentadora si observamos la trayectoria de la cohorte de 1951-55. En la fase alcista 1995-2002 ha recuperado la ocupación a pesar de ser sólo el 7%. En las cohortes anteriores los márgenes de integración han ido en disminución confirmando la progresiva desaparición de puestos para los que no tenían estudios.

LOS ESTUDIOS PRIMARIOS TERMINADOS Y LA EGB2

En los últimos años… (alrededor de 2004) se aprecia un adelanto biográfico en la incorporación laboral, que es síntoma de bonanza de la economía. Pero se observa también que aun así no hay plena ocupación.

Efecto de la competencia sobre los varones de menos estudios: si los estudios miden el valor relativo de los trabajadores, el mercado responderá con precios relativos. Al jubilarse las generaciones con niveles inferiores de estudios, los que pasan a ser los “últimos” es probable que sufran una expulsión semejante a la que les tocó a sus predecesores.

La observación conjunta de los tres niveles de estudios analizados y los dos siguientes evidencia que a medida que se avanza hacia niveles más altos, disminuyen a la vez la sensibilidad a las crisis y la proporción de no-ocupados.

Si tomamos la cohorte 1966-70, la que sufrió en la juventud la crisis de mediados de los 80, están sin empleo el 90% de los analfabetos, el 60% de los que no tenían estudios, el 40% los que sólo tenían estudios primarios, el 30% de los bachilleres. Cuando llega el 2000 los bachilleres tienen un 90% de ocupación, los que tienen estudios primarios un 80% y los que no tienen estudios no llegan a un 70%.

Parece claro  que los cambios en la estructura ocupacional que se han resuelto como crisis de empleo han constituido una verdadera “reconversión de las ocupaciones” expulsando a los trabajadores en proporción inversa a su cualificación.

Se observa una anticipación de la integración laboral de los jóvenes en la primera mitad del 2000 de los niveles bajos en formación.