domingo, 17 de septiembre de 2023

La religión popular como estructurante significativo de la sanación. Una aproximación a la práctica de las santiguadoras y curanderos en Canarias

Popular religion as a significant structuring of healing. An approach to the practice of santiguado-ras and curanderos in the Canary islands

Palabras clave:

Santiguadoras y curanderos. Sanación. Catolicismo popular. Ritual. Islas Canarias.

Resumen

El punto de partida del presente trabajo es la forma en que opera el catolicismo popular como sustrato de ideas, creencias y prácticas en la actividad sanadora de las santiguadoras y curanderos de Canarias. A partir de ahí se analiza la configuración de un proceso ritualístico en el que distintos aspectos actúan como representaciones simbólicas que son, a su vez, catalizadores del poder de sanar por mediación de entidades sagradas que son convocadas en el rito, como puede ser la intervención de miembros del santoral católico. A estos se apela a través de fórmulas y estrategias que, por un lado, establecen una suerte de comunicación con lo divino y, por otro, implican un sistema de intercambio, en donde juegan un papel relevante las oraciones, el santiguado y todo un conjunto de ofrendas votivas. 

Abstract 

The starting point of this paper is the way in which popular Catholicism operates as a substratum of ideas, beliefs and practices in the healing activity of the santiguadoras and curanderos of the Canary Islands. From there, we analyze the configuration of a ritualistic process in which different aspects act as symbolic representations that are, in turn, catalysts of the power to heal through the mediation of sacred entities that are summoned in the rite, such as the intervention of members of the Catholic saints' calendar. These are appealed to through formulas and strategies which, on the one hand, establish a kind of communication with the divine and, on the other, imply a system of exchange, in which prayers, santiguadoand a whole set of votive offerings play an important role

 

Cómo citar

Prieto González, T. J. (2023). La religión popular como estructurante significativo de la sanación: Una aproximación a la práctica de las santiguadoras y curanderos en Canarias. Antropología Experimental, (23), 165–183. https://doi.org/10.17561/rae.v23.7651
 

Enlace publicación:

 
https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae/article/view/7651/8021
 

sábado, 12 de marzo de 2022

El higienismo en Canarias como paradigma en las topografías médicas

Javier Prieto González

La etiología de las patologías epidémicas y endémicas en Canarias, empezaron a desarrollarse durante el siglo XIX tales como la fiebre amarilla, tétanos, pulmonía, artritis o inflamaciones, algunas de estas, dolencias que reaccionaban lentamente a las prescripciones farmacológicas. Los higienistas lanzaron una propuesta profiláctica muy innovadora relacionando las condiciones ambientales en el desarrollo de determinadas patologías.

Tal como indica Díaz (1961:209) el higienismo fue una corriente de pensamiento muy desarrollada en Europa desde finales del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX. El espacio físico adquiere para los higienistas una gran relevancia en el devenir económico y social de los pueblos. El ambiente es considerado como un conductor de fuerzas físicas, químicas, biológicas y socioculturales que sostienen o amenazas, y que tienen propiedades mutagénicas sobre el genotipo de todos los seres vivos.

Los higienistas reconocieron la enrome influencia que tiene el entorno y el medio social en la propagación de las patologías y dolencias, pusieron de manifiesto los graves problemas de salubridad de las ciudades o pueblos, aspirando a establecer medidas de carácter higiénico-social como medio para mejorar la salud. El desarrollo del paradigma higienista en las ciencias sociales se significa en el contexto de la historia contemporánea de la sociedad industrial y su relato consistía en señalar los intensos desajustes y conflictos derivados por el proceso industrializador y de la emergencia del capitalismo liberal. Una patología debía de ser abordada no solo desde la farmacología, sino atendía al comportamiento social del sujeto, en particular a los espacios insalubres:

“Pese al sulfato de quinina para cortar una intermitencia,

no es suficiente para curar radicalmente una enfermedad cuyo agente está constantemente obrando sobre el individuo por el elemento que lo rodea y

cuyo organismo deteriorado es imposible realzar con este medicamento

mientras no cese la causa productora del mal”

 (Chil y Naranjo citado por Díaz, 1961:221)

En España se puso en marcha una enorme producción científica a este respecto donde destacan informes, topografías y geografías médicas, relatos de episodios médicos, terapias farmacológicas, etc. Según Granjel (citado por Díaz, 1961:210) Entre 1808 y 1936 se publicaron en España casi medio millar de libros de ámbito higienista. En esta perspectiva el ambiente representa los factores exógenos al individuo, que comprenden el espacio físico, el social y el biológico. Las topografías médicas y el estudio del medio ambiente son agrupados por el higienismo de este modo:

1.    Preservación de la salud pública

2. Investigación empírica dedicada a los procesos de difusión epidémica desde una perspectiva sociológica y geográfica

3.  Creación y desarrollo de una corriente de pensamiento social, tales como pobreza, moralidad, costumbres, reformas, etc.

4.    Identificación de problemas específicos de ámbito laboral y espacio urbano

Dr. Gregorio Chil y Naranjo
Trabajos que abrieron un campo de actuación muy innovador, orientados en la divulgación y concienciación pública e institucional para erradicar los contagios, y sirvieron para impulsar el desarrollo de las ciencias sociales en materia de salud pública y específicamente en la evolución de la Geografía[1] y Ecología. Sin duda, fue un hecho más que relevante que desde el ámbito empírico se señalaran determinados desequilibrios sociales como originarios de muchas de las enfermedades de nuestras sociedades.

Poniendo el foco en el contexto canario, estas monografías y topografías fueron resultado de los trabajos elaborados en Europa. Y sin duda, el pretigioso médico, historiador y antropólogo canario Gregorio Chil y Naranjo (1831-1901) fue uno de los más notables exponentes del higienismo en Canarias. “Su prestigio, buen trato y los bajos honorarios que cobraba por sus servicios le granjearon la simpatía de los enfermos menos pudientes y una clientela abundante. Era poco partidario de prescribir medicamentos y le gustaba aconsejar remedios caseros para curar[2]” (Díaz, 1961:216)

“Parece que la Gran Canaria reúne en su seno un gran mundo

y sin embargo lo he dicho y lo repito,

la patología canaria es exclusivamente canaria.

Hay enfermedades de formas especiales cuya causa primordial

no existe sino en la misma localidad”

“(…) puedo decir que Canaria cada lugar es una verdadera región

Patológica que aunque sometida a leyes generales, sin embargo,

determina con precisión por las variaciones que se observan”

(Chil y Naranjo citado por Díaz, 1961:224 y 227)

En la postrimería del siglo XIX las Topografías y Geografías Médicas sucumbieron a las investigaciones bacteriológicas e inmunológicas como nuevos paradigmas de la explicación de los procesos contagiosos y epidémicos. Nuevos hallazgos que volvieron a desplazar a la ciencia médica a los procesos puramente biológicos. El mal vuelve a resituarse en el interior del organismo, un efecto de fuerzas centrípetas y centrifugas enfrentadas.

Es pertinente habernos aproximado a esta teoría[3] como un esfuerzo de la propia medicina empirista a los procesos sociales y culturales como precursores de diversas patologías. La contribución de las topografías médicas hay que señalarlas en relación a su destacable valor etnográfico, en particular, a esos registros que señalaban la causalidad en las interrelaciones de los factores naturales y socioculturales, las circunstancias urbanísticas, laborales, alimentación, además de la mortalidad y morbilidad de un contexto dado. (Riccó, 2017:56).

 

Javier Prieto González

Santa Cruz de Tenerife

Doctorando en Antropología línea de Memoria, Patrimonio y Derechos Culturales. 

Máster en Investigación Antropológica. Graduado en Sociología.

BIBLIOGRAFÍA

Díaz Hernández, R. F. (1961) El Doctor Chil y Naranjo y el paradigma higienista. El Museo Canario. Madrid.

Riccó, I. (2017) en busca de un “nuevo mundo mágico”. De la medicina popular a las terapias New Age en un Occidente desencantado. Tesis Doctoral. Universitat Rovira i Virgili. Tarragona.



 

[2] Fue conocido por su carácter abierto y antidogmático con significativas críticas a contemporáneos suyos como “ciegos adoradores de Hipócrates y de Galeno” (Díaz, 1969:223)

[3] Hay que señalar los estudios locales sobre el medio y clima como precursores en el desarrollo de las enfermedades, denominado periodo miasmático desde 1800 hasta 1878, año del hallazgo de los microbios y origen de la concepción bacteriana. Según este enfoque, los pantanos eran el origen de los patógenos que al ser dispersados por el viento causaban la enfermedad. (Riccó, 2017:53)

sábado, 4 de abril de 2020

Cuidar la cultura

Es imprescindible que el Gobierno proteja el tejido que permite a los creadores seguir trabajando



El cantante Stephane Senechal interpreta una pieza para sus vecinos durante el confinamiento.
GTRES
La obligación de clausurar temporalmente las actividades no esenciales, una circunstancia desconocida en Europa desde la primera mitad del siglo pasado, nos ha puesto delante de los ojos una realidad que no siempre tenemos presente: la cultura es un bien de primera necesidad. Confinados en casa, sentimos la urgencia de oír música, leer libros, ver producciones audiovisuales e incluso visitar museos, aunque sea de forma virtual. Es muy importante que tengamos los medios para hacerlo y por eso me parece una gran noticia que los teatros de ópera, desde nuestro Real hasta el Met de Nueva York, las editoriales, las productoras y distribuidoras de audiovisual y los museos hayan abierto generosamente sus catálogos y sus plataformas. También la Escuela Reina Sofía está aportando su granito de arena ofreciendo las grabaciones de sus conciertos y sus clases. Según me dicen, están siendo muy visitados, lo que me reafirma en mi impresión de que esta crisis está cambiando nuestros hábitos más profundamente de lo que pudiera parecer.

El arte y las humanidades proporcionan un esparcimiento que alivia la cotidianeidad, pero sirven, además, para algo bastante más importante: nos ayudan a desarrollarnos como personas y refuerzan los lazos que nos mantienen unidos como sociedad. Hay pensadores, como Yuval Noah Harari, que van más allá y afirman que el relato compartido que la cultura crea y difunde es, precisamente, lo que nos hace humanos. Por mi parte, siempre he creído que la cultura —y, más concretamente, la música— tiene la capacidad de transformar a los individuos y las sociedades y por eso me he esforzado en facilitar a los jóvenes el camino hacia la música. Aunque no entendamos muy bien cómo, la música nos hace mejores personas. A lo largo de los años, todos los grandes músicos que me han ayudado han subrayado el poder que tiene la música de facilitar la convivencia. “No os limitéis a tocar, cobrar y volver a casa”, dijo Zubin Mehta a los alumnos de la Escuela; y añadió: “La música tiene el poder de hacer que las personas convivan, incluso aquellas que no quieren convivir. ¡Usadlo!”. Parecidos mensajes nos trajeron —y, sobre todo, practicaron— Menuhin, Rostropóvich, Larrocha, Maazel, Abreu y, más recientemente, Mutter, Dudamel, Camarena y muchos otros. También los jóvenes dan testimonio. Hace dos años, reunimos en un trío a un violinista azerbaiyano, un violonchelista armenio y una pianista turca, procedentes de tres países que llevan siglos en conflicto. Al principio se miraban con recelo, pero han acabado siendo grandes amigos y formando uno de los mejores grupos de cámara de la Escuela. De hecho, si la pandemia lo permite, tocarán el Triple concierto de Beethoven bajo la batuta de Sir András Schiff en el concierto de fin de curso. No se puede hacer música juntos y, a la vez, estar en guerra.

La música, como las otras artes, es un factor de cohesión social. Nos permite conocer el mundo interior de otra persona —el compositor, el intérprete, el artista— y, en espejo, conocer mejor el nuestro. De ahí la importancia de apoyar a las escuelas de música y reforzar la presencia de las artes en la enseñanza general. En el ámbito de la educación se oye hablar mucho de la necesidad de reforzar las materias llamadas STEM —iniciales en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas—, que son las herramientas que nos permiten actuar sobre el mundo. Tener herramientas está muy bien, pero solo si sabemos para qué las queremos. Algún día, nuestros niños y jóvenes se preguntarán —¡espero!— qué uso quieren dar a la tecnología que han aprendido y quizá echen de menos entonces las horas de formación en música, artes y humanidades que no les estamos dando hoy. Añadamos la A de artes a la fórmula, como tantos están pidiendo; convirtámosla en STEAM, porque esa letra es la que da sentido a las otras cuatro.

En estos días, todos apreciamos la importancia de la cultura y agradecemos a los músicos y escritores que estén donando gratuitamente su trabajo, pero, además de darles las gracias, tenemos que protegerlos para el futuro inmediato. La cultura no es gratis y no se hace sola. La crean personas, que comen y pagan facturas como los demás. Compositores, intérpretes, escritores, pensadores, actores, dramaturgos, bailarines, pintores, cineastas y demás creadores van a necesitar el apoyo de todos, porque se avecinan tiempos difíciles. Es imprescindible que, en los próximos meses, España mantenga vivas las estructuras de su industria cultural y que, entre las medidas de emergencia que haya que tomar para poner en marcha el país después de este obligado parón, nuestros gobernantes tengan en cuenta a la cultura y le den la prioridad que le corresponde como el sector esencial que es. De nada servirá cubrir las necesidades materiales de la población si no atendemos también las morales, que son las que aseguran nuestra convivencia.

Paloma O'Shea es presidenta fundadora de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

viernes, 3 de abril de 2020

La Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) ofrece el primer concierto 'online' de sus 35 años de historia

El recital, que incluye tres piezas o fragmentos, tendrá lugar hoy a partir de las 19:30 horas en las redes de la formación

A 01.04.2020 | 23:23 

EL DÍA

La Orquesta Sinfónica de Tenerife en un concierto.
La Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) emitirá hoy, por primera vez en sus 35 años de historia, un concierto online. La señera formación clásica tinerfeña se ha propuesto continuar ofreciendo música a los tinerfeños durante estas semanas de parada obligatoria en su temporada. Los gestores, los músicos y el personal administrativo que forman parte de la OST continúan trabajando desde casa y han preparado este regalo. "No solo lo hacemos por nuestros abonados sino por todos los aficionados a la música y el público en general", explicó el presidente del comité de empresa, Ángel Camacho.

El primer concierto de este tipo tendrá lugar mañana a partir de las 19:30 horas a través de las redes sociales de la Sinfónica. Sus perfiles de Facebook e Instagram son el canal escogido para esta primera emisión. "Había que buscar una fórmula para llegar a nuestro público y consideramos que la mejor era apoyarnos en nuestras redes", detalló Camacho. El recital ha sido bautizado Sinfónica de Tenerife, Emociones desde el salón. Están invitados todos los amantes de la música de calidad y todos aquellos canarios que quieran acercarse a la que es, sin duda, la formación clásica más emblemática de la Isla. "Estamos muy emocionados", añadió el músico.

El programa ha sido diseñado por el equipo de la OST y organizado por secciones musicales. Resulta muy complejo grabar por separado este tipo de composiciones. Los integrantes de la sección de flautas, la sección de violas y la sección de cellos serán los primeros en presentarse ante su público a distancia. Las flautas comenzarán a las 19:30 horas con Dance of the reed, de Tschaikovsky. Los músicos que darán vida a esta pieza son Catherine Mooney, Francisco García y Sarabel Delgado. A continuación, a las 20:00 horas, será el turno de las violas con Ma Poupée cherie, de Deodad de Séverac. Participan, en este caso, Sviatoslav Belonogov, Alexandre Mikheile, Andrey Pavlyuchenkov, Patrick Doumeng, Brett Kronewitter, Blanca Sellers y Alba Correa. Finalmente, a partir de las 20:30 horas, la sección de cellos interpretará el segundo movimiento de la Sinfonía número 7 de Beethoven.

Para hacer este primer concierto online, el equipo de la OST ha tirado de ingenio y recursos propios. El presidente de la OST y director insular de Cultura, Leopoldo Santos, valoró la implicación e iniciativa de la orquesta. "Estuvimos hasta el último momento pendientes de ver si podíamos grabar el ensayo general de la ópera Lucrezia Borgia para emitirla luego. Fue imposible, pero desde ese primer momento, los músicos y todo el equipo se pusieron manos a la obra para continuar con su actividad", destacó el portavoz insular.

Tanto el comité de empresa como la comisión artística de la OST han trabajado estas dos semanas para coordinar el esfuerzo de todos y cada uno de los miembros de la orquesta. "Todos están implicados de una u otra forma. No solo nos vamos a quedar en la organización de estos pequeños conciertos, queremos acercarnos al público y mostrarles nuestro día a día", adelantó Camacho.

Complejidad técnica

 

Para poder grabar estas piezas, han tenido que estudiar varias estrategias. En algunas obras han empezado por grabar el solo y pasar la grabación a sus compañeros, que grabaron asimismo sus partes encima de esa primera interpretación. En otros casos han optado por la referencia metronómica para coordinarse. "Todo está escrito, los valores, los motivos y las notas, pero es esencial establecer a qué velocidad se va a tocar para que el resultado sea óptimo", explicó Camacho. "Nos hemos reinventado, ha sido todo un reto y todos los compañeros han mostrado una gran implicación. Estamos deseando ver qué acogida van a tener", concluyó.

A 01.04.2020 | 23:23 

EL DÍA

jueves, 2 de abril de 2020

Las cosas como son

Si las artes fueran un lujo o un capricho para privilegiados, no habrían formado parte de todas las culturas humanas


Ópera de Puccini cancelada en Trieste a causa del Covid-19. NurPhoto / Getty Images
Nada como el choque contra la inmisericorde realidad para poner a prueba la fortaleza y el sentido y hasta la razón de ser de las artes. En medio de la calamidad uno entiende instintivamente que ha de medir sus palabras, porque en estas circunstancias el oído ético y estético se afina hasta volverse doloroso, y detecta enseguida cualquier nota falsa, salida de tono, hasta el indicio más disimulado de irresponsabilidad o egocentrismo. No estamos para bromas. La indulgencia perezosa hacia la palabrería ahora da paso a lo que Ernest Hemingway llamaba an in-built bullshit detector: una especie de sismógrafo incrustado en uno mismo que salta y dispara su alarma ante la tontería halagadora y consentida, ante la impúdica simulación que usurpa el vocabulario de lo verdadero.

No son momentos para juegos de manos ni juegos de palabras. Como un cuerpo debilitado por la enfermedad, la conciencia sobrecogida rechaza impulsivamente lo que intuye como tóxico o como superfluo, lo que pueda provocarle una sobreestimulación estéril. Hay un mundo de diferencia entre el fervor y la fiebre. En épocas de abundancia nadie repara en el despilfarro; cuando se disfruta de un confort y seguridad en el porvenir, el desarreglo y el trastorno, la novedad neuróticamente renovada, pueden ofrecer simulacros de plenitud, y desde luego parece que alejan el peligro del tedio. Cualquier sospecha de lentitud o de gravedad se vuelve intolerable, cualquier paréntesis de inactividad o silencio.

Las artes se pueden permitir el lujo del ensimismamiento: porque nadie va a pedirles seriamente consuelo, sustento o refugio, las artes pueden consagrarse a los fuegos de artificio sin el menor peligro de que se les exija responsabilidad alguna. Los que se acerquen a ellas quedarán satisfechos si pueden confirmar su pedantería o su esnobismo. Los artistas recibirán el prestigio que conceden a cada momento los administradores ocultos de los valores de la moda: cuanto más abstrusos sean, más alejados de la vida real y de las cosas prácticas, de los trabajos de las manos, de las palabras de todos los días y las historias comunes, mayor será su prestigio.

Las artes ya no precisan reflejar el mundo ni medirse con él: su principal objeto son ellas mismas; su público es el de los especialistas y los enterados. Los artistas, si dicen algo, lo dicen en el lenguaje de los críticos y los teóricos del arte, que es un lenguaje tan cerrado que solo lo saben manejar y lo comprenden ellos mismos, y que no sirve para nombrar nada que esté fuera de su territorio acorazado. Los escritores escriben —mea culpa— sobre el proceso de su propia escritura. Las novelas tratan de escritores que se encuentran y se emborrachan con otros escritores en congresos internacionales o comarcales de literatura. El impulso hacia el ensimismamiento es tan poderoso, y tan universal, que hasta los programas del corazón tratan sobre los periodistas del corazón, y son ellos mismos los que ocupan con preferencia las portadas de sus revistas especializadas. Los directores de cine hacen películas sobre directores de cine obsesionados y angustiados por sus propias películas. Una fotógrafa tan canonizada como Cindy Sherman hace fotos cada vez de mayor tamaño y barroquismo de la propia Cindy Sherman.

La fotografía, como el periodismo o la novela, es un arte tan pegado a la realidad exterior y tan capacitado para retratarla que resiste muy mal, a mi juicio, cualquier tentativa de retorcimiento formal y de abierto narcisismo. La fotografía está hecha de las imágenes de la realidad igual que la novela lo está de las vidas comunes y de las palabras de todos los días. La nobleza literaria del periodismo, que puede no ser menos alta que la de la poesía o la novela, se cumple sobre todo cuando quien escribe da cuenta fehaciente, palabra por palabra, de lo que acaba de suceder, de lo que está sucediendo ahora mismo. Una gran parte de la prosa narrativa o reflexiva de los años treinta en España estaba tan enferma de retórica que algunas de las mejores páginas de aquel tiempo se encuentran en crónicas de Chaves Nogales, de Pla, de Elena Fortún, de Josefina Carabias.

Si el arte, la música, la poesía, las historias han ocupado un lugar de primacía en todas las sociedades humanas, al menos desde Chauvet y muy probablemente desde mucho antes, es porque han cumplido tareas fundamentales para la vida, para la supervivencia personal y colectiva. Si las artes fueran un lujo o un capricho para privilegiados, no habrían formado parte de todas las culturas humanas, en todas las épocas, en todos los lugares. Es en momentos de máxima gravedad cuando nos damos cuenta, cuando lo recordamos si lo supimos y se nos había olvidado. Necesitamos las artes para que nos expliquen el mundo y para que nos alejen del mundo, para saber lo más posible sobre la realidad inmediata y para escaparnos y consolarnos de ella.

Escucho una crónica en la radio sobre los médicos desbordados en un hospital, leo un ensayo en el periódico y me entero de los mecanismos de contagio del virus y hasta de su extraña naturaleza biológica. Pero un poco después, igual que he necesitado el alimento de la información, necesito también cobijarme temporalmente de ella, o asomarme a lo real a través de la perspectiva de una película o de una novela, o acogerme al consuelo, al efecto casi terapéutico de serenidad y armonía de una cierta música, a su afirmación del todo física y del todo espiritual de entusiasmo y arrebato. Músicas y músicos que en otras circunstancias he podido disfrutar ahora me inquietan o me perturban y tengo que detenerlas apenas han comenzado, porque ahora tengo una tolerancia muy baja para la agitación y la estridencia, que en este tiempo derivan rápidamente en angustia. En épocas de mucha confusión parece que la sensibilidad pide voces claras y nítidas y formas definidas, afirmaciones jubilosas de vitalidad, expresiones sobrias de la pesadumbre o del duelo. La efusión emocional está siempre muy cerca de una congoja en la que también cabe la alegría. Duke Ellington revela su parentesco con Bach y el júbilo de Mozart tiene veladuras de melancolía anticipada del paso del tiempo como las que lo estremecen a uno en las mejores canciones de los Beatles.

Pero todo esto es un privilegio. En los hospitales hay ancianos que mueren en soledad ahogados por la neumonía y médicos y enfermeras que trabajan hasta caer agotados y tienen que protegerse con bolsas de plástico por falta de material sanitario. Ahora mismo la tarea principal de la imaginación es abarcar la magnitud devoradora del desastre.

miércoles, 1 de abril de 2020

El coronavirus contra la cultura

Instituciones públicas, privadas, empresas, autónomos... todas las áreas de un sector que suma el 2,5% del PIB sufren parálisis o se ven amenazadas por la crisis económica causada por la pandemia


Un teatro cerrado en la Gran Via en Madrid durante la pandemia de coronavirus.©Jaime Villanueva

Cada vez que la palabra crisis se hace realidad, el sector de la cultura, que aporta a la economía nacional el 2,5% del PIB, es de los primeros en sufrir. Con todos los esfuerzos del país orientados en salvar vidas y en evitar una depresión económica, la producción cultural ve con temor la posibilidad de reducción de la financiación pública y la caída abismal del consumo que paga por contenidos. EL PAÍS ha recorrido distintos sectores para comprobar cómo el confinamiento ha paralizado buena parte de la vida cultural e instalado el temor a la destrucción de empleos.

ERTE en las librerías

El mundo editorial es uno de los más afectados por la crisis de la pandemia y las librerías son las primeras en caer. Casa del Libro prepara un ERTE de entre 500 y 600 trabajadores; La Central, todos menos una decena (cerca de 80); en Laie, los que atienden al público (un 80%) de sus casi 200 trabajadores. “Todo nos lo estamos mirando”, admite Mari Carme Ferrer, presidenta del Gremi de Libreros de Cataluña. Entre las editoriales, las más afectadas son las medianas y pequeñas (el 70% de las empresas y el 56% del empleo de un sector con 12.714 trabajadores).

Pero el daño se amplia. “Los factores que ponen en peligro a muchos editores están en la propia cadena de producción del libro: el cierre de librerías implica anulación de pedidos, devoluciones, retraso en planes editoriales; habrá dificultades de cobro y de financiación. La situación es crítica”, explica Miguel Barrero, presidente de la Federación de Gremios de Editores. Los efectos se notan en todos los ámbitos. “Me acaba de decir mi editora que no podrá darme el adelanto, las librerías no pagan, la distribución e impresión, frenadas, ferias anuladas. Terrible. Me gustaría pagar el alquiler con un capítulo o un cuento”, se quejaba en Twitter la escritora argentina Ariana Harwicz.

Además, el 88,7% de las editoriales recurre a personal externo, muy vulnerable: traductores, correctores, ilustradores e incluso editores independientes. “Tenemos trabajo hasta finales de año; lo que vemos es que los editores nos están frenando libros más o menos apalabrados con miras a inicios de 2021”, afirman traductores próximos a la Asociación Colegial de Escritores.

 

Instituciones solidarias

Las instituciones culturales, públicas y privadas, han cerrado sus puertas, aunque ofrecen numerosos servicios a través de sus webs. La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos, lamenta que “se hayan desbaratado los planes presenciales, como las exposiciones y el acceso de lectores”. “Además, cuando volvamos, nos vamos a encontrar con miles de ejemplares para el depósito legal, lo que nos va a causar un atasco”, señala. La BNE recuperará, no obstante, las muestras previstas, pero las del próximo año quedan pendientes del presupuesto público. “Preocupación” es la palabra que repite el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, organismo con trabajadores en 86 centros de todo el mundo. “Como institución del Estado, dependiente de Exteriores, estamos ayudando a los españoles que están fuera", señala García Montero. En cuanto a la parte económica, “más del 40% del presupuesto es autofinanciación, lo que limita nuestras posibilidades”, añade.

“Así que, los ingresos van a caer, esto nos golpeará, pero cuando volvamos tiene que ser con fuerza, hacer pocas cosas pero de calidad, y buscando patrocinios”, dice el director del Instituto Cervantes. El caso del Círculo de Bellas Artes de Madrid (lo público solo cubre el 7% de su presupuesto) demuestra, según su presidente, Juan Miguel Hernández León, “lo complejo y especialmente frágil que es el tejido cultural español”. “De aquí al verano podremos mantenernos, pero depende de lo que dure la cuarentena”, dice. Para Hernández León, “las grandes crisis generan cambios y en esta vendrá por la innovación tecnológica”. La SGAE ha lanzado para sus 120.000 socios "un servicio de asesoramiento para que soliciten ayudas públicas”, explican desde la entidad. A la vez, reciben decenas de consultas sobre su programa de ayuda de emergencia social, con el que la entidad apoya a los socios más vulnerables.

La Real Academia Española (RAE) ha suspendido sus plenos, “aunque mantiene sus proyectos, como la 24ª edición del Diccionario", explica su director, Santiago Muñoz Machado, que mantiene cada semana una reunión telemática con los académicos. “Los que nos dedicamos al estudio de la lengua estamos acostumbrados al aislamiento”, añade. Con ayudas estatales aprobadas, el director de la RAE no cree que el coronavirus aporte muchas palabras a la lengua. Desde la Real Academia de la Historia señalan que este contexto ha acelerado su apuesta por lo digital y que se percibe un mayor interés por la institución. Su Diccionario Biográfico recibe tres millones de consultas al día, aunque lo que ocurra con su financiación (40% pública y 60% privada) es una incógnita. En lo que coinciden desde la RAH con la directora de la BNE es que estas instituciones “tienen que dar un servicio público”.

 

Pantallas sin ingresos

Para el cine, la hecatombe. Primero, por el cierre de salas. En España, en 2019, había 3.593 pantallas. Esas salas cuentan con 11.500 trabajadores, según la Federación de Entidades de Empresarios de Cine de España (FECE), personal que, en contados casos, está yendo a sus trabajos a labores de mantenimiento. Marzo y abril son meses medianos en taquilla, pero iba a haber estrenos con tirón: cada semana se dejan de recaudar de seis a ocho millones.

Segundo, rodajes parados. Según la Spain Film Commission, se han suspendido unos 300, el 26% de ellos, anuncios; el 13%, series de televisión; el 12%, programas de televisión, y el 11%, largometrajes. Casi la mitad eran internacionales. Solo en gastos de mantenimiento de sus productoras, la Asociación Estatal de Cine habla de 26 millones mensuales y sin ingresos. Otras fuentes cuantifican entre gastos y dinero no ingresado en el cine en España hasta 20 millones de euros diarios. Los rodajes se han quedado colgando y ni siquiera ha llegado una apuesta legislativa para impulsar el cine en Internet (hay 50 filmes esperando que se aclare el calendario), o una línea de crédito y ayudas rápidas. Además, los técnicos e intérpretes, que no son asalariados, están viviendo sin ingresos.

 

Silencio en la música en directo

Ya lo advertía la cantaora Rocío Márquez al principio de la epidemia: “Las condiciones de los autónomos en este país es mucha tela. Llevo dada de alta y pagando impuestos desde los 18 años [tiene 34]. Ante la cancelación de actuaciones, no tengo derecho a paro”. La Federación de Música de España ha cuantificado las perdidas en 764 millones. “Esta crisis afectará a las empresas y personas que trabajan en la industria de la música en vivo. Necesitarán ayudas para mantener sus empleos”, señala la federación. Ese sector emplea en España, directa o indirectamente, a 300.000 personas. Los consultados estiman que “la mitad” perderá el empleo si la situación se extiende varios meses. Mientras, las compañías de discos ven como mal menor la opción de un ERTE, al que muchas se han acogido. Además, se están mostrando las costuras del negocio del streaming, como apunta el músico Martí Perarnau, líder del grupo Mucho: “Entregamos nuestras canciones a cambio de nada a plataformas, por aquello de que no se vendían discos para obtener ingresos irrisorios, y nos vimos obligados a poder vivir de nuestros conciertos. Ahora es cuando viene la palmada”.

 

La fotografía es de autónomos

Un sector poblado por autónomos es la fotografía. El leonés Álvaro Laiz, de 39 años, acaba de regresar de Nicaragua, de fotografiar pueblos que viven junto a yacimientos arqueológicos, “un proyecto que ahora está en el aire”, dice. Como también ve incertidumbre en la exposición, con libro, que prepara para septiembre. “Un trabajo con National Geographic y el Museo Universidad de Navarra en el que he seguido las huellas de las migraciones que cruzaron el estrecho de Bering”. Laiz aprovecha el parón “para editar, hacer maquetas… como hacemos los fotógrafos en agosto”. “La diferencia es que no sabemos cuál será la fecha de salida y cómo arrancará esto”. Su colega Susana Girón, de 44 años, freelance también, ve cómo se ha aplazado a noviembre la exposición que iba a inaugurar en Sídney sobre una familia de pastores trashumantes. Y otro proyecto de larga cocción, un libro sobre una bailaora, no sabe cuándo podrá mostrarlo. “Ya estaba en imprenta”, apunta. Girón vive de reportajes para medios que se están empezando a cancelar. Por eso, junto a otros siete fotógrafos, ha formado un grupo en Instagram que sube imágenes de esta cotidianidad, para ver si de ahí surgen encargos.

 

Alarmas en el arte

Las alarmas saltaron en el arte el lunes 23, cuando la Fundació Miró anunció un ERTE a sus 57 empleados. Empezó así el goteo de los despidos temporales en el sector privado, si bien por ahora no se ha abierto del todo el grifo. Consultadas grandes fundaciones como Telefónica, La Caixa, Mapfre y Juan March, estas aseguran que ―por el momento― no se plantean “decisiones traumáticas” para sus plantillas. Pero no todas ha seguido el mismo camino: ante la prórroga del confinamiento, la Fundación Caja de Burgos ha solicitado un ERTE parcial para su plantilla, con la excepción de colegios y residencias.

Más complicada resulta la situación para las galerías, que no cuentan con el respaldo de grandes entidades. Desde el sector se calcula que la mayoría perderán entre 20.000 y 40.000 euros y subrayan el efecto dominó que se desencadenará. “El cierre influye en el aplazamiento y cancelación de exposiciones, producciones y comisariados que estaban en marcha, publicaciones...”, apuntan desde la asociación Arte Madrid; sin olvidar a “proveedores, transportistas, viajes, seguros…”. Los principales museos de titularidad pública, como el Prado o el Reina Sofía, mantendrán los puestos de trabajo, tanto de funcionarios como laborales.

Otra cosa son las compañías externas que les proporcionan servicios, aunque desde el Prado aseguran que intentarán agilizar los pagos pendientes para que estas empresas “sufran lo menos posible”. Entidades más modestas, como el MARCO de Vigo, también descartan un ERTE. Su director, Miguel Fernández-Cid, declara que “la situación ya es lo suficientemente dura”.

 

El teatro, inviable

Lo mejor que le puede pasar estos días a un trabajador de las artes escénicas es que le apliquen un ERTE. Eso significa que tiene garantizado un empleo cuando vuelvan a abrirse los teatros. Pocos tienen esa suerte: personal de gestión de salas o productoras y artistas o técnicos de montajes estatales (Inaem), o de gran formato (musicales). El resto posee contratos ligados a la duración de un espectáculo que se cancele “por causa de fuerza mayor".

Según un informe de la Unión de Actores y Actrices, a partir de una encuesta entre 1.500 profesionales, el 23% de los intérpretes que estaban trabajando en teatro, cine o televisión cuando sobrevino la crisis se han quedado en el paro (el 85% de estos sin indemnización) y calculan una pérdida a corto plazo de casi siete millones. Muchos dan la temporada por muerta y auguran que el empleo no se recuperará hasta los festivales de verano. “No es solo que se hayan suspendido espectáculos en cartelera, es que los estrenos de mayo son inviables porque no se puede ensayar ni construir decorados”, lamenta el productor Jesús Cimarro, presidente de la asociación de empresarios (Faeteda).

El futuro es más negro para las pequeñas compañías y creadores experimentales. “Son más vulnerables, ni siquiera logran cobrar paro porque sus contratos son muy cortos”, comenta Jacobo Pallarés, presidente de la Red de Teatros Alternativos. Y por encima de todo sobrevuela una angustia: ¿querrán los ciudadanos volver a disfrutar juntos en un teatro?

Con información de Manuel Morales, Juan Carlos Galindo, Carles Geli, Carlos Marcos, Silvia Hernando, Raquel Vidales, Gregorio Belinchón y Tommaso Koch.

martes, 31 de marzo de 2020

Los festivales de verano mantienen sus calendarios por ahora

Sónar, Mad Cool, Primavera Sound o BBK Live confían en poder celebrarse y alertan del desastre económico que supondría la cancelación