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sábado, 4 de octubre de 2014

¿Por qué hoy no es posible la revolución?

Artículo de Byung-Chul Han publicado en EL PAÍS el 3 de octubre de 2014

Cuando hace un año debatí con Antonio Negri en el Berliner Schaubühne, tuvo lugar un enfrentamiento entre dos críticas del capitalismo. Negri estaba entusiasmado con la idea de la resistencia global al empire, al sistema de dominación neoliberal. Se presentó como revolucionario comunista y se denominaba a sí mismo profesor escéptico. Con énfasis conjuraba a la multitud, la masa interconectada de protesta y revolución, a la que confiaba la tarea de derrocar al empire.La posición del comunista revolucionario me pareció muy ingenua y alejada de la realidad. Por ello intenté explicarle a Negri por qué las revoluciones ya no son posibles.

¿Por qué el régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres? Para explicar esto es necesario una comprensión adecuada de cómo funcionan hoy el poder y la dominación.
Quien pretenda establecer un sistema de dominación debe eliminar resistencias. Esto es cierto también para el sistema de dominación neoliberal. La instauración de un nuevo sistema requiere un poder que se impone con frecuencia a través de la violencia. Pero este poder no es idéntico al que estabiliza el sistema por dentro. Es sabido que Margaret Thatcher trataba a los sindicatos como “el enemigo interior” y les combatía de forma agresiva. La intervención violenta para imponer la agenda neoliberal no tiene nada que ver con el poder estabilizador del sistema.
El poder estabilizador de la sociedad disciplinaria e industrial era represivo. Los propietarios de las fábricas explotaban de forma brutal a los trabajadores industriales, lo que daba lugar a protestas y resistencias. En ese sistema represivo son visibles tanto la opresión como los opresores. Hay un oponente concreto, un enemigo visible frente al que tiene sentido la resistencia.
El sistema de dominación neoliberal está estructurado de una forma totalmente distinta. El poder estabilizador del sistema ya no es represor, sino seductor, es decir, cautivador. Ya no es tan visible como en el régimen disciplinario. No hay un oponente, un enemigo que oprime la libertad ante el que fuera posible la resistencia. El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo: el que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad.
Es ineficiente el poder disciplinario que con gran esfuerzo encorseta a los hombres de forma violenta con sus preceptos y prohibiciones. Es esencialmente más eficiente la técnica de poder que se preocupa de que los hombres por sí mismos se sometan al entramado de dominación. Su particular eficiencia reside en que no funciona a través de la prohibición y la sustracción, sino a través del deleite y la realización. En lugar de generar hombres obedientes, pretende hacerlos dependientes. Esta lógica de la eficiencia es válida también para la vigilancia. En los años ochenta, se protestó de forma muy enérgica contra el censo demográfico. Incluso los estudiantes salieron a la calle. Desde la perspectiva actual, los datos necesarios como oficio, diploma escolar o distancia del puesto de trabajo suenan ridículos. Era una época en la que se creía tener enfrente al Estado como instancia de dominación que arrebataba información a los ciudadanos en contra de su voluntad. Hace tiempo que esta época quedó atrás. Hoy nos desnudamos de forma voluntaria. Es precisamente este sentimiento de libertad el que hace imposible cualquier protesta. La libre iluminación y el libre desnudamiento propios siguen la misma lógica de la eficiencia que la libre autoexplotación. ¿Contra qué protestar? ¿Contra uno mismo?
Byung-Chun Han
Es importante distinguir entre el poder que impone y el que estabiliza. El poder estabilizador adquiere hoy una forma amable,smart, y así se hace invisible e inatacable. El sujeto sometido no es ni siquiera consciente de su sometimiento. Se cree libre. Esta técnica de dominación neutraliza la resistencia de una forma muy efectiva. La dominación que somete y ataca la libertad no es estable. Por ello el régimen neoliberal es tan estable, se inmuniza contra toda resistencia porque hace uso de la libertad, en lugar de someterla. La opresión de la libertad genera de inmediato resistencia. En cambio, no sucede así con la explotación con la libertad. Después de la crisis asiática, Corea del Sur estaba paralizada. Entonces llegó el FMI y concedió crédito a los coreanos. Para ello, el Gobierno tuvo que imponer la agenda liberal con violencia contra las protestas. Hoy apenas hay resistencia en Corea del Sur. Al contrario, predomina un gran conformismo y consenso con depresiones y síndrome de Burnout. Hoy Corea del Sur tiene la tasa de suicidio más alta del mundo. Uno emplea violencia contra sí mismo, en lugar de querer cambiar la sociedad. La agresión hacia el exterior que tendría como resultado una revolución cede ante la autoagresión.
Hoy no hay ninguna multitud cooperante, interconectada, capaz de convertirse en una masa protestante y revolucionaria global. Por el contrario, la soledad del autoempleado aislado, separado, constituye el modo de producción presente. Antes, los empresarios competían entre sí. Sin embargo, dentro de la empresa era posible una solidaridad. Hoy compiten todos contra todos, también dentro de la empresa. La competencia total conlleva un enorme aumento de la productividad, pero destruye la solidaridad y el sentido de comunidad. No se forma una masa revolucionaria con individuos agotados, depresivos, aislados.
No es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la “enajenación” respecto del trabajo. Hoy nos volcamos con euforia en el trabajo hasta el síndrome de Burnout [fatiga crónica, ineficacia]. El primer nivel del síndrome es la euforia. Síndrome de Burnout y revolución se excluyen mutuamente. Así, es un error pensar que la multitud derroca al empire parasitario e instaura la sociedad comunista.
¿Y qué pasa hoy con el comunismo? Constantemente se evocan elsharing (compartir) y la comunidad. La economía del sharing ha de suceder a la economía de la propiedad y la posesión. Sharing is caring, [compartir es cuidar], dice la máxima de la empresa Circler en la nueva novela de Dave Eggers, The Circle. Los adoquines que conforman el camino hacia la central de la empresa Circler contienen máximas como “buscad la comunidad” o “involucraos”. Cuidar es matar, debería decir la máxima de Circler. Es un error pensar que la economía del compartir, como afirma Jeremy Rifkin en su libro más reciente La sociedad del coste marginal nulo, anuncia el fin del capitalismo, una sociedad global, con orientación comunitaria, en la que compartir tiene más valor que poseer. Todo lo contrario: la economía del compartir conduce en última instancia a la comercialización total de la vida.
El cambio, celebrado por Rifkin, que va de la posesión al “acceso” no nos libera del capitalismo. Quien no posee dinero, tampoco tiene acceso al sharing. También en la época del acceso seguimos viviendo en el Bannoptikum, un dispositivo de exclusión, en el que los que no tienen dinero quedan excluidos. Airbnb, el mercado comunitario que convierte cada casa en hotel, rentabiliza incluso la hospitalidad. La ideología de la comunidad o de lo común realizado en colaboración lleva a la capitalización total de la comunidad. Ya no es posible la amabilidad desinteresada. En una sociedad de recíproca valoración también se comercializa la amabilidad. Uno se hace amable para recibir mejores valoraciones. También en la economía basada en la colaboración predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello “compartir” nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución.
Byung-Chun Han es filósofo.
Traducción de Alfredo Bergés.

Artículo de Byung-Chul Han publicado en EL PAÍS el 3 de octubre de 2014

sábado, 2 de junio de 2012

Historia de las Ideas Políticas Resúmenes Parte 50


En la asignatura de Historia de las Ideas Políticas del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED, algun@s compañer@s realizamos un trabajo coral; resúmenes del libro Ideas y Formas Políticas: Del triunfo del Absolutismo a la Posmodernidad, bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por tod@s.  Derechos reservados, sus autores.

José Rodrigo Crespo - Tema 1 El triunfo del absolutismo // Elisa Ruiz Rodríguez - Tema 2 De la Ilustración al Estado Liberal // Alejandro Gessé Ponce - Tema 3 Los fundamentos de la democracia: de Rosseau a la Revolución Francesa // María Hernando García - Tema 4 El idealismo // Tomás Javier Prieto González - Tema 5 Tradicionalismo y Conservadurismo // Mónica Platero - Tema 6 El pensamiento político norteamericano: de los Founding Fathers a la consolidación de la nación americana // Juan José Amate Ruiz - Tema 7 El liberalismo posrevolucionario // Víctor Riesgo Gómez - Tema 8 Utilitarismo y liberalismo en Inglaterra // Pedro Medina Charavía - Tema 9 Del socialismo utópico al anarquismo // Carla Torres Segura - Tema 10 El anarquismo // Antonio Jesús Acevedo Blanco - Tema 11 Karl Marx y el Marxismo // José Bargallo Roges - Tema 12 El nacionalismo en el siglo XXI // Julio Monteagudo Diz – Tema 13 Totalitarismo (I): Fascismo y Nacional-Socialismo // Inocencia González Fernández Tema 14 Totalitarismo (II): El Comunismo Marxista-Leninista // Eva Del Riego Eguiluz – Tema 15 Los Liberalismo de posguerra // Carolina Judith Rabazo Pérez - Tema 16 Políticas del posmodernismo



LA LUCHA POR LA SUCESIÓN DE LENIN

La lucha por la sucesión de Lenin enfrentó dos concepciones distintas del modelo del Estado Soviético. Troski defendía la necesidad de que nuevos Estados abrazasen el socialismo, que no podría sobrevivir en un único Estado ni preparar el camino al comunismo, por lo que defendió la necesidad de la revolución permanente. Stalin defendió el socialismo en un solo país: una Unión Soviética se fuerte para facilitar su acceso al comunismo.

Leon Troski

León Troski
Lev Davidovitch Bronstein “Trotski”. (Ucrania 1879-México 1940) fue miembro del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, colaborador de “Iskra” (La Chispa) y uno de los organizadores del soviet de San Petersburgo en la revolución de 1905, por lo que fue deportado a Siberia. Con su gran oratoria y capacidad de análisis y organización, jugó un papel fundamental en la revolución del 17, apoyando sin matices a Lenin en la insurrección de octubre que llevaría a los bolcheviques al poder. Tras encargarse de negociar la paz con Alemania, organiza el Ejército Rojo para combatir la guerra civil rusa. Tras la muerte de Lenin y su enfrentamiento con Stalin, sería desposeído de todos sus cargos, expulsado del Partido, deportado, obligado a exiliarse y asesinado en 1940.
Trotski desarrollo una amplia labor intelectual,  escribiendo “1905. Resultados y perspectivas” o “Historia de la Revolución Rusa”, entre otros títulos; pero su contribución doctrinal al marxismo llegaría tras la muerte de Lenin, al enfrentarse a las posiciones defendidas por Stalin. En “La revolución permanente” y “La revolución traicionada” realiza sus principales aportaciones teóricas al marxismo-leninismo, defendiendo la revolución internacional y permanente para el triunfo definitivo en todo el mundo. Las teorías de Trotski supusieron una contribución más al desarrollo del marxismo-leninismo aunque, sin posibilidad de aplicación debido a su derrota.
Tras la aprobación de la Constitución de 1936 en un contexto de persecución de todo tipo de disidencia y de purgas internas, Trotski definirá al sistema soviético, en “La revolución traicionada”, como un sistema intermedio que no podía ser calificado como capitalista pero tampoco como socialista ya que ni se habían eliminado las desigualdades sociales ni las clases sociales, sobre todo por la preeminencia de una casta dominante que acaparaba el poder y los recursos.
También aporto su idea de una nueva IV Internacional Comunista, independiente de la Segunda Internacional (socialista) y de la Tercera (comunista bajo control soviético). Considera que es necesario ayudar al proletariado a encontrar el puente entre sus reivindicaciones concretas (programa mínimo) y un programa más ambicioso que conduzca a la revolución socialista (programa máximo).

Iósif Stalin

Stalin
Iosif V. Dzhugashvili “Stalin” (Georgia 1878 – Moscú 1953). Estudió en el seminario de Tiflis, adhiriéndose pronto a los movimientos revolucionarios georgianos. Aunque no desataco como intelectual ni como pensador, de 1917 a 1923 fue Comisario del Pueblo para Asuntos Nacionales y en 1922 fue nombrado Secretario General del Comité Central del Partido Comunista, cargo en principio de importancia menor,  pero donde fue acaparando poder hasta situarse en primer plano coincidiendo con la enfermedad de Lenin. Tras la muerte de este, Stalin se posiciono, junto a Zinoviev y Kamenev, contra Trotski, inicialmente mejor posicionado. En el XV Congreso del Partido Comunista de 1927, consiguió la expulsión de los tres, aliando con el sector más a la derecha del partido, representado por Bujarin y Rikov. Tampoco estos tardarían en caer, consiguiendo concentrar todo el poder del Partido y del Estado en sus manos, extendiendo el terror a las purgas entre los propios miembros del Partido Comunista, dando comienzo a los planes de industrialización y colectivización agraria y alentando la construcción del socialismo en un solo país, la Unión Soviética.
En el texto Constitucional de 1936 se recogieron los principios económicos y sociales (concentración y centralización del poder) del Estado socialista configurado por Stalin: propiedad socialista (estatal o cooperativas) de los bienes de producción, planificación estatal y el principio de  “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo”; sistema de partido único con el Partido Comunista como guía del Estado. Las reformas institucionales supusieron la fusión del Congreso de los Soviets de la URSS y del Comité Ejecutivo Central en el Soviet Supremo de la URSS, acumulando funciones legislativas y ejecutivas. Fue un régimen personalista y de terror, sustentado en la idolatría y las purgas indiscriminadas. La victoria de las tesis de Stalin condiciono la historia del comunismo hasta su práctica desaparición como modelo estatal. El estalinismo no fue una doctrina teórica pero sí una forma política: la aplicación sin límites del poder individual en nombre, eso sí, de la doctrina marxista-leninista, que le dotaba de la legitimidad y argamasa institucional necesarias para su permanencia.
Paradójicamente, el hecho de que la Unión Soviética se encontrase años después entre los países vencedores tras la segunda guerra mundial permitió la expansión de los sistemas comunistas por la Europa bajo ocupación de tropas soviéticas y, como resultado de la competencia con norteamérica, ampliará su esfera de influencia a prácticamente todo el planeta.

LA DERIVA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA

Tras la muerte de Stalin en 1953, el periodo conocido como el deshielo trajo consigo una tímida apertura y una pequeña liberalización a medio camino entre el reconocimiento de las atrocidades cometidas y la necesidad de articular cambios indispensables para la supervivencia del propio régimen. Jruschov denuncio el culto a la personalidad y en 1961 anuncio el comienzo de una nueva etapa que incluía la transformación estatal, pasando de la dictadura del proletariado al “Estado de todo el pueblo”. En 1962 comenzó el trabajo para la elaboración de una nueva constitución, frenada tras su caída en 1964. La llegada de Brézsniev dio paso a un período de estancamiento económico, atraso tecnológico, crecimiento del gasto y de las dimensiones del sector militar, y de intensificación de la presencia internacional.
En 1972 se emprendió la elaboración del nuevo texto constitucional, que permitiría su uso como propaganda internacional por la inclusión en ella de los derechos humanos, que la URSS acababa de suscribir. Esta Constitución no cambió mucho la estructura estatal, ni el teórico objetivo final de disolución del Estado, pero sí reconoció un hecho incontrovertible: el Partido Comunista, era la fuerza dirigente y orientadora de la sociedad soviética y el núcleo de su sistema político y de las organizaciones estatales y sociales.
El sistema soviético comenzó a dar señales de crisis en los 70 y más en los 80. En 1982 murió Brézsniev, sustituido por Andrópov y en 1984 por Chernienko. En 1985 fue elegido Secretario General del PCUS Gorbachov, cuando la imparable crisis hacia evidente la necesidad de cambios en el sistema. Fue el periodo conocido como la “perestroika” (reestructuración), que trajo consigo grandes cambios al relajarse la política exterior, liberalizarse la economía y flexibilizarse la política informativa (glásnost). Los siguientes años, conformaron una época de luchas internas de la elite soviética por salvaguardar su posición y por hacerse con el control del poder, en una contienda entre dos grandes proyectos, uno que formalmente apostaba por la democracia y el capitalismo, representado por Boris Yeltsin que pretendía la aceleración de las reformas, y otro de corte conservador dispuesto a todo con tal de preservar los privilegios. Las modificaciones del Estado se reflejaron en continuas reformas constitucionales. En 1988 se dio paso a un nuevo Congreso de Diputados Populares y a unas elecciones en condiciones semidemocráticas. En1990, se creó la figura del Presidente de la Unión Soviética y se acabó con el monopolio político del PCUS. Los cambios agrandaron la distancia entre las posturas intensificando su radicalización. La oscilación de Gorbachov entre un grupo y otro, la presión nacionalista y el empeoramiento de la situación económica termino concitando la oposición a su figura que tuvo su máxima expresión en el golpe de Estado de agosto de 1991, cuyo fracaso acelero vertiginosamente los cambios haciendo inevitable la desaparición de la Unión Soviética en las navidades de ese mismo año.

LOS SISTEMAS COMUNISTAS

La expansión de los Estados socialistas tuvo tres grandes momentos. Uno coincidente con la instauración y consolidación del Estado soviético. Un segundo, entre 1945 y 1948, en el que numerosos países del este de Europa, donde al finalizar la II guerra mundial estaban presentes tropas soviéticas, constituyeron gobiernos dominado por los comunistas. Y un tercero, que coincidiría con la propagación a distintas zonas de África, Asia y América Latina.
En Europa del Este fue un proceso en cadena en la zona de protección ganada por los rusos al IIIº Reich, comenzando por Checoeslovaquia que ya en 1943 firmó un tratado de amistad con la URSS. En los primero años tras la IIª GM harían lo propio otros países, conformando una red de relaciones económicas y diplomáticas que serian el primer paso para la consecución del poder por parte de los comunistas, bien a través de elecciones libres o por otros métodos; y distinguiendo aquellos países que habían formado parte del grupo de vencedores: Polonia, Yugoslavia y Checoslovaquia, y aquellos que habían sido aliados de Alemania, como Rumania, Hungría y Bulgaria. Una vez en el poder, los nuevos Estados socialistas reprodujeron el referente soviético estalinista. La tónica dominante fue marcada por el curso de los acontecimientos en la URSS. Las crisis e intervenciones soviéticas en Hungría y Checoslovaquia dejaban claro que la autonomía de estos países quedaba condicionada por la presencia del Ejército Rojo en sus territorios. Solo la disolución del poder soviético permitió la desaparición del bloque del Este al liberarse estos países de sus ataduras.
Lenin
El tercer momento, el resto de casos se incorporaron al bloque marxista-leninista en un contexto internacional de competencia entre las dos grandes potencias, la “guerra fría”. En un escenario de descolonización de las antiguas colonias europeas, la lucha consistía en conseguir atraer a los nuevos Estados, como Vietnam o Corea hacia uno de los dos grandes modelos. Numerosos movimientos revolucionarios contaron con ayuda económica y militar soviética. Y algunos de esos estados, como Cuba o Corea del Norte, perduraron tras la caída de la URSS.
El caso chino, por sus particulares características, tiene connotaciones diferentes. Aunque sus transformaciones y evolución posterior no han seguido igual camino, su modelo de Estado fue semejante en lo esencial al soviético. El maoísmo, teoría desarrollada por Mao Zedong, máximo dirigente del Partido Comunista de China y fundador de la República Democrática China, reclama parte de la tradición marxista-leninista más ortodoxa. Mao utilizo los planteamientos del marxismo-leninismo pero reservando un papel principal al campesinado en lugar de a la clase obrera. Si para Lenin o Stalin los campesinos eran de poco fiar por su escasa ideologización y menor movilización, además de sus tendencias burguesas propietarias, para Mao eran el motor de la revolución, un potencial movilizador que, bien dirigido por el Partido, permitiría alcanzar el Estado. Su planteamiento de la estrategia política en término de lucha armada y su teoría sobre la guerra de guerrillas hizo de él un referente y modelo para no pocos grupos de terroristas y movimientos guerrilleros de todo el mundo.

viernes, 1 de junio de 2012

Historia de las ideas Políticas resúmenes Parte 49


En la asignatura de Historia de las Ideas Políticas del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED, algun@s compañer@s realizamos un trabajo coral; resúmenes del libro Ideas y Formas Políticas: Del triunfo del Absolutismo a la Posmodernidad, bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por tod@s.  Derechos reservados, sus autores.

José Rodrigo Crespo - Tema 1 El triunfo del absolutismo // Elisa Ruiz Rodríguez - Tema 2 De la Ilustración al Estado Liberal // Alejandro Gessé Ponce - Tema 3 Los fundamentos de la democracia: de Rosseau a la Revolución Francesa // María Hernando García - Tema 4 El idealismo // Tomás Javier Prieto González - Tema 5 Tradicionalismo y Conservadurismo // Mónica Platero - Tema 6 El pensamiento político norteamericano: de los Founding Fathers a la consolidación de la nación americana // Juan José Amate Ruiz - Tema 7 El liberalismo posrevolucionario // Víctor Riesgo Gómez - Tema 8 Utilitarismo y liberalismo en Inglaterra // Pedro Medina Charavía - Tema 9 Del socialismo utópico al anarquismo // Carla Torres Segura - Tema 10 El anarquismo // Antonio Jesús Acevedo Blanco - Tema 11 Karl Marx y el Marxismo // José Bargallo Roges - Tema 12 El nacionalismo en el siglo XXI // Julio Monteagudo Diz – Tema 13 Totalitarismo (I): Fascismo y Nacional-Socialismo // Inocencia González Fernández Tema 14 Totalitarismo (II): El Comunismo Marxista-Leninista // Eva Del Riego Eguiluz – Tema 15 Los Liberalismo de posguerra // Carolina Judith Rabazo Pérez - Tema 16 Políticas del posmodernismo



LA REVOLUCIÓN ¿EN RUSIA?

Engels
La revolución de octubre de 1917 no solo no encajo en el modelo de levantamiento proletario de Marx y Engels, previsto para una potencia industrial, sino que tuvo un carácter específicamente ruso: un país con apariencia de Imperio pero en realidad atrasado, con unas estructuras políticas y estatales rígidas, de espaldas a los movimientos liberales del resto de Europa, un país agrícola en el que pervivían un atraso feudal y una pobreza extrema. Su derrota en la guerra de Crimea (1853-56) obligó a algunas reformas como la abolición de la servidumbre, lo que posibilito la aparición de una mano de obra que tendría gran importancia en el desarrollo industrial posterior. La apertura política se evito por todos los medios, radicalizando más a los pequeños grupos de la oposición revolucionaria, especialmente a anarquistas y marxistas.
Con la industrialización comenzada en 1890, apareció de una clase industrial que reivindico las ideas liberales. De este modo, la revolución de 1905 enfrentó a la anticuada autocracia zarista con dos nuevos grupos: una clase media liberal y una clase trabajadora. 1905 fue la suma de un movimiento reivindicador impulsado por los valedores de las ideas liberales y de una revuelta obrera y campesina. Una serie de concesiones liberales, como la creación de un Parlamento (la Duma), tranquilizaron a la nueva clase urbana, y la formación del primer soviet de diputados de San Petersburgo relajo los ánimos en las clases mas desfavorecidas.
En febrero de 1917, la situación volvió a repetirse, pero acabando en la abdicación del zar. El frente fue doble: Un Gobierno Provisional de corte liberal acabó con el poder de la autocracia y se recupero el soviet de 1905. Regresaron numerosos revolucionarios , como Lenin, que se dedico a analizar la situación y preparar la definitiva revolución. En sus “Tesis de abril” definió los acontecimientos de febrero como una revolución burguesa que daría paso a una revolución socialista. En agosto, estudio y escribió las características de la futura estructura estatal postrevolucionaria. El triunfo de la revolución de octubre supuso la ruptura con el Gobierno liberal y el comienzo del Estado socialista. Un último obstáculo para el definitivo triunfo bolchevique fue la elección de la nueva Asamblea Constituyente en la que, pese a haber encabezado el proceso revolucionario, los seguidores de Lenin apenas consiguieron el 24% de los votos. Ante este contratiempo, Lenin disolvió por la fuerza la Asamblea, dejando expedito el camino al control del poder de los bolcheviques.

LENIN Y LA CONFORMACIÓN DEL MARXISMO-LENINISMO

Vladimir Lenin
La aportación de Lenin al marxismo fue completar las lagunas de Marx y Engels y trasladar a un escenario como el de Rusia los problemas de organización política que el partido podría encontrar. El marxismo-leninismo pondría así las bases del desarrollo de los sistemas políticos comunistas que surgieron durante el siglo XX y perviven en el XXI.
Lenin fue articulando poco a poco, mezclando teoría y acción, su aportación a la historia de las ideas (el marxismo-leninismo) y de las formas políticas (el comunismo). En “¿Qué hacer?” planteo algunas cuestiones fundamentales relacionadas con los objetivos, organización y estrategia de todo el partido revolucionario que pretendiera conseguir el triunfo, definiendo las características y táctica a seguir para llegar a la victoria revolucionaria, pero entendiendo la revolución como un objetivo a corto plazo y no como un horizonte difuso de lucha. Para ello es necesario establecer una estrategia bien organizada y guiada por el partido con mano firme. Al frente del partido, orientando la acción, un pequeño núcleo centralizado de auténticos revolucionarios profesionales y un periódico que organice colectivamente, difunda ideología y propague las actividades realizadas y por realizarse.
Otra aportación decisiva de Lenin fue completar la teoría marxista del Estado: el control del Estado era necesario no sólo para alcanzar el comunismo, sino a corto plazo para acabar con el enemigo. En el “Estado y la revolución” (1917) sentó las bases de lo que debía hacer el Estado tras la revolución: ser instrumento de represión que asegurara el proyecto revolucionario; mantener la organización social; modificar la estructura económica, social y política y preparar la llegada del socialismo y del comunismo.
Según Lenin la supresión del Estado proletario solo es posible por medio de un proceso de “extinción”. Lenin suponía que muchas de las funciones estatales se simplificarían, ya que es más sencillo el control de la minoría por parte de la mayoría. Las funciones de instituciones represivas (ejército, policía, justicia) podrían ser asumidas por otras formas de organización como los soviets (consejos). Lenin dejo clara la necesidad de hacerse con el control del Estado existente para permitir la transición al comunismo. El planteamiento teleológico de la cuestión, que convertía a los escritos de Marx en dogma de fe, evitaba el cuestionamiento de lo que ocurría en Rusia. Los hechos solo interesaban en tanto en cuanto encajaban en el modelo historicista que hacía inevitable el destino final comunista de la sociedad, pero sin aclarar cómo se llegaría a él.
Al referirse a la transición del capitalismo al comunismo, en la quinta parte de El Estado y la revolución, Lenin afirma que bajo el capitalismo hay un Estado en el sentido estricto de la palabra, una maquinaria para la represión de de la mayoría por la minoría; en la transición al comunismo la represión todavía es necesaria, pero ya es la represión de una minoría de explotadores por la mayoría de los explotados; la necesidad de esa maquinaria de represión comienza a desaparecer finalmente: en el comunismo no hay nadie a quien reprimir en el sentido de clase o de una lucha sistemática contra determinada parte de la población. Al suprimirse la explotación, la penuria y la miseria de las masas, los excesos en la infracción de las reglas de convivencia desaparecerán, aunque no sabemos con qué rapidez y gradación, y con ellos, se extinguirá también el Estado.
Lenin antepuso como primera labor la construcción del Estado socialista proletario, se aprobó la creación de la República Soviética Socialista Rusa y comenzó la elaboración de la constitución de junio de 1918 que establecería la dictadura del proletariado urbano y rural y del campesinado pobre como instrumento provisional para establecer progresivamente el socialismo. La articulación de la dictadura del proletariado la realizarían los soviets, institución que permitiría erigir un nuevo tipo de Estado en el que no habría diferencias entre gobernantes y gobernados. La fuente del poder eran los soviets, mientras que su ejercicio correspondía al Congreso de los soviets de Rusia y a  su Comité Ejecutivo Central.
La guerra civil que siguió a la revolución tuvo un gran coste material, humano y político para los bolcheviques. Una vez finalizada la guerra se procedió a organizar el sistema político bajo un principio federal, y se crea la URSS y la nueva constitución del 1924; pero, pese a estas reformas, se avanzo hacia mayores cotas de centralismo político al crearse el Presidium del Comité Ejecutivo Central cuyo presidente en la práctica ejercía de jefe de Estado. 

jueves, 31 de mayo de 2012

Historia de las Ideas Políticas Resúmenes Parte 48


En la asignatura de Historia de las Ideas Políticas del primer cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED, algun@s compañer@s realizamos un trabajo coral; resúmenes del libro Ideas y Formas Políticas: Del triunfo del Absolutismo a la Posmodernidad, bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por tod@s.  Derechos reservados, sus autores.

José Rodrigo Crespo - Tema 1 El triunfo del absolutismo // Elisa Ruiz Rodríguez - Tema 2 De la Ilustración al Estado Liberal // Alejandro Gessé Ponce - Tema 3 Los fundamentos de la democracia: de Rosseau a la Revolución Francesa // María Hernando García - Tema 4 El idealismo // Tomás Javier Prieto González - Tema 5 Tradicionalismo y Conservadurismo // Mónica Platero - Tema 6 El pensamiento político norteamericano: de los Founding Fathers a la consolidación de la nación americana // Juan José Amate Ruiz - Tema 7 El liberalismo posrevolucionario // Víctor Riesgo Gómez - Tema 8 Utilitarismo y liberalismo en Inglaterra // Pedro Medina Charavía - Tema 9 Del socialismo utópico al anarquismo // Carla Torres Segura - Tema 10 El anarquismo // Antonio Jesús Acevedo Blanco - Tema 11 Karl Marx y el Marxismo // José Bargallo Roges - Tema 12 El nacionalismo en el siglo XXI // Julio Monteagudo Diz – Tema 13 Totalitarismo (I): Fascismo y Nacional-Socialismo // Inocencia González Fernández Tema 14 Totalitarismo (II): El Comunismo Marxista-Leninista // Eva Del Riego Eguiluz – Tema 15 Los Liberalismo de posguerra // Carolina Judith Rabazo Pérez - Tema 16 Políticas del posmodernismo



Introducción
Marx y Engels analizaron el funcionamiento y evolución del sistema capitalista. Para Marx y Engels la sociedad capitalista de mediados del XIX, describiendo y definiendo sus características para intentar anticipar su futuro y predecir una nueva sociedad comunista. La revolución acabaría pronto con el capitalismo, apoyado en unas relaciones económicas injustas en las que los privilegiados, (burguesía), oprimían a los más débiles, (proletariado) y donde el Estado solo era un instrumento represivo al servicio de la lucha de clases utilizado por la burguesía para reprimir a la clase obrera y asegurar el correcto funcionamiento del sistema capitalista, por lo que, el proletariado solo abandonaría su opresión a través de una revolución violenta que sustituyera el Estado burgués por el Estado proletario primero y suprimiera el propio Estado, después. Sin embargo, para alcanzar ese estadio de libertad y sin división de clases eran necesarias tres etapas: la dictadura del proletariado, el socialismo y el comunismo. La dictadura que instaure el proletariado permitía ese primer paso que solo puede ocurrir por medio de operaciones despóticas sobre el derecho de propiedad y las relaciones burguesas de producción.
La dictadura y el socialismo, son concebidas como una preparación para la última y definitiva fase de la historia a de la humanidad: una sociedad comunista, sin conflictos y donde resplandecerán la libertad y la igualdad. La necesidad de abolir el Estado inmediatamente o después de una etapa de transición fijo el debate entre los anarquistas, partidarios de lo primero y los marxistas, defensores de la dictadura del proletariado. La ruptura de la Primera Internacional, con la expulsión del anarquista Bakunin, se produjo como consecuencia de la oposición de los anarquistas a la creación de un Estado proletario.
Marx y Engels no realizaron ni un pequeño esbozo de cómo debía ser ese Estado, sus características, organización o estructura, aunque Marx tenía intención de hacerlo en un cuarto libro de El Capital. Tampoco dieron muchas pistas sobre como tendría lugar la revolución, quién la organizaría o cuando debería producirse, siendo incluso contradictorios incluso respecto a la posibilidad del carácter violento de la misma. Su activismo político y sus múltiples actividades, provocaron no pocas lagunas en sus teorías.
Más tarde sería Lenin quien, consciente de estas carencias fundamentales y condicionado por sus necesidades revolucionarias, completo las teorías marxistas del partido revolucionario, la revolución socialista y el Estado. Su objetivo práctico era la organización de un partido político revolucionario dirigido a la consecución del poder y la determinación de las características del nuevo Estado revolucionario. Sus aportaciones conformarían el  llamar marxismo-leninismo, cuya ideología y programa político condicionaron la historia del siglo XX.

LENIN: TRAYECTORIA VITAL
Vladimir Ilich Ulianov. (Simbirsk 1870- Moscú 1924) De familia acomodada de clase media de pequeña nobleza, con rasgos asiáticos calcumos. Su padre (de temprano fallecimiento) era profesor de matemáticas e inspector de educación y su madre ama de casa instruida. Su hermano Alexander, relacionado con un grupo revolucionario, se vio implicado en un intento de atentado contra el Zar y fue ejecutado.
 Se matricula en la universidad de Kazan,.es acusado de actividad revolucionaria y condenado a arresto domiciliario, donde se dedico a la lectura de literaturasocial rusa y de autores como Marx o Chernishevski. En 1892 acaba derecho en la Univ. de San Petersburgo, donde conocería su mujer Nadiejda Krupskaia, quien le introdujo en ambientes políticamente más comprometidos. Viaja a Suiza para contactar con el marxismo ruso exiliado y en 1895 es detenido por su actividad subversiva y paso una temporada en la cárcel antes de ser desterrado a Siberia, donde permaneció hasta 1900 traduciendo, leyendo y estudiando junto a su mujer. Al finalizar su destierro toma el nombre del rio Lena para adoptar el apodo de “Lenin”.
Tras el destierro huye a suiza, y edita un periódico socialista: Iskra, “La Chispa”. En 1902 escribió una de sus importantes obras “¿Qué hacer?”, poniendo las bases de un partido rígidamente disciplinado, obediente, en parte clandestino, profesionalizado y dirigido a la consecución rápida del poder. Precisamente, el diseño del Partido acabó dividiendo en 1903 a los miembros del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia: los seguidores de Lenin formarían parte del grupo denominado bolchevique (mayoritario) y sus opositores, encabezados por Martov, del menchevique (minoritario). En 1909 publico su principal obra filosófica, “Materialismo y empirocriticismo”, donde desarrolla conceptos clave de la filosofía marxista, realizo una dura crítica del empirocriticismo idealista del s. XIX centrado en el análisis crítico de la experiencia.
La revolución de febrero de 1917 cogió a Lenin por sorpresa y dedicado a finalizar su libro “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, y le empujo a una actividad frenética. Un mes después regresaría a su país, a través de una Europa en guerra, gracias al apoyo del Estado Mayor alemán, que organizo el viaje para favorecer la presencia de Rusia de quien abogaba por la retirada inmediatamente de las tropas y el fin de la guerra. En los meses siguientes redactaría las “Tesis de abril”, defendiendo el abandono de la guerra, la retirada de apoyo al Gobierno Provisional y la entrega de todo el poder a los soviets. Escapado en Finlandia por el intento de insurrección de julio, redactaría “El Estado y la revolución” y organizaría y dirigiría el proceso de toma de poder de los bolcheviques. A partir de entonces y durante  cinco años, ejerció el poder prácticamente sin oposición: creo la policía secreta (Cheka), disolvió la Asamblea Constituyente, organizó con Trosky el ejécito rojo, firmo la paz con Alemania  e hizo frente a la guerra civil. En 1921 prácticamente había aplastado toda oposición a los bolcheviques, en especial al resto de la izquierda, había vencido a los ejércitos blancos y había puesto en marcha la Nueva Política Económica. Tras transformar el viejo imperio ruso en la nueva Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), en 1922 sufrió varios ataques de hemiplejia que le fueron retirando del poder hasta su fallecimiento en 1924.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Manifiesto Comunista

Ya empezó el curso hace unas semanas, y obviamente el tiempo falta para poder leer otros materiales que no sean la bibliografía básica de cada asignatura. Pero siempre hay ratitos, que uno puede aprovechar. En esta ocasión les traigo un libro “fundamental” para comprender la lucha de clases en el ámbito del capitalismo. Un texto con un magistral modo de expresar claramente las ideas, el pensamiento, sin lenguaje retórico, sino muy al contrario, claro, pero muy incisivo desde una pluma, la de Marx, de uno de los grandes que describen y que representan una época, una etapa que a los estudiantes de Sociología, es imperativo su estudio.
Deberíamos aclarar primeramente que el autor de este texto fue Marx, aunque siempre se ha editado como obra de los dos revolucionarios alemanes Marx y Engels, y fue un encargo de la Liga de los Comunistas en 1847. Un texto redactado por Marx, aunque la firma de Engels esté plenamente justificada también.
Recordar que Marx tiene treinta años cuando escribe el Manifiesto, es pues un escrito de juventud. También y siguiendo el hilo de aclaraciones cuando Marx habla del partido comunista en el Manifiesto y en la etapa de la revolución de 1848, probablemente se refiere al proletariado, la clase luchadora, la resistencia frente a la burguesía, pero sin ostentar ninguna doctrina o teoría política. Es importante decirlo pues el título de este libro puede en principio, poseer un elemento sólido de prejuicio, a nuevos lectores. De hecho el término “partido” en esa época, estaba dotado de una amplia ambigüedad. “Marx plantea el comunismo sencillamente como el tomar las riendas de los resortes que mueven esos intereses, el tomar el control de los mismos para que, en lugar de ser dominados por ellos, los hombres los dominen a favor de la mayoría” ( 2010:28).
Marx y Engels dirigieron su labor a aspectos más educativos que organizativos, la actividad de ambos fue teórica, de un pensamiento crítico de la situación política europea, de la actuación del proletariado, de las acciones “oscuras” de los elementos feudales subsistentes y del pacto de la burguesía con éstos. 
Este texto no tenía una finalidad en ofrecer un análisis riguroso del capitalismo, sino mostrar lo que está manifestando la industria moderna en la sociedad, la reestructuración de clases que está estableciéndose y el papel de éstas. “El Manifiesto fue escrito a la vista de una situación revolucionaria inminente, que estalló efectivamente antes de que el texto se difundiera” (2010:20).
La introducción es de Pedro Ribas (2001), y cuenta además con numerosos prefacios de Marx- Engels y una vez fallecido Marx, sólo de Engels, de diferentes ediciones; alemana, rusa, inglesa, polaca e italiana.

Los comunistas, finalmente, trabajan en todas partes por la unión y el entendimiento de los partidos democráticos de todos los países. Los comunistas rechazan ocultar sus opiniones y propósitos. Declaran abiertamente que sus objetivos sólo pueden alcanzarse mediante el derribo violento de todo orden social hasta ahora existente. Que tiemblen las clases dominantes ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen en ella que perder sino sus cadenas. Tienen un mundo que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Marx y Engels, Manifiesto Comunista, página 86


Manifiesto Comunista
Marx, Karl y Engels, Friedrich
Alianza, Madrid, 2010 Séptima reimpresión
ISBN: 978-84-206-7271-7
122 páginas