miércoles, 23 de marzo de 2011

La explicación sociológica: una introducción a la Sociología. Resumen capítulo 10 Parte I

La asignatura Introducción a la Sociología I y II tiene como bibliografía básica el libro de La explicación sociológica: una introducción a la Sociología de José Félix Tezanos Tortajada, para Grado de Sociología y Ciencia Política.
Estos son mis resúmenes de cada capítulo de este libro, agradecería que si creen que pueden ser mejorados o están mal resueltos, me lo hagan saber.


Capítulo 10. El método científico y el surgimiento de la sociología

1.- Génesis y evolución de los modos de conocimiento
Podría demostrarse que el origen de la ciencia se remonta por lo menos a los tiempos en que surgió el lenguaje, durante la evolución del primate. Según Fiedrichs, los progenitores del homo sapiens pudieron por primera vez establecer generalizaciones conceptuales susceptibles de ser compartidas con sus semejantes y transmitidas de generación en generación.
También la búsqueda de los orígenes de la ciencia ha llevado también a establecer ciertos paralelismos entre el desarrollo científico y los propios procesos del desarrollo mental del niño, una covariación entre individuo y sociedad, tal como apuntaba Piaget.
La ciencia muestra una historia de continuidad y de acumulación desde los orígenes de la prehistoria del hombre hasta el presente. Por ejemplo, en las sociedades cazadoras y recolectoras, se desarrolló un importante acervo de saberes y habilidades prácticas poco especializadas que eran patrimonio común del grupo. Con la emergencia de las sociedades horticultoras empezó a surgir una significativa división en el trabajo, que acabó abriendo la posibilidad de enfrentarse al reto del conocimiento de una manera distinta. El desarrollo de las técnicas y conocimientos que hicieron posible los primeros cultivos y las primeras técnicas de almacenamiento y condimentación, los nuevos conocimientos sobre la fertilidad y los cultivos, y las técnicas a ellos asociadas, acabaron convirtiéndose en patrimonio común de los grupos.
La revolución en las técnicas agrícolas permitió producir alimentos para poblaciones cada vez más numerosas, que empleaban en su vida diaria útiles y bienes cada vez más diversos. La metalurgia y los inventos de la rueda y la vela permitieron, el desarrollo de nuevas actividades productivas y comerciales. Por tanto, se fue desarrollando conocimientos técnicos particulares que permanecían depositados en colectivos artesanales o profesionales específicos.
Con el desarrollo de las sociedades y en la división de las tareas, con la consolidación de grandes poderes políticos y con la emergencia de diferentes grupos sociales con mayor poder y riqueza. La existencia de estos poderes y la acumulación de excedentes en pocas manos surgió una clase “ociosa”. A partir de esta situación se pudieron realizar las grandes obras de arte y arquitectura de las grandes civilizaciones de la antigüedad, como el surgimiento de unas nuevas figuras sociales, de sabios, filósofos y pensadores dedicados al cultivo del conocimiento.
Fue posiblemente en Grecia donde todos estos conocimientos y técnicas alcanzaron un mayor desarrollo. Sin embrago, todos los conocimientos técnicos fueron patrimonio de unos grupos muy exclusivos y reducidos. El conocimiento se consideraba como una cuestión exclusiva de seres libres y privilegiados que amaban la sabiduría y buscaban el conocimiento por el conocimiento, más allá de sus posibles aplicaciones prácticas. Esta falta de conexión entre conocimientos y práctica aplicada se debió a la existencia de la esclavitud, que suponía dos categorías humanas y sociales diferenciadas: la de los seres libres y la de los esclavos y operarios. Esta visión negativas del trabajo fue propia de las grandes sociedades agrarias de la antigüedad, en las que existió la esclavitud y duras formas de servidumbre.
Durante la Edad Media las obras de la intelectualidad clásica desaparecieron o fueron quemadas. Los trabajos de los alquimistas, botánicos, los metalúrgicos medievales, así como los viajes y los intercambios culturales hicieron posible una acumulación de conocimientos. El desarrollo del álgebra y el invento del cero por los árabes, el perfeccionamiento de los molinos de viento y de agua, la pólvora, etc., permitieron mejorar los instrumentos de conocimiento, sobre todo a partir del invento de la imprenta en el siglo XV.
Durante estos años tampoco existió una noción clara sobre cómo investigar, sobre cómo profundizar en el conocimiento. Faltaba una concepción moderna sobre el proceder científico, no se habían establecido aún los presupuestos fundamentales en que se basa el método científico.

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