Las actividades que se han seleccionado para este curso fueron un conjunto de textos de un libro muy reciente que son especialmente significativos para la comprensión de la evolución de la sociedad española en los últimos treinta años.
El alumno podía elegir uno entre los textos que se le ofrecían y hacer un comentario de 1.000 palabras sobre las tendencias que en él se indicaban.
El alumno debía destacar en su comentario cuáles eran las hipótesis explicativas de los fenómenos de estudio en el texto, indicar si éstas han sido comprobadas en el mismo texto, cómo se ha hecho la comprobación (mediante qué datos), cuál es el resultado de dicha comprobación y las conclusiones de los autores en el texto, si es que llegan a conclusiones. Además, el alumno tenía que hacer una breve evaluación crítica del texto sobre la complementariedad entre la teoría y los datos en el texto analizado.
La evaluación del comentario tenia que tener en cuenta: la adecuación del comentario a lo exigido en el párrafo anterior, la gramática y ortografía del alumno y la correcta utilización de los términos sociológicos y científicos.
Textos propuestos:
1. José Félix Tezanos: "Incertidumbres, retos y potencialidades del siglo XXI: Grandes tendencias internacionales. Undécimo foro sobre Tencencias Sociales" Editorial sistema, Madrid, 2010, pp. 57.
2. Thomas S. Kuhn, "La estructura de las revoluciones científicas" Fondo de Cultura económica, Madrid, 1975, pp. 45-47.
En mi caso elegí el de Tezanos.
Estos indicadores deberían ser los instrumentos que permitieran dar respuesta a la precaria situación económica del país, desarrollándose la conexión requerida con la población, como subraya Tezanos debido a la “necesidad de implicar más a los ciudadanos en las construcción del futuro”[1], y sobre todo principalmente, recuperar la confianza en las instituciones y la política. La cuestión es saber, cómo se consigue esto. Pero puede pasar, por lo que hemos citado anteriormente, un cambio desde arriba, en dirigir políticas marcadamente sociales, que promuevan una acción colectiva desde abajo, como mecanismo acelerador y rescatador del descuidado bienestar general. Las tradicionales dicotomías empleado-desempleado, propietario-desposeído, son hoy, aún más si cabe, poderosas y firmes barreras sociales, que imposibilitan el desarrollo del Estado de Bienestar.
Parece ser que el gobierno ha abandonado su proyecto político: congelación de las pensiones, recortes en los sueldos de los funcionarios públicos, y otras medidas como los recortes sociales que se han llevado a cabo por recomendación de varios organismos internacionales, para intentar paliar en gran medida, las consecuencias de la crisis, y por otro lado, llevar a la economía a la senda de la definitiva recuperación[2]. Pero de momento esos frutos aún no se han recogido. A tenor de los últimos datos publicados, se constata lo expuesto por Tezanos en su trabajo: los desempleados registrados en las Oficinas de los Servicios Públicos de Empleo al finalizar el mes de marzo, según las cifras oficiales publicadas por el Ministerio de Trabajo[3], rozaban los 4.900.000 parados en España. Y desde el Instituto Nacional de Estadística (INE),[4] se confirma que la inflación se situó en el 3,6% en marzo, la tasa más alta desde octubre de 2008. Esto se traduce en un incremento de los precios, los cuales subieron en febrero de este año un 0,1% con respecto al mes anterior.
Dadas las circunstancias, podríamos decir que, se comprueba la inoperancia del gobierno para poder planificar y definir políticas económicas adecuadas, con la mirada puesta en el empleo, la producción y la inflación. Puesto que no hubo la voluntad de “anticipar el futuro de esta crisis”, sí que se debería cuanto menos, operar desde una efectividad mayor que la existente. Como subraya Tezanos; “las insuficiencias en la articulación democrática general de un mundo en cambio están conduciendo a una situación complicada”[5]. Ante la indeterminación gubernamental, articular políticas que recojan de manera decidida estas problemáticas, se configuran como imperativas y necesarias, para diseñar un futuro más óptimo y tangible. Y desde la sociedad civil, no sólo cabe esperar acontecimientos, sino debe producirse un movimiento que sirva de mecanismo dinamizador y estimulante, en impulsar una acción social con capacidad transformadora, en todos los ámbitos de la sociedad.
[1] Tezanos, José Félix (ed.). Incertidumbres, retos y potencialidades del siglo XXI, op. cit., pág. 57.
[2] Prieto González Tomás Javier. http://javierprietogonzalez.blogspot.com/2011/01/prec-iii-actividad-2-opcion-1_16.html
[3] Ministerio de Trabajo e Inmigración. Servicio público de empleo estatal. http://www.tt.mtin.es/periodico/laboral/201104/MARZO_avance.pdf
[4] Instituto Nacional de estadística. http://www.ine.es/daco/daco42/daco421/ipc0311.pdf
[5] José Félix (ed.). Incertidumbres, retos y potencialidades del siglo XXI, op. Cit., pág. 57.
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