En la asignatura Estructura Social Contemporánea I del segundo curso de Grado en Sociología del curso académico 2011/12 se propuso realizar voluntariamente una actividad de evaluación continua. Esta PREC constaba de tres preguntas sobre la desigualdad de la renta entre los principales grupos sociales en la Rusia pre-revolucionaria. En este ejercicio recurrimos a la información producida por el Global Price and Income History Group[1] en los Estados Unidos, que recopila información de varios países y en varios momentos a lo largo del tiempo. Los datos a utilizar corresponden a Rusia para el periodo 1678 – 1913, es decir, hasta las vísperas de la Revolución de Octubre de 1917. Nos proponemos utilizar a los grupos como unidades de análisis, es decir, ignoramos la existencia de desigualdad intra-grupos y sólo nos interesa la que se refiere a las diferencias entre los grupos.
Observamos los años 1678, 1719, 1762, 1795, 1833, 1858, 1870, 1897 y 1913. Cubrimos así ampliamente el espectro de tiempo que va desde antes de la primera revolución industrial en el Reino Unido (Rusia comenzó a industrializarse de forma significativa con cierto retraso respecto de los principales polos de desarrollo industrial en el resto de Europa) hasta cuatro años antes de la Revolución de 1917.
Contexto socio-histórico
La I Guerra Mundial es la madre de la Revolución rusa. Antes de la revolución de 1917, Rusia era un país muy atrasado que luchaba por modernizarse e industrializarse. Se instituían como características capitales de su historia; la lentitud en las transformaciones junto a la flemática evolución de las clases sociales y de la organización social. El sistema de Estado feudal gobernado por una selecta y privilegiada nobleza de sangre tuvo un violento final cuando la revolución rusa entregó la mayoría de las granjas, empresas y otras propiedades productivas desde las manos privadas, al control del estado[1]. Su economía orbitaba primordialmente alrededor de la agricultura, con el Imperio Zarista, que albergaba pueblos y territorios muy dispares, combinaba estructuras políticas, económicas y sociales feudales con la emergencia de la modernización que estimulaba la Europa más occidental. La autocracia de los zares era un obstáculo para el desarrollo del país y las guerras en el exterior, las crisis económicas o las profundas transformaciones sociales, no hacían más que estimular a los grupos opositores antizaristas[2].
En el país posiblemente más feudal de la Europa de esos días, se originó la revolución más moderna del mundo en febrero de 1917: la primera revolución proletaria de la época contemporánea. La autocracia zarista se hundió bajo los efectos combinados de los motines obreros provocados por el hambre, y de la descomposición del ejército, es decir, de la oposición creciente a la guerra en el seno del campesinado[3]. La revolución rusa, demostró que la burguesía jamás abandonaría pacíficamente su posición de dominio en la sociedad, y mucho menos se suicidará políticamente y, como clase utilizando sus propios organismos de poder político[4].
Esta revolución rusa fue una revolución burguesa como desencadenante de la caótica dirección de la guerra por parte del gobierno. El 17 de abril, cuando Lenin entró en Petogrado con la ayuda de los alemanes, era el único que contaba con una teoría clara, un programa claro y un instrumento eficaz para pasar inmediatamente a la acción. Con sus exigencias de una reforma agraria y de una paz inmediata, se ganó el apoyo de las masas[5].
[1] Vid. Sociología. Macionis, John J. Plummer, Ken. Pearsons Educación. 3ª Edición. Madrid 2007
[2] Vid. Historia de la Revolución Rusa. Trotsky, León. Veintisiete Letras Madrid 2007
[3] Vid. Introducción al Marxismo. Mandel, Ernest. Anagrama Barcelona 1976
[4] Reforma o Revolución. Luxemburgo, Rosa. Libros Tauro. Argentina
[5] Vid. La cultura. Schwanitz, Dietrich. Taurus Madrid 2008.
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