viernes, 20 de junio de 2014

Estereotipos

Artículo de María Tardón publicado el 17 de junio en El Mundo


Define el diccionario de la RAE el estereotipo como la Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o colectivo de personas, representativa de un determinado colectivo. Una imagen normalmente simplificada y exagerada sobre las características generalizadas de los miembros del grupo o colectivo contemplado.
No es, por tanto, difícil de advertir la importancia de la publicidad en  la creación  y en la permanencia de estereotipos. Porque la imagen proyectada permite visibilizar de forma gráfica y fácilmente identificable ese pensamiento colectivo con el que un grupo contempla a otro.
La construcción de la igualdad real de hombres y mujeres en nuestra sociedad tropieza, frecuentemente, con un buen número de estereotipos sexistas (por ejemplo: las mujeres tienen más habilidades para el cuidado de la familia; los hombres son fuertes y las mujeres débiles; a los hombres no les preocupa su aspecto físico, mientras que las mujeres se obsesionan con el suyo, etc).
Convenciones que definen y asocian los diferentes roles a la masculinidad y la feminidad, en una sociedad y en un momento determinados.  No tienen que ver, por tanto, con las posibles diferencias sexuales o biológicas de los hombres y  las mujeres, sino que son características construidas y asignadas socialmente, provocando desigualdad y discriminación.
Hace unos días, un grupo de Magistradas del Tribunal Supremo y vocales del Consejo General del Poder Judicial presentaron una queja formal por la elección de un fragmento de la Alegoría de la Justicia de Alcalá  Galiano -que representa la Verdad como una mujer desnuda- como imagen del cartel para la celebración de las jornadas de Puertas Abiertas de nuestro más Alto Tribunal de Justicia.

Queja que, en síntesis, se basaba en que la imagen de una mujer desnuda, -absolutamente alejada de la iconografía que representa a la Justicia, desde hace siglos, en el mundo occidental- no parece la más adecuada para acercar la justicia a la ciudadanía, si se atiende a la actual realidad social.
Para contestarla, el Consejo General del Poder Judicial, organizador de las jornadas, se ha justificado explicando que el cartel elegido fue diseñado por mujeres, dos chicas de 25 y 21 años, y seleccionado por un jurado de composición mayoritariamente femenina.
Una respuesta que parece olvidar que el sólo hecho de ser mujer, y ser joven no son condiciones que descartan, por sí solas, la asunción de prejuicios y estereotipos sexistas que perpetúan las ideas de desigualdad, de dominio del varón, y de la subordinación de la mujer.
Así se desprende de los estudios sobre la percepción de la juventud y la adolescencia española respecto de la igualdad y la prevención de la violencia de género que, desde hace ya algunos años, viene desarrollando la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género (basándose en encuestas realizadas en centros educativos universitarios y no universitarios).

El último publicado, de 2013, aunque evidencia una mejoría respecto de los anteriores, aún ofrece algunas sombras destacables. En relación con este tema, destacaré sólo alguna de las respuestas que me han llamado la atención. Todas ellas referidas a las que ofrece el grupo de las chicas -en los chicos, la proporción es aún más elevada-.
En primer lugar, a la propuesta "está bien que los chicos salgan con muchas chicas, pero no al revés", el 6 % de las chicas encuestadas se mostró "algo de acuerdo", el 1,6 % estuvo "bastante de acuerdo", y el 1,3 % dijo estar "muy de acuerdo".
En segundo, a la de "para tener una buena relación de pareja es deseable que la mujer evite llevar la contraria al hombre", el 4,4 % estuvo "algo de acuerdo", el 1,1 %, "bastante" y el 0,6 %  "muy  de acuerdo".
Y, por citar sólo uno más, cuanto se pregunta a las jóvenes encuestadas qué les parece la afirmación "un buen padre debe hacer saber al resto de su familia quién es el que manda", un 9,5 % dice estar "algo de acuerdo", un 1,7 %, "bastante" y un 0,6 %, "muy de acuerdo".
Datos que demuestran que la mayoría de las jóvenes y adolescentes rechazan las ideas y planteamientos sexistas, Sin embargo, también evidencian la existencia de porcentajes no desdeñables en este segmento de población que sí los justifican y los toleran.

Y que, siendo mucho lo conseguido en esta lenta lucha por conseguir la igualdad, aún quedan algunas resistencias, cuya erradicación, como se dice en el propio estudio mencionado, precisa de la colaboración de todos. Especialmente de los ámbitos desde los que se construye o transforma la cultura.
La imagen de la mujer en la publicidad es, sin duda, uno de esos contextos desde los que puede influirse de modo decisivo en la erradicación de esos patrones socioculturales que generan o favorecen situaciones de desigualdad.
No se trata de censurar, reprochar u olvidarse de nuestro rico patrimonio artístico y cultural, ni en la pintura ni en la literatura, ni en cualquier otra forma de manifestación o creación artística.
Pero no estaría de más que cuando desde las instituciones se busque acercar cualquier función o servicio público al conocimiento de los ciudadanos, -especialmente si afecta a un valor superior como el de la justicia- procure no olvidarse que la igualdad también lo es, y del mismo rango. Porque teniendo esto claro, no parece tan difícil integrar la trasmisión de ambos valores en el mismo mensaje.
Artículo de María Tardón publicado el 17 de junio en El Mundo

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