En uno de los últimos mensajes en su cuenta de Twitter, Taylor Swift muestra una foto donde se ve a su gata Meredith en lo que parece su lugar de descanso preferido, una tinaja con un ventanuco.
El texto de la estrella del pop dice: “Para Meredith la autocuarentena
es una forma de vida. Sé como Meredith”. A día de hoy, Swift sigue
siendo cabeza de cartel de la próxima edición de Mad Cool, que tiene
lugar en Madrid del 8 al 11 de julio. “Nuestro objetivo es que se
celebre en las fechas anunciadas. Somos positivos a pesar de las
circunstancias. La suspensión no entra en nuestros planes”, dice a este
periódico el director de la muestra, Javier Arnaiz.
Mad Cool no es el único que se mantiene. Sónar (del 18 al 20 de junio en Barcelona) se celebra, Arenal Sound (del
28 de julio al 2 de agosto en Castellón) también, Bilbao BBK Live (del 9
al 11 de julio) lo mismo… La intención de Primavera Sound (del 3 al 7
de junio en Barcelona) va en ese sentido, pero introducen un matiz:
“Seguimos trabajando desde casa en la planificación de la edición, pero
también estamos estudiando otras posibilidades para que pueda celebrarse
este año”. La ampliación del estado de alerta sanitaria y sus
consecuencias hacen temblar a los organizadores de los festivales en
España, justo cuando arranca la temporada.
Todos destacan
lo principal: “Garantizar la seguridad y bienestar de nuestro público,
de los artistas y de todas las personas que trabajan en el festival”. A
partir de ahí, la incertidumbre. Confirman que la venta de entradas se
ha frenado desde hace dos semanas y ya miran el calendario en caso de
que haya que posponer. “La mayoría están tranquilos, esperando
acontecimientos. Con confianza en que se puedan llevar a cabo en fecha.
Tampoco es fácil mover todo un cartel entero a otro mes”, explica
Patricia Gabeiras, presidenta de la Asociación de Festivales de Música
(FMA), donde se agrupan la mayoría. El más inmediato de los grandes,
Viña Rock, que iba a celebrarse del 30 de abril al 2 de mayo, se ha
pospuesto a octubre (8 a 11 de octubre), prácticamente con el mismo
cartel “con algún pequeño cambio”. El Mallorca Live Festival, previsto
del 14 al 16 de mayo, corre hasta octubre, del 8 al 10.
Aunque
públicamente siguen manteniendo que no hay suspensión, en privado
algunos ya piensan en la edición de 2021 y dan el año por perdido. “Un
festival grande mueve a unos 100 empleados y se trabaja durante un año.
Si se decide cancelar las pérdidas serían grandes. El roto sería enorme,
incluso para plantearse una redefinición del sector”, afirma Gabeiras.
El responsable de Mad Cool es de la misma opinión: “Si no se consiguen
llevar adelante sería un mazazo importante. Podrían tambalearse
muchísimas empresas del sector musical”.
Está la
posibilidad de que en los próximos meses se flexibilicen las medidas y
se permitan aforos reducidos. Arnaiz es tajante: “Las autoridades
sanitarias tendrían la última palabra, pero personalmente no entendería
que la solución pasase por recortar el aforo al 50% en todos los locales
públicos, medios de transporte, estadios, restaurantes, festivales…
Económicamente no sería viable ni sostenible tener la mitad del aforo”.
Algunos han presentado ERTES y otros aún resisten, aunque no los descartan. La situación fuera es similar. Hace unos días, Rolling Stone titulaba: “Es un caos: el negocio de la música en directo perderá millones”.
Ya se han visto afectados los dos festivales más grandes del mundo,
Coachella, en Estados Unidos (pospuesto a octubre) y Glastonbury, en
Inglaterra (suspendido). En España todas las miradas están puestas ahora
en el más cercano, Sónar.
Los creadores isleños comienzan a suscribirse
de forma masiva en los perfiles de sus compañeros para monetizar los
canales v La iniciativa, bautizada '#tumesiguesyotesigo'
El guitarrista grancanario Yul Ballesteros, uno de los impulsores de la iniciativa, durante uno de sus conciertos.EL DÍA
La crisis del coronavirus ha puesto a prueba, también, a la industria musical canaria.
La fulminante cancelación de conciertos y giras ha dejado al sector muy
tocado y, lo que es peor, es imposible aventurar aún una fecha cierta
para el final del estado de alarma y la suspensión de las medidas
actuales de confinamiento.
Para
empezar a paliar, al menos un poco, las primeras consecuencias
económicas en un sector ya de por sí bastante vulnerable, los músicos de
las Islas han tirado de originalidad y solidaridad. Las redes sociales
han sido esenciales -como en otros tantos aspectos- a la hora de
comunicarse y empezar a trabajar juntos.
Hace
una semana que los artistas de las Islas han decidido empezar a
seguirse unos a otros en sus respectivos canales de Youtube para poder
llegar a monetizarlos e ingresar algo de dinero. La iniciativa
es un "movimiento global" que ha calado rápidamente entre los creadores
canarios. El guitarrista grancanario Yul Ballesteros ha sido uno de los
primeros en impulsar esta idea entre sus compañeros. "Un amigo mío
mexicano que es bajista fue el que se puso en contacto conmigo y me
habló de este movimiento que a mí me pareció una idea genial y hemos
empezado a promocionarla también en las Islas", explicó esta misma
semana.
La idea es sencilla, se
trata de que los músicos se suscriban en los canales de sus compañeros
porque a partir de 1.000 seguidores existe la posibilidad de empezar a
monetizarlo. "En este tipo de canales, todos lo sabemos, se mueve mucho
dinero. El asunto es más complicado en nuestro caso porque además del
número de suscriptores se tienen en cuenta las visualizaciones
conseguidas", aclaró. "Además debes tener los derechos de autor de lo
que cuelgas, claro", matizó.
Contra viento y marea
Pese
a estas dificultades y de que sea complicado obtener ingresos
reseñables, lo cierto es que Ballesteros valora también que este
movimiento les esté dando a los artistas nuevos canales de comunicación,
colaboración y distintas influencias. "Realmente esto no servirá para
paliar las tremendas consecuencias de lo que estamos viviendo pero es
una forma de conocernos más entre todos y en la música saber qué se hace
en el mundo es muy importante", aclaró.
Por
el momento, ya son muchos los artistas canarios que han optado por
sumarse a este movimiento. Entre ellos, y por citar tan solo unos pocos
ejemplos, están los tinerfeños Sergio Cebrián, Josele del Pino, Santi
Bobet, Ruts Barreto y David Minguillón. Sus compañeros de Gran Canaria
han hecho también lo propio. Algunos ejemplos allí son David Quevedo, Germán López, Flor de Canela o José Carlos Cubas.
Por
este motivo, estos días los perfiles de los artistas se han llenado del
mismo mensaje donde piden que se suscriban a su canal y se comprometen a
corresponder a todas las personas que lo hagan con la misma medida.
"Los mil involucrados debemos suscribirnos a los canales de los demás
para que cada uno pueda monetizar su canal", explican.
Asimismo,
también se animan unos a otros a "reproducir los vídeos de los canales
de los demás". Esta iniciativa ha sido bautizada como #tumesiguesyotesigo.
"Hagamos que las redes trabajen para nosotros ahora que estamos pegados
a ellas todo el día. Procuremos subir contenido en estos días para
seguir trabajando, produciendo arte y aportando creaciones artísticas",
se animan unos a otros.
Los
músicos canarios continúan trabajando desde sus hogares durante estos
días de confinamiento obligatorio con la esperanza puesta en que la
situación sanitaria revierta lo antes posible. La mayoría son autónomos y
la paralización de su actividad los aboca a pasar una difícil situación
económica durante los próximos meses.
Por su parte, el Gobierno de Canarias
se ha comprometido esta misma semana a lanzar una línea de ayudas de al
menos un millón de euros para tratar de compensar, en parte, los gastos
y pérdidas derivadas de todas las cancelaciones anunciadas. Los
aplazamientos y la suspensión de actividades se extienden ya hasta el
próximo mes de mayo y si los contagios no se reducen es posible que haya
que cancelar nuevos eventos.
El sello aúna a algunos de los principales
creadores de las Islas, que ofrecen sus trabajos en libre descarga para
ser escuchados en casa y que además pueden ser compartidos
El confinamiento continúa y los
profesionales de diferentes sectores de la cultura no cesan en su
trabajo para que el público pueda disfrutar de sus creaciones desde casa. Uno de los últimos en sumarse
a las iniciativas puestas en marcha desde que comenzó la crisis es el
sello discográfico tinerfeño El Hombre Bala Records, que ha puesto a disposición de todo aquel que lo desee la música de muchos de los artistas con los que ha colaborado durante los últimos años para su descarga libre y gratuita.
Esta
iniciativa estará en marcha durante el tiempo que se prolongue el
actual estado de alarma sanitaria. Los interesados únicamente han de
entrar en el bandcamp de El Hombre Bala Records y descargar los
discos en formato digital. Asimismo, existe la posibilidad de enviarlos
a otras personas.
Todo
aquel que acceda a la página web de este sello podrá consultar
gratuitamente su música. El catálogo completo está disponible para su
libre escucha. El fundador del sello, Julio Delgado, indica que, "tras
la declaración de la alerta y la obligatoriedad a la población de tener
que quedarse en casa, hablamos con los artistas y se decidió que,
además, todos los discos digitales estuvieran en descarga gratuita".
Así, en la actualidad, el sello cuenta con 74 discos en diferentes
formatos. Todos ellos están disponibles en descarga digital. Además,
Delgado añade que "cada uno de ellos ofrece también su opción física en
formato CD o vinilo para los nostálgicos" a través de su venta.
Delgado
añade que, "de este modo, la gente tiene una excusa para pasar un
ratito escuchando música local y, si le gusta o quiere compartirla, se
la puede descargar gratuitamente". El empresario santacrucero
indica además que "dentro del catálogo hay varios discos que son hitos
de la historia de la música pop rock de Canarias y, por lo tanto,
eternas joyas culturales de las Islas, por lo que es una buena
oportunidad para hacerse con ellas. Y, para el que no las conocía, poder
descubrirlas".
Julio Delgado
celebra el buen recibimiento de esta iniciativa: "La gente es
maravillosa y ha agradecido mucho este pequeño detalle". De este modo, muchas personas ya se han acercado
a la página web para pasar un buen rato escuchando música, "que es
precisamente lo que humildemente se pretendía ofrecer". De este modo, el
fundador del sello afirma que "la iniciativa les ha encantado a los
melómanos, que han aprovechado para completar sus colecciones". Además,
recuerda la necesidad de que "dediquemos nuestros pocos recursos
económicos a cuestiones vitales", por lo que destaca la importancia de
que esta iniciativa sea gratuita. "La gente ha agradecido mucho poder
acceder a un catálogo tan colorido musicalmente, poder pasar un ratito
de tu tiempo entretenido con él y, encima, obtener lo que les gusta sin
costo alguno", concluye Delgado, quien recuerda que, tan solo en el
primer día de esta iniciativa, hubo 700 discos descargados, "una cifra
que, para un pequeño sello como el nuestro, es una barbaridad".
Nuevas iniciativas
Tras
el éxito de esta iniciativa, el sello El Hombre Bala Records valora
poner en marcha otro tipo de iniciativas para los días de cuarentena.
"Algunas cosas las tenemos claras y otras aún no. La medida que está más
clara es la de intentar con todas nuestras fuerzas no quebrar. Y todo
ello para que cuando pase toda esta pesadilla podamos seguir ayudando a
artistas a publicar sus discos", afirma el empresario musical, quien
añade que "es necesario seguir insistiendo a los políticos de las Islas
que hay que hacer algo por los músicos y por la aniquilada música en
directo en Canarias, así como por la difunta escena local".
El sello
Este sello se fundó a comienzos de 2011 y su primera referencia se publicó en noviembre de ese año: Botón Elemental,
del grupo canario afincado en Alemania The Moustache. A lo largo de
este tiempo, se han publicado más de 74 referencias entre álbumes, Eps y
sencillos. En la actualidad, El Hombre Bala Records está preparando las
reediciones de un mítico artista canario de hip hop y de un grupo de
rock. Además, continúan trabajando en la música de nueva factura. En
este sentido, se encuentran ayudando al futuro debut de un solista de
pop rock y otro de reggae.
Representación de 'Fortunata y Benito', ofrecida gratis en la Red. En vídeo, el tráiler de la obra. DAVID RUANO (EL PAÍS) (VÍDEO: TEATROS DEL CANAL)
“La cultura nos salva de esta locura”, se lee en las redes sociales
estos días de confinamiento, en reconocimiento al acompañamiento que
artistas e instituciones están procurando a una parte de la población, a
través de las distintas plataformas de contenidos. Para superar la
emergencia sanitaria se reclama “solidaridad” a la industria cultural
que, a pesar de sostenerse en un tejido precario y vulnerable, el año
pasado dio trabajo a 710.200 personas, la cifra más alta registrada,
según el Instituto Nacional de Estadística. Por un lado, los creadores
han respondido ofreciendo su talento y su obra en la Red, a menudo de
forma gratuita o con precios reducidos, para que cualquiera pueda
acceder. Pero, mientras siguen los conciertos en streaming o las muestras virtuales, también emerge un debate: tanta oferta sin retribución, en un sector donde abundan autónomos y empresas minúsculas, arroja la duda de quién salvará a la cultura.
“De igual manera que otros ofertan su solidaridad con lo que
pueden, está fenomenal que nosotros aportemos lo mismo para entretener a
la gente”, asegura Borja Cobeaga, cineasta y presidente de Dama, la
entidad de gestión de los derechos de autor audiovisuales. “Si limitamos
el fenómeno a esta excepcionalidad -y así se está dejando claro-, es un
gesto de apoyo en una situación complicada”, defiende Antonio
Guisasola, presidente de Promusicae, la asociación que reúne a las
principales discográficas. Todos coinciden en que mantener esta oferta
gratuita a largo plazo es insostenible para el sector. Pero, si se
circunscribe a un contexto crítico como el actual, tanto Guisasola como
Carlota Navarrete, directora general de la Coalición de Creadores, creen
que la explosión cultural online puede tener además varios efectos positivos, tal vez duraderos: acercar definitivamente al público a nuevos formatos y modelos de consumo;
reforzar la relación con los creadores y, de paso, generar un efecto
promocional: el que descargue gratis y disfrute un videojuego o un cómic
tal vez sí quiera pagar por comprar otro.
“Sin duda,
esto ha supuesto de manera forzosa una inmersión de muchos hogares en el
ámbito digital. Intentamos que en este espacio se den a conocer los
mejores servicios y los ciudadanos se familiaricen con la enorme oferta
que hay”, afirma Navarrete. “Hemos ganado la batalla a la piratería, el
consumo se ha disparado”, agrega Juan Carlos Tous, CEO de Filmin. En su
portal de cine online, la media de visionados por familia ha pasado de dos filmes por semana a una película diaria.
Pero el entusiasmo creativo no esconde ciertos temores hacia el futuro.
O incluso el presente. “Los próximo dos meses van a ser una debacle
antes del gran despertar”, dice Enrique Redel, director de la editorial
Impedimenta. “Esto es un paréntesis y debemos tener paciencia para
esperar a las librerías. No podemos regalar libros, porque restamos
valor a nuestro producto y a nuestro trabajo. Tampoco podemos rebajar su
precio”, añade Redel. Sí han liberado capítulos de algunas obras, como
de Mircea Cărtărescu.
Planeta ha optado por lo contrario y
ofrece descargas gratuitas -hasta el 31 de marzo- de los clásicos
superventas de la casa, como El código da Vinci, de Dan Brown; El tiempo entre costuras, de
María Dueñas. A la campaña del lanzamiento del libro electrónico la han
llamado #keepreadingencasa y aseguran que el fin es “seguir acompañando
a los lectores y hacerles más llevadera esta situación”. “Era el
momento de anteponer el valor al precio”, explican desde Planeta, donde
prefieren no facilitar los datos de descargas. Su competidor directo,
Penguin Random House, ha liberado dos audiolibros a la semana y bajado
los precios de sus obras electrónicas. “La cultura no es gratis, pero en
esta situación excepcional hay que hacerla más accesible”, comentan
fuentes oficiales del grupo. “Su valor no se va a ver alterado”, añaden.
En
Libranda, la distribuidora líder del libro electrónico, han detectado
un crecimiento de ventas del doble de lo habitual, en la primera semana
de confinamiento. También comentan que han aumentado las descargas
gratuitas, fruto de las campañas de liberación de editoriales como
Errata Naturae o Anagrama. Juan Pablo Villalobos, autor de este último
sello, ha liberado Fiesta en la madriguera, su primera novela. Es
uno de los cinco escritores que han puesto gratis una de sus obras
antiguas. “Es un gesto para llamar la atención de cinco autores que
tienen novedad, pero que no pueden seguir con su promoción. Es una medida puntual y restringida,
no apoyo la idea de crear y compartir gratis”, apunta. Cree que es un
buen momento para leer esos libros de las estanterías que están
pendientes: “No he leído al menos un 30% de mi biblioteca”.
El
editor de Libros del Asteroide, Luis Solano, cree que la industria se
ha “pasado de frenada” al regalar libros. Pide reflexión antes de seguir
improvisando campañas de publicidad que puedan dañar el valor de la industria cultural que más aporta al PIB.
Al
igual que otras actividades, al fin y al cabo, la cultura también es un
negocio. “Nos enorgullece mucho como sector lo que está ocurriendo pero
no escondemos la preocupación de consolidar una serie de hábitos que no
son sostenibles en un mundo no restringido. Va a ser una prueba de
cuánto hemos progresado en ese ámbito”, insiste Navarrete. “Volveremos a
un modelo de rentabilización”, profetiza Guisasola. Aunque tal vez
quede alguna lección de la crisis. “El tiempo ha demostrado que si hay
un catálogo de contenidos legal y amplio no se piratea. El siguiente
paso es que la oferta que hay en los cines pueda ir rápidamente a teles y
plataformas”, defiende Cobeaga.
La solidaridad sí es
responsabilidad de las instituciones culturales, como indica Ana Santos,
directora de la Biblioteca Nacional de España (BNE). “Una institución
tiene la obligación de escuchar a su sociedad y debemos ofrecer nuestro
contenido para acompañarla. Somos un servicio público y tenemos que
aportar valor con generosidad”, mantiene Santos. En esta semana la web
de la BNE ha disparado su tráfico al doble, ahora son 46.000 visitas al
día. La Biblioteca Digital Hispánica ofrece más de 200.000 libros y
música, entre otras opciones. Por ejemplo, toda la obra de Galdós está
lista para ser leída gratis. Hay 990 títulos de autores y autoras en las
mismas condiciones.
Otro día más de cuarentena,
otra jornada más de paranoia y tedio. Esperamos tener ocasión para
hacer balance de la catástrofe; hoy sabemos que, como todos, el negocio
de la música está siendo devastado, con la anulación de conciertos y festivales, el cierre de tiendas y locales, el desplazamiento del interés público hacia cuestiones más vitales.
No
es asunto baladí. Habrá que confirmarlo pero el runrún sugiere que,
estos días, se registra un menor consumo de música en los servicios de streaming.
Donde precisamente esperaban lo contrario, con el aumento del tiempo
libre y el paso de su competidor, la radio musical, al modo automático.
Se
me ocurren varias hipótesis. La teoría del agua potable: el hecho de
que la música (en absoluto toda la música pero aceptemos la hipérbole)
esté disponible a cualquier hora y en todo lugar hace que su consumo
resulte menos urgente. Segundo, la función anestésica: se oye música
camino al trabajo, haciendo ejercicio, en los viajes; sin esas rutinas,
se evapora la melomanía. Tercero, la primacía de la experiencia grande:
aplanado en sus dimensiones sonoras, el pop no puede competir con la
variedad de ganchos que ofrecen las series televisivas, el cine
espectacular, los videojuegos, el porno; encerrados, queremos compensar
nuestra frustración con emociones fuertes.
También es
cierto que, reducida a poco más de un nombre, un título y una imagen
tamaño sello de Correos, la música creativa va perdiendo la capacidad de
cimentar comunidades. El pop actual solo parece despertar pasiones
masivas cuando se suma el elemento competitivo, a lo Operación Triunfo
o Eurovisión. Sin olvidar esos productos asiáticos que son el resultado
de exitosos experimentos de ingeniería social y marketing avanzado,
como el K-pop o el J-Pop; si quieren paladear esas
“exquisiteces”, busquen los videos de BTS o AKB48, aunque allí se oculta
bien su aterradora intrahistoria.
Con todo, la situación podría ser peor. Me he despertado cada mañana temiendo encontrarme con la declaración de algún bocachancla
de esos que arreglan el mundo entre su segundo y su tercer álbum. Y no:
por lo general, las estrellas han enmudecido y eso se agradece. Se
contentan con modestos conciertos desde casa o incluso (bendito Pancho
Varona) ofreciendo clases de guitarra.
Al menos, a día de hoy, por aquí no se han cometido aberraciones como ese Imagine
concebido por la actriz Gal Gadot para lucimiento de ella y sus amigos
famosos, cada uno buscando dar sentido a un verso del calcificado
“himno” de John Lennon.
Como primera lección del
desastre, debemos destacar la autosuficiencia. Es la aspiración de Jack
White, antes de The White Stripes. Su cuartel general en Nashville
incluye una fábrica de discos, una tienda y —ahora descubrimos— un
modesto plató que ha abierto a sus amigos, para que puedan ofrecer conciertos de verdad, nada de desenchufados improvisados.
En esta época de posmodernismo y posverdad, de fakenews, donde
proliferan gurús, coachs y expertos en múltiples disciplinas desde un
plano pseudocientífico, la sociología se hace más
necesaria que nunca. La sociología como deporte de combate, como
autodefensa. Como espíritu crítico frente al espíritu liberal de la
mentira.
Estamos viviendo -y malviviendo- una trágica página de la Historia de la Humanidad.
El coronavirus –y sus consecuencias-, han llegado para instalarse. La
OMS declaró el brote de COVID-19 como pandemia mundial el 11 de marzo de
2020, después de que el primer caso se detectara en China el 31 de
diciembre de 2019. ¿Quién lo hubiera imaginado tras ver lo acontecido en
el país donde se inició? Pues la imaginación sociológica entrenada sin
los propios sesgos que nos hacen ser, a la vez, el sujeto que estudia y
es estudiado.
Beck ya aventuró los riesgos inherentes a esta sociedad desarrollada, globalizada e interconectada, en su estudio sobre la Sociedad del riesgo
(1986). En este análisis, el autor, se centra en la ciencia, el
progreso, la individualización, las crisis medioambientales y el
peligro. El riesgo de la contingencia. El desarrollo científico va en
contra de nuestro propio desarrollo. Estamos abocados a ser los verdugos
de nuestra propia existencia. Teorema de Thomas y profecía
autocumplida. La paradoja de convertir motu propio el riesgo como
nuestra cotidianidad. ¿Llegará la modernidad reflexiva a tiempo para
salvarnos o seguiremos vagando en esta modernidad líquida?
Somos seres ubicuos. Virtual y presencialmente. Podemos estar en un
punto geográfico concreto, y un par de horas más tarde, encontrarnos a
mil kilómetros de distancia, esta actual capacidad masiva de traslado
tiene una contrapartida: facilita que una epidemia local se convierta en pandemia mundial.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con la sociología?
Bien, un sociólogo no puede describir el comportamiento biológico de
un virus: cómo muta, cómo se propaga, cómo se extingue. No tenemos
remedios, ni recomendaciones sanitarias.
Pero sí podemos hacer un análisis comprensivo, en sentido weberiano, de cómo se comportan los agentes que lo portan y lo transportan. Éste es el principio social de las epidemias y las pandemias: su capacidad masiva de alcance.
La conducta y la acción social de los individuos es lo que da
significado y caracteriza que, un microorganismo que habita en un ser
humano en un momento determinado de un lugar determinado, acabe
habitando en cientos de miles de personas alrededor del mundo.
Comprender la globalidad de estos fenómenos se escaparía a los
límites de la aproximación que pretender ser este ensayo, requeriría de
un estudio profundo, interseccional y multidisciplinar. Por eso, en el
transcurso de éste, se abordará de manera superficial el papel que juega
el análisis sociológico en el estudio de las pandemias y los distintos
factores que pueden intervenir en su expansión.
Cifras y datos actualizados a 23/03/2020
A día de hoy, los datos en España en referencia al COVID-19, según fuentes oficiales del Ministerio de Sanidad,
son los siguientes: 33.089 casos confirmados, 4.517 casos nuevos desde
ayer, 2.182 fallecidos por esta causa y 3.355 personas curadas.
El primer caso en nuestro país se detectó en La Gomera
el 31 de enero. Actualmente, las CC.AA más afectadas en números
relativos según tasa, son: Madrid, La Rioja, Navarra y País Vasco, con
entre 101,7 y 210,2 casos por 100.000 hab. El porcentaje de mortalidad
de los casos con datos notificados, según grupos de edad, es el
siguiente:
Tabla 1. Distribución según grupos de edad
Grupos de edad (años)
Nº confirmados
Nº fallecidos
% fallecidos sobre el total
% letalidad intragrupo respecto a casos confirmados
0 – 9
129
0
0
0
10 – 19
221
1
0,12
0,45
20 – 29
1.285
4
0,5
0,31
30 – 39
2.208
3
0,37
0,14
40 – 49
2.219
9
1,12
0,31
50 – 59
3.129
20
2,48
0,64
60 – 69
2.916
63
7,83
2,16
70 – 79
3.132
164
20,37
5,24
<80 em="">80>
3.020
541
67,2
17,91
TOTAL
18.959
805
100 %
Fuente: Ministerio de Sanidad (2020)
A nivel global, existen confirmados 294.110 casos.
En Europa, según la última actualización de los datos, se han alcanzado
los 162.836 casos. Los países con mayor número de fallecidos son:
Italia: 5.476 de 59.138 casos confirmados. Tasa de mortalidad: 9,3%
España: 2.182 de 33.089 casos confirmados. Tasa de mortalidad: 6,6%.
Francia: 674 de 16.018 casos confirmados. Tasa de mortalidad: 4,2%.
Alemania: 55 de 18.610 casos confirmados. Tasa de mortalidad: 0,3%.
En China hubo 81.304 casos positivos y 3.259 personas fallecidas. En total, una tasa de mortalidad del 4%.
Estos datos deben interpretarse de forma cautelar debido a dos razones: primero, porque es imposible medir la magnitud real de personas contagiadas, dado que según las publicaciones recientes, un alto porcentaje de la población es y será asintomática; segundo, porque que no todos los países se encuentran en el mismo punto de la curva,
es decir, en la misma fase del progreso de la expansión vírica. Según
la Ley de Farr -denominada así por el epidemiólogo que aplicó este
modelo -, las epidemias siguen un patrón de distribución normal basada
en la campana de Gauss, lo que determinará su situación actual y futura
dependiendo de la fase en la que se encuentre:
Como sabemos, este es un modelo estadístico que puede alterarse si se
modifican los patrones sociales, es decir, si somos conscientes de la
situación e instauramos medidas que alteren nuestras conductas antes del
ascenso de la curva, podremos llegar a suavizarla. Por lo tanto, ¿por
qué tiene cabida la sociología en este análisis?
Porque es la disciplina que estudia el comportamiento social, y entre
otras medidas sanitarias, de control y paliativas, son las conductas
sociales las que explican cómo se comporta el progreso de la pandemia.
Las pautas culturales es uno de los principales factores que condiciona
las diferencias entre la magnitud de alcance del COVID-19 en los
diferentes países.
Factores no culturales en la pandemia del Coronavirus
Es evidente, que existen factores de peso que no son puramente
culturales -aunque puedan depender de ello-, que han influido en la
magnitud de este fenómeno y en las diferencias de los efectos causados
en distintos países. No se puede hablar de un factor determinante, sino
del sumatorio de múltiples:
La calidad del sistema sanitario y el acceso público a éste: Cantidad, en términos relativos y proporcionales a la población total, de recursos disponibles:
Equipo humano: personal sanitario en cada área de intervención.
Equipo material: nº de test realizados, nº de camas, nº de respiradores, nº de mascarillas, etc.
Factores políticos: rapidez y medidas adoptadas
en la gestión de la pandemia: diferentes medidas de control y de
restricción, parálisis de la actividad empresarial, flujos y movimientos
poblaciones, gestión de medios de transporte públicos y privados,
inversión económica pública, mecanismos de control de signos clínicos a
población laboralmente activa y potencialmente portadora, etc.
Demografía:
Principalmente, la distribución de la estructura de edad poblacional,
que detallaremos más adelante, pero también los datos geopoblacionales
en sí: la población total del país y cómo se distribuye geográficamente
en núcleos. La gestión de un problema de estas características es
diferente según la densidad poblacional de los países y según la
magnitud de sus flujos turísticos.
¿Cuál es la estructura poblacional en España?
Según los últimos datos definitivos del INE a 1 de julio de 2019,
España tiene una población residente de 47.100.396 de personas. En la
siguiente gráfica, se muestran los datos desagregados por grupos de
edad:
Gráfica 1. Población residente en España a 1 de julio de 2019.
Si bien es cierto que, la pirámide poblacional de España es muy
diferente a la de China -tenemos una población con una tasa mayor de
envejecimiento-, no es muy dispar a la del resto de países europeos: una
población envejecida similar y una población infantil levemente más
baja -exceptuando Italia-, según lo consultado en diferentes fuentes
demográficas. Por lo que, en sí, no parece ser un problema de cómo se
distribuye la población, sino de cómo se comporta socialmente esta
población y quiénes son los grupos de edad más afectados:
Según los datos publicados sobre las características demográficas de las personas contagiadas en China:
Sólo afectó en un 4% a las personas de edad superior a 80 años.
Se concentró de una forma más o menos proporcional entre personas de 30 a 69 años.
El 18,2% son personas mayores de 80 años.
Se concentra de forma casi uniforme en los grupos de edad mayores a 50 años.
En el caso de Corea,
el cual no hemos mencionado anteriormente, sigue un patrón aislado,
dado que ha afectado de forma muy baja a la población más envejecida, en
cambio, el 27,3% de los afectados son jóvenes de entre 20 – 29 años.
Lo que podemos extraer en común es que: el mayor porcentaje de mortalidad se acumula en personas de más de 50 años,
acentuándose en población >70, por lo que, a mayor porcentaje de
contagios en población envejecida, mayor es la tasa de mortalidad. De
igual forma, se observa que en términos relativos, la mortalidad dentro
de la población envejecida sigue siendo más elevada en Italia y España
que en el resto de países –lo cual podría ser explicado por los recursos
sanitarios disponibles-.
Qué nos explica la sociología
Si demográficamente existe una relación significativa entre población
envejecida y mortalidad, lo que más explica, a grandes rasgos, la alta
mortalidad en los países mediterráneos, es el elevado porcentaje de
población mayor contagiada. Entonces, ¿qué explica los diferentes
patrones de contagio por grupos de edad en los países observados? ¿Qué
hace que en España e Italia la población envejecida haya sido contagiada
de una forma muy superior a países como China y Corea? La cultura.
Podríamos hablar de temas clásicos de macrosociología como son las
diferencias de clase, la estratificación social, la división sexual del
trabajo y múltiples factores más que, sin duda, moldean esta pandemia.
Pero en este caso, abogo por un análisis de perspectiva
microsociológica.
Conductas y actitudes sociológicas
¿Qué tienen en común culturalmente España e Italia? Son países
mediterráneos con ciertas similitudes sociales, países donde el contacto
intrapersonal es mucho más recurrente que en el resto. Países con una vinculación familiar basada en redes sociales con lazos fuertes –véase el familismo amoral de Bandfield-, donde
conviven familias extensas, donde la emancipación juvenil se retrasa
hasta edades avanzadas y donde pueden convivir en un mismo hogar tres
generaciones diferentes –hijos, padres, abuelos-. Las personas valoran y
priman vivir cerca de sus familiares, existe cierta
dependencia bidireccional, son más comunitarios y menos individualistas.
Desarrollan un infinidad de rituales sociales para la cohesión y la
interconexión social. ¿Qué diferencia existe entre saludar con dos besos
o dar la mano? El carácter cultural de la sociedad. Los países
mediterráneos, por su tradición histórica –facilitada por su
climatología- los hace factibles a desarrollar una cultura de ocio, de
hacer vida cotidiana fuera del hogar, de invertir una gran cantidad de
tiempo en las relaciones sociales físicas, de afectividad. ¿Diríamos lo
mismo de China, Alemania o Noruega?
El crecimiento exponencial del virus en nuestro país –entre otros factores- se debe a la gran cantidad de interacciones sociales
que se producen diariamente, vivimos en una sociedad red donde
fluctuamos por diferentes flujos: familiares, sociales, laborales y de
ocio. El mayor número de contagio en la población envejecida es fruto de
su menor aislamiento -en términos genéricos-, se han visto expuesto a
un mayor contacto con familiares contagiados y/o portadores.
Por último, todas estas casuísticas culturales, han propiciado que la
vida social y laboral haya sido más difícil de paralizar en nuestro
país, facilitando el avance del COVID-19, que en países como China, cuyo
modelo social y político, siempre ha sido más conservador, disciplinado
y autoritario con un fuerte control gubernamental.
Que Jackie Robinson fue el primer jugador de béisbol negro que
jugó en las Grandes Ligas; que en abril del 47 se enfundó el uniforme
con el número 42 de los Brooklyn Dodgers y que desató tanto entusiasmo
como reacciones hostiles. Que el Neron Hotel es uno de los ejemplos más elegantes y atractivos
de la arquitectura Art Déco de Miami Beach, y que está ubicado en el
distrito Art Déco, donde se concentra la mayor representación de este
estilo de arquitectura en EEUU. Que la construcción del Ferrocarril Transiberiano en la década de 1890
alentó la migración de los rusos más allá de los Urales, a la conocida
como Rusia asiática: Siberia, la estepa, el Turquestán y el Lejano
Oriente. Que en los 30 años transcurridos entre 1863 y 1893 el periódico
satírico 'El Mosquito' retrató con acierto y humor el nacimiento del
Estado moderno argentino, básicamente a través de caricaturas
implacables con la clase política local.
Son ejemplos escogidos al azar de entre los casi 20.000 artículos que conforman la Biblioteca Digital Mundial,
la iniciativa puesta en marcha en el 2009 por la Unesco y la Biblioteca
del Congreso de EEUU que, de momento, es seguramente lo más cercano a
la Biblioteca de Babel que imaginó Borges: la de todos los libros
posibles. No llega a tanto, naturalmente, pero subyace detrás de la
iniciativa un anhelo de abarcamiento que las hace parientes. La clave se
encuentra en su segundo apellido: Mundial. La Biblioteca Digital es un
esfuerzo mancomunado de bibliotecas nacionales y grandes fundaciones
para poner en común y al alcance de todos, académicos y público en
general, algunas de sus mejores joyas. Cosas como 'La historia de Genji', la novela que Murasaki Shikibu escribió en el siglo XI
y que algunos consideran como la primera novela escrita; o como el
Codex Gigas, el Códice del Diablo, el monumental manuscrito medieval que
el monje German El Recluso escribió en el siglo XIII. Un lugar de
conocimiento digital de los que parecen hechos para aprovechar los
encierros obligados.
Satisfacción de la curiosidad
"Naciones Unidas pone sus tesoros globales on-line",
explicó la BBC cuando el lanzamiento de la iniciativa. Y sí, es un baúl
de los tesoros, es abrir la tapa y encontrarse por ejemplo el Talmud
babilónico, y debajo del Talmud un plano iconográfico de la Ciudad de
México del siglo XVIII, y debajo del plano, una vista panorámica de
Sevilla de 1619, propiedad en su día del conde Magnus Gabriel de la
Gardie, y debajo de Sevilla las magníficas impresiones fotocromas de La
Madeleine, el Louvre, los Inválidos o Trocadero, 'Vistas de la
arquitectura, monumentos y otros sitios de Francia' que formaron parte
del catálogo de 1905 de la Detroit Publishing Company. ¿No es este confinamiento epidémico la oportunidad de mirar ese tipo de cosas que jamás se miran?
Quien lo habría dicho: se puede salir del encierro, cuando sea que
tenga lugar tal cosa, y hablar con propiedad de Gottfried Wilhelm
Bitzer, que como todo el mundo sabe es uno de los pioneros de la
cinematografía moderna. Y habiendo visto alguna de sus obras.
Películas, fotografías, mapas, manuscritos, libros raros, pósteres, grabaciones, pinturas antiguas€
La Biblioteca Mundial es un vasto compendio de conocimiento humano
ordenado por temas y zonas geográficas que intenta satisfacer un impulso
se supone que primitivo: la curiosidad. Lo dijo el 13º bibliotecario
del Congreso de EEUU, John H. Billington, padre del proyecto, cuando
nació en el 2009 con algo menos de 1.200 contenidos. Ahora roza los
20.000. "No hay límites. Todo el mundo es bienvenido", dijo, animando a
las bibliotecas de todo el mundo a sumarse, y subrayando el carácter
intercultural de la iniciativa. Ahora que la cuarentena impone bajar el
ritmo y mirar a donde la velocidad demoníaca de los tiempos modernos
impedía mirar, puede ser el cuarto de hora de este tipo de proyectos. Un poco de Netflix y un poco de Biblioteca Mundial. Con suerte dura más que ese cuarto de hora.
El 93,4% de las empresas del
sector tiene menos de cinco empleados. Uno de cada tres trabajadores es
autónomo y las pérdidas en las librerías y cines son millonarias
Sufren todos, y la cultura también. El coronavirus no
entiende de países, ni de sectores. Cierra casas y tiendas, castiga a
trabajadores y empresarios, en Alemania como en Portugal. Cada uno
resiste como puede, pero los más frágiles acumulan los mayores miedos.
Y, en España, la emergencia ha confirmado que las artes tienen poderío
creativo de sobra, pero músculo económico débil. Por un lado, se han
volcado con un sinfín de iniciativas online, a menudo gratuitas, para
aliviar la reclusión. Por otro, los números del sector pintan un cuadro
preocupante: una enorme llanura poblada de autónomos y empresas
minúsculas. Solo el 69,9% es asalariado, frente al 84% general, y el
93,4% de las compañías oscila entre cero y cinco empleados, en datos oficiales.
De ahí que se hayan disparado las peticiones de ayuda al ministerio de Cultura,
al igual, eso sí, que en toda Europa. En Francia o Italia, ya se han
aprobado fondos específicos. En otros casos, como España, de momento la
cultura se refugia bajo el paraguas genérico que cada Gobierno está
abriendo. En los últimos días, el ministro español, José Manuel Rodríguez Uribes, ha telefoneado a
consejeros autonómicos y gestores culturales. Les ha explicado cómo
beneficiarse de los 200.000 millones de euros movilizados por el
Ejecutivo. Y, a la vez, les ha pedido propuestas. Mirar al resto de
Europa puede aportar ideas. Y soluciones.
FRANCIA
El ministerio de Cultura francés ha anunciado ayudas “de urgencia” por 22 millones de euros: 10 irán al sector musical, para los “profesionales más fragilizados”.
Y el Centro Nacional de la Música suspenderá en marzo la recaudación de
su impuesto en taquilla. El sector de espectáculos en vivo no
musicales, especialmente el teatro privado, contará con 5 millones “con
una atención particular al mantenimiento del empleo”. La misma dotación
tendrá el fondo para las “dificultades inmediatas de editores, autores y
libreros”. Además, el Centro Nacional del Libro abonará las
subvenciones de eventos anulados, al igual que en el sector audiovisual.
El fondo para las galerías y centros de arte es de dos millones.
En
el cine y el audiovisual, se ha suspendido en marzo el vencimiento de
pago de la tasa que los exhibidores pagan al Centro Nacional de Cine
sobre las entradas. Este organismo se ha comprometido a abonar, “de
forma anticipada”, los apoyos previstos a las salas de arte y ensayo y a
la distribución. Y el Gobierno facilitará también las condiciones de
cálculo y cobro del paro de los trabajadores intermitentes mientras dure
el confinamiento. “Lo que está en juego es el futuro mismo de nuestro modelo cultural”, ha dicho el ministro, Franck Riester.
ITALIA
Italia ha dedicado a la cultura y el turismo una pequeña partida de los 25.000 millones de euros que ha movilizado frente a la pandemia.
El Gobierno invertirá 130 millones en la creación un fondo de
emergencias para los espectáculos en directo, el cine y el audiovisual,
con el objetivo de favorecer su reactivación, a través de iniciativas
aún por definir. Además, los empleados y empresarios de la cultura
podrán beneficiarse de moratorias en el pago de impuestos y cotizaciones
a la seguridad social. El Ejecutivo también se hará cargo del reembolso, a través de vales, de las entradas ya adquiridas para espectáculos, cines, teatros o museos.
La
Asociación de Libreros Italianos calcula pérdidas de 47 millones para
el sector solo este mes: ha reclamado que las librerías abran como los
supermercados, por considerar los libros bienes de primera necesidad. Un
apoyo a su argumento llega desde el otro lado de Europa: en Bélgica, la
primera ministra, Sophie Wilmès, incluyó las librerías entre las pocas
tiendas esenciales, autorizadas a seguir con su actividad.
Los
libreros italianos también demandan que se les permita repartir a
domicilio, como los restaurantes. Muchos ya lo estaban haciendo, antes
incluso de la orden de cierre, para evitar las aglomeraciones en las
tiendas. Desde que entraron en vigor las restricciones solo se consiente
el servicio a domicilio a través de mensajeros regulados, algo inviable
para las pequeñas librerías por su coste extra: denuncian que solo
beneficia a las grandes plataformas de distribución online.
ALEMANIA
La
ministra de Cultura de Alemania, Monika Grütters, prometió hace una
semana una sólida ayuda financiera, a medida que cierran las salas y
disminuye el número de asistentes. “Las pequeñas instituciones y los
artistas independientes podrían enfrentarse a una angustia
considerable”, dijo. Aseguró que ha pedido al Gobierno que invite a
representantes culturales para hablar sobre sus necesidades. La
canciller, Angela Merkel, ha dicho que el Gobierno planea ofrecer ayuda a través del Kreditanstalt für Wiederaufbau, un banco de desarrollo de propiedad estatal.
Olaf
Zimmermann, director de la Deutscher Kulturrat, la asociación que
representa a las industrias culturales, ha pedido un fondo de emergencia
para los artistas independientes y ayuda financiera para las
instituciones y empresas obligadas a cancelar sus actuaciones.
El
ministerio aún no ha dado a conocer detalles pero informó de que se ha
comprometido a poner a disposición de la cultura y los medios de
comunicación fondos adicionales, además del presupuesto existente. El
miércoles, representantes del Consejo Cultural Alemán, la organización
que agrupa a las asociaciones culturales federales, se reunió con
Grütters y con los ministros de Trabajo (Hubertus Heil) y Economía
(Peter Altmaier). Los tres confirmaron que se creará un paquete de ayuda
especial para los autónomos y las pequeñas empresas, aunque aún no se ha concretado.
Unos
600.000 autónomos trabajan en las industrias culturales: entre ellos
hay unos 340.000 llamados miniempleados, con un volumen de negocios
inferior a 17.500 euros al año.
PORTUGAL
Con
museos cerrados, conciertos cancelados y festivales suspendidos, la
cultura se enfrenta a la pandemia económica. El primer paquete de ayudas
anunciado por el Gobierno no ha tenido en cuenta al sector, plagado de
trabajadores autónomos, temporales y freelances, aunque sí a los espectáculos y animadores en la industria hotelera. Los trabajadores que tengan que quedarse en casa para cuidar a hijos menores de
12 años recibirán el 66% de su salario (33% a cargo de la empresa y 33%
a cargo de la seguridad social), la misma cantidad que recibirán los
autónomos. El aislamiento profiláctico de 14 días tendrá asegurado el
pago del 100% del salario. El problema es la precariedad y temporalidad del sector cultural. Mientras, han sido suspendidos o aplazados festivales como el Tremor, MetalFest, Vivarium o Cumplicidades.
En
el páramo cultural que es hoy el país, el gremio musical ha reaccionado
con un festival en Instagram, hasta el día 22. Son 77 artistas y
grupos, cada uno con 30 minutos, de cinco de la tarde a once de la
noche. “Fueron las entidades culturales las que se pusieron al frente de
la trinchera y las que comienzan a recibir las balas”, declara Daniel
Pires, organizador del Vivarium. En GoFundMe hay abierto un fondo de
apoyo a los artistas lisboetas. Su objetivo es recaudar 50.000 euros:
suma 1.750 en cinco días.
REINO UNIDO
La industria cultural ha recibido con sentimientos enfrentados las medidas propuestas por el Gobierno de Boris Johnson. Los
teatros y cines reclaman a las autoridades que aclaren si el “consejo”
de cerrar sus puertas pasará pronto a ser una “orden”, porque esa
ambigüedad ata las manos de aquellos que dispongan de algún seguro. El
anuncio de subvenciones públicas de urgencia de unos 27.000 euros
por negocio ayudará a muchas instituciones culturales y espacios
creativos, así como la supresión, durante un año, del llamado business rate (Impuesto sobre Bienes Inmuebles Comerciales).
Sin
embargo, aproximadamente un tercio de los trabajadores del sector se
compone de autónomos, y no se han diseñado medidas específicas para su
situación. “Nuestra industria creativa es una de las historias de éxito
del Reino Unido. Es fundamental que sea capaz de sobrevivir”, ha dicho
Caroline Norbury, presidenta de la Federación de Industrias Creativas.
Ha calculado un descenso general del 50% de los ingresos de sus socios, y
en algunos casos, subraya, el hundimiento total ha sido inmediato.
PAÍSES BAJOS
Con
un 60% de autónomos, y pérdidas de entre 60 y 100 millones de euros
semanales por las cancelaciones, según el ministerio de Cultura, el
sector espera con ansia las ayudas prometidas por el Gobierno de centro
derecha. El cierre ya afecta a cines y teatros, igual que bares y
restaurantes. La ministra de Cultura, Ingrid van Engelshoven, ha
advertido ya de que no podrá compensarlo todo. "Sin embargo, las
instituciones con fondos públicos mantendrán de momento los subsidios
que recibían, a pesar de que se hayan anulado las actuaciones ", ha
dicho. Asimismo, ha asegurado que no tiene que “pelear” en defensa de
las artes en el seno del Ejecutivo, ya que "comprende la importancia y
el impacto del sector cultural”.
No se ha ultimado aún el
tipo o la cuantía de las medidas a adoptar, pero Cultura, que está en
negociaciones con municipios, provincias y entidades privadas, incluirá a
los autónomos. “Son los que notan de manera más aguda las
cancelaciones, mientras siguen pagando el alquiler y haciendo la
compra”, ha reconocido Van Engelshoven. Cada caso se analizará a fondo
para ver si encaja en el grupo general de trabajadores por cuenta propia
contemplado por el Gobierno a escala nacional, o bien precisa de apoyos
especiales.
Con información de Silvia Ayuso, Isabel Ferrer, Lorena Pacho, Rafa de Miguel, Enrique Müller, Javier Martín del Barrio y Tommaso Koch.
Concierto de Txarango en el Canet Rock del 2018. /
FERRAN SENDRA
La crisis del coronavirus implicará pérdidas de hasta 764 millones de euros para el sector de la música en vivo en toda España, según un informe de la Federación de la Música de España. (Esmúsica). El cálculo asume que la crisis se alargará hasta septiembre, o
al menos sus consecuencias, y que golpeará al sector en sus meses
álgidos de festivales y conciertos. El estudio considera que la demanda no se recuperará del todo hasta mediados del 2021, que la recuperación de la industria de la música en vivo no comenzará hasta finales del 2022 -y eso en función de las ayudas del Gobierno-, y que no se consolidará hasta el 2023.
El informe subraya que la crisis ya está afectando a la música en vivo y que lo seguirá haciendo durante los cruciales meses de primavera y verano. Según los datos de la federación, la facturación de la música en vivo de gestión profesional entre marzo y septiembre del 2020 ascendería a 471 millones de euros, teniendo
en cuenta tanto los ingresos en taquilla (65% del total) como los
derivados de patrocinios, ayudas públicas y hostelería (35%). Eso, sumado a la facturación de la música en vivo gestionada por entidades públicas, que
ascendió a 293 millones en el 2019, daría un total de 764 millones. En
un comunicado, Esmúsica señaló que la crisis del coronavirus afectará a
todas las empresas y personas que trabajan en el sector de la música en
vivo, un sector que representa 300.000 puestos de trabajo directos e indirectos al año.
La pandemia del coronavirus aboca al sector editorial a un cambio de modelo
Con librerías cerradas,
novedades pospuestas o canceladas y ferias y presentaciones aplazadas,
el mundo del libro busca redefinir una oferta sobredimensionada y salir
adelante con el menor daño
El estado de alerta en el que está sumida España por el coronavirus se ha trasladado al sector editorial con un efecto de distinta intensidad según el actor afectado.
Librerías cerradas que no saben cuanto podrán aguantar, distribuidoras
sin pedidos, miles de autónomos sin trabajo y editoriales obligadas a
suspender lanzamientos y presentaciones y aplazar cualquier novedad como
mínimo hasta mayo son los ingredientes de un panorama oscuro. Los
cambios del día de Sant Jordi en Barcelona (se mantiene la convocatoria
del 23 de abril, pero sin firmas y sin la gran fiesta callejera, que
queda trasladada a una fecha por determinar), se sumaron ayer al
aplazamiento de la Feria del Libro de Madrid hasta octubre,
lo que reduce sustancialmente los ingresos de todo el sector en un
momento clave del año. La tormenta puede servir, sin embargo, para
redefinir una oferta sobredimensionada, buscar otras formas de promoción y fomentar el comercio electrónico.
La
crisis ha estallado en uno de los momentos más delicados cuando, por
ejemplo, Penguin Random House (PRH) lanza el 20% de las novedades de
todo el año. En Planeta, que publica en sus distintos sellos una media
de 200 títulos al mes, aseguran que ya recibieron “hace algo más de una
semana” las anulaciones de pedidos. El servicio de novedades también se
ha congelado en PRH, “al menos hasta mayo”, si bien en los almacenes de
la filial española de la multinacional la actividad prosigue, reponiendo
títulos ya en el mercado, que se sirven a supermercados o a las
librerías que mantienen venta online.
Los matices se encuentran en cómo dar salida a los títulos de una
programación que suele cerrarse con al menos un año o hasta 15 meses de
adelanto. PRH no descarta que se intenten recolocar títulos en un efecto
dominó, que podría convertir julio, “si lo pactamos con las librerías”,
en un mes con novedades, lo que no es nada habitual. Y tampoco rechazan
incrementar ligeramente las de octubre, en especial pensando en la
Feria del Libro de Madrid. En Planeta, sin embargo, creen que “va a ser
un mes y medio perdido, por lo que es evidente que se va a recortar
notablemente la programación del año”. Una operación que viene forzada
por una cuestión material: “En los almacenes tenemos ahora los libros de
marzo y de abril y eso es a lo que hay que dar salida; nos tendremos
que saltar mayo porque no podemos cometer el error de doblar las
novedades que les llegan a los libreros”, y que el sector calcula por
encima de los 150 títulos nuevos a la semana. “Hemos de dar una
oportunidad a esos libros”, reflexionan desde Planeta, que se plantean
posponer los títulos de autores extranjeros a 2021 y priorizar los de
los españoles.
Fuera de los dos grandes grupos, la situación es similar. En Anagrama
aseguran que van decidiendo semana a semana, en coordinación con los
distribuidores, y que están realizando un esfuerzo “para hacer algo
racional, que no genere más saturación y que la situación no sea una
sentencia de muerte rápida para autores y libros. Hay cosas que pueden
esperar. Hay que ser un poco más templados y dar su tiempo a los
libros”, resume la editora Silvia Sesé. ¿Servirá para acabar con la
burbuja de títulos? Así lo cree, por ejemplo, Diego Moreno, de la
editorial Nórdica, que no ve, sin embargo, nada bueno en ello. “Eso
pasará, posiblemente, pero no lo veo como algo positivo. Desparecerán
libros más literarios, de más calidad, y se fortalecerán bestsellers, libros de grandes grupos que, no siempre pero sí a veces, tienen un riesgo mejor y una calidad menor”.
Si la situación actual de cierre de tiendas y la paralización de la
distribución física dura más de un mes y medio, editoriales y librerías
pequeñas e independientes lo van a pasar muy mal. Todas las editoriales
contactadas por este periódico piden ayudas, bien con inyección de
capital público vía adquisición de libros para bibliotecas, bien
flexibilizando toda la cadena las situaciones de devolución y pagos y
subrayan algo: no seguir lanzando novedades estos días también va en esa
línea de protección del canal clásico de librerías puesto que
repartirlas ahora solo beneficiaría a grandes jugadores, Amazon
incluido.
La distribución es el eslabón de esta frágil y compleja
cadena que se encuentra en contacto con todas las partes. Verónica
García, de Machado Grupo de Distribución, explica que siguen recibiendo
pedidos de Amazon, Casa del Libro, FNAC y determinadas librerías que
anunciaron siguen vendiendo por teléfono o Internet. Ayer martes, a
primera hora de la tarde, solo habían tramitado 10 albaranes. Mantienen
una actividad muy baja, las novedades se han frenado en seco y la
reposición es muy lenta. El comercio electrónico parece el gran
beneficiado de esta crisis de contornos difusos. Fernando Jiménez
director de libros de FNAC España, advierte de que aún no disponen de
mucha información, puesto que no ha transcurrido ni una semana desde la
declaración del estado de alarma. "Por el momento no estamos notando
mayor demanda de las novedades, quizás porque afortunadamente el mercado
del libro no se basa tanto en megalanzamientos como en un amplísimo
surtido de fondo. El cierre de las librerías físicas ha resultado en un
“crecimiento importante en la venta de libros por Internet”, comenta,
pero no hay un género que esté funcionando mejor que el resto.
En
cualquier caso, las fuentes consultadas coinciden en que “el sector no
va a salir igual”. La venta por el canal electrónico de libros físicos,
que ahora oscila entre el 15 y el 18% del total, se intensificará. “El
coronavirus nos ha pillado bien en eso: es una revolución pendiente del
sector. La importancia de ese canal es cada vez mayor: las librerías
deberán acelerar creando plataformas conjuntas; así no se podrá seguir:
los tiempos lo requieren”, aseguran desde Planeta.
Con la
Feria de Londres y la reunión de la Asociación Internacional de
Editores suspendidas, el sector mira ya para próximas contrataciones a
Fráncfort, en octubre, como la Feria del Libro de Madrid. Entonces
empezará a vislumbrar en qué ha quedado el mundo editorial.