lunes, 14 de febrero de 2011

La explicación sociológica: una introducción a la Sociología. Resumen capítulo 2 Parte I

La asignatura Introducción a la Sociología I y II tiene como bibliografía básica el libro de La explicación sociológica: una introducción a la Sociología de José Félix Tezanos Tortajada, para Grado de Sociología y Ciencia Política.
Estos son mis resúmenes de cada capítulo de este libro, agradecería que si creen que pueden ser mejorados o están mal resueltos, me lo hagan saber.

Capítulo 2. Hombre y Sociedad

Ni el hombre, ni la sociedad humana pueden ser comprendidos ni explicados independientemente. En este sentido es en el que se puede decirse que lo social forma parte de nuestra realidad más íntima e inmediata. El hombre no se puede entender sin la sociedad.

1. La naturaleza de lo social

El hombre es un ser social, siempre ha vivido en sociedad como un hecho natural, casi sin reparar en ello. Biológicamente no es posible un hombre fuera de la sociedad, ya que todo hombre, antes de su nacimiento, está condicionado por diversas costumbres y modos de organización social. Y una vez nacemos, es decisiva la importancia que el aprendizaje de costumbres, de modos de comportarse, de relacionarse y de comunicarse, tiene para todo ser humano, desde los primeros meses de nuestra vida. Todo ello forma un conjunto de pautas y patrones de conducta social, sin los cuales los seres humanos podrían verse reducidos a una condición diferente a la que entendemos como humana.
Durante las primeras etapas de desarrollo de la Sociología apenas se prestó atención a clarificar suficientemente la cuestión social. Los “padres fundadores” de la Sociología no aclararon y definieron la realidad de lo social. En esa etapa la Sociología no dejó nada claro sobre qué es lo social, qué es la sociedad, poner en claro los fenómenos en el hecho social.
Fue tardío y revolucionario también el descubrimiento sociológico de las realidad de los grupos primarios, los grupos pequeños donde se produce el mayor componente de interacciones sociales, donde a partir de los cuales se estructura básicamente la propia realidad social. Los hombres no formamos una horda indiferenciada de individuos, sino que estamos entrelazados en una compleja red de grupos primarios perfectamente identificables.
Lo social constituye la verdadera sustancia medular de estudio de la Sociología. “El misterio que afrontan los sociólogos es la naturaleza de lo social”[1], “los problemas de la Sociología son los que se refieren a la naturaleza del vínculo social” [2].
La indagación de lo social se puede abordar de diversos modos: descripción y análisis de los componentes estructurales y formales de la sociedad, o a través de la investigación sobre la lógica de los cambios y las transformaciones de estas estructuras. Por tanto, los dos grandes campos de la Sociología: el de la estática social (estructura social) y el de la dinámica social, o el cambio social.

2. El papel de lo social en el desarrollo humano

El hombre no es el único ser social existente, aclarando que la vida humana es vida social, es donde se refleja el verdadero papel de lo social para el ser humano. Las formas sociales constituyen “uno de los grandes pasos de la evolución, paso que algunas especies han dado y otras no (…)” [3].
La evolución dibuja una línea de creciente complejización de los sistemas, con un paso de lo simple a lo complejo, de lo único a lo plural. La tendencia a la agregación es general y es inherente a la propia lógica de la vida. Los seres vivos se agrupan básicamente para encontrar respuestas y soluciones a problemas con los que no es posible enfrentarse eficazmente de manera individual y aislada.

Edward Wilson
En el proceso de evolución ha sido relevante la capacidad de adaptación. Algunas especies han logrado esta adaptación precisamente por su sociabilidad, y la nuestra además, ha podido desarrollarse y orientar su propia evolución, a partir de su condición social, un elemento decisivo en su propia conformación como especie. “(…) la sociabilidad es uno de los artificios de adaptación biológica que se han decantado a través del largo itinerario de la evolución de las especies (…)[4].
Los sociobiólogos se decantarán en sus análisis por el papel desempeñado por la herencia genética en la dinámica de lo social, como verdadero motor de la sociabilidad.
·      En el parentesco, se verá la explicación del fenómeno del altruismo. “El parentesco juega un papel importante en la estructura del grupo, es la fuerza generadora de la sociedad” [5].
·      Hamilton utilizó el concepto de coeficiente de parentesco, como la fracción de genes mantenida por descendencia común para referirse a la aptitud inclusiva[6] que responde a los comportamientos altruistas.

Por tanto, cuanto mayor es el coeficiente de parentesco en un grupo, mayor es el componente de solidaridad colectiva y mayor es la disposición al altruismo. Son perspectivas analíticas que pueden conducir a una interpretación puramente biológica del fenómeno social. Cuestionadas éstas por un buen número de biólogos, etólogos y sociólogos actuales.
La forma más frecuente y consistente de influencia cultural en este proceso biológico lo constituyen en cualquier sociedad la selección de pareja, la determinación de quién puede emparejar con quién. Tiene por tanto una variable cultural y expresada en términos de pautas culturales de conducta: preferencias, prohibiciones y similares. La cultura deberá ser vista “como un factor de la evolución biológica del hombre, no pudiendo entenderse su papel causal sin tomar en consideración los principios genéticos”. [7]. La cultura –se dirá- ha influido de manera decisiva en la evolución, en las formas de comportamiento humano y en los rasgos físicos del hombre.
En resumen, el misterio del vínculo social, hunde sus raíces en la propia lógica de lo viviente, en la tendencia a la agregación general de las especies. Todo ello nos lleva a considerar como decisivas las interrelaciones entre el hecho biológico y el hecho social.


[1] Theodore Abel
[2] Robert A. Nisbet
[3] Kingsley Davis
[4] Perinat
[5] E. Wilson
[6] Suma de las propias aptitudes, más la suma de las aptitudes compartidas genéticamente.
[7] Schwartz y Ewald

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