Capítulo 12.- Los antagonismos sociales y el progreso histórico
La historia de Occidente es principalmente la historia del intento de realización práctica del ideario humanista y democracia. Existe una línea histórica de evolución latente que ha venido haciendo evolucionar las sociedades en un proyecto humanista desde el diálogo libertad-igualdad. La superación de las desigualdades básicas de condición –esclavitud vs. libertad- y de poder –dominaciones despóticas y autoritarias vs. autorresponsabilidad y participación política- hizo desarrollar la noción de dignidad personal y de igualdad de los hombres ante la ley, el impulso de la democracia política parlamentaria, permitiendo evolucionar hacia la democracia social.
La historia de la humanidad nunca ha tenido como ahora una conciencia ética global, por la inmediatez con la que puede alcanzar las informaciones que recibimos en nuestras casas. Una conciencia ética que actúa como una fuerza práctica capaz de impulsar los obstáculos necesarios frente a las violencias, opresiones y las grandes fragmentaciones sociales.
1. El sentido del progreso histórico
La expansión de la educación hasta extremos que nunca antes se habían conocido, la difusión de los niveles de bienestar social y de progreso económico, las nuevas posibilidades de desarrollo económico y científico impulsadas por la revolución tecnológica, promueven el desarrollo de ideales de solidaridad y de difusión de la democracia.
Se han malogrado las condiciones objetivas que permitieron establecer nuevos desafíos históricos de progreso y de expansión social. Pero en contradicción no se está desarrollando un estímulo innovador de las ideas políticas. Unos grupos políticos influyentes enraizados en los debates pretéritos. Un clima de retroceso ideológico que se han desarrollado en algunos ámbitos intelectuales y políticos en el ocaso del siglo XX.
Donde las sacralizaciones <<ideológicas>> impulsan el fetichismo y el encapsulamiento del mundo, que va a contracorriente a las posibilidades del progreso social. De esta manera es posible comprender el proceso de crisis del marxismo acontecido en las postrimerías del siglo XX, como consecuencia del propio deterioro causado por el curso del tiempo y de <<duros contrastes con los hechos>>.
Thomas Kuhn |
Los teóricos de las revoluciones científicas como Thomas Kuhn, trabajan desde la superación del modelo, y fue el resultado de la propia conciencia interna de las auto-insuficiencias frente al nuevo curso del devenir mundial.
Una crisis de paradigma que ha dejado una vacío político, que resulta una indefensión e indefinición teórica del pensamiento progresista de cara al futuro. Un vacío sustituido por un nuevo <<pensamiento único>> por la exaltación de una regresión histórica establecida, el neo-liberalismo. Donde el capitalismo democrático es presentado como el modelo social más <<razonable>>; el modelo –se dirá- que ha eludido <<grandes aberraciones>>, que ha <<garantizado>> mayor grado de libertad y estabilidad política y que ha permitido el mayor nivel de prosperidad colectiva nunca antes conocido.
Lester Thurow |
Las teorías de fin de las historia como la de Fukuyama, la ha fundamentado desde la crisis de los países comunistas como la victoria rotunda del <<liberalismo>>, ungido como el <<orden político y económico perfecto>>. Una realidad la de el fin de la historia, que debe de ser considerada como una hipótesis no sustentada en un mínimo esfuerzo de refutación. En el lado opuesto nos encontramos con estudios menos dogmáticos como el de Lester Thurow, donde se apunta a un mundo cada vez más superpoblado, con agudas desigualdades y conflictos internacionales donde existen más de mil millones de parados y subempleados, una realidad más parecida a un escenario caótico que a un orden social perfecto. Thurow es claro en afirmar que el principal riesgo futuro es el estancamiento del capitalismo, subrayando la emergencia de nuevos desafíos asociados a los resultados de las revolución tecnológica y a las diferencias y crisis de las ideologías.
El éxito económico futuro obedecerá a la capacidad para realizar importantes inversiones sociales de largo alcance, fundamentalmente en educación, en conocimiento y en infraestructuras. Unos factores causísticos de cambios profundos, que según Thurow se definen como: las consecuencias del comunismo, los cambios tecnológicos, el crecimiento demográfico, la economía global, y el reparto de poder en el ámbito económico, político o militar.
Se dibuja un futuro con algunos desafíos a resolver como: generar un orden social estable y equilibrio social, solventar las demandas colectivas, no oprimir el sentido humano de la existencia, fomentar un sistema de vida digno y actividades laborales o sociales retribuidas, asegurar un crecimiento económico solidario con el medioambiente, favorecer una producción y distribución eficiente de bienes, recursos y servicios, facilitar el bienestar y/o aminorar la pobreza y la exclusión social, fomentar la participación y la integración ciudadana.
Resumen epígrafe de La sociedad dividida de José Félix Tezanos
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