miércoles, 22 de agosto de 2012

Psicología Social (Sociología/Antropología) Resúmenes Parte 8


En la asignatura de Psicología Social (Sociología/Antropología) del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED, algun@s compañer@s realizamos un trabajo coral; resúmenes del libro Introducción a la Psicología Social de Gaviria Stewart, Elena et alia, bibliografía básica de esta asignatura. Quiero agradecer el esfuerzo, compromiso y dedicación desplegado por tod@s. Derechos reservados, sus autores.

Tema 1 (Capítulo 1) ¿Qué es la Psicología Social?  Jon Zubia Hurtado// Tema 2 (Capítulo 5) Actitudes – Mª Carmen Rego Martínez // Tema 3 (Capítulo 6) Influencia, persuasión y cambio de actitudes José Bargallo Rofes // Tema 4 (Capítulo 8) Conducta de ayuda Jesús Ángel González Dela Osa // Tema 5 (Capítulo 9) Contribuciones de la Psicología Social al estudio de la agresión  Mónica Platero Angulo // Tema 6 (Capítulo 10) Estereotipos – Víctor Riesgo Gómez // Tema 7 (Capítulo 11) El estudio psicosocial del prejuicio  Julio Monteagudo Diz // Tema 8 (Capítulo 13) Procesos grupales y relacionales intergrupales  Tomás Javier Prieto González // Tema 9 (Capítulo 14) Aplicaciones de la Psicología Social  Jesús Ángel González Dela Osa

INFLUENCIA ENTRE ACTITUDES Y CONDUCTAS

Se exponen las principales teorías sobre la relación entre actitudes y conductas:

I) Modelos teóricos que indican el modo en que las actitudes influyen en la conducta:

  • Modelo MODE: explica cómo influyen las actitudes previas hacia un objeto en el procesamiento de la información relacionada con ese objeto;
  • Teoría de la acción razonada y sus ampliaciones posteriores: se centra en la influencia de la actitud hacia un comportamiento específico.

II) Influencia de la conducta en las actitudes:

  • Teoría de la disonancia cognitiva: explica el cambio de actitud que sigue a determinadas conductas, es decir, cómo la conducta puede cambiar las actitudes.

I) Influencia de las actitudes en la conducta.-

Icek Ajzen
Existe la creencia generalizada de que las actitudes guían el comportamiento; si fuera cierto, cualquier cambio en las actitudes modificaría el comportamiento. Esta relación ha sido cuestionada aunque el concepto de actitud parece que está estrechamente ligado a la conducta, ya que se considera una variable mediadora entre la información que maneja la persona sobre el objeto de actitud y las respuestas evaluativos que éste provoca
(información  → ACTITUD → respuesta evacuativa)

Ajzen y Fishbein (1977) sintetizan bajo qué condiciones las actitudes fallan al pronosticar la conducta, concluyendo que hay dos tipos de explicaciones:

  • Actitudes y conductas no se correlacionan positivamente porque ambas se miden en diferente nivel de generalidad; se miden actitudes generales (Ej. actitudes hacia el medio ambiente) mientras se toman medidas de comportamientos específicos (Ej. reciclar papel)
  • La conducta puede estar condicionada por una serie de factores situacionales, internos o externos a la persona, que forman parte de un sistema complejo que, en conjunto, influye en el comportamiento, además de la influencia que puede ejercer la actitud. Proponen que se mida la intención de conducta, en vez de la conducta real, al analizar los vínculos entre actitudes y conducta.

La conclusión sobre la relación entre actitudes y conducta es que cuando se tienen en cuenta una serie de condiciones que garanticen la correspondencia entre la medida de la actitud y de la conducta, las actitudes sí predicen la conducta.

El modelo MODE (Motivation and Opportunity as Determininants of attitude to behaviour process) (Motivación  y Oportunidad como Determinante de las actitudes hacia procesos de conducta)

Esta teoría postula que las actitudes pueden guiar el comportamiento hacia un objeto mediante dos tipos de procesamiento cognitivo (Fazio, 1990):

  1. un procesamiento espontáneo, basado en la activación automática de una actitud relevante.
  2. un procesamiento elaborado, en el que se analiza detalladamente la información disponible.
  3. El procesamiento espontáneo requiere que la actitud existente hacia un objeto se recupere de la memoria en presencia de ese objeto. Una vez que la actitud (positiva o negativa) se activa, sirve como señal para procesar la información siguiente sobre ese objeto. La persona no es consciente de esa activación automática. Esa actitud previa sirve como filtro para la interpretación de la información que se recibe del objeto en esa situación concreta, influyendo en los juicios o comportamientos. Cuánto más accesible sea la actitud, mayor va a ser la influencia que ejerza sobre percepciones posteriores y sobre las conductas basadas en esas percepciones. Una de esas características del procesamiento espontáneo es que se produce con actitudes muy accesibles para la memoria ya que este tipo de actitudes son las que tienen un potencial de activación más acusado. La accesibilidad actitudinal es mayor dependiendo de la frecuencia de activación de la actitud y de lo recientemente que se haya utilizado.
  4. El procesamiento elaborado, en vez de guiarse por actitudes preexistentes, analiza cuidadosamente los atributos que caracterizan al objeto y tiene en cuenta los aspectos positivos y negativos de esas características. A través de esta forma de pensamiento se llega a una evaluación, es decir, a una actitud elaborada para ese momento. La teoría de la acción razonada y la teoría de la acción planificada ejemplifican este tipo de procesamiento.

Martin Fishbein
Los principales determinantes del procesamiento deliberado son la motivación y la oportunidad, entendiéndose la oportunidad como la posibilidad de llevar a cabo el esfuerzo de analizar todos los atributos del objeto, lo que supone disponer de tiempo, recursos y capacidad cognitiva (Motivación y Oportunidad como Determinantes de las actitudes hacia procesos de conducta, “MODE”)
Si la motivación y la oportunidad son bajas, las actitudes previas guían la conducta en mayor medida que la información presente en la situación.

La teoría de la acción razonada (Fishbeir y Ajzan, 1975)

Fue diseñada para explicar y predecir el comportamiento humano en contextos específicos, y es aplicable a conductas deliberadas.

El elemento central de la teoría es la intención que tiene la persona de realizar la conducta. Desde este modelo se asume que la mayoría de los comportamientos están bajo el control del propio sujeto, y que por tanto el principal determinante de la conducta va a ser que la persona tenga intención, o no, de realizar ese comportamiento. Esa motivación consciente de actuar, la intención, se considera el principal factor psicológico que hay que predecir, ya que la ejecución de la conducta concreta no siempre está bajo el control de la persona y puede que no consiga realizarla a pesar de su intención.
En la formulación de la teoría de la acción razonada, se postula que la intención de conducta está determinada por dos factores independientes:

  • uno personal (la actitud hacia la conducta)
  • uno que refleja la influencia del contexto social sobre el individuo (la norma subjetiva)

·                La actitud hacia la conducta:

Se refiere al grado en que la persona evalúa favorablemente o no realizar esa conducta concreta. Esa actitud depende de las creencias relevantes sobre la conducta en cuestión y sobre las consecuencias de realizarla. Cada una de esas consecuencias asociadas a la conducta puede ser valorada positiva o negativamente.

Se trata de un modelo de “expectativa-valor”, ya que tiene en cuenta

  • distintas creencias o expectativas relacionadas con la conducta, y
  • la valoración que cada persona hace de las consecuencias de realizarla

Esta valoración subjetiva de los resultados incide directamente en la actitud, ya que se multiplica por la fuerza de las creencias: 

A =       cj * vj
A: actitud hacia la conducta
c: creencia sobre las consecuencias de realizar la conducta
v: valoración de esas consecuencias

Según este modelo se puede calcular matemáticamente la actitud hacia la conducta pidiendo a las personas que se posicionen numéricamente en relación con la fuerza con la que sostienen las creencias sobre las consecuencias de esa conducta y con la valoración de esas consecuencias.

·                La  norma social subjetiva:

Es el otro determinante de la intención de realizar la conducta. Depende de dos factores:

  • de las creencias sobre lo que piensan determinados individuos (personas importantes para el sujeto, sus referentes) respecto a si la persona debe realizar o no la conducta, y
  • de la motivación de la persona para acatar esa opinión.

Se llama norma subjetiva porque es la percepción que el individuo tiene de la opinión de los otros; no tiene por qué ser la opinión real. Este es un ejemplo de cómo influye la presencia imaginada de los demás.

Estos dos factores también se combinan de forma multiplicativa para determinar la magnitud de la norma subjetiva (NS). Cada creencia normativa (cn) sobre un referente se multiplica por la motivación de la persona para complacer al referente en cuestión, obteniéndose mediante la suma de los productos de los n referentes el valor de la norma subjetiva

 NS =     cni * mi
Ej.: si una persona percibe que su padre tiene mucho interés en que elija una carrera (evaluada como 7) y esa persona tiene una alta motivación para complacer a su padre (evaluada en 8), en relación con ese referente,   
cn * m = 56

La teoría de la acción planificada.-

Elaborada por los mismos autores que la teoría de la acción razonada, la teoría de la acción planificada añadió un nuevo factor al modelo propuesto inicialmente, el control percibido, que se refiere a la percepción que la persona tiene de lo fácil o difícil que le resultará realizar el comportamiento.

Este componente contribuye a explicar la conducta de dos formas:

  • indirectamente, a través de la influencia que tiene sobre la intención de conducta, ya que si parece muy difícil llevar a cabo un comportamiento, ni siquiera se intentará, y
  • directamente, ya que afecta a la posibilidad real de ejecutar la conducta.







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